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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Lista Negra - por Éter

El autor/a de este texto es menor de edad

Mi madre se encontraba en la cocina cuando el teléfono sonó.
Era una mañana de domingo de principios de Octubre; el olor a nuez moscada inundaba la casa y ella se encontraba preparando fideos a la Macarena: un tipo de pasta que contenía azúcar morena que, de alguna manera, era deliciosa. No se molesten, no encontrarán la receta en ningún lugar. Macarena era mi abuela, una mujer a la que no conocí demasiado y que por alguna razón solía poseer una gran fortuna. Fue un infarto de hace años lo que acabó con su vida y una llamada a su abogado la que nos informó que todo lo que le había dejado a su única hija en herencia era un pequeño cuaderno forrado en cuero lleno de recetas extrañas. Nadie sabía a dónde había ido a parar todo el dinero y los bienes. Era extraño, sí, pero yo no era la indicada para indagar sobre esas cosas, y mi madre era una tumba. Inconscientemente, lo dejamos estar.
En la televisión, el tipo del pronóstico hablaba sobre climas cálidos y probabilidades de lluvia. Puse los platos y cubiertos sobre la redonda mesa de madera. Vi como mi madre se llevaba el tubo del teléfono al oído y, luego de unos mudos segundos, colgaba. Se sentó frente a mí al momento que yo cortaba las servilletas y colocaba una junto a cada vaso.
-Es curioso cómo ese viejo libro, sin embargo, me saca de apuros -dijo al tiempo que me pasaba un plato de pasta rebosante. Sonriendo, añadió: -Buen provecho.
Comimos bajo los frívolos comentarios del noticiero. Yo le hablaba acerca del reciente embarazo de la vecina de enfrente, y ella especulaba sobre si sería nena o varón. Hoy me sentía algo locuaz.
Limpié mi plato completamente. Unos instantes después, levantamos la mesa.
Era mi turno de lavar los platos. Acababa de ponerme los guantes de látex cuando ella, de repente, se desvaneció. Luego de una llamada cargada de un poco de dramatismo al 911, una ambulancia la trasladó al hospital.

Pasaron siete días. Me encontraba en la casa de Lucas, sentada junto a él en su sofá. Tenía la mirada clavada en la punta de mis zapatos; no lo miraba, pero sabía que él me observaba con preocupación, esperando a que le contestara la pregunta que acababa de hacerme.
-Los médicos dijeron que fue un ACV lo que la mató. Como una muerte súbita. -respondí. Tomé una respiración profunda y apoyé mis codos sobre mis muslos. Lo miré y dije: -Yo sé que hay más. Es ese maldito libro, el recetario.
El chasqueó su lengua y me miró a los ojos, confundido. -¿A qué te refieres?
-Hay un cuaderno que mi madre heredó de mi abuela -comencé-. Está lleno de recetas con ingredientes que nunca combinarías: champignones con miel, pollo al chocolate, cosas así. No, no pongas esa cara. -añadí cuando vi que fruncía el ceño- Son bastante ricas, desgraciadamente. Cada nombre del plato viene junto al de una persona, como si fuera una especie de dedicatoria sádica. Mi madre cocinó “fideos a la Macarena” y murió.
Hice una pausa y coloqué un mechón de mi cabello detrás de mi oreja antes de continuar.
-Investigué el informe de la morgue de mi abuela: murió de un infarto. Horas antes, había comido omelette al merengue. En el recetario hay una receta llamada “omelette a la Lorenzo” que contiene merengue. ¿Coincidencia? No lo creo.
Me puse frente a él y lo miré, expectante. Fruncía el ceño y miraba fijo a algún punto de la pared, pensativo. Casi podía ver los engranajes de su cerebro trabajar. Luego de una pausa, murmuró: -¿Te das cuenta de lo loco y espeluznante que suena lo que estás diciendo?
Tragué saliva. -Por eso vine a verte. Necesito tu ayuda y… sé que eres un experto en estas cosas.
Lucas rió. Me enfrentó y cruzó una pierna sobre la otra, brindándome su atención. El gesto casi parecía decir “ven, pasa a mi oficina” –¿Hay algo más que debería saber?
-Estoy casi segura que se trata de alguna especie de lista negra o algo por el estilo. -contesté- Es un cuaderno bastante viejo. Supongo que mi abuela también debe de haberlo heredado, pues sus hojas son bastante amarillentas y está escrito a máquina y… bueno, por qué no lo ves por ti mismo.
Acto seguido, tomé la mochila que se encontraba junto a mis pies y comencé a rebuscar en ella con manos temblorosas.
-Bien, -sentenció- echemos un vistazo.

