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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

Ejercicio de escritura: mensaje en la botella

Como esta semana en la sección de palabrería hablábamos de la palabra “náufrago” he querido aprovecharlo para hacer un ejercicio más o menos relacionado con el tema. Se trata de un disparador creativo titulado “el mensaje en la botella”. Al final del post encontrarás la ficha descargable del ejercicio.

El ejercicio es sencillo: sólo tienes que imaginar que un personaje acaba de perder a un ser querido en un naufragio y decide enviarle un mensaje dentro de una botella para luego arrojarlo al mar y esperar que le llegue. Ahora, escribe ese mensaje como si tú fueses el personaje.

Un consejo para hacer este ejercicio: no te lances a lo loco a la escritura. Antes puedes responder a una serie de preguntas como: ¿Qué relación une a nuestro personaje con el náufrago? ¿Cuándo fue la última vez que se vieron?¿El personaje sabe lo que ocurrió en el naufragio? Y otras cuestiones que se te ocurran.

También puede ser útil plantearse una pequeña lista de aspectos de los que quieras hablar (o quieras que el personaje hable) en el mensaje antes de redactarlo. Esta lista te servirá como hoja de ruta y, además, al hacerla previamente puedes darle un orden a los temas de los que vayas a hablar y te ayudará a conseguir una estructura más sólida.

Recuerda: acabas de perder a alguien en un naufragio. Le escribes un mensaje en una botella.

Si quieres compartir el relatos que escribas a partir de este ejercicio, hemos abierto un grupo en Goodreads donde, entre otras cosas, hay un espacio para ello. Así podremos leerlos y comentarlos entre todos: ejercicios de escritura en el grupo de Literautas en Goodreads.

Descargas:

Descarga el ejercicio | Ficha ejercicio 005

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23 comentarios

  1. Querido Joan.

    Estoy muy preocupada desde que me enteré que te habías perdido en el naugrafio. Te mando ésta nota desesperada, necesito saber que estás bien. Que sigues con vida.
    Tal vez es absurdo que haga ésto, pero tengo la esperanza de que te encuentres bien, y de que te llegue ésta nota. Ya reportamos tu pérdida y la de tus compañeros a las autoridades correspondientes y los están buscando. Por su parte, hagan todo lo posible por volver, para darnos señales y sea más fácil su localización. Querido Joan. Te necesito. Lucha por tu vida. No pierdas la esperanza.Nuestro pequeño Lucas necesita de su padre. Y yo te necesito a ti. Te dije que no quería que fueras. Yo lo presentía… Cuídate. Estaré rezando por ti y tus compañeros.

    Tuya Elizabeth.

    Escrito el 14 octubre 2012 a las 07:41
    • 2. Literautas dice:

      Hola, ¡gracias por compartir tu texto!

      Si lo prefieres, también puedes enviármelo por correo a través de la ficha del ejercicio, y así puedo publicarlo con el resto de textos que me envían, de manera que otros lectores del blog podrán darte su opinión. 🙂

      Un saludo

      Escrito el 16 octubre 2012 a las 11:27
  2. 3. carolina dice:

    Querido Sebastian:
    Te mando esta carta con la fe de que la recibas y la leas. Acabo de enterarme de que no estas en los sobrevivientes. Y no he sabido que hacer. Mi amor te extraño mucho, quiero que vuelvas. Que estes bien, conmigo. Te estan buscando y te van a localizar. Ten fe. Cuidate mucho. Estare rezando por ti hasta que vuelvas.

    Tu amor.
    Carolina

    Escrito el 5 abril 2013 a las 00:30
  3. 4. Daniela Gamba dice:

    Querido mio:

    espero que estés bien, cada noche al mirar las estrellas pienso en ti imagino que estas trabajando duro para poder mantenerme ya que, dijiste que lo que ganas aquí no era suficiente y querías una vida mejor para mi y nuestros futuros hijos.

    Cuando decidiste emprender ese viaje en barco hasta el otro lado del mar , te apoye pero ahora pasados ya tres meses me preocupa tu suerte; pues se muy bien que el mar es traicionero y aunque tu seas un navegante experimentado no dejo de hacerlo

    Quedo a la espera de noticias tuyas

    Dios te guarde

    Tuya Siempre

    Virginia

    Escrito el 21 noviembre 2013 a las 22:06
  4. 5. MauroC dice:

    Hola! Primero que nada quiero agradadecer a quienes hacen este blog, y felicitarlos ya que es un trabajo maravilloso, y nos sirve de mucho para que, aquellos como yo que somos pésimos escribiendo pero que tenemos el ideal de logarlo, practiquemos y comencemos a trazar palabras en un papel que de lo contrario seguirá en blanco. Es verdaderamente un gran blog, y estoy deseoso de probar algunos de estos ejercicios, empezando por este… por ahora, simplemente ese agredecimiento. Espero pronto poder subir algun texto, ya que me emocionan mucho las posibilidades que dan estos temas.

