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La vida - por Almudena

El anciano encontró la llave en el fondo del cajón. Estaba vaciando la cómoda. Su mujer, Lucía, había muerto hacía un par de días y no se permitió ni un instante de debilidad a la hora de tirar todas las pertenencias lo antes posible. No quería agarrarse a cosas materiales que sólo le traerían un vago recuerdo de la que fue, sin duda, la compañera de su vida.
Dejo la llave apartada, pensando que quizás traería algún secreto, aunque su mente racional le decía que, frente a todo pronóstico, era una llave sin más, seguramente de algún mueble del salón.
Siguió vaciando todo el contenido de los cajones en bolsas de basura negra, mientras alguna lágrima caía por su mejilla. Eran sólo trozos de tela, se repetía para su adentros. Pero el olor de Lucía impregnaba toda la habitación, pensando que al salir de ella la encontraría leyendo un libro en el salón, cerca del ventanal, donde tanto le gustaba sentarse con el gato, mientras ella le acariciaba y el ronroneando ponía las patas en su libro haciéndola perder el hilo de la lectura. Ahora el gato no se movía del diván esperando que volviera Lucía, y parecía que iba a durar más bien poco viendo lo triste que se encontraba.
En el último cajón encontró un jersey de lana, parecía que veía a su mujer mientras le hizo la foto en el Monasterio de Piedra, era uno de sus primeros viajes juntos, eran jóvenes y disfrutaban enormemente el uno del otro. No todo fue un paseo por las nubes: ella se marchó una vez y a punto estuvieron de no volverse a ver más, sino hubiera sido por una coincidencia, que decidió por ellos.
Terminó de vaciar la cómoda: Lucía había desaparecido de su vida en menos de dos horas.Pero el aún la veía sonriendo, la veía maravillarse por todo, la veía haciéndole sentir el hombre más importante de toda la tierra.
Dejó las bolsas en el pasillo. Echo un ojo al gato que estaba en la misma posición que antes, dejándose llevar por la melancolía, y volvió a la habitación. Miro la llave con detenimiento: era una llave pesada, antigua, muy pesada. Y la metió en la cerradura del arcón que había a los pies de la cama. Allí encontró sus vidas: las fotos de los viajes, las postales, los regalos, las fotos de sus hijos, recortes, tarjetas de los restaurantes a los que habían ido, notas que se habían dejado. Y en un cuaderno había escrita una única frase: "Recuerda que cada minuto que pase contigo fue un instante único en mi vida. Gracias."

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5 comentarios

  1. 1. Rafelo dice:

    Muy bonito. La historia de una vida que se va, en retrospectiva por quienes quedan. Me gusta.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 16:21
  2. 2. John Doe dice:

    Buenos días Almudena. Se siente en tu relato todo ese peso de la nostalgia y la memoria. Se siente con todo su rigor la perdida del personaje, los momentos en que intenta reconstruir su vida junto a la que se fue permite al lecitr conectarse con el anciano. Gracias buena historia.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 14:52
  3. 3. Marián dice:

    Hola Almudena:
    Tu relato emociona. Ágil, fluido, contenido. El final es sorprendente e inquietante. Me gusta.
    Te diría que le dieras una vuelta porque se ha colado alguna falta/errata y ausencia de tildes.
    Saludos,

    Escrito el 20 junio 2016 a las 18:04
  4. 4. Soledad dice:

    Hola Almudena, un relato con mucho sentimiento, muy agradable, de lectura fácil y fluida, al final el pobre anciano no puede evitar vivir lo que debe ser más terrible…LA SOLEDAD.

    enhorabuena por tu relato
    un abrazo

    Escrito el 23 junio 2016 a las 15:38
  5. 5. beba dice:

    Hola,Almudena:
    Tu historia
    es muy sencilla y triste. Casi no hay conflicto en ella,ya que no hay expectativas a partir de la llave.
    Creo que la fortaleza en la aceptación de la muerte, y el confiado amor por su mujer son lo esencial del personaje.
    Buen manejo del lenguaje.
    Adelante.

    Escrito el 26 junio 2016 a las 04:25

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