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La llave del bardo - por Cam

El autor/a de este texto es menor de edad

El anciano encontró la llave en suelo, no entendía como no la había visto antes. Una fina capa de polvo recubría todo el suelo, sus pasos dejaban huella.
Con la ayuda de su viejo bastón, se agachó. Las tablas de madera se quejaban bajo sus pies, crujían y crujían, como si gritaran de agonía. El anciano no las culpaba, si el fuera tabla, no le gustaría que lo pisaran.
Dio un pequeño suspiro antes de posar sus delicadas rodillas en el piso.
Alzó la mirada y observo la llave por un largo rato. Hace ya mucho tiempo que no se le veía ese brillo de curiosidad en los ojos.
Sus gruesos y torpes dedos tomaron la llave con mucho cuidado, no quería mover ni una pizca de polvo.
Luego se levantó, lo cual le costó mucho más de lo esperado.
Con agua limpió la llave, sacando toda la suciedad. Con sumo cuidado, se la colocó cerca de su oído, esperando a que diga algo, pero no. Quizá sea una llave tímida, o sino simplemente sea muda.
El anciano procedió a analizar el grabado que había sobre ella. Rezaba:
“Bardo”.
El anciano rió, su cuerpo se estremeció de la risa, hasta se le ocurrió saltar de alegría. Tantos años buscando aquella llave y por fin la había hallado.
—Bardo. Es una palabra de muchos usos, puede ser usada para aludir al barro. En algunos países sudamericanos se usa como sinónimo de lío, descontrol o quilombo. Pero esos, no son los usos que nos interesan —dice con alegría y picardía en la voz—. En la antigüedad, se le denominaba bardo a aquella persona que se dedicaba a narrar, de forma oral, poemas y leyendas. Solían detallar hechos históricos, en extensos poemas que podían cantar o recitar. Eran la esencia de los pueblos, ya que eran los que transmitían la historia a las nuevas generaciones. Me complace compartir con ustedes lo que es bardo tal y como un bardo haría —recita.
Su voz áspera y gastada, resuena en toda la estancia, provocando un eco tras cada palabra.
Sonrie.
Con euforia en cada paso, corre a la estrecha escalera que bajaba hacia el sótano.
Está demás decir que el sótano era oscuro, mal iluminado. Los únicos tímidos hilos de luz de luna entraban por una pequeña ventanilla.
Una vez abajo, abre el gran baúl que se hallaba al fondo de la habitación, bajo la ventanilla. Dentro de este, había un pequeño cofre. Lo saca y lo deja en el piso.
Era un precioso cofre, de madera de cedro rojiza, con detalles en oro que brillaban a pesar del polvo que lo recubría.
Sujetó la llave, las manos le temblaban de emoción y ansiedad. La introdujo para después girarla.
El cofre se abrió con un pequeño chisquido. El anciano respiro hondo, sintiendo el hogareño olor a madera vieja.
Sintió como su pie se estiraba y rejuvenecía, como sus huesos se achicaban y su ropa se amoldaba.
Una vez haber terminado de cambiar, admiró sus manos, de dedos ágiles y suaves, jóvenes.
Con apresuro cerró el cofre y lo metió en el baúl.
Agarró la llave antes de subir por las escaleras saltando, disfrutando sus nuevas y fuertes piernas.
Fue a donde había encontrado la llave en un principio. Se agachó sin dificultad alguna, colocando sus pies en las mismas huellas que sus anteriores pies habían dejado. Lo mismo hizo con la llave, acomodándola sobre su huella.
Una vez haber terminando, se quedó mirando la nada, con los ojos perdidos, extraviado en el laberinto que era su cabeza.
Habrá pasado una hora, o quizá tan solo un segundo, pero el chico se terminó levantando. Salió por la puerta, dejando un solitario pero tranquilo silencio en la vieja casa.

¿Quien era este anciano rejuvenecido?
Algunos dicen que era la personificación del bardo, representante inmortal de todos los bardos.
Pero algunos otros pensaban en algo más grande, la personificación de la mismísima historia, concentrada en un cuerpo humano. Si lo ven tiene algo de sentido, la historia se rejuveneció con la llave que es el bardo.

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4 comentarios

  1. 1. siulLegna dice:

    Buen relato Cam, con excelente ritmo y lleno de encantadoras sorpresas. Maravilloso el poder que le otorgas a la llave, rejuvenecerse es alucinante. Me ha encantado, Feliciddades Cam.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 09:19
  2. 2. lucrecia gordillo dice:

    Cam:
    Es agradable saber que alguien menor de edad conozca como los celtas celebraban las fiestas en medio de poemas, lira y cantos. Muy buena historia.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 18:00
  3. 3. Laura dice:

    Hola Cam. Muy buen relato con una llave con poderes mágicos.
    Felicitaciones, y más al ser menor de edad y buscar las letras para expresarte.
    Felicitaciones una vez más.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 12:06
  4. 4. EndikaP dice:

    Hola Cam:
    Me ha gustado lo que he leído, me han gustado las descripciones y me ha parecido muy interesante.
    Como apunte: cuidado con los tiempos verbales, tienes que ser constante y no saltar del pasado al presente.
    La descripción de las maderas crugiendo me ha parecido muy ingeniosa. Gracias por tu relato.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 20:32

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