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Ensalada truncada - por OrianaB

Mireia se adentró en el parque sin poder evitar lanzar una sonrisa afable a un niño que se acababa de esconder detrás de un árbol. Estaban jugando a la escondida.
‒¡Treinta! ‒grito un niño, con una sudadera azul, unos metros más allá; junto a un banco que ahora se había quedado solitario.
Para evitar delatar al chico del árbol Mireia alzó la vista obligándose a mirar hacia otro lugar.
Entonces parpadeó un par de veces y su sonrisa empezó a desdibujarse a cámara lenta.
No le hacía falta terminar de cruzar el parque para ver quien había dentro de la frutería, al otro lado de la calle. Maldita fuera su suerte, justamente hoy que se había hecho ilusiones de comer su ensalada favorita va y el hijo de la frutera estaba allí, más guapo y más despierto que nunca. ¿Acaso no había salido la noche anterior como de costumbre?
Ella había cambiado el día de la compra justamente por eso, porque sabía que los sábados él estaba durmiendo la mona.
Mireia buscó con la mirada un banco libre pero con la llegada del buen tiempo el parque estaba repleto de padres y abuelos, la mayoría sentados, vigilando a los niños. Solo quedaba ese banco; el que había estado el niño contando hasta treinta. Estaba en bastante mal estado y por desgracia no estaba muy resguardado a la vista de la frutería pero aun y así se sentó a considerar sus opciones. Podía privarse de su exquisita y elaborada ensalada preferida, comprar los productos en otra tienda, entrar aunque le fuera la vida en ello… o esperar sentada hasta que el individuo se fuera.
Sí, eso haría, se esperaría a que se marchase y así podría comprar tranquila. Sin miraditas furtivas, sin palabras con segundas intenciones, sin provocaciones… No importaba que eso supusiera adoptar una actitud de lo más infantil, finalmente nadie iba a enterarse.
‒¡Andrea, estás detrás de la fuente!
El grito del niño de la sudadera azul sacó a Mireia de sus pensamientos. No pudo evitar mirar hacia la fuente, la niña, Andrea, venia corriendo y llevaba un diario en la mano.
‒Mira qué he encontrado ‒dijo la niña mostrando el diario como si fuera un tesoro.
El niño miró hacia el objeto sin ningún interés y regresó su atención hacia lo que de verdad le acuciaba, encontrar el escondite de los demás.
La sonrisa de Andrea se desvaneció y, alicaída, se sentó junto a Mireia. Miró un par de veces el diario y lo depositó entre ellas.
Mireia no pudo evitar recordar su infancia, cuando ella misma hacia cosas estúpidas ‒aunque en su momento no se lo parecieran‒para llamar la atención del chico que le gustaba. Justo el chico que estaba… ¿Dónde se había metido el frutero del demonio? Mireia se removió inquieta mientras achicaba los ojos para ver el interior de la frutería. No estaba.
“O dioses…” Mireia cogió de inmediato el diario y lo abrió al máximo, escondiéndose detrás.
“Que no me vea. Por favor, que no me vea”, rezaba con los ojos cerrados mientras su corazón repiqueteaba más fuerte de lo normal.
‒No sabía que sabias leer con los ojos cerrados ‒se burló esa voz masculina que siempre conseguía ponerle los pelos de punta.
Mireia abrió los ojos lentamente y ante ella apareció el demonio.
‒No se lo digas a nadie o me van a encerrar en un laboratorio ‒dijo con una sonrisa hostil, devolviéndole la pulla, aparentando una tranquilidad que no sentía.
‒Mmm, tentador. ‒Se sentó y aproximándose a su oreja le susurró‒ Aunque ahora que lo dices yo podría encerrarte en mi laboratorio particular.
Mireia arrugó la nariz y se concentró en el diario como si le fuera la vida en ello, ignorándolo o más bien intentándolo.
Fran la observó con una sonrisa satisfecha y al fijarse en el diario su sonrisa se extendió aún más.
‒¿Por qué estás leyendo un diario de la semana pasada? ‒preguntó hundiendo más el palo en la herida.
La cara de Mireia pasó por distintas tonalidades. “Maldito entrometido”.
‒Porque no tuve tiempo de leerlo ‒respondió altiva.
‒Ya.
Con un gesto rápido y certero él se lo arrebató de las manos y se lo metió en su cartera.
‒Nos vamos. ‒anunció antes de que ella pudiera protestar, y empezando su marcha añadió‒Cuando terminemos lo que tengo planeado te lo devuelvo.
Mireia se sintió mareada. ¿Qué plan? Como si de un imán se tratase se levantó y esquivando los niños que ahora se agolpaban junto al banco lo siguió.