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7 comentarios

  1. 1. Berundgaar dice:

    Éter…¿para qué te paras ahora?
    Ah, sí…no más de 750 palabras. Estoy por darte mi correo para que me cuentes el resto.
    Sin parecerlo, tiene un ritmo trepidante, te deja con ganas de más, como las mejores novelas de misterio.
    Es un recurso que muchos autores consagrados utilizan. Te dan una introducción que te deja con la miel en los labios y acto seguido, empiezan con una historia totalmente diferente.
    Si llevara puesto el sombrero, me lo quitaría.
    ¿Querrías darme tu opinión sobre mi estreno? Soy novato de primera (en el 75). Creo que he abusado de los adjetivos, sobre todo al final.
    Muchas gracias y un cordial saludo.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 09:04
  2. 2. Leosinprisa dice:

    Hola Éter, he de decirte que me gustan las historias donde hay enigmas que no suelen casar con la lógica y en un mundo real estarian fuera de si. Pero ahí está el poder de la imaginación y no dudo que has hecho uso de la tuya con genial intención.

    Ahora es cuestión de hacerte un par de apuntes. En la narración, cuando alguien habla, se hace uso del guión largo (yo también hice uso del corto hasta que me lo advirtieron), lo lograrás poner con la siguiente fórmula: Alt (sin dejar de pulsarlo) más la combinación 0151 (teclado numérico).

    Al menos así sale en mi ordenador y me imagino que también en el tuyo. De otra manera mira en internet (el saco donde cabe todo) y allí puede que se encuentren otras combinaciones.

    También tengo que decirte que hagas uso más de las comas. Tienes alguna frase excesivamente larga, donde el uso de comas ayudaría a leerla con mayor sentido.

    Por último decirte que el final de la historia parece cortado, como si hubiera de ocurrir algo que luego no narras, no sé si por falta de espacio o fue esa su intención, pero el lector queda un poco «y ahora qué» al leer tu historia.

    No obstante he de alabar que ya tengas bastante coherencia al narrar la historia, aunque este punto final no este muy aclarado o yo no sepa entenderlo.

    Aún así, un buen ejercicio para el tema propuesto.

    Ha sido un placer leerte. Un saludo.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 09:18
  3. 3. Éter dice:

    Muchas gracias por los consejos! Es una de las razones por las que decidí participar, así que los voy a tener muy en cuenta. Es mi primer relato, así que disculpen esta narración tan simple. La idea era esa, una narración llena de elementos que te hacen sospechar de los personajes: ¿quién estaba llamando a la madre? ¿quién es la abuela? ¿quién es Lucas? La intención incluso era que se sospechara de la protagonista, y cerrar la historia con un final sumamente abierto. Disculpen nuevamente si no se entendió. Gracias por leer.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 17:53
  4. 4. K. Marce dice:

    Saludos Éter:

    Gracias por leer y comentar mi texto del mes.
    Prefiero siempre comentar lo que considero puede tener una mejora y luego lo que me gusta de un relato.
    Hay algunas comas sobrantes, te aconsejo siempre leer el texto y escuchar la forma sonora del mismo, el lenguaje natural obvia las comas, en muchas ocasiones. Yo tenía (a veces peco en ello), de hacerlas seguido, pero fue el primer consejo que recibí del taller y debo reconocer me ha sido de gran ayuda.

    Como te han mencionado sobre las rayas de diálogo, debes considerar también que el formato del taller, aunque las tengas correctas, las transforma de — a -, por lo que aunque tu texto esté bien, debes cambiarlas manualmente en el formulario. Para que lo tomes en consideración para una próxima ocasión.
    Todos los diálogos deben iniciar en su propia línea, y he notado que a veces los colocas seguido después de la narrativa. Siempre debes ver la raya al lado izquierdo, iniciando el diálogo, no se permite que exista un texto previo; para que lo tomes en cuenta. Por ejemplo en este párrafo, lo correcto sería:
    « Tragué saliva.
    —Por eso vine a verte. Necesito tu ayuda y… sé que eres un experto en estas cosas.
    Lucas rió. Me enfrentó y cruzó una pierna sobre la otra, brindándome su atención. El gesto casi parecía decir “ven, pasa a mi oficina”.
    —¿Hay algo más que debería saber?»

