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La llave de la felicidad - por Júdit Alca

El anciano encontró la llave en el fondo de la botella. Había conseguido sacar ya el papel que también habitaba la botella, pero aún no lo había leído. Sacó la llave y la miró atentamente. Era una llave más bien pequeña, con la cabeza en forma de corazón. Había sido de color oro en sus inicios, pero ahora solo se veían destellos dorados entre la mugre acumulada en ella. Le parecía haber visto esa llave antes, pero no sabía dónde. ¿Cuánto tiempo había estado la botella en el mar, a la deriva? El anciano se dispuso a leer la carta que yacía a su derecha en la arena:
“Eres afortunado si la botella has encontrado y tienes en tus manos el tesoro más preciado”.
El anciano se asombró al leer aquello. Estaba escrito con una caligrafía que le era familiar pero no sabía de qué. El agua no había dañado demasiado el papel, con lo cual se podía leer la totalidad del texto. Siguió leyendo:
“Por ahora no sabes quién soy, pero no te debe importar. Te doy un consejo: si quieres ser feliz, el cofre debes abrir. La felicidad reside en su interior, pero encontrarlo es una difícil misión”.
El anciano se asombraba cada vez más. No entendía nada. ¿Quién le había mandado esa botella? Y, fuera quien fuera que la había arrojado al mar, ¿cómo podía saber que él iba a encontrarla? Del asombro pasó al miedo en cuestión de segundos, pero siguió leyendo:
“El cofre está dónde reside tu corazón”.
Y ya está. Nada más. El anciano volteó la hoja y buscó más palabras. Pero nada. Eso era todo. Cogió las cosas y se fue a casa, pensativo. “El cofre está dónde reside tu corazón”. Esas palabras no paraban de merodear por su mente. Pero él tenía claro donde estaba su corazón. Con su difunta mujer, las cenizas de la cual esparció en su monte favorito, al lado del arroyo donde su bonita historia empezó cincuenta años atrás, a la sombra de un cerezo. El día que la dejó volar, hacía ya tres años, su corazón también voló con ella. Desde entonces había vivido sin ganas, sin alma. Esperaba ansioso que llegara la hora de reunirse con su amor.
A la mañana siguiente decidió ir allí. Iba una vez a la semana para reunirse con su mujer y contarle lo que le había sucedido. Pero ese día era una excepción, porque no le tocaba ir. La carta le había mantenido toda la noche en vela, pensando qué podía significar. Y después de darle muchas vueltas, allí se encontraba, sentado a la sombra del cerezo que los había visto crecer juntos. Cerró los ojos y recordó momentos vividos con su mujer en aquel lugar: su primer beso, las tardes de verano achuchándose bajo el sol, cuando imaginaban un futuro juntos, el día que le pidió matrimonio, cuando le dijo que no podía tener hijos, el día que todo se rompió cuando le dijo que padecía cáncer, el día que esparció sus cenizas… El anciano se puso a llorar. Ese rincón era suyo, de los dos. Había sido testigo de todos los momentos preciosos de su vida, pero también de los malos. Estaba claro que allí residía su corazón, junto con la única mujer que había amado con toda su alma.
Después de un rato de meditación, el anciano se levantó. “Te doy un consejo: si quieres ser feliz, el cofre debes abrir”. ¿Pero qué cofre? No había nada allí cerca, salvo el árbol. Miró a su alrededor, pero no podía ver nada. Se acercó al cerezo y toco cada parte del tronco, buscando algún hueco. Pero no encontraba nada. Cuando estaba a punto de rendirse, un recuerdo vino a su cabeza. Hacía muchos años, cuando se habían prometido amor eterno con su amada, enterraron un pequeño cofre con un símbolo de su amor: dos corazones encadenados. Luego tiraron la llave al río. Hizo memoria para recordar donde lo enterraron y empezó a cavar. Allí había estado durante todos esos años. Cogió la llave y, por sorpresa, encajó. Abrió el cofre y no sólo encontró los corazones, sino también una nota:
“Ahora puedes ser feliz de nuevo: mira al cielo”.
El anciano lo hizo y sintió que su alma abandonaba el cuerpo y volaba hacia arriba.
Más tarde, cuando una pareja encontró el cadáver, el anciano tenía una sonrisa de felicidad dibujada en sus labios.

