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Cocinero antes que fraile - por Amilcar Barça

Web: http://caminodefierro.blogspot.com

Después de ocurrir un desgraciado accidente, mis padres debieron replantearse mi futuro. Ante la falta de porvenir en el pueblo, mucho antes debí haber salido a buscarme la vida; como muchos miles más en aquellos años de éxodo y diáspora hacia las ciudades.
Así que, vencidas por los hechos las últimas resistencias, mis padres encargaron a un tío suyo que ya se había instalado con sus hijos en la ciudad, la búsqueda de un empleo para mí. Y el 1º de Mayo, que entonces no era fiesta laboral, arrancó la nueva singladura de mi vida en el hotel Oriente ¡¡de pinche de cocina!!
No tengo especial memoria de aquellos días. El contraste del pueblo con la ciudad, el cual doy por hecho que se produciría, no dejó excesiva huella. Me pagaban 900 pelas al mes y pagaba 700 a los tíos por el hospedaje. Así que con 40 duros para mis gastos, había de pasar el mes.
Los trabajos habituales: encender el fogón de carbón y alimentarlo, pelar patatas, socarrar los pollos… Los cocineros se portaron bien conmigo. En especial el señor Santiago, que me buscó el siguiente trabajo cuando las cosas se pusieron feas.
No tuve tanta suerte con una ¿despensera? que había. Estaba liada con algún jefe del hotel y parece ser se creía con derecho a dominar al catetico de pueblo recién llegado. Pero yo no estuve por la labor.
Cuando alguna tarde me tocaba quedarme de guardia -no sé para qué pues no sabía freír un huevo- aprovechaba para comer y beber, sin que se notara, de lo que había a mano. Y a las botellas empezadas que guardaba la “somelier”, les daba el correspondiente tiento. Me gustaba el helado de vainilla y no me gustaba hacer los caracoles de mantequilla para los desayunos.
Por ese desacuerdo con la cantinera, y antes de que las cosas llegaran a más, el señor Santiago me buscó otro empleo y en el mes de Julio, comencé a trabajar en el Rte. París, de mucha enjundia en aquella época y hoy desaparecido. De ayudante de cocina y por ¡¡1200!! pelas al mes. Aquí, pasamos un invierno de lo más divertido, eso sí, sin un puto duro en el bolsillo.
Superado el trance de huir de la "despensera", me integré en el París. Aquí me sucedieron muchas cosas. El jefe de cocina, era un tipo que el día que venía mal follao al trabajo, pagábamos justos por pecadores. Así, a los pinches, nos quitaba la fiesta de la semana porque y cuando le daba la gana. "La semana que viene, sin fiesta". Y a ver dónde ibas a reclamar. Ajo y agua.
Del segundo, César, conservo una anécdota. Hacía la mejor tortilla de patata del mundo; pero ojo: freía la patata en la freidora donde iban a parar todos los fritos, desde calamares a la romana hasta filetes empanados. ¡¡Y la vuelta al aire, siempre!! Hoy la forma de las sartenes, no facilita esa opción. Y su sopa de pescado, en ningún sitio la superaron.
En mis años de aspirante, nunca vi un libro de recetas, excepto el de Monsieur Scoffier. Esos libros quedan muy bien encuadernados y con bellas fotografías. Cuando tras una dura jornada tienes que dejar la plancha como una patena, te quedan pocas ganas de alegrías. El recetario, lo vas adquiriendo día tras día para, al final, comerte un par de huevos fritos pringándote los dedos a tope.
Allí, había una señora que limpiaba los cacharros de la cocina. Algo obesa. Por una escalera de madera, bajábamos a la bodega. El jodido Pepín, ató la mesa de la freidora para que al subir la señora María no pudiera pasar. En vez de ella, subió echando leches Jesús Gracia y la freidora fue a cascala. Yo, que estaba al lado limpiando la plancha, recibí el aceite aún caliente en mi pie derecho. Por supuesto me quemó y una ampolla enorme levantó la piel. Una odisea y como escocía…
Me dieron la baja por accidente, pero como no tenía para comer, debí acudir todos los días a trabajar para así llenar el estómago. Casi sin poder andar, y hasta que se curó… como picaba. Cuando recibí el alta, ni una pela más me dieron los cabritos aquellos. Joder que putas las hemos pasado a veces. ¿Venganza? No hice poco que salí con vida.
La cocina, tiene mucho de fanfarria circense: un puré de patata, es Parmentier y una Vichyssoise, crema de puerros. Hasta llegué a cocinero de un general.

