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Bajo los colosos, el Sol de Acartha - por Juan F. Valdivia

Web: http://juanfvaldivia.wordpress.com/‎

El frenazo del coche resonó sobre el suelo adoquinado de la vacía y pulcra plaza. Sólo la circundaban casas bajas de estilo humilde y sobrio pero cuidado. Un único establecimiento rompía la uniformidad: un puesto de suvenires pintado de colores chillones. De él surgió un anciano alarmado por el ruido. Las puertas del vehículo se abrieron saliendo de su interior una pareja cuyas ropas les identificaban como forasteros.
–Me tienes harto con tus indicaciones –gritó el hombre, orondo y de rostro congestionado–. Llevamos horas dando vueltas sin encontrar la salida norte.
–¡Calla, Grimhm! Es culpa tuya por comprar este plano viejo en vez de gastarte un poco más en uno actual.
–¡Pero si ya casi estamos sin dinero por tu manera descontrolada de compr…!
–Por favor, señores: paz. Más aún teniendo en cuenta dónde están.
La pareja se giró al unísono hacia la voz que se inmiscuía en su discusión. Como urbanitas no estaban acostumbrados a interactuar con extraños.
–Perdone, anciano, pero esto es asunto nuestro.
–Caballero, bajo el Sol de Acartha –el anciano señaló hacia las alturas– todo enfrentamiento incumbe a la ciudad y sus habitantes.
Grimhm no comprendía; siguió con la vista la dirección que el viejo indicaba. El famoso Sol de Acartha se situaba justo en el cénit de esa plaza. Su tibio resplandor dorado le cegó, impidiéndole apreciar bien dos colosos, dos figuras que enlazaban sus brazos en una inamovible posición de lucha centenares de brazas sobre el sol.
–Sí, el sol. ¿Y?
–¿Conoce su historia? ¿La suya y la de los paladines?
–Claro, ¿quién no? Los ejércitos, los brujos, etcétera…
–Sí… y no. Permítame que se la recuerde.
–Grimhm –la mujer se estaba impacientando. Ninguno mostraba interés, pero el anciano insistió:
–No llevará mucho tiempo. Y será muy instructivo.
»Varios milenios atrás esta región la disputaban dos poderosos imperios. La guerra se había prolongado durante siglos, y durante ese tiempo se mantuvieron en el trono los mismos emperadores gracias a la brujería. Aun con ambos imperios asolados tanto por la guerra como por la sangría económica ninguno cedía: su orgullo de gobernantes, ya convertidos en dioses aterradores, mantenía viva la máquina bélica.
»Un día un forastero pidió audiencia con el emperador:
»–Conozco la forma de acabar con la guerra –aseguraba–. Para siempre.
»El emperador le recibió, deseoso de romper la situación de tablas.
»–En una lejana ciudad donde obran milagros saben moldear la carne y el hueso a su voluntad. Usando los miembros de su ejército podrían construir un gigante invencible que arrasaría al enemigo.
»–Increíble idea. Pero ¿dónde están semejantes brujos?
»–Me he permitido el privilegio de traerlos conmigo.
»No hubo que decir más: los vol¬–señores entraron en acción con su nigromancia usando a todos y cada uno de los miembros del ejército. Los soldados, aterrados ante la furia del emperador, no intentaron revelarse. Los brujos remodelaban sus cuerpos soldándolos con el resto: el coloso, oculto tras una cordillera fronteriza, adquiría forma día tras día.
»–Aniquilaremos a nuestro enemigo –se alegraba el emperador. Pero ignoraba que el hombre había dado el mismo consejo a su rival, que ya construía su propio gigante.
Ambos grupos de nigromantes acabaron los gigantes con calculada simultaneidad. El suelo retumbó mientras las moles de carne, hueso y Voluntad se buscaban una a otra, sólo vestidas de ciego odio. Se encontraron junto a una aldea llamada Acartha, un choque que retumbó en los dos imperios. Sus fuerzas enfrentadas resultaron iguales, entablando un pulso que hizo temblar toda la región.
»Aquellos sonidos, aquellas vibraciones constituían una señal secreta predefinida. En los dos imperios los pobres, huérfanos, heridos, moribundos, aterrorizados, todos ellos pensaron en una misma idea: que la paz llegara. Así sucedió algo sin precedente: millones de mentes unidas lograron moldear la realidad. La suma de voluntades conjuró una esfera de energía, una estrella que sumergió en su luz a los dos colosos congelándolos: los ejércitos quedaron anulados. Ese mismo poder convirtió en piedra a los dos emperadores.
»Así la paz llegó a Acartha.
–Bonito cuento, viejo. ¿Y?
–Aquí gobierna la paz, extranjero. No toleraremos discusiones ni violencia.
Grimhm iba a contestar cuando se fijó en la multitud silenciosa que ahora llenaba casas, ventanas, calles, incluso tejados… Les miraban, a él y a su mujer, atenazándoles con una prensa invisible e inquebrantable. Letal.
Sin pronunciar palabra regresaron al coche. Grimhm activó el motor y condujo fuera de la plaza, fuera de la ciudad, fuera de la región.
Nunca más discutieron, recordando esas miradas.

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14 comentarios

  1. 1. lunaclara dice:

    Hola Juan! El final de tu relato me ha parecido espeluznante: toda esa gente mirándolos de tal manera que tienen que salir de allí pitando… Te felicito! Tienes una imaginación y una forma de contar historias que es envidiable, y me quito el sombrero.
    Es una historia con una trama muy original y está muy bien contada, enganchando desde el principio.