    Escrito el 24 febrero 2014 a las 03:52
  5. 6. Rosa Murcia dice:

    Me parecen estupendos estos ejercicios. Si no hay inconveniente, me gustaría utilizarlos con mis alumnos y alumnas.

    Escrito el 28 marzo 2014 a las 13:30
  6. 7. lucia dice:

    una hoja en blanco, una lapicera negra, lluvia corriendo por la ventana y un viento estrepitoso sonando afuera. cuidadosamente comence a escribir
    “siempre fuiste una persona de mar, el pez al que ate mi cola, casi tan libre como yo misma tus alas se agitaban torpemente en un inutil intento de volar. capaz que ese dia en ese barco lograste remontar vuelo, finalmente te pudiste liberar. si fue asi, mi corazon se llena de orgullo y mis ojos de lagrimas, un gesto completamente egoista lo se. no se si abriste las alas o agitaste la cola pero entiendo por que lo hiciste en el mar, ningun otro lugar tendria mas sentido que el agua, simbolo de cambio, de movimiento, de vida misma (que ironico que pueda causar muertes ¿no te parece?). en fin, se que no tiene sentido, una carta en una botella, sin destinatario, sin rumbo, solo la corriente que la abraza y se la lleva, es simplemente un gesto para mi misma, ¿para quien si no?
    fuiste mi amigo, alma hermana, conociste a anemona, a leia y a diana, todas mis verciones precentes, estuviste ahi cuando me empece a buscar y tambien estuviste presente cuando me empece a encontrar. tus ojos verder brillaban de orgullo, te contagie la sed de mas y me alegra mucho haberlo hecho, se nos escaparon algunos besos y te debo muchos mas, los tengo guardados en el dichoso cajon. los tengo para tus otras verciones, para cuando nos volvamos a encontrar, tal vez en esa ocacion si seamos el uno para el otro y podamos compartir algo mas que una amistad, algo mas que un intento de no amar, porque al fin y al cabo nosotros regamos aquel arbol con amor. esta carta, escrita en papel, en tinta negra, adentro de una botella que nunca vas a abrir, que nosotros vaciamos juntos aquella noche que nos emborrachamos, es un simple intento de olvidarte de nuevo, de dejar de pensar en vos, de olvidarme de esos besos que dejaban marcas en mi cuello y liberarme de todo el karma de nuestra relacion. soy alborotada, libre, distraida, ansiosa, callada, inutil, muchas veces tonta, pero ahora y siempre te amo.”
    cerre la botella y la tire al mar que se la trago sin demora, no podia imaginar una mejor forma de despedirte, perdoname por darte tanto, por quedarme sin nada, por haberme ido sin avisar. aunque se que no va a pasar, siempre voy a esperar ir a la playa y verte saltando entre las olas, con esa esperanza me conformo.

    Escrito el 24 julio 2014 a las 16:52
  7. 8. Emma Cofer dice:

    UN MENSAJE EN LA BOTELLA
    Hoy se cumple un mes desde que vi a mi amado por última vez. Agitaba feliz su pañuelo desde la cubierta del pintoresco barco. El barco que sin saberlo entonces, le alejaba de mi vida para siempre. Un mes esperado su regreso, mirando ansiosa al horizonte esperando verle llegar. Preguntando por él a los marineros y viajeros, que llegan al desgastado muelle en otros navíos con mejor suerte.
    Nadie pudo presagiar, que aquella hermosa y viajera nave jamás volvería a tocar puerto alguno. Una noche las bravas aguas del océano, confabuladas y cansadas de verlo navegar, se alzaron en gigantescas olas embravecidas y como grandes redes ciñeron su casco, arrastrándolo irremediablemente hacia las profundidades marinas. Y desde entonces, aquel barco y todo su contenido atrapado en él, duermen a la espera de ser encontrados y rescatados.
    Necesito encontrar a mi amado, pero nadie me da noticias de él. He escrito cientos de cartas, pero nadie sabe de su paradero. Hoy envío un mensaje en esta botella que lanzaré a este océano que me rodea, el mismo que hace un mes lo alejó de mí. Si, ya sé que es materialmente imposible que en vuestra inmensidad, esta pequeña botella llegue a su poder. Pero no va dirigida a mi amor, sino a vosotros, numerosos habitantes de las saladas aguas del mar que cruzáis mares y océanos. Os pido que corráis la voz de que él anda perdido en vuestras aguas. Que difundáis mi mensaje, que os hagáis eco de él y que llegue a todos los rincones, de mar a océano, de océano a mar, de punta a punta, de costa a costa. Que los delfines lo canten, que las ballenas lo pregonen en sus peregrinajes.
    ¿Cómo lo reconoceremos? Os preguntaréis. Él es alto, de complexión fuerte, cabello negro como la pez, como una noche sin luna en el infinito océano. En sus mejillas, se forman grandes hoyuelos cuando sonríe. Su risa es fácil y franca y su mirada, la de un niño. Responde al nombre de Mario, pero si queréis que él sepa que le buscáis a él, en vuestra llamada gritad: ¡Mario El Marino!, pues así es conocido por sus muchos amigos. Su amor por el mar le ha llevado a realizar cientos de viajes, surcando vuestras agitadas y embravecidas aguas.
    Seguro que lo conocéis, es aquel que saludaba desde cubierta, cuando los delfines acudían a darle la bienvenida, y le obsequiaban con su grácil coreografía. Es aquel que amaba al mar más que a su propia vida. Es aquel que cantaba canciones de marineros en la cubierta, mientras su barco navegaba surcando vuestras aguas. ¡Si, si… Seguro que lo conocéis! ¡Seguro que habéis oído hablar de él!
    En su pecho tatuados tres nombres lleva: María, Andrés y Nora. Decidle si lo veis que le esperamos, que le echamos de menos y que cada día, acudo al puerto donde le vi llegar por primera vez y de donde lo vi partir por última vez. Vuelvo día tras día, porque no pierdo la esperanza que quien lo tenga retenido, al fin le deje libre.
    Si es que Poseidón, envidioso de su belleza le retiene en las mazmorras de un castillo de coral. Os ruego que intercedáis por mí ante el Dios del mar. Decidle que le deje marchar, que le libere de sus cadenas y yo prometo que sabré retenerle en tierra, para que nunca más compita con su hermosura.
    Si es el hechizo de las sirenas lo que le aleja de mis brazos, imploro su libertad; a cambio les ofrezco ofrendas de olorosas flores, con las que adornar sus hermosos cabellos. Decidles que se las ofreceré cada día, durante el resto de mi vida. Hacedles saber de mi amor, de que muero de dolor ante su ausencia, quizás así consigáis ablandar sus corazones.
    Cuando consigáis su libertad, por si se encuentra perdido, conducidle hacia este puerto. Decidle que no se demore en regresar. Que esperamos impacientes su regreso, que sin él no sabemos estar. Porque nos falta su presencia, su alegría, sus consejos, sus caricias, sus besos, sus abrazos. Decidle que le esperamos en tierra, y que en mis brazos encontrará el calor perdido.

    Escrito el 18 agosto 2014 a las 08:43
  8. 9. paula dice:

    Querido hermano:
    Acabo de enterarme del naufragio de tu barco, y por eso he decidido mandarte este mensaje, por que tengo la esperanza de que te llegue y lo leas. Quiero que sepas que pese a esto, volveremos a vernos muy pronto, y volveremos a tener esas cenas familiares que tanto le gustan a mamá.
    Tienes que luchar por volver a casa, por que si quieres algo en la vida tienes que luchar por conseguirlo. Eso es lo que siempre nos hemos dicho el uno al otro, y lo que nos han dicho todas las personas que hemos conocido a lo largo de nuestras vidas. Espero verte pronto. Y recuerda, yo siempre te esperaré.
    Te quiere tu hermana.

    Escrito el 18 enero 2015 a las 23:05
  9. 10. Juan Andréś dice:

