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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Ese poema llamado alma - por Juan F. Valdivia

Web: http://juanfvaldivia.wordpress.com/

“El cuerpo es el sobre que envuelve ese poema llamado alma. Cuídalo.”
Suena ñoño, ¿no? Siempre me lo pareció, incluso al cabo de los años. Presidía la pared del despacho del señor Arzuaga, el director del reformatorio. Lo leí innumerables veces, siempre que me llamaban a su presencia.
“Ese poema llamado alma”. Jódete. Qué cursi, por dios.
Aquella basura no servía para chicos como yo. Arzuaga lo sabía y nos miraba con una mezcla de condescendencia y repulsión. Debía su trabajo y su sueldo a nuestra existencia, pero su discurso paternalista dejaba bien claro que él y la ‘gente normal’ poco tenían que ver con nosotros. La ‘gente normal’ no conocía al asistente social más que a sus padres, ni consideraba al reformatorio su propia casa. Pero yo no quería tener nada que ver con ese infierno del que hui con doce años. Prefería las peleas de la institución a mi padre y su cinto.
Pero todo acaba. Al cumplir los dieciocho salí del reformatorio sólo para encontrarme inmerso en una libertad prisionera: en teoría podía hacer lo que quisiera; sin embargo, sin dinero ni estudios, sólo me quedaba delinquir, mendigar… o acabar en una banda.
Por supuesto escogí la banda. Tras superar las pruebas (puñetazos, sangre y malas artes) me encontré integrado entre ellos, uno más en La Hermandad. Así descubrí, no sin cierto placer, que ninguno pertenecía a la ‘gente normal’ de Arzuaga. Eran mis iguales.
–Estás muy flaco –me soltó Mato mi primer día–. Hay que hacer algo con eso.
¿Cómo describir a Mato? Un armario ropero, una columna de músculos… un coloso capaz de intimidar con su mera presencia. Él mandaba. Y punto.
Se volvió hacia otro hermano.
–Ches, dile a Flaco donde está la cocina… y enséñale el gimnasio. Da grima verle así de escuchimizado. Ha pasado las pruebas demostrando poseer alma de tigre. Quiero que tenga ese aspecto.
El tal Ches se me acercó. No parecía mucho más gordo que yo, pero descubrí cómo se le dibujaban los músculos bajo su piel. Fibra pura, resortes dispuestos a saltar.
–Hola, Ches. Me llamo Ant…
–Flaco. Te llamas Flaco –dijo tajante–. Sígueme.
Sin más se dirigió a una de las puertas del ruinoso salón. Estábamos en la planta baja de la casa abandonaba que servía de cubil a la banda. Afuera, más allá de la maraña selvática del jardín, se alzaba la verdadera jungla. Justo antes de salir volví a oír a mi espalda la voz de Mato:
–Ches, cuando haya acabado de comer llévale con Emma. Debe empezar a hacer ejercicio. Mucho. Ya sabes.
Y soltando una carcajada siguió charlando con el resto de hermanos. Éstos, repantingados en los sofás mugrientos de la sala, le reían las bromas. Mato tenía poder.
Ese día comí mejor que nunca, conocí a Emma y luego –todavía sudoroso– me machaqué en el gimnasio.

Los años transcurrieron. Crecí en todos los sentidos. Tal y como predijo Mato me convertí en un tigre, una bestia forjada a base de ejercicio y sexo.
Al tiempo que me forjaba Mato se consumía. Descubrí cómo el poder podía desgastar. Le conocía bien: Mato, bajo esa fachada brutal, se mostraba débil –o magnánimo– en las misiones demasiadas veces. Eso me defraudó… y me abrió paso. Él cedía ante el enemigo, yo les machacaba. Sin piedad.

–Te llama Mato.
Ches seguía igual: delgado y mortal, un bisturí humano. Asentí y me dirigí al despacho, por llamarlo de alguna manera, de Mato.
El gigante esperaba de pie.
–Lo dejo, Flaco. Ya está hablado con el Jefe –hablaba del Jefe, una figura invisible que movía todos los hilos–. Tienes su bendición. Si quieres, claro.
Al decirlo me tendió un sobre.
–¿Qué es esto?
–Ábrelo.
Lo hice. El sobre estaba vacío.
–Pero… ¿qué cojones?
–Sabes de sobra lo que significa, Flaco.
Me quedé en silencio.
–Lo has leído miles de veces. El lema del Jefe.
Un recuerdo súbito me vino a la mente. Noté cómo la mandíbula se me desencajaba.
–Él…
–Sí, él. Nos escoge, nos encamina.
–Sigo sin entender.
–Hemos moldeado tu cuerpo, lo hemos cuidado. Ahora, si de verdad quieres el Poder, él exige su contenido. El poema. Para que lo introduzcas aquí –Mato señaló el sobre–. Tú decides. Yo dimito.
Mato me mostró otro sobre, éste de aspecto viejo, desgastado. Lo rompió. De él emergió un melodioso hilo de bruma. Ascendió hacia su rostro. Mato aspiró el humo y sonrió.
–Al fin, de nuevo completo. Adiós.
Salió del despacho dejándome sólo, dubitativo.

