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La memoria sin recuerdos - por Guiomar de Zahara
El anciano encontró la llave en la tierra, a los pies de un cruceiro cercano a su casa, cuando iba a plantar unas semillas de margaritas donde imperaban la grava, yerbajos y un círculo de cantos blancos.
El llavín estaba resguardado en una de funda de plástico. Retiró la envoltura y estuvo unos instantes observando aquel objeto. Parecía de plata, podía ser de un cofre o de un cajón pequeño ¿Cómo habría ido a parar allí? Estaba claro que no se había perdido: lo habían escondido.
Terminado el quehacer entró en su vivienda, fue hacia la chimenea y parándose allí, contempló los leños encendidos y el zigzaguear de las llamas. Después se acercó al escritorio y tocó un resorte oculto. Un cajón triangular salió lentamente. Lo abrió y sacó un paquete envuelto en un paño rojo; retiró la tela y tomó con delicadeza entre sus manos, una cajita de madera labrada, metió una pequeña llave en su cerradura, un suave ruido, y la tapa se abrió: dentro había una libreta. Comenzó a releerla mientras se sentaba ante el buró.
Últimamente notaba que su memoria se iba perdiendo poco a poco. Allí estaban escritos sus pensamientos más secretos. Llevaba tiempo pensando en algunos episodios de su juventud, sucesos sin ilación que se interrumpían de pronto. Esos retazos seguían siendo indescifrables. Empezó a hacer una lista intentando pese a todo, encontrar puntos de referencia: una fecha, un sitio concreto, un nombre. Tenía la sensación de estar haciendo un rompecabezas. ¿Por qué tiró por ese camino mejor que por aquel otro? ¿Por qué nació si luego le repudiaron? ¿Qué sentido había tenido su existencia? Le entraban mareos al pensar en lo que habría podido ser y no había sido.
Cogió la pluma y siguió escribiendo a continuación del último párrafo:
« ¿Si hubiera seguido el camino que por mi nacimiento me estaba reservado –como está aquí escrito– qué habría sido de mi vida?
Hoy he plantado unas semillas de flores a los pies de una cruz de piedra, que pasa inadvertida entre rastrojos y malezas. Es curioso el hecho de que solamente hay una fecha o quizá sean solo números que correspondan al cantero que la esculpió: 1-9-2-6 o también el año en el cual, supuestamente, yo nací. Curiosa casualidad. Pocas personas conocían mi existencia, y ya para aquellos, no sigo en este mundo. Pero al lento transcurrir de los años no dejo de pensar ¿Qué hubiera pasado si no hubiera desaparecido? Yo vivía tranquilo como hijo único, dentro de una familia acomodada, que me dieron estudios, aunque no su cariño. Como nunca lo tuve, nunca lo eché de menos.
Cuando supe quien era mi padre biológico –al que nunca había visto– fue tan trágico para mí, que decidí desaparecer, no dejar rastro y ninguna clase de huella: prendí fuego al lugar donde pasé mi infancia y parte de mi juventud. Me dieron por muerto.
Ahora pienso que ya no cuento para nada entre los vivos, pues a veces, no sé donde estoy, ni como me llamo. Mi corazón contempla con envidia los árboles, cuya vida consiste tan sólo en soñar con el sol y ver caer la lluvia.»
Cuando terminó de escribir. Cerró la caja con su llave, dejándola en el mismo lugar. Se fue hacia la salamandra donde había más calor. Con la llavecita de la caja en una mano, buscó con la otra, en el bolsillo de su abrigo, la que estaba entre la tierra. Con un extraño presentimiento puso las dos juntas ¡Eran idénticas!
Alguien si sabía de su existencia y en el lugar en el que se encontraba. Muy lentamente se acercó al hogar y reavivó el fuego. Volvió hacia el escritorio y sacando el cofre lo tomó entre sus manos y, cuando las llamas eran más vivas, dejó caer la caja con su libreta dentro. Cuando ésta comenzó a carbonizarse, tiró las dos llaves a las brasas.
– Ahora ya no queda nada de mí memoria – y se sentó en su sillón hasta que solamente quedaron las cenizas de todos sus recuerdos.
No sé si me faltó poner más atención pero no entendí para qué tenía dos llaves. La historia de desarrolla con trabajo y no me enganchó el final.
Hola Guiomar de Zahara, la historia no es que sea rara, pero se me hace difícil de entender.
La llave que encuentra en anciano, ¿es para acceder a la caja que tiene guardada en su casa, y leer sus recuerdos? No entiendo, en ese caso, por qué esconderla entre la maleza.
El relato está bien escrito, aunque hay algunas palabras que no había oído nunca, tampoco se hace muy pesado. Pero el hecho de no entender la trama, de no ser capaz de relacionar la llave escondida, con la caja, no me deja disfrutarlo completamente.
Un saludo
Hola Guiomar:me encantan las historias de secretos familiares. Creo que toda persona esconde un secreto y que la realidad de la vida supera a la ficción. Si a estas historias le añadimos misterio y un poco de magia podemos tener un buen relato. Tú, Guiomar, siempre pones ese toque que es tu sello personal.
En cuanto al significado es verdad que dejas muchas puertas abiertas, pero ahí está la gracia. Hay unas preguntas clave en el relato: “¿por qué nació si luego le repudiaron?