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8 comentarios

  1. Hola, Amilcar: Me ha gustado tu relato porque recuerda a situaciones que se siguen dando ahora. Hacer referencia a la época de la peseta me ha transportado aún más a hace años.
    La ortografía buena, aunque algunos “cómo” los escribes sin tilde.
    Si puedes leer el mío estoy en el 184.
    Un saludo

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 22:38
  2. Hola, Amílcar. Me parece un relato costumbrista, bien escrito aunque con algunas comas demás, que es raro, lo normal es que pongamos de menos. Parecen las memorias de un cheff, con algunos detalles culinarios, pero tal vez un poco plano. No hay conflicto, conflicto literario, claro, y creo, eso es muy subjetivo, que utilizas algunas frases que son lugares comunes, muy escuchados: “no estuve por la labor”, “sin un puto duro”, “mal follado”, “ajo y agua”, “limpio como una patena”, “fue a cascala”; por cierto, ¿se dice así o es en realidad “a cascarla”?
    Bien, es un relato sobre las angustias, o no tantas, de un muchacho de pueblo llegado a la ciudad que se supone que triunfó.
    Felicidades

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 14:08
  3. 3. Caritobel (Bs.As. - Argentina) dice:

    Hola, Amilcar.

    Nunca te había leído, y hoy tengo la oportunidad porque sos una de las tres personas a las que debo dejar mis comentarios.

    Hya varias cosas que tengo para marcar.

    En cuanto a lo técnico, mi primera observación está en la forma en cómo elegiste estructurar el texto. La forma de «chorizo largo», sin separ en párrafos y por secciones, visualmente no es atractiva, y puede llevar a que quien lee lo sienta pesado.
    Te recomiendo que la próxima vez puedas separar por párrafos.

    El tema de escribir los números es bastante complejo, te dejo las reglas que existen al respecto. https://www.literautas.com/es/blog/post-10312/como-se-escriben-los-numeros-en-un-texto-literario/

    Usas las comillas inglesas para señalar diálogos, pero hay otras palabras que también señalas con comillas inglesas, y deberías hacerlo con las latinas « ». También hay palabras que son en otro idioma que deberías ponerlas entre comillas.
    Algunas puntuaciones resultan algo engorrosas, traban las oraciones. Lo mismo siento con algunas frases que parecen enredadas. Por ejemplo : “Ante la falta de porvenir en el pueblo, mucho antes debí haber salido a buscarme la vida; como muchos miles más en aquellos años de éxodo y diáspora hacia las ciudades”. Creo que podés dar la misma idea sin ser tan laberintic@.
    El nombre de los meses y días no se escibren con mayúscula, excepto que la puntuación lo demande.
    Cuando utilizas diálogos como en aclaraciones (incisos), debés usar la raya larga (—), y no los guiones cortos (-).

    “contraste del pueblo con la ciudad, el cual doy por hecho que se produciría, no dejó excesiva huella”. Creo que en esta oración el tiempo verbal que debías usar era «di» o «daba». Porque claramente es algo del pasado.

    “No tuve tanta suerte con una ¿despensera? que había”. No tiendo el signo de interrogación. Si él no tenia en claro si era o no eso, hubiese dicho: «una clase de dispensera», o algo así. Aunque no veo el problema de colocar directamente que sea dispensera. Lo mismo que si usas signos de exclamación o de interrogación en una oración larga, o separas con coma, o empezás lo que sigue con mayúscula, por el signo contiene punto, y da el lugar para finalizar la oración. Tenés que marcar bien qué es lo que hacés (en cuanto a si la oración continua o termina).

    Usás como al rededor de veinte veces la palabra «y», es mucho, cuando en algunos lugares la podés suprimir o suplantar.

    Hay frases que no entiendo, pero por diferencias culturales, así que no sé qué significan, o si caen en lugares comunes, como señala nuestro compañero Manuel.

    Tampoco comprendo del todo el título. No veo que se haga mención de que lo querían para el sacerdocio. ¿Quizás es una frase o dicho, y yo no lo entiendo?

