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El almacén - por Gama

El anciano encontró la llave en el fondo de una vieja caja con herramientas. No lo podía creer. ¿Cuántos años habían pasado? sesenta y cinco para ser exactos. Él tenía siete años entonces.
La llave que ahora sostenía en sus manos, era el objeto más valioso de su infancia hasta antes de cambiarse de casa al cumplir diez.

Mientras la observaba empezó a recordar todo lo que había vivido durante esos dos años, se formaron arrugas a los lados de su boca mientras traía de nuevo aquellas imágenes lejanas.

Todo comenzó cuando su mejor amigo, Miguel, recibió como regalo de cumpleaños número ocho, la llave de un almacén pequeño que su padre poseía. En aquellos días las cosas no iban bien en su casa, sus padres peleaban a cada momento, especialmente porque su negocio se estaba yendo rápidamente a la quiebra, así que el padre de Miguel decidió regalarle la llave para que fuera a jugar con sus amigos al almacén y que así estuviera lo más apartado de casa posible.

Cuando Miguel les dio la buena noticia a todos sus camaradas, se fueron inmediatamente a abrir el almacén y convertirlo en una guarida de sus fantasías. Cabe mencionar que estaba casi vacío a no ser por unas cajas de cartón, pero ¿qué niño no se puede divertir solamente con eso durante horas? Al menos así era en aquella época.

Eran un grupo de cinco niños, incluido el anciano que ahora sostiene la llave en sus manos. Juntos, eran una banda bien conocida en todo el pueblo, siempre provocaban las simpatía de los demás, no se metían en problemas y tenían ocurrencias memorables. Caso contrario era cuando estaban separados en sus casas, donde generalmente había problemas, cada uno vivía en espera de poder ir al almacén a jugar, lo habían convertido en su propio espacio, en su reino.

Miguel acordó dejar la llave del almacén enterrada en una maceta que había a un lado de la puerta principal, por si alguien quería entrar, lo hiciera con toda libertad. Y así lo hicieron los cuatro, hasta que comenzaron a extrañarse de que su amigo ya no iba para allá.

El anciano tuvo una idea que llegaba como un tren a toda velocidad y no podía frenar. Decidió ir al pueblo y visitar el lugar donde estaba el almacén. Tomó la llave, salió de casa y fue a la estación de autobuses a esperar su camión.

Era un viaje largo, al menos seis horas en carretera. Mientras tanto recordó como durante aquellos días en los que se había ausentado Miguel, fue a su casa a buscarlo y él lo recibió con lágrimas en los ojos. Sus padres habían peleado y su madre había resultado herida. No supo que decirle, solo se fue sintiéndose muy triste. No comprendía la situación.

El anciano llegó el pueblo, se había quedado dormido en el camino así que sintió que había sido un recorrido rápido. Tomó un taxi después de preguntar a distintas personas por direcciones. A duras penas le pudieron responder, las cosas habían cambiado bastante como el anciano había supuesto.

Recordó el día en que Miguel desapareció junto con su madre, casi al mismo tiempo su padre huyó a otro lugar. Se enfureció y fue directamente por la llave en la maceta, pensó en tirarla por una alcantarilla pero finalmente se detuvo. Tiempo después él también se cambiaría de casa por órdenes de sus padres.

Llegó por fin a su destino, no había ningún almacén, en su lugar se alzaba una tienda de autoservicio. Se quedó mirando alrededor, casi nada era como él lo recordaba. Pensó en aquellos dos años de su vida donde aprendió mucho.

Sacó la llave de su bolsillo y la dejó en el suelo, junto a la entrada.

