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Un dulce regalo - por Patty

La vieja puerta de madera estaba abierta, la luz sepia iluminaba el pasillo y un olor inconfundible llenaba de sabores un caluroso día de verano. Caminé hacia la cocina, adornada con recuerdos de viajes y el cuadro pintado a mano de su precioso gatito negro. En mitad, la mesa redonda, a la cual sólo alcanzaba de puntillas, llena de masa, restos de huevos, harina y leche y, entre todo ese barullo, el antiguo cuaderno de recetas que con tanto amor nos hizo para que sus deliciosos postres no quedaran en el olvido.

La abuela, con su florida bata y sus grandes gafas de vista, nos esperaba con las manos cubiertas de aquella masa espesa. Me miró y sonrió tranquila, por fin había llegado el verano un año más, y nos estaba preparando la mejor de las sorpresas: sus famosos roscos. Mi hermana y yo nos relamíamos pensando en ellos durante el trayecto hacia el pueblo. Pero esta vez la habíamos pillado con las manos en la masa, nunca mejor dicho. Nos dio un abrazo enorme y miles de besos sonoros y, emocionada, nos enseñó con mimo y ternura a hacerlos.

Mientras tanto, reímos, charlamos sobre el curso y nuestras notas, le contamos cómo cada día nos hacían rezar un Padre Nuestro y un Ave María, y quedó sorprendida al ver lo bien que nos los sabíamos ya. Qué grandes están mis niñas, nos repetía sin cesar, a la vez que nos miraba con ojos vidriosos. Pero, como siempre, tenía su pañuelo blanco de tela en el bolsillo para secarlos.

La forma que mi abuela le daba a los roscos era diferente, sólo ella sabía dársela. A mi hermana y a mí nos salieron regular, excepto por uno. Hubo un rosquito que quedó perfecto, y no fue tanta la satisfacción por haberlo logrado, como la que sentí por ver la mirada de orgullo de mi abuela.

El abuelo había salido a jugar su partida de dominó al bar y a tomarse un café aliñado con anís, como de costumbre. Cuando terminamos de echarles el azúcar llegó, justo a tiempo para probarlos. Corrimos a abrazarlo gritando: ¡abuelo! Le mostramos los roscos y el primero que le llamó la atención fue el nuestro, de modo que partimos una mitad para él y otra para la abuela.

Fuimos al salón y, después de tan rica merienda, roscos y frío cacao, mi abuela sacó las cartas. Otra de nuestras costumbres, podíamos tirarnos horas jugando a la brisca, nuestro juego favorito. Recogimos la mesa y, mientras llevábamos las cosas a la cocina, a la abuela le dio un ataque de tos, esa maldita tos que tanto la molestaba. El abuelo y mi hermana se sentaron en los sillones del salón para repartir las cartas del siguiente turno, pero yo vi que quedaba otro vaso y no dudé en llevárselo a la abuela para que también lo fregara.

Crucé el pasillo, un pasillo que había perdido aquella luz sepia que tanto lo caracterizaba. Ahora era gris, un gris tenue que asustaba. Seguí caminando, pero un escalofrío me recorrió el cuerpo e hizo que se me empañaran los ojos. Las voces de mi familia se apagaban a cada paso. Llegué a la cocina y allí seguía todo. En la mesa se encontraban los restos de huevos, harina y leche, la masa y el viejo cuaderno de recetas. En cambio, ya no tenía que observar de puntillas, ahora podía contemplar la mesa desde arriba. Noté brotar lágrimas en mis ojos, miré al frente y allí estaba, sí, era ella. ¿O no? Así el pañuelo de tela blanco de mi bolsillo y sequé mis ojos. ¿Cómo había puesto la abuela el pañuelo ahí sin yo percatarme? ¿Dónde estaba la abuela? Su imagen se difuminó en un segundo, el mismo segundo en que la realidad me aplastó como una losa. Como el segundo en el que pude volver a mi infancia, en el que volví a ver a mis abuelos felices, riendo como siempre, juntos como antes de que ella se fuera. Su imagen ya no estaba en la cocina, en su lugar estaba mi hermana. Había recuperado el recetario y me preparó una sorpresa. Era increíble, le salieron perfectos, tanto de sabor como de forma. Sin duda, había heredado su mano para la cocina. Mi hermana me regaló un segundo en el que pude volver a abrazar a mi abuela, a verla, a sentirla.

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10 comentarios

  1. 1. Cesar Henen dice:

    Hola patty,soy Cesar Henen, nuevo en esta Blog, asi que sere lo mas gentil que se deba con mi opinio sobre tu relato. Gusto conocerte.

    Esta parte no me quedo clara:
    “Pero esta vez la habíamos pillado con las manos en la masa,nunca mejor dicho.” me quedo la confusión de si, sí o no la abuela habia sido pillada con las masa en las manos alguna vez.