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15 comentarios

  1. 2. Wolfdux dice:

    Muy bueno Juan. Me ha gustado mucho, felicidades. Ahora mismo me paso por tu blog. ¡Nos leemos!

    Escrito el 29 octubre 2015 a las 19:33
  2. 3. Cesar A Martín dice:

    Hola Juan, buen trabajo. Consigues que empaticemos con el flaco desde el principio. Nos llevas por toda su evolución muy pendientes y expectantes. La ambientación está muy condeguida. Enhorabuena y un saludo

    Escrito el 30 octubre 2015 a las 14:20
  3. 4. Peter Walley dice:

    Hola Juan,

    Me ha gustado mucho cómo has contado la historia, tanto los diálogos como el punto de vista del protagonista. Sobre el final estoy un poco indeciso: por un lado me parece una muy buena idea para enlazar con el principio de la historia; por otro, me resulta un poco efectista la idea de entregar el alma en el sobre.

    En cualquier caso es un muy buen relato, enhorabuena.

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 17:00
  4. 5. Verso suelto dice:

    Hola Juan, soy uno de tus comentaristas anónimos.
    Reitero la originalidad del relato, sobre todo del final, que veo ha generado cierta polémica. A mi tambien me sorprendió un poco. Pensándolo ahora mas despacio quizá una alternativo es dejarlo mas abierto, me refiero a Mato. Parece que tiene que haber una matemática y todo debe cuadrar, esto quizá desentone con la magia que desprende el relato. En cualquier caso ¡enhorabuena! tiene gancho.
    Si puedes pásate por mi cuento, es el nº 33 “Cruda realidad”, soy nuevo en el foro, y casi nuevo en esto de la escritura, y me ayudan mucho todas las opiniones.
    Un saludo.

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 18:11
  5. 6. Frida dice:

    Hola Juan. He entrado a tu texto porque el título me ha resultado muy poético y, a partir de la segunda frase lo que he ido leyendo me ha sorprendido increíblemente, pues difiere mucho el contenido de la narración con el título. Me ha gustado mucho el final, en el que Mato intenta con pocas palabras decirle a Flaco, que el poder corrompe y te roba el alma, que con el paso del tiempo el poseer supremacía se acaba volviendo en algo vano, que lo que realmente importa es recuperar y cultivar el alma perdida. Me ha encantado,felicidades.

    Escrito el 1 noviembre 2015 a las 18:30
  6. Hola a todos.

    Gracias a Cesar A. Martin y a Wolfdux por sus palabras.

    Peter Walley: yo mismo debo admitir que el final tiene mucho de atropellado. De nuevo, como ya casi es una tradición en los relatos para el taller, me quedo corto de palabras. Este cuento, además, tiene mucho de ‘escritura automática’: apenas tuve control sobre él, lo que queda claro en la resolución. Por otro lado se puede decir que *necesito* introducir un elemento de fantasía en mis textos. En todos. Y descubrí que esa manera de ‘alquilar el alma’, en forma de poema para introducirla en un sobre vacío, encajaba casi a la perfección con la frase inicial. De ella debo decir que la escribí de manera irreflexiva sin tener ni la más remota idea de lo que iba a ir el cuento. Sólo me vino a la cabeza, me pareció interesante y seguí. Gracias por opinar.

    Verso suelto: como ves sí, el desenlace ha generado un poco de revuelo. Espero que lea más gente el cuento y opine. Respecto a lo que dices de la matemática: no voy a pretender que los relatos sean engranajes de maquinaria engrasados y calibrados, pero sí que opino que los detalles aportados a la historia deben tener peso, tanto en el desarrollo como en el desenlace. Aunque exista un elemento mágico. Gracias por tus palabras.

    Frida: me alegro que el título te haya atraído. Y más aún que las siguientes frases te hayan ‘obligado’ a seguir leyendo. Me lo tomo como una humilde victoria. Aclararte que en tu comentario le has sacado más implicaciones (o moralejas) al texto de las que yo había pensado. Gracias por molestarte en comentar.

    Bueno, me alegra que el cuento haya gustado a alguien. No sé cuándo regresaré a esto del taller: puede que el mes que viene, puede que no lo haga hasta abril. Depende de cómo vaya avanzando en lo de la novela. Mientras tanto para los curiosos decirles que a partir del día 2 de noviembre estreno serial en mi web: veintiún entregas semanales, todos los lunes. A quien quiera pasarse, leerlo y opinar (y si quiere también difundir, que no me vendría mal) le esteré muy agradecido.

    Mientras tanto un saludo a todos.

    Escrito el 2 noviembre 2015 a las 00:33
  7. 8. Denise dice:

    Empecé leyendo sorprendida porque creo que es la primera vez que leo algo tuyo que se sale de la fantasía, y al llegar al final pensé “cuándo no” jajaja Pero fuera de bromas, me parece un gran relato, y de alguna manera, el final no lo sentí atropellado. Sí dudé un poco sobre la identidad del Jefe, pero queda bien claro en el texto.

