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matarile rile rile - por Toni Tosso

El anciano encontró la llave en su mano y la mantuvo siempre junto a él año tras año.
TIC – TAC – TIC – TAC…
– ¿Dónde la guardé? – se preguntaba en voz alta el anciano que, con manos temblorosas, rebuscaba en los distintos cajones de la cómoda, lanzando las cosas guardadas en ellos en distintas direcciones.
TIC – TAC – TIC – TAC…
– Hubiese jurado que la dejé aquí, ¡aquí mismo! , ¿cómo es posible que no esté ahora? – habló visiblemente nervioso.
Estaba sólo, como siempre había sido, nadie podía haberla cogido, pensaba para sí mismo, ¿para qué hubiese querido nadie coger una ordinaria llave cuando sólo tenía importancia para él y nadie más? Cuando en la casa podía observarse a simple vista, multitud de objetos de valor que habrían atraído la atención de cualquier amigo de lo ajeno, como para fijarse en una vulgar llave.
El anciano se jactaba de tener una mente extraordinariamente lúcida, para cualquier persona a su avanzada edad. Podía exponer, con minuciosos detalles, hechos acontecidos mucho, mucho tiempo atrás, pero también se acordaba de esas cosas cotidianas que hacía todos los días… qué había desayunado, lo que había leído en el periódico hace escasamente unas horas, las palabras de cortesía que había cruzado con su vecino del quinto.
Llevaba la tosca llave siempre colgada de una cadena sin atractivo alguno, alrededor de su cuello, y no era una tarea simple, a pesar de su tamaño comedido, ¡la llave pesaba lo suyo! La fría mordedura del metal contra su piel, y el lastre que marcaba su cuello, le recordaba, segundo tras segundo la importancia de mantenerla cerca de él, aquel para quien sólo tenía significado esa ¡maldita llave ahora desaparecida!
Sólo se la había quitado unos escasos momentos, lo justo para asearse, y, como siempre, la había colocado con denotado esfuerzo sobre la bandeja de plata, que se haya sobre la cómoda que estaba asaltando.
TIC – TAC – TIC – TAC
El anciano sudaba copiosamente, debido al esfuerzo que estaba realizando en, hasta el momento, frustrante búsqueda… ¡maldita llave! ¿Dónde estarás?
Con acuciado esfuerzo se puso de rodillas y miró debajo de la cómoda.
Nada… nada de nada…. ¿pero cómo demonios era posible que la hubiese perdido?– se seguía preguntando. Si hubiese tenido aún pelo, se lo habría arrancado ahora mismo, presa del desasosiego que le embargaba.
TIC – TAC – TIC – TAC
Quedaba poco tempo. Levantarse fue más duro que arrodillarse, las articulaciones se resistían, cuan oxidadas bisagras sin aceitar, pero el punzante dolor le recordaba al anciano lo vivo que aún se encontraba.
El viejo se sentó en el filo de la cama, deshaciendo la perfectamente arreglada y cuadrada colcha.
– Queda ya poco tiempo – expresó el anciano, encogiéndose de hombros, lanzando un profundo suspiro mientras agachaba la cabeza con resignación, y se masajeaba el pecho, con cuidado, allí dónde se dice se encuentra el corazón.
TIC – TAC – TIC – TAC
En el silencio que reinaba, ahora que el anciano había claudicado ante lo inevitable del destino, el sonido del segundero martilleaba sus tímpanos, con un ritmo en “crescendo”, del cual el viejo comenzaba a ser dolorosamente consciente.
TIC – TAC – TIC – TAC
El anciano se tumbó sobre la colcha, cerró los ojos, se abrió la bata, y rebuscó a tientas, en la oscuridad que reinaba tras los párpados, con dedos temblorosos y arrogados por la edad, la cerradura que se encontraba en su pecho, justo un poco a la izquierda del centro, allí dónde tiene que encontrarse el corazón.
TIC – TAC – TIC – TAC, golpeaba con estruendo en los tímpanos del anciano el paso de cada segundo.
TIC – TAC – TIC …
El reloj paró, gastada la cuerda, y el viejo dejó de respirar en ese mismo momento, flácido sus miembros cayeron junto a su cuerpo.
A los pocos segundos se oyó un maullido, si el anciano hubiese seguido vivo habría visto adentrase en la habitación al gatito del vecino quien, de vez en cuando iba a su casa, buscando las latas de atún con las que el anciano le agasajaba. Lentamente el felino se acercó a la cama, para colocarse junto al anciano con un ágil salto, y allí, se hizo un ovillo junto al viejo, y dejó caer sobre la mano abierta y ya por siempre inmóvil del anciano, lo que llevaba en la boca… la llave colgada de la cadena que el viejo había estado buscando con tanta ansiedad, la llave que permitía darle cuerda al reloj de su corazón.

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6 comentarios

  1. 1. Romina Eleonora Mc Cormack dice:

    Me gustó el relato. La idea de que el corazón del viejo sea un mecanismo al que deba darse cuerda me pareció original. Lindo simbolismo. Saludos.

    Escrito el 17 junio 2016 a las 18:48
  2. 2. Diego Manresa Bilbao dice:

    Hola Toni!
    Me ha gustado tambien el simbolismo, pero no he entendido el principio con lo que se cuenta luego “El anciano encntro la llave en la mano”…
    No me parece muy coherente la verda…
    El lenguaje esta muy buen, hay que revisar alguna coma de todas formas.
    Buen relato! Nos leemos!

    Escrito el 18 junio 2016 a las 12:21
  3. 3. R.B. dice:

    Hola!
    Me gusto tu relato, me encanto el simbolismo en el corazon del anciano, pero creo que abusaste un poco el uso de la coma.
    Besos y nos leemos

    Escrito el 20 junio 2016 a las 04:23
  4. 4. ortzaize dice:

    hola
    me has tenido en ascuas con el corazon de tu anciano. ha sido interesante leer tu relato. me recuerda a una novela que la escuche en clase y era asi de corta y angustiosa. se le escapaba el tiempo.
    gracias.

    Escrito el 21 junio 2016 a las 19:22
  5. 5. beba dice:

    Hola, Toni:
    Trajiste un ralato fantástico, con un corazón al que hay que darle cuerda..
    El desenlace es original, tal vez lo más valioso de tu cuento; descubre una metáfora muy bella: vivimos mientras activamos nuestro corazón; mientras tenemos estímulos.Aquí la vida pende de ese reloj al que hay que atender; pero llega un momento en que se detendrá, y hay que estar dispuesto a aceptarlo.
    Sin dudas, busca que te busca una llave sin otro suceso que no en
    contrarla, sin ningún dato que justifique su necesida,d se vuelve algo pesado.Podría matizarse con referencias a situaciones que estimulan a ese corazón. Tal vez si el gatito vuelteara antes del final…
    La construcción y gramática son correctas; sólo noté un error de ortografía: La bandeja que se “haya”, tiene que ser “halla” .

    Escrito el 1 julio 2016 a las 19:39
  6. 6. beba dice:

    Uuhh; no te dejé mi dirección: 203. Hasta pronto.b

    Escrito el 1 julio 2016 a las 19:40

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