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El secreter - por Liliana Del Rosso

Web: https://solosimplesrelatos.blogspot.com.es/

El anciano encontró la llave en el bolsillo interior de su sobretodo, donde debía estar su pañuelo. Metió su mano derecha dentro del abrigo en busca de la útil prenda. Extrañado ante la ausencia, frunció el entrecejo y sacó la mano con cierta celeridad. Rebuscó en los dos bolsillos laterales. Su incomodidad crecía, no encontraba su pañuelo y lo necesitaba. Una desagradable gota viscosa y transparente estaba a punto de caer de su nariz. Usó la palma de su mano izquierda para contener el goteo. A paso acelerado cruzó la recepción de la residencia hacia su habitación, saludó a la enfermera de turno con la mano derecha entrecerrada; sostenía de forma inconsciente la pequeña llave que sacó de su bolsillo.
Al entrar en su habitación se dirigió al aseo.
—¡Qué asco! ¿Dónde habré metido el pañuelo? ¿Y esta llave? —Murmuraba mientras se lavaba las manos.
Se secó, salió del aseo y cerró la puerta de su habitación, se sacó el abrigo y lo colgó en el perchero que tenía detrás de la puerta.
—Esta llave no es mía. ¿Por qué la tengo en el bolsillo del abrigo?
Durante unos segundos miró el pequeño objeto intentando recordar.
—Claro he debido coger el sobretodo de otro cliente. —Se dijo mientras volvía a buscar la prenda. Revisó los bolsillos en busca de más pistas, pero solo pudo comprobar que era el suyo. Tenía las galletas de coco que su nieta le había regalado.
Pensó —¡Cómo le gusta el coco a esta muchacha!
Carlos desayunaba todos los días en la cafetería donde trabajaba su nieta. El anciano lamentaba que a causa de los malos negocios de su hijo, su pequeña tuviese que trabajar en lugar de estudiar. Le habían timado y cumplía condena en la cárcel por un fraude que no había cometido.
Carlos se sentó en el sillón, jugaba con la llave mientras se preguntaba ¿qué puede abrir? Era pequeña y parecía antigua, con la parte superior muy elaborada con forma de corazón. Lo más probable era que perteneciese a un mueble.
Carlos se fue relajando hasta quedarse dormido. En medio de una nebulosa, entre sillones mesas y aparadores identificó un escritorio de estilo ingles. Un cajón central y dos puertas laterales. Era el que tenía en su despacho el socio de su hijo. Aquel hombre se había deshecho de todo poco antes de desaparecer del país.
El anciano despertó sobresaltado. Recordó el escritorio y el día en que la asociación Reto los recogió para sus almacenes de muebles usados. Era invierno y hacía mucho frío. Pensó que seguramente tenía puesto el sobretodo.
Salió de su habitación convencido de que aquella llave había aparecido en su bolsillo por alguna razón. Ya en recepción cogió el teléfono y habló con su nuera sobre lo sucedido. Terminó diciendo:
—Dile a tu hija que mañana le llevo la llave al bar. Tu intenta localizar el escritorio en el almacén de los muchachos de Reto, quizás no lo han vendido. Mira en los cajones, puede que haya algo que nos ayude.
Al cabo de unas semanas, Carlos se paseaba por la residencia feliz como no había estado desde hace algo más de un año. No paraba de contar la historia de su llave.
—¿Recuerdan la semana esa que hizo tanto frío? Pues me puse un sobretodo que tenía muy viejo y encontré esta llave…
Para sus compañeros de residencia escucharlo hablar con tanto entusiasmo era mejor que ver una película.
—Dentro de una de las puertas el escritorio tenía un pequeño compartimento que se habría con esta llave. Allí encontraron una agenda y algunos papeles bastantes interesantes. Según cree el abogado de mi hijo podrán reabrir la causa y quién sabe… No hay pena que dure cien años ni cuerpo que la aguante. —El anciano volvía a tener ganas de vivir.

