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Sírvete, hay ensalada. - por Zenethor

Estaban todos muertos. Desde el jardín de la entrada de la casa de la concejala se sentía el olor. Con el verano y los dos o tres días desde los hechos, era apenas lógico. Caminé despacio, en un silencio más respetuoso que temeroso. Hay poco que temer de los muertos y mucho menos del asesino. Habíamos capturado a Briuner cuando intentaba subirse a un avión rumbo a algún país remoto. Pronto estaría sentado en un banco de piedra de algún oscuro presidio, pensando en quien sabe qué. ¿Quien puede saber que pensará un condenado, en su oscura celda, cuando las paredes parecen estrecharse alrededor suyo y los recuerdos y remordimientos lo invaden…?

Probé con suavidad a abrir la puerta y para mi sorpresa, se abrió casi sin esfuerzo. El olor era más intenso ahora, a hierba recién cortada en verano, o quizás a ese quitaesmalte que las mujeres usan por las noches en sus uñas. Es difícil de definir, pero en verdad odio ese olor. Caminé despacio por el pasillo hasta la sala, donde estaba el primero. Veía la televisión, el aparato aún estaba encendido en un canal deportivo. Dominguez bateaba un imparable justo en este momento. Suspiré. Otro partido que me pierdo. El cadáver era de un varón que debía rondar la treintena, y cualquiera hubiese dicho que se había quedado dormido de tan ebrio, conservaba en la mano la botella de cerveza alemana casi vacía. Al parecer la rigidez de la muerte vino súbitamente. Ahora estaría tan tieso que los forenses iban a tener muchos problemas para moverlo. A ese y a los demás. Porque habría más.

Subí las escaleras que nacían en el salón y recorrí despacio los cuartos. La casa en sí era inmensa, pero apenas tenía tres habitaciones en el segundo nivel. Había uno en cada una. Un chico acostado en la cama, también viendo la televisión. En otro cuarto, una chica joven derrumbada en el suelo, al parecer había estado mirándose al espejo. Quizás pensaba en qué ponerse para salir con su novio en la noche. Estaba vestida apenas con un sujetador y bragas rosas con un lazo negro. Hubiera querido taparla, darle un poco de dignidad a la máscara aterradora que vestía como rostro, pero los chicos del laboratorio se habrían cabreado de lo lindo. No tocar es la regla No. 1.

En el cuarto principal, la que debía ser la madre de todos los anteriores estaba en el baño. Gracias a Dios no en alguna situación que haría todavía más penoso para mi esta investigación, sino tan sólo derrumbada en mala posición en la bañera. Todos parecían no haber tenido tiempo ni de darse cuenta qué sucedía. Mucho menos pedir ayuda.

Bajé de nuevo la escalera y fui al lugar que me faltaba revisar, donde sabía que encontraría el libro. Entré a la cocina y por un momento, creí estar en otra casa, una donde el horror que allí habitaba ni siquiera se había inventado. Todo estaba pulcro y ordenado. La cocina era grande y moderna, Incluso parecía respirarse otro aire. Miré hacia la isla del centro y entonces lo vi. El libro de recetas estaba allí, donde siempre lo habíamos encontrado en cada caso. Estaba abierto en la página 17: ensalada de hongos.

¿Cómo había podido Bruiner manipular tan a la perfección una receta tan conocida y en apariencia inocente y convertirla en un arma así de fatal? Ninguno de los ingredientes por sí sólo era venenoso hasta el punto de causar una muerte inevitable. Pero Bruiner era un cocinero experto y fue este dato, unido a todo el entramado del caso, el que nos llevó a reconocerlo como el asesino, pero ninguno de los otros expertos en cocina que invitamos a colaborar -por decirlo de esa manera-, pudo encontrar la clave de la receta. Todo era normal, todo parecía correcto, y sin embargo no quedaba sombra de duda que el plato era venenoso, tanto que provocaba una muerte casi instantánea a la media hora exacta de haberlo comido. Quizás interrogara a Bruiner acerca de ello. O quizás no. Estaba harto de este caso. Quizás tan sólo lo dejara ir ya, otra carpeta más en el archivador, con la historia de un asesino que mató a 23 personas a través de un libro, una receta y un secreto de preparación que, estaba seguro, se llevaría a la tumba.

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5 comentarios

  1. 1. Leosinprisa dice:

    Hola Zenethor, entretenida historia aunque le has despojado de todo misterio al narrar al principio la historia del asesino al que han capturado.

    Yo la habría contado con los crimenes primero y el policia estableciendo el nexo de esa receta maldita que tantas muertes había causado hasta llegar a la conclusión final que tan bien describes.

    Tal vez, el saber todos que estos escritos deben incluir un libro de recetas han despojado de una magia inicial a cualquier historia que se pretenda plantear. Pero es la forma en si lo que importa y tú has dado con una solución curiosa, con un chef tan inteligente como para plantear a la policia el enigma de esas muertes.

    Ahora yo te planteo una cuestión lógica: ¿Cómo saben que es el asesino si no saben como los ha matado?
    No sé si podrian acusarlo de asesinato, aunque todas las pruebas lo insinuen, pero una insinuación no es una prueba y ahí, es donde tu habilidoso asesino podría escapar de la ley.

    Todo esto son elucubraciones mias, planteadas por tu historia y eso es bueno. Ante todo, debes dar razones a quienes te leen para pensar. Y no estaría mal, le dieses vueltas para lograr que el policia pueda presentar una prueba concluyente, a pesar de que su receta mate.

    Ha sido un placer leerte. Un saludo.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 08:56
  2. 2. J. R. Arcady dice:

    Hola, Zenethor: No me queda claro el motivo por el que Bruiner
    se venga de todo ese grupo de personas. La frase en que se refiere a “otra casa, una casa donde el horror que allí habitaba ni siquiera se había inventado”…me resulta algo excesivo dados los acontecimientos (envenenamiento, en éste caso). Dejándo de lado esos pequeños detalles, tu relato me ha resultado muy grato de leer. !Sigue así!

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 19:47
  3. 3. Marisa dice:

    Hola Zenethor, buena historia. El inicio del relato lo comenzaría con el segundo párrafo. La historia que cuentas del asesino y las preguntas que se hace el inspector, lo mecharía a lo largo del relato.
    Hay tiempos de verbos que me parecen confusos.
    Hay oraciones muy explicativas. Las cambiaría por acciones del personaje y que el lector deduzca.
    El final no tiene fuerza porque en síntesis creo que el suspenso no está bien trabajado.
    Es buen material para exprimirlo y que sea un buen suspense.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 21:53
  4. 4. SBMontero dice:

    Es arriesgado lanzarse a escribir un relato basado casi exclusivamente en la descripción, es más, el haber dejado claro desde el principio que el asesino está entre rejas hace que el cerebro se relaje, como sino tuvieras que buscar y dedicarte sólo a hacerte una imagen mental de todo lo que el protagonista está viendo, tocando, oyendo y oliendo.

    El final es suave, ese es el único problema que le veo, lo vas introduciendo con suavidad, bajo mi punto de vista debería ser como un guantazo en vista de lo que vas relajando a quien lee… pero es mi punto de vista, eh.

    Es bueno, atrevido y valiente.

    Un saludo.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 13:08
  5. 5. Danii López dice:

    Hola, Zenethor!
    La historia es muy lineal. Puede que las oraciones largas y las descripciones le hayan quitado dinamismo a la historia y le restaron el suspenso que buscabas generar. Necesita más fuerza.
    Se nota que puedes más, mucho más.
    Espero leerte otra vez. Saludos.

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 15:23

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