Sea cual sea el secreto de este hombre, el lector se queda con el sentimiento de desarraigo que él siente.
El final con la comprobación de que la llave enterrada abre también la caja de su diario o recuerdos es un giro muy bueno. Creo que es lo mejor del relato porque nos añade más intriga aún. Alguien más sabía su secreto. Pero el hecho de que decida quedarse sin recuerdos me deja desolada.
En cuanto a la forma te digo una cosa que hace poco me dijeron a mí y que estoy intentando corregir. No abusar de la conjunción “y”
También creo que en donde pones “….hay una fecha”sería más correcto: ….haya
Me dejas con la intriga de quién sería su padre, Guiomar, pero te lo perdono porque no es bueno se “cotilla” jeje
Un abrazo
Zelfus: No tengo nada que decir a tu comentario. Los gustos, por suerte para los humanos, son diferentes. Gracias por gastar un poco de tu tiempo leyendo mi relato.
Sr Pimienta: Pues te digo lo mismo que a Zelfus. Siento que mi relato ni os haya gustado ni lo habéis entendido.
En el próximo reto procuraré ser más clara y con palabras que podáis entender.
Hola Marazul: Como siempre tus comentarios son como una brisa suave y ligera llena de frescura.
Has entendido muy bien desde mi primera historia que no me gustan los finales cerrados.
Todas las vidas tienen varios y variados caminos.
Tienes razón en las dos correcciones, tomo buena cuenta.
¡Gracias!
Hola Guiomar,
A mi si me ha gustado el relato, al menos la idea. Si que es verdad que le falta algo claridad en la exposicion, y yo revisaria los signos de puntuacion. Nos leemos!
Hola Guiomar! Un relato triste que me enganchó desde el comienzo. El anciano tiró sus recuerdos y todo lo que le unía a sus recuerdos al fuego. Ya había huido antes también, cuando conoció a su padre biológico y ahora anciano quiso desligarse totalmente, lo dice con sus propias palabras, el porqué: “Ahora pienso que ya no cuento para nada entre los vivos”. ¿Cuántos ancianos se sentirán igual de infelices cuando van perdiendo la memoria y sobre todo cuando recuerdan algo de su vida tan miserable?
Encuentro dos palabras que les faltó tilde: “cómo me llamo” y “alguien sí sabía…”. Al inicio creo que estaría mejor el párrafo así: “El llavín estaba resguardado por una funda de plástico”
Felicitaciones! Un abrazo.
Te invito a leer el mío. 176
Hola Guiomar: ¡Gracias por la visita y el comentario!Me gusta tu relato, me encanta tener que reconstruir la historia a partir de los datos que van surgiendo, en tu caso quizás como lector desearía un poco más de “carne” para llenarla pero me parece que tu intención es más la de provocar un efecto de desazón y misterio y eso está muy bien logrado. Algo quisiera señalarte sobre todo porque es el comienzo y ya sabemos que el principio…bueno. “cuando iba a plantar unas semillas de margaritas” estaría mejor después de “la tierra”,conviene que el complemento de tiempo preceda al de lugar, pruébalo a ver qué te parece. Ese en que estaba en la frase obligatoria en este caso resulta un incordio, pero en fin, es lo que hay.Felicitaciones y nos vemos en la próxima.
Charola y Noemi ¡Gracias por vuestros comentarios!
Charola tienes razón en lo que me dices y ya está corregido.
Noemi es verdad que queda mejor lo de la tierra, también he tomado buena nota de ello.
Espero vuestros acertados criterios para las próximas ediciones.
Un cordial abrazo.
Hola Guiomar,
Me ha encantado tu relato. Es de verdad tristísimo, pero tan frecuente con o sin caja de recuerdos. Ni siquiera hace falta no haber sido querido. Lamentablemente con vivir mucho y que los demás se vayan yendo, nos deja tan solos como este anciano. Lo peculiar está en que él quiere seguir borrando huellas. Me da más la impresión de culpas que de resentimiento o rechazo al mundo. Es una impresión personal.
Las correcciones que te han señalado así como la falta de datos sobre quién puede haber dejado la segunda llave valen, pero no pueden contra lo esencial del relato que sigue siendo muy bueno.
Se me ocurre que si insinuaras algo que el anciano no ha podido olvidar, ligado a alguien que tal vez pueda haber puesto la llave, por ahí enriquecería el relato. No sé. Ya verás. Para mi fue un placer leerte. Si quieres, te espero en el 106.
Buenas vacaciones.
Hola Guiomar:
Apertrechado de ordenador, paso a comentar tu relato que me ha parecido intrigante, si me atengo a la definición de la RAE:
INTRIGA: “En un argumento, serie de acontecimientos que constituyen el nudo, especialmente si suscitan el interés”.
Yo lo he leído con interés y mi imaginación me pone a cavilar sobre quien será el padre del protagonista. Y alguien muy gordo, o muy grande o muy cercano debe ser para el joven (en aquel momento), decidiera desaparecer del mapa.
Por otro lado el descubrimiento de aquel duplicado de la llave lo lleva a la conclusión de que alguien conoce su historia, al haber leído los apuntes que el anciano guardaba en aquella caja.
Gracias también porque he aprendido el significado de “salamandra”.
Me ha gustado.
Felicidades.