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La vida no cabe en una maleta - por María Inés Niud

Web: http://adiaromepregunto.blogspot.com/

—¡Mi vida no cabe en una maleta! —murmuraba Claudia malhumorada mientras trataba de decidir qué llevarse y qué dejar al irse del país.
Su mirada se perdía entre los montones de cosas que había ido apartando para regalar, para botar, para llevar… Tenía más de un mes tratando de quedarse solo-con-lo-indispensable. «Mi meta es llevarme únicamente lo que quepa en una maleta de 23 kg., porque me niego a empezar una nueva vida pagando por el sobrepeso, ya basta con el que llevo en mi cuerpo.» y sonrió mientras veía dibujarse unos cauchitos por sobre su franela.
Había vaciado buena parte de su closet y se asombraba cómo cada objeto remitía de manera precisa a tiempos, a personas, a lugares que creía olvidados. Un par de zarcillos en la misma caja de regalo, unos zapatos con las puntas sucias y las suelas gastadas, el olor a mandarina y clavitos del saché de su gaveta… cada cosa le hablaba y ella la escuchaba. «¡Así nunca culminaría con su tarea!» Ya había comenzado la cuenta regresiva, y la biblioteca permanecía intacta y sin revisar.
Comenzó por tirar a la basura todos los apuntes de la universidad, iba deshaciéndose de ellos rápidamente cuando de pronto cayeron a sus pies muchas fotos y papelitos que salieron corriendo de un enorme cuaderno, abrió sus grandes ojos al reconocerlo: «¡No puede ser, era el cuaderno de recetas de Abu!». Tal como si hubiese estallado una bomba en sus manos toda la atmósfera cambió, el tiempo se suspendió, y un punzante ardor se fijó como un prendedor en su corazón. Toda la urgencia se detuvo en un suspiro que duró una enormidad.
Miró el cuaderno con dulzura, recogió lo que se había salido de él y lo apretó contra el pecho mientras cerraba sus ojos. De pronto comenzó a pasar una película de sensaciones, evocaba la tibieza con que siempre la recibía Abu en su cocina, el aroma de los dulces invadiendo todo el lugar, su mirada serena, pero llena de picardía, podía desvestir la razón por la que Claudia llegaba a buscar su cariño. Abrazar ese cuaderno, sentir su olor era como si ella la rodeara de nuevo con aquellos robustos y tiernos brazos donde se sentía aceptada y comprendida.
Sin duda la cocina era el lugar predilecto de Abu, ahí dentro convocaba a todas las mujeres importantes de su vida: a la niña que fue, a su madre y hermanas, a sus abuelas y tías, a sus amigas para hacerlas converger en una serie de olores y especies cuyo secreto solo ellas conocían. «Ahora comprendo que la cocina era el lugar de encuentro con lo que eras y con la que habías sido, con lo que te había hecho mujer, madre y amiga; lo que te volvió fuerte, pero también con lo que te permitió ser dulce y cariñosa.» Todo eso lo escuchaba Claudia mientras apretaba el cuaderno en su corazón.
—¡Tengo que llevármelo, aunque sea en la mano me lo llevo! ¡Todas las enseñanzas de Abu están en este cuaderno! ¡Ya las puedo oír!— lo decía mientras brincaba por su desordenada habitación.
Por muchos años Claudia creyó que su abuela le había jugado su última gran broma al dejarle como herencia su Cuaderno de Recetas a ella, que ni sabe ni quiere aprender a cocinar. Pero ahora tiene por seguro en su corazón que ese cuaderno siempre le recordará de dónde viene; que le será útil para cocinar en ese fuego su propia herencia. Ahora que le toca crecer fuera de su país aparece su legado con las lecciones más importantes de la vida. Y hablando muy suavecito para sí, le dijo a su abuela:
—Tú que me enseñaste la importancia de cuidar los corazones de quienes se tienen alrededor; tú que modelaste para mí el oficio de compartir, siempre hay algo para dar. Tú que me educaste en la valentía de emprender nuevas aventuras aunque vinieses de la derrota; a no tener apego por el dinero, ni por las cosas. Hoy me recuerdas que la vida que soñada es posible, y que es mejor aún, si escucho al Dios que está adentro, si me dejo llevar por mi intuición.
Todas esas cosas se movían en su cabeza y en su corazón. Ahora Claudia podía decidir qué de su vida desea llevar en su maleta.