    Tu escrito está en primera persona, y hay que tener cuidado con este tipo de narrador. Porque a veces le damos calidad de “omnisciencia”, algo que es imposible para esta narración. Siempre debes cuidar como expresas una idea, ya que ella menciona que “puede casi ver como le funcionan los engranajes en su cerebro y que una actitud de él, parecía decir “pasa a mi oficina”. Recuerda que no puede leer los pensamientos ajenos, (a menos que fuera una cualidad del personaje en realidad), por lo tanto, toda persepción debe ser emitida a esa “primera persona”. En otras palabras, en lugar de decir: “Parecía decir”, se usaría “consideré/pensé/intuí que decía”, ya que entonces vuelcas la atención a quien narra y no a ese segundo personaje. Te invito que busques la entrada aquí en literautas sobre los tipos de narrador, o si gustas visites mi blog en donde tengo una serie sobre los mismos, solo le das clic sobre mi nombre.

    Otro aspecto, que has hecho es romper la cuarta pared. Este se llama Narrador en segunda persona, (aunque ha dominado más el de primera persona). Este narrador se dirige al lector, y lo has hecho: “No se molesteN, no encontraN la receta en ningun lugar”. Si tu texto no va a ser narrado en segunda persona, no le encuentro sentido que lo hayas realizado en ese momento. Ya que invitas a ser participe de algo al lector, pero luego te olvidas de él, porque no te estas dirigiendo a él, el resto del relato; lo cual se considera un error. Coincido con lo que otros expertos opinan sobre esa narrativa, escribir en segunda persona, es muy díficil y en lo particular, a mí me parece invasivo.

    En cuanto al contenido, no tengo ninguna pega sobre el tema, o la historia. He comprendido que el libro más que una herencia es una especie de condena. Lo que sí no comprendo es porque la abuela, ha decidido heredárselo a la hija en lugar de la fortuna ( o parte de ella). En fín, que me parece que es una introducción a algo más largo.

    En resumen, lo que me parece muy bien, es que has creado una buena trama. La historia es llamativa, por el formato de la fantasia que representa un libro que parece más maldito. No tengo problema con las historias complicadas, de hecho me gustan mucho más. Y aquí, entendemos que es una “escena”, no un relato completo que tiene una conclusión obvia. Da la impresión que hay que pasar la hoja y leer el capitulo dos. A veces, nos perdemos un poco, pensando que una escena debe que tener un cierre, aunque sea abierto: Para mí, una escena es precisamente eso, algo que ocurre en un ambiente, espacio o acontecimiento en un lapso de tiempo determinado.

    Lo que sí he recomendado, también a otro compañero en este taller, es nunca dejar aún una escena con todas las preguntas sin resolver. Y aquí hay varias que ya te han mencionado; así que al menos debes de cerrar un ciclo en la escena, para que el lector no se sienta del todo perdido.
    Por lo demás, creo que estas arrancando en el taller y lo has hecho muy bien. Ten en cuenta se este arte es de escribir, corregir, leer, corregir, cambiar, volver a hacer el ciclo un par de veces, hasta que ya no puedes sacarle más punta al lápiz.
    Indicas que eres menor, y eso es fabuloso, tienes la suerte de vivir en una época en dónde puedes compartir tus historias y aprender de tanta gente. Y la ventaja es que lo aprendido es tuyo y puede enriquecer tu propio estilo. Sigue así.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 05:35
  5. 5. Danii López dice:

    Hola, Éter! No puedo creer que sea tu primer relato. Es increíble; me enganché desde el principio. Lástima que el final sea abierto. Yo también me quedé con la intriga.
    Algunas cosas para corregir:
    «Era una mañana de domingo, a principios de Octubre…» en vez de «Era una mañana de domingo de principios de Octubre…»
    «Hace unos años, un infarto acabó con su vida» en vez de
    «Fue un infarto de hace años lo que acabó con su vida…» Porque lo último me hace pensar que fue un infarto que duró muchos años.}
    Son pequeñas cosas.
    También estoy de acuerdo con las comas. La lectura en voz alta hace milagros 🙂
    Tienes mucho para dar. Espero verte por el taller otra vez.

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 14:24
  6. 6. Éter dice:

    ¡Gracias K. Marce y Danii López por sus observaciones! Son cosas que en definitiva, no sabía o no había tenido en cuenta siquiera. Realmente lo aprecio y lo recordaré de ahora en adelante.

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 02:15
  7. 7. Jimena Muriel dice:

    Hola Éter, me alegra muchisisismo encontrar gente menor de edad por aquí, yo tambien lo soy. Tu texto es de otro planeta, sencillo pero a la vez misterioso, se podría definir en una única palabra, impresionante.
    mi texto es el #24
    Pasate si quieres , besos.

    Escrito el 23 octubre 2016 a las 13:07

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