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Timidez - por Carlos Rosae

Aquella tarde en el embarcadero el sedal pendía de la caña, relajado sobre un espejo de agua. Cerca estaba ella, melena rubia y labios rojo cereza. Sus miradas solían cruzarse tímidamente, pero nunca había sido capaz de dirigirle una palabra. Esta vez no fue diferente, los nervios le asaltaron tomando a su valor como botín. El estruendo de una granada a pocos metros lo trajo de vuelta a la realidad, a la suciedad de la trinchera. Agazapado, solo y sucio pensó en todas las cosas a las que el fantasma de su timidez le había hecho renunciar durante los años.

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10 comentarios

  1. 1. negrita dice:

    Buena imaginacion, me gusta tiene cuerpo y a la vez algo de fantasía, excelente!!

    Escrito el 23 febrero 2015 a las 18:23
  2. 2. Leonardo Ossa dice:

    Hola.
    Como microrrelato me parece bien, pero, encuentro en el texto que: una granada a “pocos metros” no es adecuado, ya que percibo que tal suceso no tuvo consecuencias para él, lo que es poco creíble. Sugiero: “El estruendo de una granada cayendo próxima” usa siete palabras contra ocho que utilizaste, y da una idea de distancia no definida que muy bien pudo dejarlo ileso.
    En la parte final de la historia sobra el articulo “los” para decir “había hecho renunciar durante los años” se oye mejor cuando se dice: “…Agazapado, solo y sucio pensó en todas las cosas a las que el fantasma de su timidez le había hecho renunciar durante años.”
    Espero hayan sido acertados mis comentarios. Saludos.

    Escrito el 24 febrero 2015 a las 03:49
  3. 3. Paola dice:

    Hola Carlos, al fin te encuentro! Somos tantos!
    Muy tierno, encierras el mensaje de no dejar nada para mañana en un bonito relato emotivo.
    Me parecen muy buenos los detalles que te dice Leonardo.
    Saludos

    Escrito el 25 febrero 2015 a las 12:04
  4. 4. Ratopin Johnson dice:

    Me ha gustado Carlos. Respecto a la parte de la granada, yo en vez de próxima como dice Leonardo, pondría cercana, que no se por qué me resulta una palabra más literaria, y diria “El estruendo de una granada cercana lo devolvió a la suciedad de la trinchera”. No mencionaría “vuelta a la realidad”, no sé, quizá entonces no se entiende, pero creo que puede resultar.

    Escrito el 25 febrero 2015 a las 22:24
  5. 5. Luis Ponce dice:

    Bien Carlos, para seguir en la honda, yo lo dejaría en “el estruendo de una granada lo volvió a la realidad” y concuerdo con la otra frase de Leonardo.
    Los pensamientos de las trincheras se quedan ahí, solo sirven para el cine norteamericano.
    Pero me gusta el giro romántico-bélico.
    Te felicito.

    Escrito el 26 febrero 2015 a las 15:21
  6. 6. Brenda dice:

    Muy buen micro! Coincido con Leonardo así que bueno… nada más que decir. Felicidades!!

    Escrito el 27 febrero 2015 a las 06:11
  7. 7. Adella Brac dice:

    Aunque con algunos detalles mejorables, me gusta el mensaje principal.
    ¡Un saludo!

    Escrito el 27 febrero 2015 a las 08:10
  8. 8. .grace05 dice:

    Que hermoso relato. Que triste darse cuenta que se está tan cerca de la muerte y haber perdido tantas cosas por la timidez, Paradójico.
    Coincido con la apreciación de Leonardo, nada que no pueda solucionarse y que no le hace perder el encanto. Te felicito
    Te invito a comentar #108

    Escrito el 28 febrero 2015 a las 03:23
  9. 9. Tinta Negra dice:

    “Aquella tarde en el embarcadero el sedal pendía de la caña, relajado sobre un espejo de agua”, ¡Esta frase es más que hermosa! ¡Qué bella es!

    Escrito el 1 marzo 2015 a las 00:05
  10. 10. KMarce dice:

    Las paradojas de la vida, mientras mantenía su mente en otro lugar, en un lugar de una calma increíble, tanto que ni el sedal mueve el agua, la imagen de su amada secreta, está en una realidad cruenta que le ha despertado para descubrir que estuvo como muerto sin vivir, y ahora su vida pende de otro hilo y anhela rectificar.
    Me ha gustado la descripción, mientras la granada no caiga dentro de la trincera, creo que estará seguro.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 24 marzo 2015 a las 04:34

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