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La llave... ¿mágica? - por Aitor Lamas

El anciano encontró la llave en un mercadillo que solía visitar cada primer sábado de mes. En él se podía adquirir cualquier cosa que uno pudiera imaginar, desde una máquina de escribir de finales del siglo XIX hasta cromos de fútbol de la marca Panini. Se trataba pues del paraíso para cualquier persona a la que le gustara husmear entre montones de cajas, libros y demás. Cada puesto tenía una o dos mesas cubiertas por un pequeño toldo para protegerlas del sol en verano y de la lluvia en invierno. Al otro lado de las mesas solían aparecer una o dos personas que, a voz en grito, alardeaban de la calidad de sus productos y del bajo precio de los mismos.

Juan recordaba haber visto aquella llave en otra ocasión, en el mismo puesto, si su anciana memoria no le fallaba y, aunque ya le había llamado la atención en aquel instante, decidió dejarla pasar. Allí estaba de nuevo, esta vez no se le escaparía. Después de hacerse el despistado, intentar quitarle valor a la llave y regatear, como era costumbre, Juan caminaba hacia su casa exultante de alegría por haber conseguido, esta vez sí, lo que él consideraba ya como un trofeo.

Se trataba de una llave de unas dimensiones considerables, no le cabía en el bolsillo. El tendero se la había envuelto en un trozo de papel de periódico. Parecía hecha para abrir el portón de un castillo de la Edad Media.
Al llegar a casa la limpió con cuidado, intentando no deteriorarla de ningún modo y, después de observarla varias veces bajo la luz de una lámpara, le pareció que en un lado estaban grabadas unas letras. Se dirigió al trastero para coger una lupa que con mucha sorna le habían regalado sus nietos en su último cumpleaños y se cercioró de que había una inscripción en ella. Parecían letras escogidas al azar. Además había algún símbolo que Juan no lograba reconocer. Todo un enigma para una llave que acababa de rescatar del olvido en un pequeño mercadillo. Empezó a fantasear con todas las opciones que se le ocurrieron: podía ser la llave que abriera un baúl lleno de tesoros, una cripta dentro de una pirámide en Egipto, un libro que contuviera la pócima de la eterna juventud…
De repente, un sentimiento de vacío se apoderó de él. Las opciones eran múltiples y la mayoría descabelladas. ¿Qué iba a hacer? ¿Viajar por el mundo probando en cada cerradura que encontrara? Llegó a la conclusión de que jugar al Euromillón era algo más sensato y con mayores probabilidades de terminar con éxito.

Y, de pronto, la idea. ¿Cómo no se le había ocurrido antes? Su amigo Rafael seguramente le podría orientar. Era un enamorado de las lenguas y los mensajes secretos y encriptados. Esta habilidad, que Juan había tachado de inútil durante los últimos cuarenta años, podía ser la clave para arrojar luz sobre el misterio. No tardó ni un segundo en ponerse en marcha y dirigirse a casa de su buen amigo.

Al entrar, no dejó que Rafael pronunciase la más mínima palabra, simplemente desenvolvió la llave y la puso sobre la mano de su amigo. Colocó la inscripción hacia arriba, de manera que ambos pudieron verla.
-Aquí te traigo un regalo, querido Rafael.
-Después de tantos años de amistad ya era hora, aunque hubiese preferido algo más… útil. ¿Qué abre esta llave?
-¿Si lo supiera te crees que habría venido hasta tu casa? La acabo de comprar en el mercadillo. Y como tú eres un experto en este tipo de cosas…
-Ya, ahora soy un experto, pero desde que te conozco la palabra con la que te has solido referir a mí es… déjame recordar… ¿friki?
-Bueno Rafael, todos cometemos errores. Ponte a ello y descifra lo que pone. Yo creo que debe abrir algo importante, quizá esta vez nos hagamos ricos. Bueno, mejor dicho, me haga rico.

