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DESPEDIDA - por Luis Ponce

El anciano encontró la llave en un texto de Julio Cortázar.
Sus incógnitas serían despejadas tarde o temprano. No en vano había vivido tanto tiempo y había buscado tantos caminos. Los puentes tendidos en las relaciones culturales le servirían ahora para abrir esta caja de Pandora en que se había convertido su vida cotidiana por un evento inesperado.
Entre buscar las ropas apropiadas: las suyas y las de Emma, recoger lo usado ayer que aún estaba en el dormitorio y buscar un manual que lo guíe en este compromiso, se le han ido casi tres horas. Lo más duro es bajar y subir las escaleras.
Acosado por el reloj que lo empuja hacia el amanecer, busca ayuda especializada. Consulta con Carreño y Escudero Coll. Recurre a José Antonio Urbina y Alfonso Ussía, pero la información le huye. No hay nada puntual que satisfaga sus requerimientos.
Al tiempo que su cerebro recorre la biblioteca mental que se acumula entre los recuerdos buscando una información que satisfaga su necesidad, su cuerpo tiene que realizar unas actividades domésticas a las que no está acostumbrado. Escucha ceremoniosamente el Réquiem, a cuyo pesado ritmo pasa la aspiradora, dobla las camisas y enrolla los calcetines.
Luego, toma un descanso para otro café a las tres de la mañana. Con el Confutatis Maledictis a todo volumen, bajo un cuadro de la Edad de la Ira de Guayasamín, cae en sus manos una edición de cuentos de Cortázar, donde encuentra la respuesta a las preguntas que le carcomen el seso.
Lo lee de un tirón.
Cuántas cosas ignoradas, cuántos detalles desconocidos, qué falta de preparación, qué despreocupación de las costumbres. Ahí estaba todo. En tres cuartillas su amigo Julio, el que lo había acompañado durante tantas tardes, le aclaraba las normas conductuales y le despejaba el camino hacia un compromiso inesperado.
Ahora sí cree estar preparado para una ceremonia a la que nunca ha asistido.
Abre las cortinas y extiende las mantas sobre las camas de los dormitorios del piso superior.
Se acerca a la placidez de Emma y le cubre los párpados con besos.
Los peldaños se le vuelven interminables y pesados a pesar de que desciende.
Mientras en la cocina la bebida baila a borbotones calientes y su aroma invade la casa, él se cerciora de la ubicación simétrica de los sillones de la sala, enciende dos lámparas esquineras, lava los floreros de cristal que tienen aún las huellas de antiguas gotas de agua y pasa un plumero por el último cuadro que ella pintara.
Se sirve una temblorosa taza de café y lentamente sube a acompañar a Emma. Cuántos recuerdos guardan los peldaños. Mientras asciende, le vienen las imágenes a la memoria, solo buenos recuerdos. Cuántos momentos fugazmente felices. Cuántos instantes en que el corazón le estallaba de amor por cualquier cosa. Por un gesto, una mirada, un mohín o una caricia.
Cuántos días y noches inolvidables bajo el permanente tintinear de su sonrisa. Y aún le queda amor para brindarle.
Pronto amanecerá. Sentado en el cómodo reclinable que ha estado cuarenta años en su dormitorio, da una segunda lectura a Cortázar para grabar en la memoria unas pautas que nunca creyó necesitar.
Viste a Emma con un primaveral vestido blanco con pequeños estampados de ageratums, cómodos zapatos de tacón bajo al estilo de Elizabeth II, níveos guantes de punto y un rocío de su Chanel Number Five de toda la vida.
Cuando los gallos inician su concierto, toma su ducha mañanera y se viste con el más liviano y claro de sus atuendos: un terno blanco de lino crudo, con una camisa perla y zapatos de piel al tono. Acicala sus uñas y atusa su bigote.
Toma del vestidor su mejor sombrero de paja toquilla, un Fedora Clasic de cinta negra, y lo deposita junto al libro en su sillón.
Después de atenuar con el aliento de su boca el frio de sus dedos, acaricia los pies de su esposa, al tiempo que en un adiós retrospectivo le agradece los años de compañía.
Parsimoniosamente, recoge sombrero y libro y desciende hasta el estudio mientras el alba ingresa por las ventanas.
Un antiguo teléfono negro de mediados del siglo pasado le sirve de puente con el presente:
—Hola, hijo, tu madre acaba de fallecer.
En el antiguo Grundig se escucha a Julio Jaramillo sollozar las notas del pasillo “Sombras” de Rosario Sansores, que lo traslada sesenta años atrás. Sobre el escritorio reposa abierta generosamente la prosa de Cortázar: “Conducta en los velorios”.

