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la garrafa - por Saulo R. Barreto

El autor/a de este texto es menor de edad

El anciano encontró la llave en un viejo libro en medio del tatami. Apenas salió del hospital no pudo esperar para ir a la academia. Dos meses de catorce fue lo que pudo aguantar a pesar de las recomendaciones del doctor. Para él no era obstinación, ni terquedad; El jiu jitsu era su vida.
Entro cojeando en medio de un mar de densas sombras. Tanteaba en la penumbra y cada paso estaba fríamente calculado por el miedo y la duda. Encontró con dificultad el interruptor que prendía las luces, espero unos segundos, pero había olvidado que dos de las tres farolas que colgaban sobre el techo estaban dañadas. Una luz amarillenta de polvo daba la impresión de estar en medio de una atmósfera arenosa y lúgubre.
El ladrido de un perro lo asusta. Se gira airadamente. Intenta sentirse “seguro” y se dispone a empacar el dinero con mucho cuidado. Son sus ingresos, lo que aprendían sus alumnos, el sustento de su familia. Su vida. La noche se abalanza sobre él y lo engulle mientras baja por la calle que llaman “la garrafa”. Sabe, pero lo ignora, que a tan solo diez minutos y sobre el horizonte, ya irreconocibles, se alzan las favelas. Se apresura, no mira atrás, siente un sudor frió que corre por su nuca. Mete las manos a sus bolsillos para disimular un implacable temblor. Tiene miedo, a pesar de que todos los días enseña a sus alumnos a no tener miedo. Su arte es la defensa pero no hay en aquella vasta noche, en aquel oscuro paisaje, manera alguna de defenderse contra el destino; aun peor, y él lo sabe, no hay manera de defenderse contra el hombre.
Rodeo el tatami apoyándose en la pared para no caerse. Se cambió, se puso el kimono y entro, haciendo reverencia a Helio Gracie, a Brasil, y al ya muerto Japón. En medio del recinto, bajo la escasa luz que brindaba la farola del centro, había un libro viejo, de pasta dura y en cuya portada decía “judo: fundamentos y teoría”. No resultándole extraño se acercó por mera curiosidad, esperando encontrar alguna ilustración de aquellas que tanto le gustaban. El libro no ofrecía dicho goce, pues a pesar de que hubiesen fotos y una que otra cosa, poco se apreciaban dada la pobre luz y los mal impresos caracteres del libro. Lo sostuvo un rato, pasó las hojas y descansó la mirada en las fotografías, viendo sin ver, tan solo distrayendo la mirada. En eso y sin el más mínimo aviso de entre aquellas páginas el anciano ve caer un sobre. Lo toma y con la misma curiosidad y ataraxia del principio, lee “de: Joao Machado” “para: mestre…”.
En ese vago silencio se distingue un ladrido. Se asusta; de nuevo. Voltea a mirar vehemente esperando encontrarse algo, cualquier cosa; el silencio. Reanuda su cauteloso andar, sintiéndose “seguro”. Pero antes de llegar a salir por aquella ignota calle, a los ojos del mundo, antes de salir de “la garrafa” oye unos pasos frenéticos que lo embisten. Esta vez no se asusta, se defiende. “¡hijo de puta!” “¡cabrón!” son insultos que tal vez escucha en medio de la imaginación y el miedo. No sabe, duda de aquello, quizás el mismo es quien vocifera. Sobrevive. Le tiemblan las manos. Un vértigo pétreo ralentiza la adrenalina de cada movimiento. Al primero lo neutraliza con un golpe en la nariz. Sangra, maldice, mientras trata inútilmente de ubicar el tabique. El segundo se defiende y terminan en el asfalto. Luchan, y el mestre no se cuestiona siquiera como es que el ladrón sabe jiu jitsu. Se apodera en aquel instante lo primitivo y no el método. Se apodera y manipula a voluntad, no el pensamiento, no la justicia, no la existencia, sino la vida, cruda y sincera. El ladrón le rompe la rodilla, con una llave que de algún modo reconoce el mestre. El dolor le impide cualquier reconocimiento; Se incrementa el dolor, sufrimiento. Se rasga el pensamiento. Uno le asesta una puñalada y queda casi inconsciente; recuerda ver dos siluetas perderse en el horizonte con el dinero. Irreconocibles.
Abre el sobre y lee lo que hay dentro “lo siento mestre, perdóneme por lo que he hecho…perdóneme…” también hay una fotografía en el sobre. La mira mientras apreta el libro con cólera… una llave de pierna y al lado, escrito en bolígrafo rojo “la garrafa”. Ladra un perro anónimo en algun anónimo lugar, y la farola se apaga ahogando aquel ruido en un profundo silencio.