    Te escribo esta carta con la fe en que las mareas la hagan llegar hasta ti, allá donde estés. Ya se han cumplido dos semanas desde el día que partiste. Todos intentamos disuadirte para que no lo hicieras, pero tu espíritu insaciable de aventura no dejó que vieras a los peligros que te enfrentabas. Recuerdo como ultimabas los preparativos mientras, entusiasmado, me explicabas cual iba a ser tu ruta a seguir. Siempre soñaste con ello, con navegar en soledad. Me decías que estando solo en medio de océano podías darte cuenta de la fuerza de la naturaleza, y de lo insignificantes que podíamos llegar a ser. “Es toda una lección de humildad”, me dijiste una vez. Así que yo, viéndote tan convencido, me resignaba únicamente a dirigirte una media sonrisa, sin más. Ahora ya no estás, mejor dicho, nadie sabe donde estás. Tu embarcación desapareció sin dejar rastro hace cuatro días. Suponemos que el día de la tormenta. Y después de una intensa búsqueda, la única noticia que hemos recibido es que no hay ni rastro de ti. Aquí todos tenemos la esperanza de que aún estés con vida, de que aunque realmente naufragases, hayas encontrado un pedazo de tierra donde poder subsistir hasta que demos contigo. Si no tuviese tal esperanza no estaría escribiendo esta carta.

    Siempre fuimos fieles amantes del mar. Nos fascinaba sentarnos en los espigones y observar las olas hacerse mil pedazos al romper contra las rocas, la variedad de colores que era capaz de adoptar la superficie marina solo por el reflejo del cielo, turquesas, anaranjados, plateados, grises. Recuerdo nuestras primeras tablas, enormes y pesadas como el plomo, pero que fueron testigo de aquellas primeras olas que pudimos surfear ¿te acuerdas?, siempre fuiste un punto por delante de mí, siendo capaz de ponerte en pie en una de aquellas tablas antes que yo. Vaya, miró atrás y casi puedo vernos, dos chiquillos corriendo desde la orilla mar adentro, henchidos de emoción. La vida aún no había tenido tiempo de hacer mella en nuestra alma. Y que me dices de las noches durmiendo al raso, sobre la arena. Todos juntos, mientras tu o Roberto tocabais la guitarra y hacíamos corro ante una hoguera ¡qué tiempos locos aquellos! Embriagados por el alcohol, las chicas y la salitre del mar ¿recuerdas a María? Estaba perdidamente enamorado de ella y no había sido capaz de acercarme a menos de dos metros de ella. Si no llega a ser por ti y tu audacia, nunca hubiese acabado a solas con ella, sentados a la orilla del mar bajo las estrellas. Gracias, una vez mas.

    Todos aquellos momentos fueron grandes momentos. Por los que uno echa la vista atrás y casi puede pensar que vale la pena vivir. Hasta que un día, sin previo aviso, te das cuenta desde la butaca de tu sofá que algo a cambiado. Aquella sensación de libertad se ha evaporado como se evaporaba el agua de nuestros cuerpos mojados. Aquellos recuerdos, que aparecen en forma de imágenes en la mente, son solo espejismos en el desierto del presente. Como si de un oasis se tratase, dudas de si fue real o no.

    Los dos lo sabíamos, pero no nos atrevíamos a hablarlo abiertamente. Podía percibir en tus ojos la decepción del que espera algo mas, y llega como una maldita revelación, el día en que se da cuenta de que esto es todo. Aquellos niños, afortunadamente ignorantes, que conquistaban hasta el aire de las noches de verano, se perdieron para siempre.

    Así que tú, siempre valiente y decidido, decidiste abandonar el barco para embarcarte en otro, aunque este tuviese un destino oscuro, el que tú querías.

    Desde aquí, en la orilla del mar, o mas bien desde aquel que fue nuestro mar, quiero enviarte esta carta dentro de una botella. Si algún día llega hasta ti, estés dónde estés, contendrá además de mis palabras, todo aquello que vivimos juntos escondido entre sus líneas.

    Nunca te olvidaré, amigo.

    PD: Nacimos, crecimos y moriremos aquí, siendo hijos del mar.

    Escrito el 3 agosto 2017 a las 20:52
  10. 11. Marilú dice:

    Querido Martin de la Peña,
    Tengo diarrea desde que me enteré de que te habías perdido en una isla. La verdad es que lo único que me interesa es tu dinero y, como eres tonto, no te das cuenta. Un amigo le echó un vistazo a mi charco y dijo me parecía a un pájaro. Por lo tanto, te aviso de que no vengas por mi casa o, si no, te reviento esa cara fea que tienes, tonto. Ya te he avisado. Por cierto, me quedo con tu casa y con tu dinero.

