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Escucha - por E.Q. de la Torre

Web: http://www.eskeningar.com/

¡Euforia! Ya lo rozaba, tras años instruyéndome pronto sería paladín como mi padre: salvaría inocentes, desharía entuertos y aconsejaría a reyes; una carrera vital que empieza con una marcha, la peregrinación.

Pasadas las Colinas de los Mártires se encontraba la campiña de Telzos: decían que era un lugar demasiado peligroso para empezar; mejor, comenzar con este reto marcaría un hito. Si derribaba un dragón, como mi padre, mi leyenda sería inmortal.

Una bonita estampa de olivos y hierba fresca me recibió, no parecía ese lugar lúgubre dominado por monstruos del que me hablaron. Durante mi camino, vi una mancha roja y negra destacar a lo lejos; me acerqué, al hacerlo distinguí una mujer estrafalaria recogiendo plantas; tenía un absurdo pelo color bermellón, piercings y multitud de alhajas, nada que ver con mi pulcra apariencia.

Actué amistoso cuando la mujer me divisó, la saludé y ella me devolvió el saludo.
—Saludos, joven. No pareces de aquí ¿eres un emisario? —De cerca, le eché más de treinta.
—No exactamente, soy un peregrino del ceño plateado.
—Vaya, hace tiempo que no veo ninguno. ¿No deberías estar con los tuyos? —Apretó los labios tras la pregunta.
—Los paladines somos el escudo de la humanidad, todos sois «los nuestros», mi señora.
—Pues no conozco a nadie que necesite un escudo y tenemos un buen carpintero, lo siento. —Vaya respuesta absurda.
Sonreí, no se enteraba de nada, la miré compasivo.
—¿Está segura? Siempre hay alguien…
—Tengo muy buena memoria, estoy segura.
—No os preocupéis. En todo caso ¿sabéis dónde podría cenar caliente?
—Cerca tenemos una villa que sirve al santuario —señaló la dirección—. Si me ayudas a recolectar puedes cenar en mi casa.

Nos pasamos la tarde recogiendo rábanos y tagarninas. La mujer me dio una charla sobre la historia de la región, aunque ya me la sabía; me apenaron todas las inexactitudes de su versión, era tan diferente el conocimiento de la plebe del que se enseña en un monasterio con los mejores eruditos. Me armé de paciencia para corregirla.

La aldea se escondía vergonzosa tras una ladera, integrado en la montaña se alzaba un templo con columnas estriadas en su fachada. Atravesamos la villa, al pasar por la entrada del santuario ella se santiguó y me miró; la patrona del templo no era una diosa de mi devoción, así que solo hice un comentario aprobando su arquitectura.

Llegamos a su casa poco después, entramos en la cocina cargados de plantas.
—¿Me ayudas con la cena? —preguntó, mientras prendía la lumbre—. Necesito que laves y le cortes las raíces a los rábanos. —La mujer sacó un caldero enorme y un cuaderno de recetas.
—Qué olla tan grande.
—Vamos a ser unos cuantos.
La noticia me alegró, así sería más fácil averiguar quién necesita ayuda.
—¿Recuerdas cómo debías cortar los rábanos?
—Claro —Me lo explicó de camino, como si no hubiera troceado comida en mi vida. Las rebané como siempre.

La mujer dio varios viajes al pozo para llenar de agua el caldero, luego se fijó en mí.
—No es así.
—No te preocupes, es una receta familiar, verás como es mejor. —La mujer suspiró, repasó la receta y seleccionó condimentos.
Al final, me relevó de trocear verdura y me mandó a remover la olla.

Salió de escena por enésima vez; aunque los estantes estaban repletos, no dejaba de buscar ingredientes fuera.
Me fijé en un cuenco lleno de estupendas manzanas, probé una. Ella me sorprendió al regresar, puso los brazos en jarra y cara de suegra malhumorada.
—¡Pero se puede saber qué haces!
—Oh, lo siento, es que tenía hambre.
—¿No te expliqué para qué eran las manzanas? —Seguramente lo dijo entre la retahíla de detalles supersticiosos que compartió, pero era demasiada información para recordarla, opté por disimular.
—Ah, sí. Lo siento.
—Al final tendré que cambiar de receta.
—Tranquila mujer, solo es una manzana, no es importante.
—Sí que lo es. —Repasó su cuaderno—. Ah, ya sé. ¿Cómo te gusta la carne?
—Poco hecha.
—Perfecto.
La mujer marchó de nuevo.
A solas, sentí un temblor, cayeron las manzanas de la encimera; las recogí, aferrándolas cuando volvió el temblor.

Escuché regresar a la mujer, venía hablando de mí con alguien.
—Sí, al parecer este joven quiere ser un gran héroe «como su padre», realizar hazañas y…
—Lo siento, se han caído. —No quería más riña, me giré con expresión zalamera.
No tuve ocasión de explicarme, quedé paralizado.
La acompañaba un enorme dragón.
Y parecía disgustado.