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18 comentarios

  1. 1. Thelma Lóoez Lara dice:

    Hola, Luis Ponce.

    Qué hermoso relato. Me gustó como fuiste desarrollando la despedida.

    Inicias con Julio Cortázar como enganche y concluyes con el nombre de su cuento: conducta en los velorios.

    Observación:

    “Entre buscar las ropas apropiadas: las suyas y las de Emma, recoger lo usado ayer que aún estaba en el dormitorio”

    Compañero Luis, entre la palabra “usado” y “ayer” considero que hizo falta la preposición “de”.

    Favor de corregirme si estoy en un error.

    Muchas gracias por leer mi relato. Tomaré en cuenta tus observaciones. En mi espacio para comentarios estaré contestando a los que me visitan.

    Saludes.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 05:57
  2. 2. KMarce dice:

    Saludos Luis P:

    Antes que nada, gracias por leer mi texto. Ya he dado respuesta a los comentaristas que han llegado, tú incluído.

    Voy a ser honesta, no me he detenido a buscar puntillas. Me dejé llevar por la escritura y la historia. El título ya lo declaraba, un anciano y una despedida, sólo podía referirse a la despedida de un ser amado. No sé porque la edad, nos hace que la muerte está más cercana.
    Casualmente, es el tercer relato que habla del tema que he leído hasta ahora; pero todos marcados de formas tan distintas que se leen independientes.
    No he tenido la oportunidad de leer el libro que mencionas, sería muy interesante conocerlo y apreciar más la inspiración, aunque el título parece decirlo todo.

    Sin ánimo de dramatizar; me pasó igual. Mi madre falleció a la 1.20a.m. y yo me encontraba sola con ella en el hospital, me tocó prepararla, recoger todas sus cosas, y hacer la docena de las llamadas que asustan de madrugada; es la peor noticia que puedes transmitir a tu familia, hermanos y amigos; por lo que esperé un par de horas, cuando ya estaba casi todo listo. Creo que el proceso de sobrellevar una muerte es muy doloroso, sobre todo cuando amas tanto a quien se va; pero te reconforta saber que lo que viviste con esa persona, cuánto la amaste. Y comprender que la muerte es parte de la vida, te ayuda a sanar.
    Sí, me embebí tanto en tu relato, que no le encontré pegas. Ese trabajo se lo dejo a otros.

    ¡Nos leemos!

    Escrito el 18 junio 2016 a las 09:12
  3. 3. siullegna dice:

    Emotivo relato, con buena estructura y fabuloso desarrollo, plagado de referencias maravillosas. Felicidades Luis Ponce

    Escrito el 18 junio 2016 a las 12:11
  4. 4. charola dice:

    Hola Luis Ponce! Qué bueno y hermoso relato el tuyo. Muy bien desarrollado, emotivo, los recuerdos muy cálidos, tiernos que van surgiendo a medida que va caminando el protagonista. Parece que todo estuviese todo perfecto.
    Felicitaciones.
    Un abrazo
    Si tienes tiempo, esta vez estoy en el 176.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 19:33
  5. 5. L.M.Mateo dice:

    Hola, Luis:

    De nuevo nos regalas tu prosa pausada. He respirado la vejez y la tristeza de tus líneas, que me han trasladado a casa ajena permitiéndome entrar en un momento tan íntimo.