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13 comentarios

  1. 1. Ocitore dice:

    En vísperas de un viaje, nada mejor que la bendición de una abuela transmitiendo su cariño con una sabrosas recetas de recuerdos. Buena historia que , por momentos, me recordó el libro de Laura Esquivel.Un abrazo y los mejores deseos.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 05:39
  2. Hola Ocitore,

    Qué grato encontrar ese comentario y la asociación que haces con Laura Esquivel. Escritora que admiro y a quien leí en un tiempo, tal vez la retome.
    Un abrazo para ti, pasaré por tu relato.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 14:49
  3. 3. Tarquino dice:

    Sin decirlo directamente, me gusto la forma de hacer ver que es lo que importa, incluso sin abandonar el país.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 21:51
  4. 4. Yoli dice:

    Hola, Maria.
    Gracias por pasarte por mi relato. Me ha gustado tú relato, entre la melancolia y la esperanza de una nueva vida, y que la protagonista se diera cuenta de que lo importante son los recuerdos y el amor por las personas que quiere, no las cosas. Nos seguiremos leyendo. Saludos.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 09:30
  5. 5. Anoide dice:

    ¡Qué bonita! Me gustan las historias melancólicas. Creo que la has conducido muy bien a través de ese cuaderno que enseña algo tan importante a Claudia: que lo que importa es lo que somos, lo que nos ha llevado a ello y las personas que queremos. Cuánta sabiduría en un cuadernito 🙂 Además, eso te ha permitido perfilar indirectamente el personaje de la abuela. La imagino como una mujer tierna pero fuerte y valiente, y que siempre trataba de dar lo mejor a su familia.

    Como apunte, decirte que dado que las comillas españolas (« ») se utilizan para comunicar los pensamientos de los personajes, lo correcto sería mostrarlos como si fueran diálogo y no narración. Ejemplo:

    «¡Así nunca culminaría con su tarea!» – «¡Así nunca culminaré mi tarea!»

    También decirte que narras casi todo en pasado, pero en el penúltimo párrafo se te cuelan verbos en presente, y en el último vuelven a estar en pasado. Quédate con uno de los dos tiempos 😛

    ¡Saludos!

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 13:30
  6. 6. beba dice:

    Hola, María Inés:
    Como ya te comentaron, la historia es dulce y melancólica. También te indicaron mantenerte en el mismo tiempo verbal.
    A mí me ha gustado, aunque hubiera eliminado algunos pasos que alargan demasiado el descubrimiento del libro; es sólo una opinión.
    Un saludo.
    beba- 141

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 23:15
  7. 7. Cryssta dice:

    Hola María Inés, con gusto te devuelvo la visita.

    ¿Eres argentina? lo pregunto por alguna expresión que en España no se utiliza. Como no sé si es correcto ponerlo como tú lo has puesto yo corrijo a la manera de España.

    – yo siempre aconsejo poner más espacio tras los puntos y aparte para dar claridad al texto, es mucho más fácil de leer

    – “Llevaba más de un mes…”

    – “solo con lo indispensable”, mejor sin los guiones

    – quita el “porque” antes de “me niego”, si lo pones parece que se lo explica a otra persona y yo entiendo que está consigo misma

    – quita “y” empieza con “Sonrió”, con mayúscula tras un punto

    – no entiendo lo de “dibujarse unos cauchitos por sobre su franela” ¿podrías explicar esa expresión?

