Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Los candeleros - por Menta

El anciano encontró la llave en la sagrada ranura de los pechos de doña Elvira. La llevaba escondida en un pañuelo de lienzo blanco anudado. Al palparla, Don Antonio Cisneros sonrió y después suspiró aliviado. Sus miedos habían terminado, sus noches de insomnio quedarían en un mal recuerdo.

Unos días atrás, se había encontrado con fray Blas de Cascante, amigo de la infancia, que estaba visitando la diócesis del Callao. Don Antonio aprovechó esta circunstancia para que el fraile le escuchara en confesión todos sus pecados. Empezó hablando de algunos pecadillos sin importancia, pero poco a poco se le desató la lengua y fue verbalizando los infames hechos que había realizado durante su vida.

Calló un momento para coger aliento y siguió su declaración intentado explicar el miedo que sentía al llegar la noche. Al acostarse y cerrar los ojos, empezaban a desfilar delante de él los castigos divinos que le esperaban; el miedo crecía y se convertía en terror, entonces le invadían fuertes temblores que duraban hasta el amanecer. En algunas ocasiones, durante breves sueños intermitentes, escuchaba el tañer de las campanas de la iglesia. Cuando esto ocurría, se levantaba reconfortado.

Tras un largo silencio, fray Blas le impuso, como penitencia expiatoria, realizar duros ayunos, interminables oraciones y, sobre todo, generosas donaciones a la iglesia parroquial del pueblo que le vio nacer en España, lugar en el que debían oficiar misas para el alivio de su alma.

Para terminar, le explicó que los sueños en los que oía doblar las campanas, simbolizaban la palabra de Dios. Su alma, acariciada por su sonido, volaría cada vez más alto hasta conseguir la paz. Eso sí, siempre y cuando invirtiera algún dinerillo en su salvación.

Él no tenía más que unos ahorros, pero hacía tiempo que le rondaba una idea y la llevó a cabo…

Doña Elvira Ceballos yacía muerta en el último peldaño de la escalera que subía al campanario.

El hombre, oculto entre bancos rotos y reclinatorios desvencijados, había estado un buen rato escuchando atentamente los movimientos de la mujer. Cuando oyó que ascendía por las gradas de caracol, salió de su escondrijo y esparció en dos escalones una fina capa de grasa; encima de ella colocó unos pergaminos. Después, encañonando su voz por el hueco de la escalera, gritó con todas sus fuerzas:

—¡Elvira! ¡Socorro! ¡Ven!

Rápidamente volvió a su observatorio. Enseguida oyó los pasos rápidos de las chanclas de doña Elvira. Y de pronto, escuchó el sonido de un cuerpo dando tumbos y el chasquido de un hueso fracturado. Después, silencio.

Se acercó al vano de la puerta y encontró a Elvira en el suelo; las enaguas, descolocadas, le tapaban parte de la cara y una de las piernas estaba debajo de la otra en un ángulo inverosímil.

Recogió los pergaminos que se habían deslizado hacia abajo. Con un trozo de esparto limpió los escalones y arrojó estos objetos al fuego del hogar.

Encontró la llave donde esperaba. Se dirigió al armario en el que sabía que ella guardaba ocultos sus tesoros. Don Antonio abrió la puerta, iluminó el interior y vio dos candeleros de plata. Los llevó hasta una mesa y, en uno de ellos, hurgó con la punta de su daga la cera sólida que había en el cañón. Enseguida notó algo duro. Entonces, con mucha destreza, realizó un pequeño movimiento de palanca y extrajo una gran perla con silueta de lágrima. La contempló admirado e inmediatamente se la llevó a los dientes para comprobar su rugosidad. En el segundo candelero halló una perla gemela de la anterior.

Ahora solo le faltaba bajar hasta el puerto de El Callao y entregar los candeleros con las perlas ocultas a fray Blas de Cascante, que viajaría a España embarcado en la fragata Nuestra Señora de las Mercedes.