    Un tortazo,

    Marilú

    Escrito el 21 marzo 2018 a las 17:58
  11. 12. Mery dice:

    Tu ausencia me ha dejado un enorme vacío, el no saber qué es de ti, dónde estás, si estarás bien, me provoca una inmensurable impaciencia, por ver de nuevo tu sonrisa, aquella sonrisa que aclaraba mis días nublados, sí, tu sonrisa, ni la luz del sol es tan brillante como ella, el brillo de tus ojos opaca a un diamante sin importar que este sea inmenso, la soledad y la tristeza me han consumido poco a poco que ya no sé si existo, te volviste mi complemento, mi todo y ¿ahora? ¿Qué hago? ¿Cómo sigo respirando? ¿Cómo sigo mi vida? dime, por favor responde…
    Pensé que volverías como el mar, sin importar lo lejos que fueras, volverías, pero no fue así, y esa fue tu promesa, juraste no dejarme sola, no desampararme y ahora mírame, estoy tan incompleta, tan vacía, que mi alma se desvanece con cada recuerdo compartido. Los días se han vuelto meses y los meses años, es tan asombroso ver como el tiempo tarda, he llegado a creer que existen más de las 24 horas conocidas, y aun así no llegas…
    Respóndeme, por favor, anhelo saber de ti, saber de nosotros, saber qué hacer con este dolor que me mata poco a poco, te extraño mucho, extraño poder hablar, poder reír, poder vivir.
    Te fuiste tan pronto y tan tarde, no sé si esto lo tenías planeado, pero fue demasiado egoísmo de tu parte, me diste tanto que ahora se convierte en nada, tu partida inexplicable me ha dejado paralizada, siento odio hacia ti por no dar razón de tu repentina desaparición, pero más puede mi amor y mi añoranza por querer saber de ti, saber de la persona que me dio tanto en tan poco tiempo. ¿Por qué te fuiste? ¿Acaso no fue suficiente mi compañía? ¿Hice algo malo? estas y otras más son las preguntas que me agobian, siendo yo una persona tan impaciente, sabes bien que me gusta saber, tener explicaciones de lo que ocurre, pero haz callado, ¡por 5 años! y en todo este tiempo no te he olvidado, pero ¿cómo hacerlo? si fuiste la persona que marcó mi alma, con quien aprendí que olvidar a amar es imposible, por más que duela, amar será la pasión que cada persona conlleva.
    No sé si me recuerdes, no sé si tu memoria aún exista, si tu corazón palpita, si el amor que decías sentir por mi aún vive…
    ¿Cuándo volverás? han pasado tantas cosas que no sé por dónde empezar a relatar, tantas anécdotas, tantas sonrisas vacías, tanto tiempo vivido sin tu presencia.
    Recuerdo la emoción que me causaba verte, aquella que no disminuía sabiendo que te vería día a día, aquella que sé que ahora ha aumentado y está en espera, apresúrate, mis brazos están ansiosos por poder envolver tu cuerpo, mis labios por llenar tu rostro de infinitos te quiero, por poder volver a decir lo importante que eres para mí…
    Aprendí la lección, ya no me castigues más con tu ausencia, vuelve, sé que hice mal en despedirme de esa manera, disculpa por dejar que mi enojo no me haya dejado decirte el último te quiero, aparentemente hubiera sido el último…
    Ahora te has convertido en un náufrago, sin saber cuándo volverás y contigo te llevaste mi ilusión, mis esperanzas…
    Cada día paso por los lugares donde están nuestros recuerdos, por un momento sonrío pero esa sonrisa se desvanece al recordar que solo te puedo ver en ellos, añoro hasta los recuerdos malos, en los que lloraba sin ningún motivo y decía que tenías la culpa y lo único que hacías era abrazarme y darme un tierno beso, esa era tu audaz solución, y aun no comprendo por qué solo bastaba eso para que vuelva la calma en los dos, tal vez estaba tan hundida en tu amor que no podía comprender lo que era un enojo, pero esa vez no bastó un abrazo y un tierno beso y me lamento no haber hecho que funcionara, tal vez ahora estuvieras conmigo, y yo estuviera feliz a tu lado.
    Cuanto te extraño, naufragaste en mareas sin retorno, tal vez esta sea la última vez que tenga esperanzas de encontrarte, regresa pronto, aunque sea responde, por lo menos con un “Estoy bien…” me basta con saber dos palabras de ti…
    Espero que mis palabras lleguen en donde estés, que puedan revivir y devolver tu memoria, que este dolor no solo se hunda en el mar profundo, quiero que la marea así como se llevó mi ilusión, la regrese en una pronta respuesta.
    De mí, te puedo decir que estoy bien, mentirme a mí misma me ha hecho creer que estoy bien, esta ha sido mi audaz solución hasta tu pronta aparición.
    Hasta pronto mi náufrago amor…