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8 comentarios

  1. 1. gaia dice:

    El relato cumple con todos los requisitos de un buen cuento, sigue escribiendo! Me leerás en el 202

    Escrito el 18 junio 2016 a las 14:26
  2. 2. Henar Tejero dice:

    Hola Liliana : Tu relato tiene una buena descripción. Narras con mucho detalle y eso nos sitúa en la acción rápidamente.Es fácil y de leer,con dinamismo,concluyendo con un final feliz. Me gusta el final en el que el anciano recuerda la historia en la residencia.
    En definitiva, me ha gustado. Nos seguimos leyendo !!!

    Escrito el 18 junio 2016 a las 16:20
  3. 3. Je sus Lacupett dice:

    Hola Liliana:
    Una historia muy bien ambientada y fácil de leer, me gusto tu estilo. Felicitaciones.
    Si deseas leer la mía esta en 153.
    Saludos desde Viña del Mar, Chile

    Escrito el 21 junio 2016 a las 03:01
  4. 4. Jesus Lacupett dice:

    Hola Eliana:
    Me gusto tu historia, bien ambientada y original con un feliz final y misterio.
    Sigue así con imaginación, felicitaciones.
    Un abrazo desde Viña del Mar, Chile

    Escrito el 21 junio 2016 a las 03:15
  5. 5. María Kersimon dice:

    Hola Liliana,
    Gracias por leer mi relato y por tu interesante comentario. Me ha gustado leerte, encuentro tu escritura fresca y elegante. No sobra una palabra y las descripciones son vívidas y creíbles. La idea es buena y agrada encontrar un desenlace feliz. El anciano que has descrito tiene ganas de sentirse útil, importante, y lo consigue, además con una hermosa aventura que le hará digno de la admiración de sus familiares y compañeros. Todo un logro.
    Un saludo.

    Escrito el 21 junio 2016 a las 21:55
  6. 6. Adriana Noemi de la Merced dice:

    Muy bueno el cuento.te atrapa desde el primer momento.Excelente!!!!!

    Escrito el 24 junio 2016 a las 18:23
  7. 7. KMarce dice:

    Saludos Liliana:

    Muchas gracias por pasar por mi relato y tu gentil comentario. Hasta ahora, puedo disponer de unos momentos libres, para poder comentar a quienes tan gratamente me leyeron.

    Tu relato es muy sencillo, sereno e interesante. Creo que has mantenido bien lo que es el la introducción y el descenlace, sin embargo, el nudo es ambiguo.
    Te comparto también, algunos puntos que a mi parecer, creo que merecen una mejora o atención.

    Aunque me gusta mucho la escritura narrativa, debes de evitar lo obvio, eso que hacemos todos. Creo que eres un poco como lo soy yo, veo todo y eso mismo escribo. Pero a veces, muchas en realidad, es mejor obviar detalles innecesarios.
    Has mencionado acciones que no marcan en la historia, te muestro para que comprendas:
    «Se secó, salió del aseo y cerró la puerta de su habitación, se sacó el abrigo y lo colgó en el perchero que tenía detrás de la puerta.»
    Esta frase, puede resumirse: “Después de limpiarse las manos, dejó colgado el abrigo en el perchero detrás de la puerta”.
    Lo mismo ocurre en el primer párrafo, haciendo mucho énfasis que hace, cada movimiento, y hasta que mano utiliza. Deja que el lector llene esos huecos, si dices que busca en el bolsillo, se entiende que debe meter su mano, indistintante cual sea. Y la izquierda, puede ser “la otra” mano.

    Cuando yo retorné a escribir a los once años, hacía lo mismo que tú, hasta que mi hermana me dijo: “No escribas todo, no necesito saber que pone un pie primero para dar un paso y luego el otro”. Ella tenía trece años :S

    Así que mi consejo, es que leas, en palabras, no imagenes. Antes era muy permitido, más ahora no lo es, puedes hacerlo si deseas puntualizar algo; pero no lo trivial.