    Tambien vi errores con la coma antes de la (y), son varias frases donde colocas la coma antes de la (y) y cambia mucho el significado de la frase y por no decir de la velocidad del texto ya que obliga hacer una pausa donde no deberia, de hecho si tu pones tu historia en un lector de texto, la (y) no la lee como una congucion si no como la letra que es y la dice asi (i griega) por ejemplo:

    “harina y leche y, entre todo ese barullo,”
    el lector dira: harina y leche i griega, entre todo ese barullo.

    Fuera de todo eso el relato fluye bien, me gusta la historia, El narrador en prmera persona es creible. Se pueden sentir a los personajes, el hecho de como es que su hermana hace que ella (protagonista) recuerde su infancia y a su abuela por un instante atravez de los roscos que ha preparado. (no se si roscos sean lo que para mi son las roscas de reyes o las donas,sabras soy de México, casi pude oler los roscos.)

    Felicidades por tu relato, saludos desde México.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 00:13
  2. 2. Elvis Christie dice:

    Hola Patty:

    Tu relato es perfecto desde el punto de vista formal. No le encuentro ningún defecto gramatical, ortográfico y ni siquiera de estilo.

    En cuanto al fondo, creo que consigues lo que buscas: crear la emoción del momento final, cuando la protagonista sale de su ensoñación infantil creada por esa capacidad evocadora que tienen los aromas.

    Enhorabuena. Muy buen relato.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 12:41
  3. 3. Patty dice:

    Hola Cesar Henen y Elvis Christie.

    Muchas gracias por vuestros comentarios y por haber leído el relato. Nos seguiremos leyendo por aquí.

    Un saludo!

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 19:00
  4. 4. Juana Medina dice:

    Hola Patty
    Aquí estoy devolviendo y agradeciendo tu visita-
    Tu historia es muy bonita pero te aliento qua corrijas, corrijas mucho y busques todas las ayudas posible en materia de sintaxis, signos de puntuación, formas. Literautas tiene entradas muy interesantes sobre el uso de los guiones de diálogo, las comillas, las comas. Son aspectos de la escritura que no solemos tener en cuenta cuando la historia está fluyendo en el cerebro; pero no es lo mismo para el lector. Hay un aire de descuido en ese sentido que puede molestar. Después de todo escribir es corregir. Borges decía que él publicaba para no seguir corrigiendo, y era Borges…
    Pero insisto, la historia es muy buena y toca buenas fibras emotivas.
    Ah, un detalle: la luz no es sepia. El reflejo de la luz puede dar un efecto sepia según el caso.
    Creo que si te empeñas un poco lograrás cosas espléndidas.
    Un abrazo y hasta el mes que viene

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 01:04
  5. 5. David Rubio dice:

    Hola Patty
    Un relato delicioso, y no por las rosquillas. Es una historia que transmite la emoción del protagonista. Pero, sobre todo, quiero destacar la extraordinaria narración. No caes en explicaciones, la historia fluye dando a entender mucho más de lo que se cuenta.
    Destaco el inicio. No se dice pero con ese “no caigan en el olvido” ya detectamos una muerte. Con ese “de puntillas” ya vemos que es un niño, no hace falta más.
    También te felicito por la transición final, cuando ese niño se convierte en el hombre. Podría haber resultado confuso, pero lo has descrito tan bien que se entiende perfecto. Y esa transición es muy complicada.
    Yo no he visto errores en la coma, he revisado las comas y las Y. No he visto que estén mal colocadas. Quizá alguna Y podría omitirse, pero no resultan chirriantes.
    Enhorabuena

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 01:18
  6. 6. Cris dice:

    Hola Patty, aquí leyéndote.
    me ha encantado, la forma de trasmitir la nostalgia es increíble.
    no tengo muchas experiencia en correcciones de verdad. pero si puedo decir que me enganchó desde la primera letra hasta la ultima.
    Felicidades.

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 18:37
  7. 7. Patricia Redondo dice:

    Hola Patty !

    Creo que caes un poco en el tópico pero el relato tiene calidez y cercania. El final muy tierno.

    Gracias por tu comentario a mi texto

    Nos leemos

    Saludos

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 13:11
  8. 8. Cryssta dice:

    Hola Patty, muchas gracias por leer mi relato y comentar.

    Tu relato me ha gustado mucho, tanto que me he olvidado de si tenía fallos o no. Esta vez me he dejado llevar por el placer de leer un relato lleno de ternura. ¡Felicidades!

    Escrito el 25 octubre 2016 a las 13:02
  9. 9. Menta dice:

    Buenas noches Patty, me ha gustado mucho tu relato. Has rescatado de mi memoria las escenas de mi niñez. A Jung se le olvidó incluir en el subconsciente colectivo, los roscos, rosquillas, pastas y magdalenas de las abuelas. Muchas gracias por compartirlo con todos nosotros. Menta

    Escrito el 25 octubre 2016 a las 22:01
  10. 10. Patty dice:

    Muchas gracias a todos por vuestras buenas palabras. Nos leemos en el próximo!

    Un abrazo!

    Escrito el 26 octubre 2016 a las 21:30

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