    Escrito el 22 mayo 2018 a las 04:28
  12. 13. Angela dice:

    me encanto este ejercicio! gracias literautas. Aquí esta mi escrito por si alguien quiere leer.saludos desde Bogotá, Colombia.

    angelamorenoc.blogspot.com

    Escrito el 16 junio 2018 a las 00:33
  13. 15. otso dice:

    Recuerdo cómo si fuera hoy mismo el último día que estuvimos juntos. Compartimos intimidad y sobretodo sentimientos. Te amé, nos amamos apasionadamente. El tiempo que compartimos aquella tarde era tan intenso, tan vivido que parecía detenerse y a la vez, pasadas las horas, tuve la sensación de haber transcurrido unos instantes.
    Desde ese día te perdí. Nos alejamos de la costa en dos barquitas y aunque durante un tiempo nos veíamos poco a poco nos fuimos separando.
    Hace tiempo que te perdí de vista. Dónde estàs…? Què serà de tu vida..?
    Pienso en ti y leo los cielos y las señales y percibo que estàs viva. Quiero suponer que bien aunque si sientes lo mismo que yo sabràs que te falta algo, cómo me falta a mi.
    Aquella tarde y otras unieron nuestros espíritus y se fundieron en uno.
    Respiro, río, sigo con mi vida y me imagino que tu también haràs lo mismo, con la consciencia sin embargo que nunca seremos felices el uno sin el otro.
    Por eso este mensaje en una botella, por si te llega. Tengo la vaga esperanza que así suceda. Siempre contigo amor mio.

    Escrito el 5 septiembre 2018 a las 17:10
  14. 16. Ofelia Gómez dice:

    Después de mucho tiempo y tal vez un poco tarde se me dio por escribirte una carta. Sí, es cierto que tienes derecho a reprocharme por mi falta de comunicación, pero tú también has descuidado nuestra relación. Reconozco que somos culpables pero ya es tarde. Bien sé que ya no contestarás, así que pondré la hoja en una botella y la lanzaré al mar. No sabes cuánto me alegraría recibir tus noticias.
    Ahora sólo quedarán los recuerdos de aquellas mañanas en que nos despertábamos y felices corríamos a la playa para darnos un remojón. Como aquel día en que una ola nos dejó desnudos y reímos tirados en la arena y luego volvimos abrazados a desayunar en la casa.
    Pero hubo otras veces, demasiadas, en que me despertaba y ya no estabas a mi lado, entonces te buscaba angustiada temiendo que te hubieras ido y te encontraba con tu mirada triste viendo pasar un barco lejano. Bien sabía yo que ansiabas irte muy lejos navegando entre las olas tibias de nuestro mar.
    Me han dicho que no volverás, que tu barco se hundió en el ahora odioso océano. No puede ser cierto y te imagino feliz navegando muy lejos. Cada mañana esperaré tu carta, puedes usar la misma botella, y ten en cuenta que estoy sola en esa casa tan grande y se avecinan tempestades. Necesito que vuelvas….
    Hasta pronto.

    Escrito el 20 septiembre 2018 a las 01:42
  15. 17. Anónimo dice:

    Don Pablo:

    Me está costando entender lo qué pasó; sin embargo aquí estoy escribiendo estas torpes líneas, con la esperanza que las olas las lleven hacia ti.

    Espero que no te marches sin antes saber que estoy tan arrepentido de nunca haber sido lo suficientemente bueno para ti.

    Tengo mucho miedo, hermano mío. Me llena de angustia ver el reloj. Quema por dentro. A maldita hora no te detuve anoche.

    Escrito el 24 enero 2019 a las 06:08
  16. 18. bochi dice:

    Estimado Norberto
    Este mensaje en una botella está dirigido para vos. Es una idea loca pero es lo único que se me ocurre hace luego que te perdieras en el Río de La Plata junto a tus compañeros de trabajo. Ya pasó un mes y las cosas cambiaron. Por ahí ya estaban modificadas de antes de que vos te vayas pero bueno…te paso a contar:
    1- Con Beatriz – tu mujer – decidimos irnos a vivir juntos. Quiero que comprendas; no es una decisión fácil y menos en estos momentos. Debido a tu naufragio, nos acercamos más de la cuenta y pasó lo que tenía que pasar. Yo soy hombre, ella es mujer. Espero que nos entiendas.
    2- Tu lugar en el local de Lotería, lo ocupé yo. La vieja Emilia estaba loca y no podía con todo. Un día hice una suplencia y como le gustó como atendía a la gente, me terminó ofreciendo el puesto. Desde ya, si en algún momento vos volves, el puesto es tuyo. Tomalo como un interinato.
    3- Tema casa. Por la precesión social que sufrimos tuvimos que irnos del barrio. Ahora nos compramos, con la guita que tenías guardada en el colchón, un dúplex en Almagro. Nada del otro mundo. Tu mujer y los chicos están bien; lo único que no pudimos traernos es a las mascotas. Las dejamos en la ruta dos, a dos cuadras de una parrilla. Seguro que van a encontrar algún alma caritativa que les tire un cacho de carne. Después de todo son animales y sabrán como arreglárselas solos.
    Posdata: Espero que estas palabras te ayuden a observar que nada fue pensado en contra tuya. Las cosas son como son. El azar ayudó para que las cosas se sucedieran así. El que avisa no traiciona.
    Patricio. (Tu amigo del alma)

