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La revancha - por Juan Kova
Web: http://juankova.blogspot.com
Ya pasaron dos meses y todavía mi mandíbula se traba cuando como algo solido. No tenía más opción que organizar mi vida como un libro de recetas. Primer paso, correr diez kilómetros todos los días. Segundo paso, ir al gimnasio. Cuando volví a entrenar todos me miraron con lastima, pensaron que después de esa noche nunca iba a volver. Cuando la gente piensa eso, se olvidan de uno. Me sentía como un fantasma que golpeaba una bolsa sin recibir siquiera una mirada. Era un torbellino de ira a la deriva. Tercer paso, sparring. Mi perseverancia logró que me pusieran a pelear con otros competidores del gimnasio. Esos días mis demonios salieron en forma de puños, tibias y rodillas. Conecté a mis rivales con una violencia de la que no me creía capaz. Los ojos de los demás volvieron a posar sobre mis espaldas justo cuando me empezaba a sentir cómodo bajo un estado de invisibilidad.
Mi manager se contactó después de todas mis llamadas sin respuesta. Lo único que escuche fue la palabra revancha, la venganza ya se había materializado. Todos los miedos se apoderaron de mí, la opción de volver a perder me empujaba hacia el suicidio.
Cuarto paso, volver bajo las órdenes de mi entrenador. Olvidarme de la forma en la que me dio su espalda en el peor momento y confiar en él solo porque no había otra opción. Visualizar la meta sin voltear la cabeza hacia atrás. Quinto paso, luchar contra mi propia psiquis. La arrogancia me había puesto en el mismísimo abismo. Encontrar serenidad y dejar la mente en blanco para lograr el objetivo era una tarea imposible. Esa noche me atormentaba en cada sesión de meditación, la calma es lo que distingue a un buen peleador de uno del montón. Sexto paso, enfrentar mi propio cuerpo. El corte de peso antes de la pelea es la batalla más dura que uno tiene que enfrentar. Hay que doblegar al cuerpo de todo lo que es imprescindible para la vida. Dos días sin comer, un día sin tomar agua, horas y horas en una bicicleta fija con cuarenta grados de calor por el traje térmico, un sauna que después de unas horas produce alucinaciones. Finalmente logré dejar a mi cuerpo sin una gota de sudor.
Se acerca el final. Mi cabeza es un mar de dudas, vomito tres veces antes de salir al escenario. Camino por los pasillos del estadio y los que me acompañan en mi esquina no paran de hablar. Lo único que escucho es un ruido homogéneo que se convierte en parte del ambiente, estoy en otra dimensión. El público grita y agita sus manos arengando para que asesine a mi rival. Cuando se cierra la puerta de la jaula todo desaparece. Mi cerebro deja de emitir señales, todo se vuelve más nítido que nunca, la meta estaba ahí, enfrente de mis ojos.
Hola!
Tu relato me parece que está bastante bien escrito, pero es un poco confuso.
Quizá deberias haberlo separado en más párrafos, al menos uno por cada paso.
En un primer momento me molestó que al final no se sepa si gana o no, pero supongo que trata de la superación personal, y las fuerzas para esta se las da las ansias de venganza, así que al final me parece bien.
Lo único del final que no me convence mucho es que dices que va a salir a un escenario, nombras un estadio, y al final una jaula, pero no queda muy claro.
Hay dos palabras que me chirrían un poco, cuando dices: “Mi manager se contactó…” yo diría “…me contactó…”
Y luego “Olvidarme de la forma en la que me dio su espalda…” yo diría “…me dio la espalda…”
Hola Juan.
De lo que ha comentado Pere, puede que la palabra “escenario” es la que cree confusión o desentone. Usaría ring, por ejemplo.
Tu forma de narrar, marcando pasos, me ha parecido un recurso muy magnético para el lector. Has estado acertado.
Formalmente no he encontrado ninguna burrada.
El contenido también me ha gustado, pones al lector en situación sin dejar lugar a dudas. Toda esa miríada de acciones, problemas y reflexiones del protagonista le dan veracidad a la historia. Muy bien resuelto, para mi gusto el final es el idóneo. Si gana o no es irrelevante.
Hola Juan!!!
Me ha parecido bastante curioso tu relato, en lo personal a mí me gusta el final, aunque concuerdo con los demás, la historia está algo confusa.
Noté una falta de ortografía… “Ya pasaron dos meses y todavía mi mandíbula se traba cuando como algo solido”. Es sólido.
Me encanta tu relato! espero que puedas pasarte por el mio, es el 152.
Hola, Juan:
Me ha gustado bastante tu relato. Es un enfoque distinto, muy intimista; parece el diario de un boxeador.
Al principio el relato me resultó un poco confuso, pero entiendo que es la atmósfera que querías darle; a fin de cuentas, el mundo del boxeo siempre se impregna de una atmósfera oscura y llena de suspense.
No veo nada especial que reseñar, más allá de lo que han señalado los compañeros.
¡Enhorabuena!
Hola Juan.
Primero de todo me gustaría darte la enhorabuena por el relato, me ha encantado la forma en la que tienes de relatar las fases por las que tiene que pasar el protagonista, tanto física como mentalmente.
Aun así, no le veo demasiada relación con el relato de recetas. Sólo lo nombras al principio y pasa bastante desapercibido.
Muchas gracias a todos por sus comentarios y recomendaciones!
Al releerlo veo que puede parecer medio confusa la manera en la que separé los párrafos así que eso lo voy a modificar. En el relato busqué mostrar como se combinan los pensamientos con las acciones de un artista marcial a la hora de enfrentarse en un combate, me alegro que eso se haya podido ver.
Con respecto al final es verdad que decidí dejar el final abierto por que lo importante era retratar el proceso. La confusión que se generó (y que tendría que haber aclarado) es que el deporte no era boxeo sino MMA (artes marciales mixtas) donde los peleadores luchan en una jaula, no en ring. En general se pelea en estadios acondicionados con la jaula en el medio. Es verdad que la palabra escenario puede generar confusión
Saludos y gracias por haberse tomado el tiempo de darme una devolución!!