    – “se asombraba de cómo cada objeto…”

    – “hablaba” y “escuchaba” hacen rima

    – ” cuenta regresiva y la biblioteca…” con esa “y” no es necesaria la coma

    – “cuando, de pronto, cayeron…”

    – “salieron corriendo” no es una buena expresión para unos papeles, da la sensación de que tienen patas

    – El párrafo que empieza con “Comenzó por tirar a la basura…” es muy largo, deberías poner algún punto y aparte y revisar las comas

    – “cambió” y “suspendió” hacen rima

    – Tras “De pronto” va una coma

    – “una película de sensaciones” no es una buena expresión, las películas son secuencias de imágenes, no de sensaciones

    – no entiendo la expresión “podía desvestir la razón”

    – “era como si la rodeara”, ya se sabe que habla de ella, de la abuela

    – “la vida que soñaba”

    – repites “cuaderno” varias veces, quita alguna

    – repites “cocina era el lugar” en el mismo párrafo

    – en un mismo párrafo repites “herencia”, “cuaderno”, “cocinar, “ahora”

    Tu relato encierra mucha ternura, creo que las repeticiones hacen que sea algo pesado de leer así que cuando lo pulas te quedará un relato muy bonito.

    Espero haberte ayudado. Un abrazo.

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 12:17
  8. Sin duda, y como dijeron otros comentaristas, una linda historia melancólica. Se siente bien. Adhiero a los comentarios que te hizo Crysta con cuestiones para revisar. De hecho, hay algunas más también. Pero nada que pueda corregirse con una nueva revisión.
    ¡Saludos y felicitaciones!
    Luciano.-
    http://viajarleyendo451.blogspot.com.ar/

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 14:26
  9. Hola a tod@s

    Agradecida con quienes que pasaron por mi relato, muchas gracias por sus comentario y sugerencias.
    Me complace que a todos les llegó la esencia del relato, la melancolía por la abuela, sus comidad y su ternura.
    Por otra parte, he pasado algunas horas de esta tarde revisando con cuidado sus sugerencias para mejorarlo.
    En especial agradezco a Cryssta el trabajo y el tiempo que se toma para comentar detalladamente aspectos formales que, sin duda, me ayudarán mucho a pulir el relato y aprender del ofocio.
    Mi nacionalidad de venezolana, de allí que no comprendas algunas frases como “dibujarse unos cauchitos por sobre su franela”, esos son los gorditos, los rollitos de la panza, ¿cómo le dicen ustedes?

    Ahí los voy leyendo y comentando
    Un abrazo fraterno

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 01:53
  10. 10. Anoide dice:

    ¡Michelines! Así se les llama en España, jajajaja. A mí también me costó entender la expresión pero le pillé el significado después de releer y fijarme en lo del sobrepeso.

    ¡Besitos!

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 02:56
  11. 11. Cryssta dice:

    Sí, los llamamos michelines por el muñeco de los neumáticos Michelín y la franela es un tejido. Como en Literautas hay compañeros de muchos países se aprende mucho de otras culturas. Es por eso que dije en una ocasión que estaría bien poner tras nuestro nombre la ciudad y el país de donde somos.

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 07:44
  12. 12. María Kersimon dice:

    Saludos, María Inés,
    Encantada de volver a leerte. Me gusta el estilo de tu relato, el vocabulario que usas y encuentro que es una bonita experiencia interna de la protagonista. Como no tiene casi argumento, nudo ni desenlace, no se si se puede considerar un cuento corto y, en este sentido, queda un poco plano y falto de acción. Ahora bien, como relato íntimo está muy bien y quedaría apropiado, por ejemplo, como un fragmento de una novela sentimental. Sólo una opinión personal.
    Saludos.

    Escrito el 25 octubre 2016 a las 15:47
  13. Hola Anoide, Cryssta y María:

    Me causa mucha gracia que, hablando el mismo idioma, a veces no podamos comprendernos; la riqueza del lenguaje, la variedad dialectal, como quiera que se le llame, es una piedrita en el zapato de la comuncación.
    He estado revisando el relato, y agradezco a todas por sus valiosos comentarios.

    Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 31 octubre 2016 a las 02:15

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