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5 comentarios

  1. 1. Wiccan dice:

    Buenas Saulo,

    Es un curioso relato, muy intimista a mi parecer. Tengo que reconocerte que tuve que leerlo varias veces para entender si existía un cambio de tiempo en la acción o no, y aún no lo tengo muy claro, porque como el protagonista sale del hospital al principio pero luego le rompen la pierna al final y los tiempos verbales van bailando durante el relato no tengo claro si el principio es el final o es que ya sufrió un ataque anterior y tu relato es el segundo ataque (que es lo que yo entiendo).
    De tu relato me gusta principalmente la ambientación que consigues, esa descripción de la semioscuridad en el tatami y en la noche, esa inseguridad que siente el protagonista en contradicción con sus enseñanzas, creo que haces muy buen trabajo. Creo que también ayudan a la ambientación esa utilización de frases cortas, ya que provocan en el lector entre calma y desasosiego, ya que sientes que algo va a suceder. Personalmente, me encanta la frase “Se apodera y manipula a voluntad, no el pensamiento, no la justicia, no la existencia, sino la vida, cruda y sincera”, creo que tiene mucha fuerza y expresa muy bien el sentimiento de una persona dedicada a la enseñanza de un arte marcial que se abandona a los instintos.
    En cuanto a forma, creo que hay algunas cosas que podrías revisar. Te comento por si te pueden ayudar:
    – Los tiempos verbales: Es lo que más me despistó, empiezas el relato en pasado, luego pasa a presente, luego vuelve a pasado y va bailando todo el texto(salió del hospital, se gira, se abalanza, se cambió, se apodera, le rompe). Salvo que haya alguna justificación en la historia que cambie el tiempo, debería manterse porque es el enfoque que le has dado como autor.
    – En “El jiu jitsu” ese el es en minuscula porque no hay punto.
    – La frase “sabe, pero lo ignora” me despista, creo que entiendo lo que quieres expresar, pero tendría que ser algo del tipo “sabe, pero no quiere pensarlo” o algo asi, porque o sabes o ignoras, pero no pueden ser las dos.
    – “Frió” es sin tilde
    – Tiempos verbales sin tilde: “entró cojeando”,”rodeó el tatami”, “kimono y entró”.
    – Repites la palabra “miedo” en una frase sin necesidad, sería “Tiene miedo, a pesar de que todos los días enseña a sus alumnos a no tenerlo”
    – Lo mismo con la palabra “mirada” en “descansó la mirada en las fotografías, viendo sin ver, tan solo distrayendo la mirada”, podrías terminar la frase con “tan solo por distraerse”.
    – Cuando dices “curiosidad y ataraxia” creo que es una contradicción, ataraxia es cuando haces algo sin impulsos ni deseos y si sientes curiosidad ya no hay ataraxia.
    – Se repite la construcción “antes de salir” en la misma frase. Tendrías que intentar evitarlo para que no se haga repetitivo.
    – Se repite también muy cerca la construcción “se apodera”: esto te lo comento porque puede sonar repetitivo, aunque en este caso en concreto puede que contribuya al ritmo así que no lo considero un fallo en si.
    – Falta la tilde en “algún” al final, en “algún anónimo lugar”.
    Espero que te tomes estas cuestiones como opiniones de una persona inexperta en la escritura, para que las puedas valorar. Como ya te dije, creo que el texto tiene muchas cosas buenas y con más mérito siendo una persona joven, con lo que sigue escribiendo porque se te ve madera. Muchas gracias por compartirlo.
    Un saludo

    Escrito el 18 junio 2016 a las 13:49
  2. 2. charola dice:

    Hola Saulo! Me sucedió lo mismo que a Wiccan. Leí varias veces tu relato y me ha quedado la duda de si el ataque es el que lo lleva al hospital o si es un segundo ataque después del retorno. Creo que hay un exceso de comillas en tu relato, yo me quedaría solo en los dos casos: “Judo: fundamentos y teoría” (Judo con mayúscula, es el nombre del libro) y “la garrafa”. Nada más. Estoy de acuerdo con los aportes de Wiccan también.
    Por lo demás, me gustó tu relato, tu escritura, tienes talento, falta ordenar tus pensamientos solamente. Felicitaciones.
    Mi relato está muy cerca al tuyo 176.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 16:14
  3. 3. Saulo R. Barreto dice:

    muchas gracias por leer mi relato y por sus comentarios, es la primera vez que participo y espero poder mejorar con el tiempo.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 16:33
  4. 4. LUZ ORTEGA dice:

    Hola Saulo:
    Me correspondía leer tu relato, estoy de acuerdo con lo que han dicho los compañeros anteriores.
    Teniendo en cuenta la edad que tienes resulta todavía más interesante el relato.
    Felicidades

    Escrito el 18 junio 2016 a las 22:57
  5. Hola Saulo.
    La idea de tu relato es buena y, como bien dice Charola, noto algo de desorden en la redacción, pues varias veces durante la lectura del texto he tenido la sensación de que cambias el decorado de la escena, situando al maestro dentro o fuera de la academia sin previo aviso.
    Saludos.

    Escrito el 20 junio 2016 a las 15:33

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