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Delirium - por Kafka

Delirium

Parecía que el mundo se había vuelto loco, como si una pequeña conspiración sobrehumana cayera sobre mí cada 27 de diciembre. Andaba mirando al suelo, pisando los charcos. Notaba las pequeñas gotas frías precipitarse sobre mi cabeza. Todo me parecía funesto y gris. Mi cabeza estaba en otra dimensión y mi cuerpo solo obedecía a la memoria, como si fuere un títere del tiempo y los recuerdos llevasen los hilos de mi vida. Des de hacía seis años que, aquel día de diciembre, cuando me levantaba de la cama, me vestía y abandonaba mi yo a mi cuerpo físico. Salía a la calle y hacía el mismo recorrido de cada año, sin parar, sin pensar.

Delante de la biblioteca mis piernas cesaron y mi cuerpo paró. Entré, mis pies secaron las suelas de los zapatos en la alfombra y anduvieron hasta la sala de lectura del fondo. Mi cuerpo giró a la izquierda al cruzar la puerta, mi brazo se alargó y los dedos empezaron a rozar los lomos de los libros, de izquierda a derecha, hasta que se detuvieron. Cogí el libro y me senté.

Como si de repente unas tijeras hubieran cortado los hilos del títere, advertí que estaba sentada y con el libro encima de la mesa, delante de mí. Era un tomo viejo, un cuadernillo pequeño de unas cincuenta páginas, con la portada marrón y gastada por el tiempo: Las siete recetas del delirio.
Lo conocía bien. Mis dedos recordaban su tacto áspero y seco de todos los años anteriores. Su especial olor emanaba de las páginas y entraba dentro de mí hipnotizando cada célula de mi cuerpo.

Cada año entraba en aquella sala, cogía ese mismo libro y leía una receta nueva, una por año, repitiendo cada vez las que ya había leído. Y cada vez que me sentaba en esa silla, con el libro delante de mí, me invadía la misma sensación de embriaguez, de desconexión con la realidad, de soledad y de poder, como si ese momento fuera el único existente, el único importante en toda mi vida. Pero, ese año, ese último año, todo era mucho más intenso, el final estaba por venir y tenía la sensación que todo cambiaría de ahora en adelante.

No sé cuánto tiempo tardé en abrirlo, el tiempo se deformaba a mí alrededor. Me decidí y abrí la vieja tapa, pasé las páginas lentamente hasta la primera receta y mis ojos se clavaron en el papel. Las palabras me poseían, las frases entraban dentro de mí y cobraban vida de una forma tan intensa que me hacían perder la realidad de mi yo. No podía parar de leer.
Ese año, el último, no tendría que luchar para dejar el libro a medias.

Llegué a la última receta y, por un instante, me pareció volver a recuperar mi consciencia. Fue un instante breve, en el que me di cuenta que, si seguía leyendo ya no habría marcha atrás. Que ni yo misma podría cambiar el curso de mi vida. Que ese libro, tenía un poder tal, que marcaría mis decisiones de ahora en adelante.
En ese momento, en esos segundos que me parecieron una eternidad, recordé lo que me dijo mi madre antes que la encerraran en el hospital siete años antes. “No lo leas”, me dijo,
“Y si lo haces, no lo termines nunca”.
“Receta número 7”, leí.

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4 comentarios

  1. 1. Edu S.C. dice:

    Hola Kafka, estoy tres números por encima de ti así que aquí estoy, leyendo tu cuento y ahora comentándolo con la esperanza de que algo pueda aportar en esta aventura nuestra de escribir, leer y aprender.

    Yendo al grano, tu historia me ha parecido de verdad muy bien escrita, pero creo que le falta un poco más de acción. Espero que no te moleste mi comentario y tal vez venga otro compañero y te diga lo contrario. Yo encuentro que escribes muy bien pero mucho sobre lo que escribes es bastante etéreo, hay muchos verbos que no nos muestran cosas, sino que nos hablan, pues eso, de sensaciones. A eso me refiero con falta de acción, casi todo lo que pasa, ocurre en la mente del protagonista y por lo tanto la historia se hace algo inmaterial y no “se ve”. Decirte que la frase inicial me ha parecido muy buena.

    Espero que algo te sirvan mis opiniones teniendo en cuenta que sólo son eso y que aquí estamos todos para aprender; yo trato de hacerlo de todos vuestros relatos y comentarios.

    Un placer leerte.

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 23:03
  2. 2. Ocitore dice:

    Hola Kafka, por tu seudónimo esperaba más emoción en el relato. Podrías haber empezado por el final y la historia habría tomado un giro maravilloso. El abstraerse de las sensaciones describiéndote como un títere le quita mucho a la descripción, es un recurso muy difícil de trabajar porque primero tienes que acomodar al espectador, darle elementos para que entienda por qué has llegado a esa situación. ¿Que te parece la propuesta?
    “Había leído la receta número siete, había desobedecido los consejos de mi madre quien…”. Bueno, adelante con las ideas. Hasta pronto.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 08:05
  3. 3. Otilia dice:

    Hola Kafka,
    Siguiendo la regla del taller de comentar los tres siguientes al nuestro, he leído tu relato.
    Ten en cuenta que solo es mi opinión.
    La idea es original,aunque veo más maldición que venganza.
    La frase”Desde hacía seis años que, aquel día de diciembre, cuando me levantaba de la cama, me vestía y abandonaba mi yo a mi cuerpo físico” me resulta confusa.
    Repites algunas palabras, es mi asignatura pendiente, “año”, “mi”, “como si”.
    Los títulos de libro he leído que se ponen en cursiva o entre comillas.
    Nos leemos. Saludos

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 16:24
  4. 4. Henar Tejero dice:

    Hola Kafka,tu redacción es muy buena y dominas mucho vocabulario.Sin embargo, coincido con los compañeros en que debes dar más dinamismo al relato.Te sumerges en pensamientos y sensaciones y eso ralentiza mucho la acción.Te lo digo de modo constructivo. El tema me ha gustado.
    Nos leemos!!!

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 06:14

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