    Escrito el 30 enero 2019 a las 16:04
  17. 19. Martha Cecilia Vargas Torres dice:

    Muchas gracias por facilitar estas herramientas tan útiles y divertidas para enseñar y aprender.

    Escrito el 26 mayo 2020 a las 04:51
  18. 20. Mario Hernandez dice:

    Amadísimo Heinrici:

    Las cosas han cambiado de manera drástica tras tu partida y no para bien. Mi hermana Rosalin falleció hace tres días cuando trataba de escapar del bombardeo de nuestra ciudad. La plaza mayor con sus grandes robles en la periferia, y las pequeñas ardillas traviesas que nos acosaban al pasear, urdiendo planes para ganar nuestro afecto y hurtar la poca comida que llevabamos, el lago interior con las parvadas de bellas aves acuáticas de grandes piernas y picos extraños, el tranvía que rodeaba el parque y que se detenía ante cada monumento, las risas de fondo mientras los cisnes sobrevolaban y hacían esos extraños bailes de cortejo. Todo ha desaparecido en una noche, envuelto en un mar de fuego y llanto. La casa de los abuelos ya no existe, solo se observan los cimientos ennegrecidos y expuestos como los huesos en un cementerio pútrido y execrable. Parece que el destino ha vuelto a darnos la espalda y nos juzga por haber iniciado otra vez una guerra sin sentido. Ya sé, ya sé. Tu crees en la causa, en limpiar el honor pedido hace veinte años, a pesar de que ninguno había nacido. ¿Porque tendríamos que pagar por lo que los padres y abuelos, nuestros y de aquellos que sobrevuelan vertiendo fuego sobre nosotros, dejaron sin terminar? ¿Que mundo tan terrible es éste que la noción del perdón es aún más despreciable que el de la impiedad? Sonrío ante tu imagen galante con las cejas hundidas en el centro y tu naricita arrugada, sin decir nada pero expulsando por tu piel tus argumentos contra mí ingenuidad. Me río al saber que hablarías por horas tratando de hacerme entender la necesidad de que extendamos la barbarie por mas tiempo, de que la causa, como siempre dices, es justa. Rosalin murió, mi querida Rosalin ¿Acaso la causa vale eso? ¿es justicia segar la vida de una niña alegre y vivaz, ávida de curiosidad e impaciente por arrebatarle las respuestas al mundo; todo por las palabras de venganza de un loco? Llámame inocente, acúsame de ingeniudad y de flaqueza de espíritu, pero no puedo aceptarlo, y no lo haré. Justo eso charlamos la última vez que nos vimos, escondidos en el muelle antes de que partieras con tu tripulación. Recuerdo que levantaste la voz y volviste a defender a ese maniático que nos lleva al exterminio. Sonreías y mostrabas tus dientes preciosos, pero tus ojos escondían lágrimas y tu mueca horrible que hacías pasar por risa no la compartían tus ojos. Te lo pregunté. “No es nada. Debo partir”. Oímos voces y no pude besarte por última vez. Ah, si hubiera sabido que no habría otra oportunidad me habría arriesgado a que la policía secreta me deportara a un campo de concentración. Me niego a creer que no volveré a verte, que no podré acariciar tu rostro y reírme de tu barbita incipiente de la que te muestras tan orgulloso. A pedirte que tomes mi mano en el tranvía de vuelta a casa, debajo de tu equipaje, escondido del mundo como un rincón que únicamente nosotros podemos visitar y en el cual no tienes que ser lo que tus compañeros, tus superiores y toda la nación quieren que seas. Allí, mientras me acaricias los dedos y tratas de mantener la expresión de marino rudo, sé que al igual que yo mueres de ganas de cerrar la puerta de la habitación y liberarte de cargar el peso del mundo. Me niego a que no despertaré más a tu lado, que no veré tus rizos rubios ocultos por las sábanas, que no contemplaré tu despertar ni el brillo de tus ojos al verme. Pero sobre todo me niego a aceptar que ya no estarás para mostrarme las cosas del mundo que soy incapaz de apreciar, y que ya no podré mirar lo que causa la verdadera felicidad porque con tu partida he perdido mis ojos. Antes de ti, el amor era irreal. Después de ti, el mundo lo es.
    Con tu partida, la de Rosalin, la de la inocencia y la de miles más que al igual que tu creyeron en esa maldita causa, el mundo se ha vuelto menos bello. Los hijos que nos sobrevivan estarán incompletos y al igual que yo, verán lo que dejan atrás como un lugar al que regresar y por unos momentos, disfrutar de la felicidad.