    Saludos!

    Escrito el 2 noviembre 2015 a las 12:07
  8. 9. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Como siempre tu relato ha dejado un sabor especial en mi boca. El simbolismo del titulo no cuadra con el relato pero en el desenlace unes el titulo a lo que vienes; Excelso. Enhorabuena

    Escrito el 2 noviembre 2015 a las 14:04
  9. 10. Ana María dice:

    Me gustó mucho tu relato y el final muy efectivo.
    Deja el sabor amargo de la poca ética de las instituciones que “rehabilitan” y terminan usando y avasallando los derechos de los niños desposeídos.
    De todas formas un final esperanzador, la duda del protagonista el cual quizás no deje su alma en el sobre vacío.
    Por supuesto son especulaciones de lector que da una interpretación, inevitablemente, de lo que que el escritor quiso transmitir cuando escribió tal o cual cosa aunque no haya sido así.

    Escrito el 2 noviembre 2015 a las 19:01
  10. 11. karu dice:

    Me ha gustado. El relato engancha porque el título aparentemente no tiene nada que ver con la historia que narras. También me ha gustado la definición que has hecho de los personajes 🙂

    Un saludo!!

    Me puedes comentar en el 134

    Escrito el 5 noviembre 2015 a las 12:57
  11. Como dice Cesar, uno empatiza con el flaco apenas comienza a leer. Un personaje muy bien construido, a quien entendemos bien hace de la historia una mas facil de leer. El final fue algo sorpresivo pues habia llegado a pensar que seria al estilo Sith en Star Wars: el aprendiz mata al maestro y toma su lugar. Ver que ellos, aunque parte de una banda, aun conservan algo de su humanidad es sorprendente.
    Felicitaciones y saludos.

    Escrito el 6 noviembre 2015 a las 14:32
  12. Hola a todos.

    He encontrado un poco de tiempo libre y así respondo a vuestros amables comentarios.

    Para Denise. En efecto, no puedo evitar el poner una diminuta chispa de fantasía. En este caso esa pincelada final creo que acerca el relato más al llamado ‘realismo fantástico’ que a la fantasía más standard. Aunque sí que tengo ‘por ahí’ relatos 100% realista. Más aún: tengo pensado colgar de mi web, más tarde o más pronto, cierto relato de esos. Más que nada por eso de dejar claro que ‘no todo el monte es orégano’, ni que ‘todo lo que escribo se limita a fantástico’. Gracias por comentar.

    Osvaldo, como ya he dicho en otro comentario me gusta hacer encajar los detalles (no no todos al menos sí una parte de ellos) dentro de un todo autoexplicativo. Me alegro de que te haya gustado el cuentito.

    Ana María: pues sí, la verdad es que había llegado la hora de un poco de ‘optimismo’. O al menos de un cuento no tan oscuro como otros con los que he participado aquí. ¿Qué sucedió al final? Sólo sé una cosa: que yo no lo sé. Gracias.

    Karu, gracias por comentar.Por la manera de insistir de la gente al final lo del título (y la frase inicial) va a resultar un acierto, mucho más de lo que pensaba en un primer momento.

    Ryan: ya he explicado en mi blog https://juanfvaldivia.wordpress.com/2015/10/26/acerca-de-ese-poema-llamado-alma/ que el relato surgió de una manera ‘automática’. Así que ni yo mismo sabía cómo iba a acabar. ¿Hay algo extraño en que una persona se redima, o en que al menos reniegue de lo malo que ha hecho? Supongo que mis lecturas juveniles, como El campeón eterno (Moorcock), algo deben haber influido. Gracias por comentar.

    Antes de acabar vuelvo a invitar a leer el serial que he empezado a colgar en mi web. Y si además de leer alguien comenta, como ya ha hecho Wolfdux, mejor que mejor. Aunque no pueda leer/responder a los comentarios con la suficiente presteza lo agradeceré. Palabrita de niño Jesús. O de no-tan-niño Juan 😉

    Un saludo.

    Escrito el 8 noviembre 2015 a las 01:15
  13. 14. José Torma dice:

    Que tal Juan?

    Yo tu relato lo disfrute un monton. Tiene un aire cinematografico en technicolor que vi muy nitido.

    En cuanto a la forma no tengo nada que aportarte, nada me brinco.

    El final si que es atropellado, no conte las palabras pero debes de haber andado cerca del maximo. Aun asi lo lograste y se entiende bien. Mato, Flaco, Ches; son personajes que te dan para mas historia.

    Felicidades.

    Escrito el 11 noviembre 2015 a las 20:28
  14. 15. beba dice:

    Hola, Juan:
    Llego un poco tarde a tu relato; me pareció excelente por la originalidad, el ritmo, y -especialmente-, por esas pinceladas fantasiosas e idealistas que dan paso a una esperanza de redención.
    Muy acertadas tus descripciones; pocos diálogos, pero pertinentes.
    Fundamental: bien escrito y bien puntuado.
    Felicitaciones.

    Escrito el 19 noviembre 2015 a las 02:01

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