    Un error con el que yo batallo aún, es el uso de “se” para unificar palabras. “se dijo, se sonrió, se…”, es muy propio de los americanos hablar así; pero he notado que no se ve bien y es incorrecto para la lengua en español. Lo que ahora hago, es buscarlos a próposito y eliminarlos, sin sentir pena por ello.

    Has usado la raya para los guiones. No estoy muy entendida como se haría en este caso, porque es una sola persona la que dialoga (para si misma) y no comparte charlas con nadie. Se entiende que la raya es para diferenciar un diálogo de otro que habla; así que me has dejado tarea para averiguar que se hace en estos casos.
    Lo que sí sé, es que has usado la raya para un pensamiento, y esto debe ser marcado por «» o “”. De preferencia los primeros, porque son propios de nuestra lengua, las comillas inglesas en caso que vayan dentro de los «», como segundo apoyo. (Yo prefiero las “”, porque me gustan visualmente, pero por obediencia al idioma, lo estoy cambiando y usando como se debe).

    Por último, haces mención del nombre Carlos, en muchas ocasiones. Al principio pensé que era “otra” persona, pero luego comprendí que era el nombre del anciano. A mi parecer, creo que podría nombrarse desde el incio y obviar algun “Carlos”, por un él o la acción directa, ya que toda la historia trata de las acciones de un solo personaje, y no caería en confusión de quien se está hablando.

    En cuanto al contenido, me ha gustado la personalidad del anciano; me parece muy bien desarrollada. Su actitud pasiva, un tanto olvidadiza y hasta caprichosa, propia de la edad.
    Y al final, ese orgullo de ser él, quien rescatara una situación penosa con su hijo.
    Eso, sí. La Deux Maquina con la aparición de la llave, me hace torcer la comisura. Porque ese escritorio estaba en la oficina del socio de su hijo, y a no ser que el anciano trabajara en ese mismo despacho, no comprendo como llegó a tenerla en su poder. En fín.

    Pero la historia me parece muy amena, fácil de leer y agradable. Tienes mucho potencial y si te gusta escribir, nunca dejes de hacerlo. Todo se aprende, pero la creatividad es innata.
    Un plácer, ¡nos leemos!

    Escrito el 29 junio 2016 a las 00:44
  8. 8. Tatei jautze dice:

    Hola Liliana Del Rosso:
    Cuando dice: “con la parte superior muy elaborada con forma de corazón.” y enseguida (ya con algunas correcciones agregadas): “entre sillones, mesas y aparadores, identificó un escritorio de estilo inglés con un cajón central y dos puertas laterales” veo ese toque de inspiración femenina. Eso no tiene nada de malo.

    Lo que si tiene de malo es que falta poner mucho más cuidado con los signos de puntuación.
    Dice: “—Claro he debido…”
    Debe decir: “—¡Claro!, he debido…”. Debe llevar una coma y sugiero unos signos de exclamación.

    Más adelante dice:
    “jugaba con la llave mientras se preguntaba ¿qué puede abrir?
    Debe decir:
    “jugaba con la llave mientras se preguntaba: “¿Qué puede abrir?”” o
    “- ¿Qué puede abrir? -se preguntaba mientras jugaba con la llave-.”, entre otros muchos ejemplos respecto a las fallas con los signos de puntuación, comillas y guiones largos.

    También es un detalle recurrente la falta de limpieza en la estructura de los párrafos. Dice: “Pensó que seguramente tenía puesto el sobretodo.
    Salió de su habitación…”. Debe decir: “Pensó que seguramente tenía puesto el sobretodo, salió de su habitación…”

    Hay otros errores, por ejemplo, ya casi para terminar dice: “y algunos papeles bastantes interesantes.” y debe decir: “y algunos papeles bastante interesantes.” ¿ves la diferencia?

    Pero ¡hay una solución!: leer y escribir.

    Escrito el 15 agosto 2016 a las 01:13

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