Rafael estuvo un buen rato consultando varios libros y yendo de un lado para otro de la habitación. Al fin se dirigió a Juan con un tono muy serio:
-¡Juan, amigo! Has hecho el descubrimiento del siglo, busca el número de El Prado… que digo El Prado, busca el del British Museum de Londres, nos vamos a forrar.
-¿De qué se trata? ¿Qué pone la inscripción?
-Pues exactamente se trata de un juego de símbolos y letras que traducido al castellano actual quiere decir “posee usted la llave más rara del mundo, no abre nada, enhorabuena”.

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8 comentarios

  1. 1. Alohomora dice:

    Me ha gustado mucho tu texto. Divertido y bien escrito. Enhorabuena

    Escrito el 17 junio 2016 a las 17:46
  2. 2. Melisa dice:

    Hola, Aitor. Soy tu vecina de arriba.

    Me encantó tu relato, fluido y con un argumento muy entretenido.

    El diálogo entre los ancianos me gustó muchísimo, se siente real al punto de haber creído escucharles la voz.

    Está tan bien escrito que lo único que tengo para corregirte es la omisión de un acento en “que digo El Prado” — qué. 😉

    Un placer leerte,¡hasta la próxima!

    Escrito el 17 junio 2016 a las 21:22
  3. 3. Aitor dice:

    Hola!!
    Es mi primer texto, muchas gracias por los comentarios. Me pasaré igualmente por vuestros relatos.
    Un saludo!

    Escrito el 18 junio 2016 a las 18:09
  4. 4. Aitor dice:

    Hola! Muchas gracias por vuestros comentarios. Es mi primera composición, me pasaré también por las vuestras. Un saludo!!

    Escrito el 18 junio 2016 a las 23:21
  5. 5. merchylam dice:

    Hola Aitor,
    Me he detenido en tu texto porque me ha llamado la atención tu apellido, que es el mismo que el mío. Mi familia es de Galicia, ¿la tuya también?
    Bueno al lio. Para ser la primera vez que participas no está nada mal y más cuando tu texto arranca una sonrisa final, algo que ya verás que no suele ser habitual porque pocos son aquí los que se atreven con el humor.
    Me ha gustado también la idea de un anciano que elucubra sobre la llave como lo haría un niño, pensando que puede abrir, baúles con tesoros, criptas, pirámides.. Lo más probable es que no hubiera resultado creíble pero así ha sido porque de inmediato le viene la sensatez adulta. Y eso está bien logrado.
    No funcionan algunos aspectos que vendrían a ser como clichés, como por ejemplo:
    “..entre montones de cajas, libros y demás.” Ese demás es muy usado en escritores noveles como nosotros. Mejor decir, un sinfín de baratijas, o algo parecido.
    Le pasa lo mismo a “el bajo precio de los mismos”. No está mal construida ni tiene defecto alguno pero es una cuestión de recursos y no decir lo obvio.
    Como acabas de llegar te recomiendo un tutorial de Literautas sobre como escribir diálogos, pues has usado la raya del guion y para ello hay que usar la raya larga que se consigue con alt+gr+raya larga que suele haber en el bloque numérico.
    Por lo demás estupendo para ser tu primera incursión aquí. Bienvenido y nos leemos. Estoy en el 157.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 23:12
  6. 6. Aitor dice:

    Hola merchylam,

    Sí, soy gallego, de Ferrol, así que a lo mejor somos parientes y todo jeje.
    Muchas gracias por haberte parado con mi texto y por todas las puntualizaciones que has hecho, se agradecen. Intentaré corregir los errores que he tenido en mis próximas composiciones.

    Me pasaré por la tuya, un saludo!!

    Escrito el 20 junio 2016 a las 13:02
  7. 7. beba dice:

    Hola,Aitor:Me causó mucha gracia tu relato. Perfectos los personajes y ambientes.
    Coincido con Merchylam en las observaciones sobre “frases hechas”, qur lr quitan agilidad y originalidad al relato.
    Escribes con corrección y chispa. No hay mucho para señalar.
    Saludos.
    Estoy en el 203.

    Escrito el 23 junio 2016 a las 03:07
  8. 8. Dante Tenet dice:

    Hola, el relato fluye y eso solo ya vale de por si, hace la lectura fácil.

    Y el remate me encanto.

    Nos seguimo leyendos

    yo estoy en el 67

    Escrito el 26 junio 2016 a las 01:19

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