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5 comentarios

  1. 1. Eloisa dice:

    En una primera lectura rápida tu relato me ha parecido la típica historia del caballero que se mete en problemas con brujas y dragones, con un toque un poco raro por estar en primera persona.

    Luego lo he releído una segunda vez con más pausa y he encontrado detalles que me han sorprendido: La mujer “estrafalaria” (que solo por tener un caldero y el pelo teñido no la convierte en bruja) primero le avisa que es mejor que no esté por allí, luego al verle encabezonado le previene de las costumbres locales (Adonde fueres haz lo que vieres) pero el chico se empeña en verlo todo a su manera, en convencerla (me pregunto si es casual que sean hombre y mujer) Al final, por no escuchar, es probable que se haya metido un en un lio con el dragón.

    La verdad es que me ha gustado mucho una vez asimilada, en la primera lectura estaba demasiado ansiosa buscando las pistas de qué maldad le van a hacer al caballero, y no me fijé tanto en las conversaciones. Pero tras la segunda lectura y fijarme en el título, he visto una historia más sutil debajo, la propia “bruja” mala no tiene nada de mala, es hospitalaria y tiene paciencia infinita, yo hubiera mandado hace rato a freír espárragos a ese idiota creido.

    Creo que igual por no haber puesto el típico discurso donde te mastican todo, o porque al ser en primera persona y la versión del caballero se vuelve todo demasiado sutil, cuesta un poco ver el verdadero sentido de lo de “escucha”. Con una tercera persona que diera más angulos habría quedado más evidente. Lo que no sé es si debe ser más evidente, en lo sutil está la elegancia.

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 13:28
  2. 2. Perla Preciosa dice:

    Estimada /o compañera / o:
    Tu historia presenta una mezcla de detalles sin posibilidad de ensartarse en un todo coherente: no se sabe si es un microrrelato de caballerías o tal vez picaresco, aunque nos inclinamos por esto último, teniendo en cuenta el comportamiento del hombre, el cual, al menos en este sentido, actúa como la mayoría, dicho sea de paso: con piel de caballero es un auténtico pícaro que va a ver si caza, con independencia del tipo de caza, incluso. Al final añades un personaje propio de las novelas de caballerías, que de nuevo confunde el sentido de la historia.

    Seguidamente te corregiré algunas frases en las que tienes, tanto faltas de ortografía como de estilo:
    “Ya lo rozaba, tras años instruyéndome pronto sería paladín como mi padre”: falta el punto y seguido tras el gerundio.

    “decían que era un lugar demasiado peligroso para empezar; mejor, comenzar con este reto marcaría un hito. Si derribaba un dragón, como mi padre, mi leyenda sería inmortal”: tras el infinitivo, mejor que el punto y coma los dos puntos, dado que vas a expresar tu propio pensamiento, y esto constituye la justificación de lo dicho anteriormente. Podrías haberlo puesto con exclamaciones incluso.

    “Una bonita estampa de olivos y hierba fresca me recibió, no parecía ese lugar lúgubre dominado por monstruos del que me hablaron”: estas dos frases es mejor separarlas por punto y seguido, o, en el mejor de los casos por punto y coma; nunca por coma, dado que la pausa es de duración media.

    “Necesito que laves y le cortes las raíces a los rábanos”: falta la S en el pronombre le, dado que su referente es plural. No sé si esto es habitual en ti, tal vez por ser de México, pero en la mayoría de las variedades del español, los pronombres deben concordar en género y número con los sintagmas léxicos a los que representan.

    Y, en general, considero que no te vendría mal repasar las reglas de puntuación y de estilo. Te vendría bien mejorar detalles como la separación de la narración general de las pequeñas acotaciones que hay tras una frase en estilo directo pronunciada por algún personaje de la narración.
    Tampoco debe abusarse de la coma y de la falta de conjunciones, pues ralentizan la lectura de la historia y hacen que esta sea más dura de lo habitual, con lo que se pierde interés.

    Tu empleo de los adjetivos y de ciertas frases verbales nos indican que no eres de España, por lo que nos abstenemos de hacer observaciones en este sentido, dado que no hay ninguna variante de español más correcta que las demás, y solo profundizaremos en ello en el caso de que te interese expresamente. Tal vez es bueno que sigas escribiendo, con el fin de mejorar todo ello con la práctica.

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 15:38
  3. 3. María Luisa Plaza dice:

    Hola.
    Me ha gustado mucho tu historia, es entretenida y avanza muy bien.
    Creo que ya te lo han dicho. Lo que menos me ha gustado es la puntuación, sobran comas y faltan puntos. Tampoco me ha gustado la expresión “Dió varios viajes al pozo”.
    Espero seguir leyéndote.