    Respecto al aspecto formal, me ha llamado la atención que comienzas hablando en pasado para ponernos en presente en el mismo párrafo. Si lo has hecho con intención o ha sido un lapsus, es algo que solo tú puedes aclarar.

    Recuerda que los títulos de las canciones, al igual que el de los libros, se escriben en cursiva (o comillas, en este caso). Lo mismo para los nombres científicos (“ageratum”).

    Me ha extrañado encontrar la palabra “frío” sin acento, sabiendo lo mucho que los cuidas. Deduzco que ha sido un error de dedo.

    Gracias por regalarnos, de nuevo, un relato tan intimista.

    Un abrazo

    Escrito el 18 junio 2016 a las 20:10
  6. 6. Manoli VF dice:

    ¡Formidable texto, Luis Ponce!

    Una riquísima prosa nos acompaña en la lectura a través de un cuidado personaje que marca un ritual de despedida, como bien has puesto en el título.

    Un magistral réquiem, el que nos has expuesto, acompañado además de referencias musicales, obras de arte y ese manual de Cortázar tan ilustrativo.

    Una única cosa cambiaría, porque me ha parecido demasiado, aún para el efecto dandy: ese Chanel Number Five, quedaría más natural a mi juicio con “Chanel Número Cinco” pero son apreciaciones muy ligeras, para un relato de este nivel.

    Te felicito, y te invito a pasar por mi texto (131) que también describe otra despedida, casi anunciada desde el principio.

    Saludos.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 10:39
  7. 7. Luis Ponce dice:

    Gracias Thelma,Kmarce, siul legna, Charola,L.M.Mateo y Manoli por sus comentarios, los tomaré en cuenta para la versión definitiva.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 16:02
  8. 8. Marián dice:

    Hola Luis Ponce. Siempre me parece difícil conseguir trasladar, sin dramas, tanta emoción contenida y tanta intimidad. Tu relato lo consigue. Gracias por compartirlo.
    Me ha parecido que llamar “evento inesperado” al hecho que desencadena todo, podría resultar un tanto superficial, contrastando con la profundidad que luego adquiere la narración.
    También coincido con Manoli VF en su apreciación del Chanel Number Five.
    Respecto a las citas que introduces, por un lado incorporan un “punto” pero me ha ocurrido que me han frenado un poco el ritmo en la lectura.
    Mi admiración.
    Te agradezco mucho tu comentario a mi relato (91)

    Escrito el 19 junio 2016 a las 17:32
  9. 9. Cryssta (Madrid-España) dice:

    Hola Luis, te felicito por este relato que rebosa tanto amor, ha sido muy emotivo leerlo.

    Poco que mejorar:

    – La frase que empieza con “Los puentes tendidos…” es demasiado larga

    – tras “ropas apropiadas” una coma en vez de los dos puntos

    – dices dos veces “compromiso” y uno se pregunta cuál será dos veces, yo quitaría “en este compromiso”

    – un poco larga la frase que empieza con “Al tiempo que su cerebro…”

    – “en la cocina” entre comas

    – un punto tras “invade la casa”

    Espero haberte ayudado. Te deseo que pases un feliz verano. Nos leemos siempre que quieras.

    Un abrazo.

    Escrito el 20 junio 2016 a las 11:31
  10. 10. Roger/NHICAP dice:

    Hola Luis,
    Comenzar a leer y ver el nombre de Cortázar, me confirmó que, de nuevo, tenía delante otro excelente relato de Luis Ponce. Y no me equivoqué.
    Me gustó la manera cuidada, de grato nivel literario, y la fluida narración, con evocaciones a personajes de la literatura y música que adornan lo justo, sin exageración, de un texto intimista sobre como afrontar en solitario, la despedida de la persona que compartió tu vida.
    Me encantó como muestras el momento, resaltando el respeto, casi reverente, de él y su cariño hacia Emma, de la preparación del cadáver con el florido vestido y esos detalles complementarios.
    Renuncio a comentar detalles formales. Buen trabajo, Luis.
    Felicidades y un abrazo