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5 comentarios

  1. 1. GAIA dice:

    Muy tierna historia. Te felicito por la fluidez de tu relato.
    Éxito!
    Me puedes leer en el 202

    Escrito el 18 junio 2016 a las 12:59
  2. 2. DIASPORA dice:

    Hola, Júdit Alca.
    Me da mucho gusto leer tu relato. Cuentas una bonita historia de amor imperecedero. Y observo que eres bastante cuidadosa con los signos ortográficos y manejas un rico vocabulario.
    Indudablemente le has puesto alas a tus pensamientos, solo así se puede elaborar una historia como esta. ¿Cómo la llave arrojada al rio volvió a manos del anciano? ¿Qué hada madrina le hizo el favor?
    Cuándo la lógica se ausenta, aparece el milagro. Por un lado es bueno, porque el lector debe contribuir a llenar estos espacios vacíos.
    Buen trabajo muchacha.
    No sueltes la antorcha.

    Escrito el 20 junio 2016 a las 05:44
  3. 3. Jelly Bangster dice:

    Hola Jùdit.
    Solo puedo decirte que a veces tus explicaciones suenan un poco redundantes y se siente que dices mucho pero no avanzas nada. Se percibe principalmente al inicio.
    También creo que te hace falta situar mejor tus punto y aparte y punto y seguido pues eso entorpece un poco la lectura.
    Por lo demás me ha parecido una historia conmovedora, en ningún momento se ve comprometida.
    Todo lo anterior en la opinión de una humilde lectora y escritora amateur.

    Me encantaría que pasaras a leer el mio y me digas que te pareció; es el numero 60.

    Nos leemos luego.

    Escrito el 21 junio 2016 a las 18:19
  4. 4. Miriam Torres dice:

    Hola Júdit.

    La estructura del texto está claramente definida, y la puntuación es muy correcta. Sin embargo, observo algunos detalles a tener en cuenta:

    Repeticiones:

    Primer párrafo: “El anciano encontró la llave en el fondo de la botella. Había conseguido sacar ya el papel que también habitaba la botella, pero aún no lo había leído. Sacó la llave y la miró atentamente. Era una llave más bien pequeña, con la cabeza en forma de corazón.” Se repiten las palabras “llave” y “botella” bastante cercanas entre sí.

    Ortografía:

    “Había sido de color oro en sus inicios, pero ahora solo se veían destellos dorados entre la mugre acumulada en ella.” – La palabra “sólo” lleva tilde al tratarse de un adverbio (al igual que lo escribes correctamente al final del texto)

    “Hizo memoria para recordar donde lo enterraron y empezó a cavar.” – Entiendo que ese dónde tiene carácter de interrogativo (¿Dónde habrían enterrado el cofre?), por tanto, lleva tilde.

    Contextos:

    “Y, fuera quien fuera que la había arrojado al mar, ¿cómo podía saber que él iba a encontrarla?” – Creo que la frase es un poco rebuscada. Dejándola como “Y quien fuera que la había arrojado al mar, ¿cómo podía saber que él iba a encontrarla?”, el contexto es el mismo.

    “Con su difunta mujer, las cenizas de la cual esparció en su monte favorito” – “Con su difunta mujer, de la cual esparció sus cenizas en su monte favorito.”

    Concordancia:

    “Cuando estaba a punto de rendirse, un recuerdo vino a su cabeza. Hacía muchos años, cuando se habían prometido amor eterno con su amada, enterraron un pequeño cofre con un símbolo de su amor: dos corazones encadenados.” – El incluir “su amada” implica un cambio en la estructura, porque fue él (es decir, uno) quien se prometió amor eterno con su amada: “(…) Cuando se había prometido amor eterno con su amada, enterraron un pequeño cofre.” O bien: “(…) Cuando se habían prometido amor eterno, enterraron un pequeño cofre.”

    Me ha parecido una historia muy tierna y conmovedora, no apta para corazones sensibles (como el mío). Emotiva. Un homenaje al amor eterno, más allá de la muerte, y en la propia muerte. Enhorabuena por saber transmitir un sentimiento tan bonito y, en mi caso, emocionarme.

    Escrito el 25 junio 2016 a las 22:54
  5. 5. Tatei Jautze dice:

    Hola Júdit Alca:
    Hay algo en tu historia que me deja un mal sabor, resulta que yo no veo que la felicidad esté en algo o en alguien, la felicidad está en uno mismo, siempre.
    ¿Has visto la película animada: “Up”, de Pixar Animation Studios? No encuentro una historia muy diferente en el texto que presentas.
    Algo que me gusta mucho es que no pretendes dar todas las respuestas y dejas mucho a la interpretación sin dejar vacios.

    Escrito el 4 agosto 2016 a las 00:02

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