    No quiero despedirme, pero debo concluir. Te extraño y espero que antes del final hayas pensado en nosotros. En mi.

    Te quiere, Hanz.

    Escrito el 24 julio 2020 a las 03:57
  19. 21. Magalí dice:

    Querida compañera del secundario:

    Sé que esta carta no te llegará, pero siento la desesperada necesidad de hacerlo, de volver a charlar contigo.
    Jamás pude conocerte bien y saber qué era eso que escondías detrás de tu pollera corta y tu reveldía, pero aún así me dolió mucho tu accidente: un divertido viaje en el barco pirata de Florianópolis y una puta ola que dio vuelta todo.
    Siempre me llamaste la atención, si bien no te hablaba. Tu pelo corto y despeinado, tus lisas piernas al aire, tus rojizos labios y tus delineados mal hechos que tanto te gustaba presumir.
    Tal vez suene estúpido que diga esto, pero espero que esté bien, en “un lugar mejor” como tanto le gusta decir a la gente, si bien para mí luego de la muerte no hay nada, sólo un sordo e infinito vacío negro. Pero quién sabe, tal vez eso es mejor que vivir…

    Att. Magalí, aunque posiblemente ni me recuerdes.

    Escrito el 11 octubre 2020 a las 18:34
  20. 22. pablo dice:

    Querido amigo,
    Espero que esta carta por alguna casualidad llegue hasta ti… por mi inverosímil que eso parezca. Quizá solo escribo para mí. Pese a que se que nunca te llegará mi carta, en el fondo de mi corazón creo que de algún modo terminará en tus manos.
    Cuando me enteré de la noticia no podía creerlo. Creía que no me importaría. Hacia tantos años que te había odiado por eso. Tantos años que la indiferencia marco un punto de no retorno. Siempre doliendo los recuerdos. Quizá el odio que sentía era más fuerte porque en realidad echaba de menos nuestra amistad pese a todo.
    Los recuerdos de una infancia y una juventud feliz, fueron gracias a tu amistad. Parecía que no había nada que nos pudiera separar, nada que fuera lo suficientemente grave para alejarnos. Cuando ocurrió no acepté tus disculpas. Pensé que esa parte de mi vida había terminado. La traición que sentí dentro de mi fue superior a todo lo demás.
    Sin embargo, con el tiempo, esas sensaciones fueron desapareciendo, fueron desintegrándose dejando entrever lo que había debajo: vacío; una parte destinada a la amistad que nunca pudo ser llenada.
    Vi a Donna en tu entierro, vi su dolor. El dolor de todos tus familiares. Vi a tus padres, y a tu hermano mayor Donald. Todos sentían tu perdida, todos tenían el alma destrozada. Incluido para mi sorpresa, yo mismo.
    Me acordé en ese momento en todas nuestras aventuras, en todos los peligros que superamos en nuestra infancia, cuando nos defendíamos de los gamberros de la escuela, o como cuando quisimos vivir como exploradores y casi no salimos con vida. Estuvimos castigados como 2 meses después de aquello.
    Tantos y tantos momentos que ahora veo que pesan mas que cualquier disputa que hayamos tenido. Tanto tiempo, que dejé que mi rabia enterrara todo lo bueno que pasamos.
    Te escribo esta carta, porque quiero que sepas que no te guardo rencor y que me arrepiento de haber ignorado tus intentos de reconciliación. No tengo más que decir que espero que donde sea que estés, sepas que aquí tienes un amigo para toda la eternidad.
    Un saludo, amigo.

    Escrito el 25 febrero 2021 a las 17:42
  21. 23. dbnmk dice:

    si fueras el ultimo habitante de el mundo deja una carta

    Escrito el 14 junio 2021 a las 04:10

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