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3 comentarios

  1. 1. Laura C. dice:

    Hola Gama, me toca comentar tu relato y no tengo mucha práctica…
    En general me ha gustado, pero los últimos párrafos no tanto. Encuentro el final flojo.
    ¿Cómo es que él tiene la llave? Se la llevó cuando su amigo y su madre desaparecieron, pero se supone que los otros tres niños continuaban en el pueblo, así que ¿por qué se la llevó él?
    Pero no me hagas mucho caso, sólo es una opinión y además de una novata.
    Un abrazo

    Escrito el 17 junio 2016 a las 19:15
  2. 2. Elvis Christie dice:

    Hola Gama:

    En cuanto al fondo, el relato está bien, pero al final deja un poco indiferente. Echo en falta emoción, el clásico nudo y desenlace. Es decir, cuentas una historia que parece prometer alguna sorpresa final, pero la sorpresa no es tal, sino un jarro de agua fría porque al final no sucede nada, aunque quizá esa fuera tu intención.

    Por lo que respecta a la forma, en general me chocan ciertas frases separadas por comas, cuando se trata de oraciones distintas que deberían enlazarse con alguna yuxtaposición o separase por puntos. Te pongo algún ejemplo:

    «A duras penas le pudieron responder, las cosas habían cambiado bastante como el anciano había supuesto». En su lugar, te sugiero «A duras penas le pudieron responder PUES las cosas habían cambiado TANTO como el anciano había supuesto».

    «Recordó el día en que Miguel desapareció junto con su madre, casi al mismo tiempo su padre huyó a otro lugar». Sugiero «Recordó el día en que Miguel desapareció junto con su madre, casi al mismo tiempo EN QUE su padre huyó a otro lugar», o bien «Recordó el día en que Miguel desapareció junto con su madre. Casi al mismo tiempo su padre huyó a otro lugar».

    «Llegó por fin a su destino, no había ningún almacén, en su lugar se alzaba una tienda de autoservicio». Me sonaría mejor «CUANDO Llegó por fin a su destino no había ningún almacén Y en su lugar se alzaba una tienda de autoservicio».

    Son pequeños retoques de estilo que le dan más agilidad y fluidez a la acción.

    Por lo demás, has empleado algunas expresiones que merecerían alguna corrección de estilo también:

    OCTAVO CUMPLEAÑOS por «cumpleaños número ocho».
    Yo eliminaría la expresión «cabe mencionar que…» Suena a expresión formal. La puedes suprimir sin que el relato se resienta y, al tiempo, pierde rigidez.

    Lo mismo me pasa con «caso contrario era cuando…» La frase completa que donde la usas es «Juntos, eran una banda bien conocida en todo el pueblo, siempre provocaban las simpatía de los demás, no se metían en problemas y tenían ocurrencias memorables. Caso contrario era cuando estaban separados en sus casas, donde generalmente había problemas, cada uno vivía en espera de poder ir al almacén a jugar, lo habían convertido en su propio espacio, en su reino».

    ¿Qué te parece la siguiente?: «Juntos eran una banda MUY conocida en todo el pueblo, siempre PROVOCANDO las simpatías de los demás, SIN METERSE en problemas. LA VERDAD ES QUE tenían ocurrencias memorables. AL CONTRARIO, POR SEPARADO Y EN SUS CASAS ERAN NIÑOS TRISTES, VIVIENDO cada uno A LA espera de poder ir A JUGAR A ESE ALMACÉN QUE habían convertido en su propio espacio, en su reino».

    Y una última corrección: «Aquellos dos años de su vida donde…». Yo cambiaría ese “donde” por un “cuando” o “en que”.

    Espero que mi crítica te resulte constructiva y puedas probar a mejorar el relato, pues lo merece. El arranque y los recuerdos de infancia con la llave permiten un final sorprendente, con algún giro. No sé, se me ocurre que aunque el almacén ya no esté pudiera haber algo donde sus amigos hubieran apuntado sus teléfonos para reencontrarse o algo parecido.

    Un saludo

    Escrito el 20 junio 2016 a las 12:15
  3. 3. Yoli dice:

    Hola Gama.
    En general me ha gustado, la idea está bien, aunque el final no tanto. Los fallos que has tenido ya te lo han dicho los compañeros.
    Si quieres leer el mio soy el 104.

    Escrito el 24 junio 2016 a las 09:43

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