El fraile sabía lo que tenía que hacer cuando llegara a Cádiz. Utilizaría como intermediarios a los joyeros de la Casa Real Española para que aconsejaran la compra de las dos perlas a su majestad Carlos IV. Le harían ver que de este modo, la reina, María Luisa de Parma, podría lucir unos preciosos pendientes que realzarían la belleza del collar, que ya poseía, con la famosa perla Peregrina.

Y el resto del dinero que consiguiera en esta transacción, lo gastaría en pagar las misas y las novenas dedicadas a salvar la pobre alma del anciano pecador.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

13 comentarios

  1. 1. Menta dice:

    Hola a todos: He revisado el texto y veo que algunos espacios que había dejado dobles para indicar el paso del tiempo, no están. Cuando lo copié al blog para mandarlo me pareció visualmente que estaban. Os digo donde los había puesto: 1º Después del primer párrafo. 2º Después de: “pero hacía tiempo que le rondaba una idea y la llevó a cabo…
    Nada más por ahora. Un abrazo

    Escrito el 17 junio 2016 a las 19:21
  2. 2. Yubany Checo dice:

    Me ha pasado. El espacio temporal desaparece y si usas letras en otro tipo de formato para destacar algo tambien se pierden por eso use ##### caracteres raros.

    Me parece interesante tu relato. El personaje presente rasgos distintivos.Tiene un proposito y es evidente que busca y consigue lo que busca. Un reto seria poner mas puntos de giros al conflicto destacando subidas y bajadas, exitos y fracasos en el personaje.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 04:30
  3. 3. Yolanda Tovar dice:

    Hola, Menta:

    Me ha gustado mucho tu relato. Tienes una forma de escribir muy fluida, encadenas bien los hechos y usas muy bien las palabras.
    Además, has creado unos personajes bastante sólidos, muy acordes con la época en la que están.
    Quizás, y por poner un pero, no queda muy claro cómo supo don Antonio el lugar donde estaba la llave y quién era realmente doña Elvira.

    Un saludo.

    Escrito el 18 junio 2016 a las 18:47
  4. 4. charola dice:

    Hola Menta! Me gustó mucho tu relato y está bien escrito, hay saltos de tiempo que están bien utilizados y creo que puedes evitar realizar espacios dobles u otro tipo de formato para separar.
    El primer salto de tiempo no necesita porque se entiende muy bien. El segundo creo que quedaría mejor así:
    “Él no tenía más que unos ahorros, pero hacía tiempo que le rondaba una idea y la llevó a cabo. Oculto entre bancos rotos y reclinatorios desvencijados…(todo igual hasta…la otra en un ángulo inverosímil.)” y poner allí el párrafo siguiente: “Doña Elvira Ceballos yacía muerta en el último peldaño de la escalera que subía al campanario.
    Recogió los pergaminos…” y sigue la trama igual.
    Por lo demás, tu relato me enganchó, lo disfruté. Está muy bueno y no vi otras fallas.
    Enhorabuena!
    Un abrazo.
    Estoy en el 176 por si deseas leer mi relato.

    Escrito el 19 junio 2016 a las 16:16
  5. 5. Melisa dice:

    Hola, Menta!

    Un relato original y bien escrito. Me enganché rápido con la historia y disfruté mucho leyéndola.

    Una pequeña observación, bastante subjetiva la verdad. Me parece que no es necesario escribir el nombre completo del fraile aquí: “…entregar los candeleros con las perlas ocultas a fray Blas de Cascante…”, porque pareciera que se trata de un nuevo fraile y no del mismo que había sido presentado al comienzo.

    Te invito a leer mi relato, el número 10.

    Saludos y hasta la próxima!

    Escrito el 20 junio 2016 a las 19:42
  6. 6. beba dice:

    Hola,Menta:
    Mis felicitaciones. Has logrado un relato excelente,pulcro y dinámico,en el mejor estilo de “Tradiciones Peruanas”.
    Nada importante que drba señalar. Aplausos.
    203.