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6 comentarios

  1. 1. OrianaB dice:

    Quiero agradecer los comentarios de mis betalectores, saber que en general os ha gustado mi historia me ha animado muchísimo.

    Uno de esos comentaristas me dijo que “Antes de leerlo el texto en general se observa como una sola masa imposible de deglutir.” Y estoy totalmente de acuerdo, fue un descuido mio no poner punto y aparte.

    Otro me dijo esto: “Creo que el paralelismo que intentas hacer entre el escondite de los niños y el de la protagonista (en el sentido de que al final todos tenemos los mismos problemas) con el periódico como símbolo flojea un poco, en el sentido de que los niños realmente le aportan poco valor. Aunque bueno, esa es mi opinión y en cualquier caso se agradece el esfuerzo (En caso de que hayas intentado hacer eso. Al menos es la sensación que me dio)” Y tengo que decir que no, en ningún momento pensé en hacer un paralelismo.

    Muchas gracias.

    Ha sido una experiencia formidable, ¡seguro que repito!

    Escrito el 29 marzo 2014 a las 18:57
  2. 2. José Torma dice:

    Tu relato tiene mucho potencial, pero tal vez por la prisa del tiempo, me queda flojo y con mas preguntas que respuestas. Lo de los niños es pura distraccion que no aporta nada a la historia y al final ella lo sigue sin mas ni mas.

    De ahi en fuera tu estilo de escribir me gusta. No encontre la falta de separacion que te comentan, los dialogos bien estructurados y solo tal vez un poco de mas desarrollo de lo que viene despues.

    Felicidades y por aqui nos leemos.

    Escrito el 2 abril 2014 a las 17:39
  3. 3. Wolfdux dice:

    Hola Oriana,

    creo que no había tenido ocasión de leerte anteriormente. Estaré atento a partir de ahora. Una historia muy real, con un final perfecto.
    Al ver el texto, sin separaciones, he pensado que el relato sería pesado y lento, pero me he llevado una grata sorpresa al encontrarme con un texto muy fluido.

    Felicidades.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 3 abril 2014 a las 10:14
  4. 4. Julia Maria dice:

    Oriana,

    Muchísimas gracias por tus generosos comentarios sobre mi texto. Tienes razón que la historia es un tanto tópica. Me cuesta ser original.

    Me gusta tu historia, está bien escrita. El comentario de que es “una masa imposible de deglutir” yo creo que lo puedes solucionar separando el texto en párrafos más pequeños. Eso es lo que yo haré con la historia de este mes, porque creo que con la anterior me pasó un poco como a ti.

    Un saludo cordial,

    Julia María

    Escrito el 5 abril 2014 a las 03:24
  5. Hola Oriana!

    Acabo de leer tu relato, siento la demora.
    Me gusta como escribes y como vas metiéndonos en la historia. Mireia me ha caído muy bien, me encanta como intenta manejar una situación que se le escapa de las manos y me gusta más todavía el caracter del frutero, intentando domar a ese potrillo salvaje que se muere de amor en el fondo.
    Me ha agradado la lectura de tu texto.
    Un abrazo

    Escrito el 10 abril 2014 a las 16:38
  6. 6. OrianaB dice:

    ¡Muchas gracias por pasaros a leer mi texto y dejar un comentario chicos!
    Jose Torma, mi intención ha sido trabajar el mostrar vs contar. He querido dar ambiente con los niños, ir a un parque y no escuchar a los niños correteando y gritando por allí no se me hacía real por lo que no me he limitado a decir que están allí jugando sino que los he puesto en escena. Además quería mostrar cómo Mireia se distrae y baja la guardia con los niños, y, si te fijas, cuando aparece Fran los niños “desaparecen” porque todo su mundo es él. En cuanto a los interrogantes que quedan te doy la razón. Quedan interrogantes porque cuando escribo un texto de este tamaño sigo pensando en que éste formaría parte de algo más grande, por lo que la historia tiene un antes y un después. Muchas gracias por comentar.

    Wolfdux, esta es mi primera vez y me alegra mucho que te haya gustado. Muchas gracias por tu comentario.

    Julia Maria, no hay de qué para eso estamos, para comentarnos los unos a los otros. Muchas gracias por tu aporte.

    Virginia Figueroa, ¡me alegra mucho saber que te han gustado mis personajes! Eso es muy importante. Gracias por pasarte por aquí.

    Un Saludo chicos. Nos leemos.

    Escrito el 10 abril 2014 a las 21:39

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