    Escrito el 28 febrero 2014 a las 15:44
  2. 2. Alejandro Montoya dice:

    Muy bien hilvanado el relato Juan, has sabido mantener mi atención hasta el final (que por cierto, es impredecible y está muy logrado).

    Saludos!

    Escrito el 28 febrero 2014 a las 17:00
  3. Hola.

    Me alegra saber que el cuento ha gustado. Tal y como acabo de poner en mi blog de nuevo me ha limitado mucho lo de las setecientas cincuenta palabras. Las historias que se adivinan (porque en el fondo el cuento se reduce a un simple esbozo) en el texto dan para mucho más. Ya sólo la leyenda del medio bien podría dar para una novela, bien tratada.

    Pero es lo que hay: sólo setecientas cincuenta palabras y con eso se hace lo que se puede.

    Un saludo y gracias por vuestras palabras.

    Juan.

    Escrito el 28 febrero 2014 a las 22:15
  4. 4. Cibeles dice:

    Hola, acabo de leer tu cuento y justo te iba a decir que esta vez me dio la impresión de que el cuento tiene la extensión exacta de palabras, como si no te hubiera dado problemas.

    Escrito el 28 febrero 2014 a las 22:29
  5. 5. Emmeline Punkhurst dice:

    Hola Juan:
    Como siempre, echo un vistazo a tus relatos porque nunca me decepcionan. De éste en concreto destacaría la atmósfera que has creado y el toque mitológico que podría dar lugar a contar mil y una historias más relacionadas con la ciudad.

    Escrito el 1 marzo 2014 a las 16:50
  6. 6. Expósito dice:

    Me ha gustado bastante el relato. Resulta muy visual. Puedo ver en mi mente el aspecto de esos gigantes, o la escena final con todos los habitantes de la ciudad. Sin duda es muy original. Me pregunto qué habrías logrado si no tuvieses el límite palabras. Enhorabuena.

    Escrito el 1 marzo 2014 a las 19:01
  7. 7. Servio Flores dice:

    Interesante relato, me ha gustado la sensación de estar leyendo una novela.
    Felicidades compañero.

    Escrito el 2 marzo 2014 a las 05:11
  8. 8. Wolfdux dice:

    Hola Juan,

    ya lo han dicho mis compañeros en los comentarios de más arriba, así que poca cosa puedo añadir. Felicidades, mes a mes te vas superando.

    Escrito el 2 marzo 2014 a las 11:45
  9. Hola.

    Muchas gracias por los comentarios.

    Cibeles: pues lamento decirte que no, que de nuevo estuve corto de palabras. Si es que esto del taller ya más bien se reduce a, mes tras mes, hacer un ejercicio de síntesis 😛

    A Emmeline, Expósito y Servio decirles que en parte tienen razón, que sí que veo que esta historia (al menos el trasfondo de la leyenda) serviría como germen para una novela. Diría que me lo apunto, pero mentiría: me llevaría un tiempo que ahora mismo no poseo. Quizá en el futuro, cuando me haya convertido en un autor famoso que vive de sus obras 😛

    Wolfdux: de mes a mes superarme nada de nada; mes a mes me enfrento al reto de la mejor manera que puedo, nada más. Y me parece que ya es mucho. Mientras tanto sigo con mis ‘postales’.

    Un saludo a todos.

    Juan.

    Escrito el 2 marzo 2014 a las 17:04
  10. 10. NHICAP dice:

    Te felicito por tu sorprendente imaginación y por la capacidad literaria para trasmitir esa historia, en realidad una excelente parábola, en un texto agradable que interesa al lector desde el principio.
    Te seguiré leyendo con interés.
    Saludos

    Escrito el 2 marzo 2014 a las 19:47
  11. 11. forvetor dice:

    buen relato. creo que lo que más me ha gustado es la sensación de “grandiosidad” que desprende toda la narración y lo apropiado que resulta esto a la trama misma. felicidades.

    un saludo,
    Sergio Mesa / Forvetor
    http://miesquinadelring.wordpress.com

    Escrito el 2 marzo 2014 a las 23:57
  12. 12. Aurora Losa dice:

    Me ha gustado la forma en que la leyenda toma realidad ante una nueva disputa, coincido con Lunaclara en la imagen espeluznante de la gente mirándoles, como la famosa escena de los pájaros, con esa tensión contenida. Enhorabuena.

    Escrito el 3 marzo 2014 a las 13:00
  13. 13. Ada Lena G. P. dice:

    ¡Hola, Juan!
    Interesante cómo has estructurado la idea de tu relato, que me parece muy original; una historia dentro de otra, ello estimula la curiosidad del lector por saber cómo acabarán las dos historias.
    Un desencadenante que no deja atrás el estilo de la historia.
    ¡Felicidades por tu buen trabajo!
    Te seguiré leyendo en la próxima “batalla”…
    Saludos de Ada.

    Escrito el 9 marzo 2014 a las 03:13
  14. Hola.

    Gracias a todos por vuestras palabras: resultan de un ánimo enorme.

    Espero que el siguiente relato os guste de igual manera. Desde aquí os invito no sólo a leerlo sino también a comentar lo que os ha gustado y SOBRE TODO lo que no os ha gustado. Casi prefiero que me saquen faltas: debo tener algo de masoquista 😛 pero considero que sólo así se puede mejorar.

    Un saludo y de nuevo muchas gracias.

    Escrito el 14 marzo 2014 a las 10:08

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