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 03:47
  4. 4. Anael dice:

    ¡Hola E.Q.!

    Hacía tiempo que tenía ganas de devolverte la visita… Me gusta la idea del texto, del caballero recién salido del horno que se quiere hacer un nombre y cree que lo sabe todo mejor que nadie. Me ha resultado insoportable y simpático a la vez. Espero que el dragón le pegue un buen mordisco en el brazo, a ver si aprende a escuchar un poco más a la gente con experiencia.

    Con todo me ha faltado un poco de cuerpo o de dirección en la historia. No terminaba muy bien de saber a dónde iba el relato y he necesitado de una segunda lectura intensa. Me ha gustado mucho más la segunda vez, pero porque ya sabía a lo que iba. Como sugerencia te diría que en relatos cortos te ventres mucho más en el objetivo de la histori. Al primcipio parece que va a haber un combat y es lo que yo estaba esperando todo el rato, así que me ha despistado la escena de la cocina y he perdido un poco el hilo. Quizá me pasa como el caballero, que iba con una idea preconcebida y me costaba escuchar realmente lo que estaba leyendo 🙂

    Otro detalle es que la palabra piercing me chirría en un contexto caballeresco. Me parece una palabra muy actual que no termina de encajar con el aire épico de la historia y los monasterios o el pueblo llano que la ambientan.

    Cuestiones de puntuación: No voy a ahondar excesivamente porque ya te ha comentado Perla Preciosa muchas cuestiones, pero hay una cosita más que quería señalar.
    “No pareces de aquí ¿eres un emisario?”
    Antes de una interrogación hay que poner un signo. Si es punto se contunuará con mayúscula, si es coma con minúscula. Así
    “No pareces de aquí, ¿eres un emisario?”
    “No pareces de aquí. ¿Eres un emisario?”

    En cuanto a las líneas en blanco, creo que habría que ponerlas también entre los diálogos, POrque cada línea de diálogo es un párrafo nuevo, si no parece que el texto va a saltos y a mí me ha despistado al leer.

    En resumen, me ha gustado mucho la idea y el personaje. Sobre todo porque me he sentido un poco como el caballero, que no estaba escuchando lo que la historia me estaba diciendo hasta que la he releído. Creo que el efecto ha sido mejor porque tu historia iba de eso, de escuchar lo que te dicen y no asumir lo que crees que es. Pero no es lo normal en las historias. Creo que puedes mejorar repasando la puntuación, las reglas de diálogos y separación de párrafos. Nos seguimos leyendo =D

    ¡Un abrazo y sigue escribiendo!

    Escrito el 30 octubre 2016 a las 18:15
  5. Hola a todas.
    Esta ha sido una historia difícil de escribir, un pequeño reto personal, porque he querido que transmitiera una idea compleja cómo es que hay que escuchar lo mejor lo que te dice el prójimo sin tanto prejuicio, pero además lo he querido hacer de una manera implícita, dejando que lo narre el prejuicioso que no se entera de nada.

    Es una apuesta arriesgada, porque en la narrativa debes hacer de los prejuicios del lector tus aliados para ganar ritmo, no tus enemigos para que se hagan ideas equivocadas y las rompas abruptamente.

    Entiendo muy bien que hayais necesitado un par de lecturas para cogerlo del todo. Si os consuela, yo he necesitado pelearme diez días con el folio para encontrar este equilibrio tan extraño, también he tenido que recortar más de lo que desearía para que cupiera en el taller de Literautas.

    De los errores que me habeis señalado tomo nota y los he corregido en la versión para mi blog.

    Anael, gracias por señalarme el detalle de las comas delante de los signos de interrogación, un amigo me había señalado hace tres meses que no se ponía coma en esos casos y cómo un tonto le hice caso y ahora llevo varios meses haciendolo mal. Ahora he confirmado que lo correcto es tu indicación revisandolo en varios libros, me he llevado un chasco bien gordo.

    Sobre los piercings, los piercings existen desde la antigüedad, hay tribus africanas que usan, pero quizás hubiera sido mejor buscar otra palabra para referirme a ello, como anillas, tal vez. En cualquier caso era para reforzar que, a ojos del caballero, aquella mujer era lo más fuera de lugar que puediera encontrar en el mundo, con ese pelo y esos adornos tan absolutamente fuera de lugar en su visión medieval del mundo, era más exótica que un troll o un dragón.
    El aspecto de la mujer es parte fundamental del efecto que buscaba.

    Pretende ser también un cuento infantil que avise de estos azares de juzgar bajo tu visión a la gente, por eso no me centré en ningún tipo de combate.

    En fin, lamento haberos hecho sudar para entender mi relato, pero me alegra de corazón que algunas lo hayais disfrutado.

    Escrito el 9 noviembre 2016 a las 01:09

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