    En cuanto a contenido e historia, creo lo mismo que Manuel, no creo que haya conflicto aquí. Veo que parece que el protagonista cuenta algo así como sus memorias, pero no encuentro que eso ayude a armar un relato con introducción, nudo y desenlace (aunque esto no es siempre tan rígid). No veo que haya una historia en toda su ley.
    Sin embargo creo que hay material para que cuentés una historia con lo que nos presentás, que haciendo algunos cambios, podrías lograr.

    Un compañero que es bueno con el tema de la trama es Demetrio Vert, otro es Marcelo Kisi, y también está María Kersimon; una compañera que es buena con el tema de la ortografía y gramática es Isolina, también está Cryssta. Ellos podrían darte una mano para recibir más opiniones. Si podés, te invito a leerlos.

    Te mando un saludo, y te aliento a que sigas con tu trabajo.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 21:53
  4. Había escrito una bienvenida a mis lectores, pero la página me ha gastado una pu digo jugarreta y ya no tengo ganas de escribir más. Por cierto, en Aragón, decimos a cascala. Por cierto pibe, gracias por tu responso. (He intentado escribir con faltas de orografía, y el corrector me ha traicionado) ya no se puede uno fiar de nadie.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 23:48
  5. 5. Alonso García-Risso dice:

    Hola Amilcar:

    Primero que nada, debo pedirte disculpas; porque antes de comentar tu texto, te diré lo que me ha impactado al encontrarme con tu texto: Se trata de tu seudónimo, Almilcar Barca. Hamílcar Barqía, conocido como El León de Cartago (270 aC), aristócrata y general cartaginés. Líder indiscutible de una dinastía de grandes hombres incorporado a la historia…(lo dejaré hasta aquí).

    Tu narración deja con pormenores, contados con enriquecimientos lingüísticos, las vicisitudes común a muchos hombres que enfrentan las dificultades de sobre vivencia. La historia —es lo sobresaliente—, se desliza con fluidez natural en pos de un desenlace acorde con la historia que se nos entrega.
    Bien logrado y parece un reflejo, tal vez anecdótico, de vida laboral. ¡Bien!

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 19:51
  6. Voy a pediros un favor a quienes os habéis pasado por mi relato o lo hagáis en el futuro. ¿Queréis ser críticos? pues ¡ea! entrar en mi blog y decirme cual de las dos entradas os gusta más, acorde con el prefacio que es común a las dos. La cursiva es mi continuación.Podéis dejarme vuestra opinión aquí o en el blog. Si no os gusta ninguna de las dos, decirlo sin ambages. no me enfado.Muchos zenkius.
    AL BORDE DEL CAMINO
    AL CAMINO DEL BORDE

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 22:39
  7. 7. Cryssta dice:

    Hola Amílcar, muchas gracias por visitarme y comentar mi relato. Con gusto te devuelvo la visita aunque por falta de tiempo no podré pasarme por tu blog, lo siento.

    Tu relato me ha gustado aunque me parece más un capítulo de una novela.

    En cuanto a lo formal:

    – para no repetir el verbo “deber” puedes decir “mucho antes tuve que haber salido”

    – “como muchos miles en aquellos años” o “como muchos más en aquellos años”

    – “éxodo” y “diáspora” son sinónimos

    – los números se ponen en letra, te recomiendo que leas la entrada que hay en el blog en la que se explica cómo escribir los números

    – “Los trabajos eran los habituales:”

    – quita las interrogaciones a “despensera”

    – “sommelier”

    – una cantinera tendría que estar en una cantina, no en un hotel

    – “restaurante” sin abreviatura

    – “Allí, pasamos un invierno…”, “Ahí me sucedieron…” si dices “Aquí” es porque la historia la cuentas en el restaurante

    – “pasamos un invierno muy divertido” para no repetir “más” en el mismo párrafo

    – “¡ojo!”

    – para hacer una buena tortilla de patata el aceite debe estar limpio, nada de aceite de fritanga, espantada me he quedado cuando he leído que usaba el mismo aceite para todo

    – “había una señora, algo obesa, que limpiaba…”

    – las heridas por quemaduras suelen doler, no picar

    Espero haberte ayudado con mis comentarios.

    Un abrazo.

    Escrito el 25 octubre 2016 a las 10:52
  8. Caramba Cryssta, no dejas títere con cabeza. Solo contestaré a tú última aseveración: “las heridas por quemaduras suelen doler, no picar”. Olvidas que fue mi pie el que se abrasó, no te deseo la experiencia. Gracias por tu aportación.

    Escrito el 25 octubre 2016 a las 20:15

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