    Escrito el 20 junio 2016 a las 17:47
  11. 11. Juana Medina dice:

    Hola Luis,
    Como dicen los franceses, “chapeau”. Realmente hay que sacarse el sombrero con todo respeto.
    Es así como creo que hay que despedirse, incluyendo aquella música que… dando tiempo al alma… dando tiempo al muerto, también. Cuidado y delicadeza. dos palabras que valen para el texto mismo.
    Felcidades. Un saludo

    Escrito el 22 junio 2016 a las 23:24
  12. 12. Laura dice:

    Hola Luis
    Un relato a toda orquesta de los preparativos por el fallecimiento de un ser querido.
    Sencillo pero maravilloso.
    Sigue en esto que es lo tuyo

    Escrito el 23 junio 2016 a las 10:41
  13. 13. Fonta dice:

    Me gusto mucho tu relato, me deje llevar mucho por la historia, sobre puntuaciones, o errores no sabría decirte porque soy nuevo, con el tiempo iré aprendiendo, te mando un abrazo y si quieres te pasas por el mio (nro 125)

    Escrito el 23 junio 2016 a las 18:41
  14. 14. José Torma dice:

    Hola Luis, gracias por pasarte por mi relato.

    Aun estoy tratando de contener las lagrimas, me pegaste hondo y no se ni por que.

    Tu relato es como una cancion de ritmo pegajoso que te va haciendo tararear durante el recorrido, ya algo me imaginaba yo, pero me resistia a creer. Me has matado.

    No sabria que corregirte porque para mi esta justo. Carajo y pensar que al empezar a leer, escribi… “Satisfaga dos veces muy juntas”. Luego se me ha olvidado esa tonteria.

    Saludos y felicidades.

    Escrito el 23 junio 2016 a las 23:25
  15. 15. Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia) dice:

    Un saludo Luis Ponce. Tu relato me ha mostrado la otra llave que es posible encontrar: la llave inmaterial que abre distintas situaciones. La escena del protagonista y el nexo con la literatura también me llaman la atención. En general, es un muy buen trabajo el que nos presentas.
    Nos seguiremos leyendo. Hasta pronto.

    Escrito el 27 junio 2016 a las 00:18
  16. 16. Vespasiano dice:

    Estimado Luis:
    Hermoso relato, y no quiero saber lo que te han dicho los demás compañeros para no dejarme influenciar (después los leeré).
    Me ha enganchado desde el principio y he visto en él pura poesía y una sensibilidad extraordinaria.
    He subido y he bajado las escaleras junto con el anciano y he sentido la tremenda confusión que debería haber en el cerebro del protagonista.
    Solo me ha chocado una cosa en tan cuidado relato:
    “Escucha ceremoniosamente el Réquiem, a cuyo pesado ritmo pasa la aspiradora”. Yo he intentado escuchar música pasando la aspiradora y es prácticamente imposible hacerlo, a no ser que uses unos buenos cascos. Te comento esto por si quieres tenerlo en cuenta, porque este detalle no desmerece para nada tu historia.
    Me ha gustado y por ello te felicito.

    Escrito el 27 junio 2016 a las 21:39
  17. 17. oda a la cebolla dice:

    ¡Hola, Luis! Me ha parecido un relato muy fresco y original. Aciertas en la manera de llevarlo, con cada persona y objeto con nombre y apellidos que aparece. Tiene unas notas de humor y de drama, a partes por igual. Muy buena la propuesta de tu “llave”. Seguimos leyéndonos a la vuelta de vacaciones. Saludos y ¡buenas tardes!

    Escrito el 28 junio 2016 a las 12:54
  18. 18. lunaclara dice:

    Hola Luis Ponce: un gran acierto desvelar la verdad en una única frase al final de tu relato. El verdadero amor es entregado y delicado, y tú lo cuentas muy bien, con poesia y respeto.
    Felicidades, y gracias x comentar mi relato.
    Feliz verano, compañero.

    Escrito el 23 julio 2016 a las 19:02

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