    Escrito el 23 junio 2016 a las 21:19
  7. 7. Menta dice:

    Hola Yubany Checo: No te he contestado antes porque he estado de vacaciones. Perdón, pero ha merecido la pena porque he llegado nueva.
    Muchas gracias por tus comentarios y tus consejos.
    No sé a lo que te refieres cuando dices que debería poner más puntos de giro al conflicto. Te agradecería que me lo explicaras porque no tengo nada claro lo que son los puntos de giro de los que siempre habláis.
    Lo de destacar subidas y bajadas, éxitos y fracasos, lo entiendo pero me resulta muy difícil en un relato con presentación, nudo y desenlace y con tan solo 750 palabras hacer muchas florituras, y es que es muy difícil.
    Espero leerte el próximo mes. Muchas gracias por todo.

    Escrito el 14 agosto 2016 a las 12:36
  8. 8. Menta dice:

    Buenas tardes Yolanda Tovar, Charola, Melisa y beba: Muchas gracias por vuestras observaciones. Tenéis razón en lo que decís y voy a tenerlas en cuenta y voy a hacer los cambios que me sugerís.
    En cuanto pueda me paso por vuestros relatos. Ya veis que voy muy atrasada en los comentarios porque me fui de vacaciones y he vuelto hace unos pocos días.
    Hasta pronto, Menta

    Escrito el 14 agosto 2016 a las 17:37
  9. 9. beba dice:

    Hola, Menta:
    Una gran sorpresa a esta altura de las vacaciones encontrar un comentario; y el plus de un comentario positivo. Muchas gracias.

    Escrito el 18 agosto 2016 a las 22:26
  10. 10. Isolina R dice:

    Hola, Menta:

    Cuando entré en Literautas me prometí que devolvería siempre las visitas a mis textos. He visto tu comentario por casualidad, porque no esperaba que en agosto nadie comentara aún.

    Tu relato está bien, aunque para mi gusto tiene más posesivos de la cuenta. He contado diecisiete “su/sus”. Algunos debes mantenerlos, otros podrías cambiarlos por los artículos determinados “el/la/los/las”.

    La palabra “don” debe ir con minúscula si se pone entera. Solo va con mayúscula cuando se pone abreviada.

    En: “para el alivio de su alma. Para terminar” yo cambiaría el final por “Como colofón” y así evitaría las dos veces de “para”.

    Nos leemos el próximo curso.

    Espero que mis sugerencias te sirvan.

    Saludos.
    Abrazos.

    Escrito el 28 agosto 2016 a las 20:00
  11. 11. Menta dice:

    Buenos días Isolina: Muchas gracias por tus comentarios. ¡Naturalmente que me sirven!. Adiós. Hasta septiembre. Menta

    Escrito el 30 agosto 2016 a las 08:09
  12. 12. Thelma López Lara dice:

    Hola, Menta.

    Muchas gracias por tus observaciones y palabras de aliento, y qué bueno que te haya gustado mi relato.

    Te cuento, en ciertas regiones de mi país (Costa Rica) decimos “quejimbres”.

    Gracias por el aporte del uso de la palabra “infinidad”. Investigando, he encontrado que esta palabra es un sustantivo cuantificador, por lo tanto no amerita pasarlo a plural.

    Tu relato me ha gustado mucho, escribes muy fluido, directo. Permite que la lectura sea rápida. Además es un relato que invita al lector incorporarse en la historia.

    Un abrazo a la distancia.

    Thelma

    Escrito el 7 septiembre 2016 a las 19:31
  13. 13. Menta dice:

    Hola Thelma hace unos años estuve en tu país y me encantó. En la playa de Tortuguero me emocioné hasta las lágrimas al ver a las tortuguitas recién nacidas dirigirse al mar.
    Te agradezco los buenos calificativos a mi relato. Llevo una temporada que me atrae mucho la historia. Otro abrazo para ti. Menta

    Escrito el 9 septiembre 2016 a las 10:07

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.