Bombones Lloveras - por @jaiarus

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El anciano encontró la llave en una caja de bombones Lloveras, y al instante supo qué abría. Jamás le pidió explicaciones a su mujer, siempre había sido buena con él y le quiso a su modo, aunque hubiera preferido no tener que enfrentarse a esa llave. Pero se lo había prometido. Pocos días antes de morir le había hecho prometer que buscaría la llave y lo que escondía. Ni siquiera en su lecho de muerte habían sido capaces de decirlo en voz alta, y a pesar de haber enterrado a su esposa, aun la quedaban cosas por esconder bajo tierra, todas ellas detrás de la cerradura que abría esa insignificante llave.

Se plantó delante del tocador de su mujer, introdujo la llave en la cerradura y la giró, al oír los chasquidos de los pernos se sintió mal por invadir la intimidad de su difunta esposa. Respiró profundamente antes de abrir el cajón, preparándose para lo que iba a encontrar. Lo primero que vio fue una foto, miró el dorso y se fijó en que tenía algo escrito:

“Las circunstancias nos obligan ahora a separarnos, pero jamás perderé la esperanza ni pararé de luchar para poder volver a estar junto a ti. Nunca dejaré de quererte.”

También había una fecha, 20 de abril de 1949, dos días antes de su boda. El que ya lo supiera no amortiguo el golpe, se quedó mirando a su espesa en la imagen, estaba increíblemente hermosa, con una sonrisa en la boca que a él jamás le dirigió. Los rizos, que él sabía pelirrojos, le caían de manera desordenada sobre la cara, y sus ojos brillaban, casi traspasando la foto, observando de reojo a su acompañante, que posaba igual de radiante a su lado. Era la primera vez que se fijaba en ella, era una belleza de mujer. Tenía el pelo negro azabache y le caía en cascada sobre los hombros, sus ojos eran ligeramente rasgados y se intuían claros, aunque el blanco y negro de la foto hacía imposible precisar el color exacto. Incluso en foto transmitía seguridad en si misma, y a diferencia de su mujer miraba al frente desafiante.

Guardo la foto, con la ligera sensación de salir perdiendo frente a esa mujer desconocida. Siguió mirando en el cajón, encontró varias cartas, todas dirigidas a su mujer, no pudo evitar pensar que cuando se empeñaba en ser sordo y ciego lo hacía a conciencia. Eligió una carta y empezó a leer:

Querida Carmen,

Aquí las cosas están cada vez peor, intentamos resistir, pero los defensores de Franco y su dictadura cada vez tienen mas poder y prácticamente se han hecho con la ciudad. He visto encarcelar a gente por una mala mirada a la persona indebida. Pero no nos rendimos, seguimos luchando en la sombra. ¡No pararemos hasta conseguir la 3º República!
Pero bueno, no quiero aburrirte ni asustarte, estoy bien. De momento no se fijan demasiado en mi, por ser mujer, aun así debo ir con cuidado. Pero te echo de menos, tener que pasar por todo esto sin ti se hace cada vez mas complicado. Se que tenías que irte, “enderezar tu vida”, pero eso no lo hace más fácil. Juntas no tendríamos ningún futuro, tu familia jamás habría tolerado que su hija se mantuviera soltera.
Si pudiera pedir un solo deseo, sería poder pasar las noches junto a ti, volver a acariciar tu suave piel y a sentir como tus manos recorren todo mi cuerpo, poder volver a probarte cada día o robarte besos a escondidas.
No se si tendremos una segunda oportunidad, por eso necesito pedirte dos cosas. Nunca dejes que te digan que lo que tu y yo hemos vivido esta mal o es un pecado, no te dejes convencer por esas mentes atrofiadas que no son capaces de ver mas allá de sus narices. Nuestra historia es tan real como cualquier otra, nuestros sentimientos valen lo mismo, el amor no entiende de sexo, de raza ni de posición social. Nunca olvides lo que sentimos la una por la otra. Pero a mi si debes olvidarme, y esa es la segunda cosa que te pido, vive tu vida y disfrútala. Se que no es lo que esperábamos, pero al menos Juan es bueno contigo y siempre miró para otro lado cuando tuvo que hacerlo. Vive por las dos.

Te quiero, Carmen.
Maria

Juan busco cartas con fecha reciente pero no las encontró, esa fue la última carta que su mujer recibió de Maria.