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Esencia de limón - por Marta

ESENCIA DE LIMÓN

El anciano encontró la llave en el fondo del tarro de las galletas. Se quedó tratando de asimilar el aroma de las masitas de limón que hacía Delia. Ya nadie sabía la receta y él había perdido el interés por comerlas.
Cuánto tiempo había pasado. Veinte años, tal vez más. La exactitud no tenía ninguna importancia.
Con la llave en la mano fue hacia su rincón proferido, allí donde el sofá, la vieja lámpara y sus libros le ofrecían la paz y el equilibrio necesarios para sobrevivir.
Observó la llave y trató de recordar de dónde era. No tenía idea de porqué Delia la había escondido allí.
Cansado de pensar y temeroso de caer en recuerdos demasiado tristes, la dejó en la mesita junto al libro de turno. Se fue a dormir, pero dio muchas vueltas hasta lograrlo.
Esa noche soñó con Delia. La felicidad estaba dibujada en su sonrisa al despertar.
Pasó el día como la mayoría de ellos, sin sobresaltos. Al oscurecer trató de proseguir con la rutina de leer hasta bien entrada la noche pero los ojos se escapaban hacia la llave.
Volvió a tomarla entre sus manos y cerró los ojos. Las imágenes volvían lentamente.
Una mujer de mediana edad, bailaba en la cocina. Tarareaba una dulce canción y controlaba de cerca lo que se cocía en el horno. El aroma a limón invadía la casa.
Un hombre algo mayor se acercaba muy despacio y con gran dulzura la tomaba por la cintura. El baile continuaba hasta que la cocinera se deshacía del abrazo para salvar las galletas del calor que ya las había tornado doradas y apetitosas.
Era triste el ahora. Estaba solo, se había vuelto huraño y sus modales dejaban mucho que desear.
Sin embargo, desde que encontró la llave algo había cambiado en él. Tenía un motivo para continuar, algo así como un sueño. Deseaba saber más, resolver ese misterio. Una corazonada le inducía a creer que descubriría algo importante, algo que cambiaría su vida.
Una noche se propuso llegar a la solución. Abrió el álbum donde habían guardado retazos de su vida en común.
Muchas fotos, algunas notas hechas de puño y letra, dibujos, flores secas; todo en un caos sólo entendible para la pareja.
Entre las últimas páginas un pequeño escrito, con letra frágil, apenas legible,”cuando quieras hallarme esta llave te llevará a mí”
Se hizo un claro en su mente, recordó el momento exacto, cuando Delia, ya muy débil, trataba de levantar su ánimo ¡Ella dándole esperanza a él!
Qué maravillosa había sido tenerla y cuánto la extrañaba.
Ya más tranquilo decidió acostarse temprano, llevaba apretada en su mano la llave con la esperanza de soñar nuevamente con la mujer.
Cuando el sol iluminó el cuarto, el hombre muy quieto, sonreía mientras la llave se deslizaba hacia el suelo.

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5 comentarios

  1. 1. merchylam dice:

    Hola Marta,
    Me ha gustado tu relato. Está bien escrito y se lee muy bien. Es fluido. El recuerdo de ambos bailando en la cocina es dulce y hermoso y el olor a limón y galletas impregna el relato y nos llega perfectamente. Incluso el giro final no es brusco pero no resta. Es apacible, como todo el relato.
    En cuanto a la forma y puntuación otros te podrán comentar mejor que yo aunque he visto una cosilla que no sé si quedaría mejor de otra forma:
    Verás,en la frase: “Sin embargo, desde que encontró la llave algo había cambiado en él” no hay nada mal, pero venimos de un momento en el que encuentra la llave y un recuerdo y para que algo cambie en él ha de transcurrir un tiempo, quizás no sea necesario saber cuánto pero no tenemos referencia, es como si pasara de encontrarla, a encontrarse distinto en un momento.
    Imagino que la pausa o el salto en el tiempo has tratado de hacerlo con la frase anterior de “Era triste el ahora…” pero quizás no haya sido suficiente.
    Quizás podría quedar mejor con un modo verbal distinto
    “Sin embargo, desde que había encontrado la llave, algo estaba empezando a cambiar en él” o añadir, “Sin embargo, con el paso de los días y desde que había encontrado la llave, algo había empezado a cambiar en él.
    No sé ya, sabes, es una percepción y una sugerencia.
    Dudo si los pensamientos finales del anciano con respecto a Delia irían mejor entrecomillados así:
    «¡Ella dándole esperanza a él! Que maravilloso había sido tenerla y cuánto la extrañaba»
    Por cierto se te ha colado maravillosa.
    Un placer leerte.
    Estoy justo encima tuya.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 11:13
  2. 2. Marazul dice:

    Hola Marta: me encanta el título de tu relato, y cuando descubro que es el aroma de las galletas que hacía Delia, mucho más. Es muy sensitivo: huele a limón (olfato), sabe a galleta casera(gusto),el recuerdo de una dulce canción en la cocina (el oído), el recuerdo de tomarla por la cintura (el tacto) y la vista a través de los sueños. La expresión ” la felicidad…..al despertar” es muy acertada y lo dice todo.
    Es un relato breve y concentrado en cuanto a emociones con un final abierto. Yo no pienso que el viejo se muera, yo me quedo con que se duerme.
    Es verdad que hay cosas que se pueden mejorar. A ver si me explico bien: yo, como lector, en el párrafo en que dices ” Entre las últimas páginas un pequeño escrito,……cuando quieras hallarme esta llave te llevará a mi”, se debería de poner “la” llave y no “esta”. También decirte que me extraña mucho que el viejo encontrara la llave en el tarro de las galletas después de veinte años. ¡Uffff….es mucho tiempo!. Pero son detalles muy fáciles de corregir si le dedicamos un poco de tiempo. Lo importante de la historia se entiende muy bien, está bien escrito y me ha agradado mucho su lectura.
    Un saludo. Marazul

    Escrito el 18 junio 2016 a las 21:55
  3. 3. Stephany S. dice:

    Hola Marta

    Escribiste un relato muy bello, de principio a fin, grita el amor del anciano por su mujer y la dulzura de su relación, es encantador y muy conmovedor, aunque creo que no quedó completamente claro el propósito de la llave, ya en la carta dice: ”cuando quieras hallarme esta llave te llevará a mí”, pero no entendí que debía hacer con ella; debía buscar algo físico para abrir y encontrar algo que dejó Delia o era solo un catalizador para llegar a ella a través de sus pensamientos y emociones. En todo caso cierras la historia con lo que pienso fue la muerte del anciano, pero me quedo la duda de si debía hacer algo más y ya no tuvo tiempo.

    Pero aparte de eso la historia tuvo una secuencia genial y la forma como describiste la vida del anciano y su esposa juntos y las galletas de limón, fue muy buena, lograste transportarme, casi como si viviera todo a través del anciano.

    Felicitaciones.

    Escrito el 24 junio 2016 a las 05:35
  4. 4. Laura dice:

    Hola Marta
    Has escrito un hermoso relato,conmovedor y sencillo, donde podemos ubicarnos totalmente en la escena que describes.
    Sigue escribiendo.

    Escrito el 3 julio 2016 a las 23:05
  5. 5. Tatei Jautze dice:

    Hola Marta:
    Por el texto se entiende que el anciano encuentra galletas en un tarro que ha estado guardado (arrumbado) durante “Veinte años, tal vez más” y dudo mucho que al abrirlo se encuentre con el “aroma de las masitas de limón” y en esas condiciones hasta yo he “perdido el interés por comerlas.” No lo culpo…

    Escrito el 4 agosto 2016 a las 15:09

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