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SOPA FRÍA - por Mot
SOPA FRÍA
— ¿Te vas a apuntar al concurso de cocina del instituto?
—No creo Mamá. No estoy de humor para esas tonterías—. Sonia seguía moviendo con desgana el tenedor, cabizbaja; en lo que llevaban de cena no había probado bocado.
—Es tu último año de secundaria; imagínate que ganas. ¡Sería fabuloso!…el alcalde, los concejales, el consejo escolar y la directiva, el profesorado, docenas de padres y madres y abuelos y abuelas… Y tú siendo el centro de sus miradas— dijo su madre, intentando animar un poco a su hija.
—Sí. Menos mal que, efectiva y afortunadamente, es mi último año—. Una solitaria lágrima rodó.
La afligida madre decidió meter el dedo en la llaga:
— Es porque el jurado lo forman este año Matilde y sus amigas, ¿no?
Pareció que a Sonia le habían activado un interruptor. Rompió en llantos, temblando, el horror reflejado en su rostro. Por su mente pasaban imágenes de humillaciones, de abusos, de sufrimientos, y todo ello causado, desde que empezara secundaria, por aquellas tres pécoras, Matilde al frente, que parecía que disfrutaban de machacarla y de ensañarse con ella.
Su madre se levantó en silencio, subió a su cuarto y al minuto volvió a sentarse a la mesa con una especie de cuaderno viejo en la mano.
— Este cuaderno de recetas me lo dio mi abuela antes de morir — y una sonrisa malévola empezó a formarse en su boca —, y en él está la solución a tu problema. Así que te vas a apuntar al concurso de este año. La venganza es un plato que se sirve frío…
Sonia la miró con ojos interrogantes, dejó de llorar y escuchó. Su madre le explicó lo que tenía que hacer, con todo lujo de detalles, y un atisbo de sonrisa se iba instalando en la cara de la adolescente.
Y llegó el día del concurso. Sobre el entarimado del salón de actos del instituto, Matilde y sus dos perros falderos, vestidas de punta y blanco para la ocasión, formaban el jurado; acaparaban casi todas las miradas, cosa que les acrecentaba el ego, aumentaba su prepotencia, resaltaba su desprecio hacia los débiles. Su pauta, su camino, su brújula era que, o estabas con ellas, o estabas contra ellas. Y para ellas, Sonia, una débil, estaba contra ellas.
El jurado llamó al primer concursante, una chica pelirroja, que se acercó y puso un plato en la mesa. Las tres juezas probaron su contenido, apuntaron algo en un papel, y dieron paso a la siguiente receta. Probar y puntuar. Así con todos los concursantes, que no eran pocos, y de forma más bien parsimoniosa.
Obviamente, Sonia fue la última.
Cuando le llegó el turno, se dirigió hacia el jurado con la cabeza bien alta, tal y como le había dicho su madre.
— ¡Pero mira quién está aquí! Sentimos mucho que hayas sido la última, ¿verdad chicas? — dijo Matilde con sarcasmo, y se giró hacia sus compinches con una mueca de asco y desprecio. Continuó en su línea:
— ¿Qué nos traes? ¿Por qué has perdido tiempo con este vomitivo y asqueroso plato si sabes que no vas a ganar?— y las tres volvieron a reírse a carcajadas. Sonia aguantaba el tipo, erguida, los ojos eran rayos de desprecio, fría, desafiante.
— Es sopa de mar y monte, una receta de mi bisabuela— fueron sus únicas y secas palabras al posar el plato en la mesa.
— Pues veamos qué tal sabe este mejunje para cerdos. Si no te descalificamos, con suerte quizás quedes la última— Matilde miró a sus amigas, emitió una especie de risa gutural más propia de un cerdo que de un humano, y las tres hundieron sus cucharas en la sopa y las llenaron. Tras engullir sus contenidos, gritaron al unísono:
— ¡Puaj! ¡Está fría…!—No les dio tiempo a más. Se oyó un conocido y pastoso ruido, acompañado de su inconfundible olor; en sus rostros, la sorpresa dio paso al horror y luego al pánico. Temblores, retortijones. Se doblaron sobre sí mismas… las tres se arrepentían de haberse puesto falda.
Sonia se alejó dos pasos. Sonreía, victoriosa, allí de pie, con una mano en el bolsillo de los tejanos sujetando el vacío bote de laxante. Disfrutaba, saboreaba el momento; ahí estaban, frente a ella, en el entarimado, los focos hacia ellas, haciendo el ridículo. Ahora ellas sabrían de humillación y vergüenza…
Antes de salir de allí, les dijo, con ironía:
— Esta sopa, también, es un plato que se sirve frío…
Hola, Mot.
Me ha gustado tu relato, es divertido, muy claro y va directo al grano; tres cosas importantes.
Como me toca hacerte un comentario, voy a estrujarme los sesos con la esperanza de que no me envenenes si digo algo que te disguste.
A nivel formal lo veo bastante bien, no has abusado de voces pasivas o verbos compuestos. Lo único que me llama la atención es que separas el guión largo de la primera palabra. Lo óptimo es que el guión empiece pegado a la primera palabra al inicio de cada intervención del dialogo, si hay incisos del narrador, se pegan las lineas a la acotación (como si fueran paréntesis)
A nivel de contenido, hay alguna cosilla que yo hubiera sintetizado más para ganar palabras, pero lo veo bastante personal como para estar corrigiendotelo.
Lo que sí echo en falta es que estén jugando con comida y no haya ningún adulto en el concurso escuchando mientras antes de probarlo las juezas están llamando vomitivo y haciendo bulling a la prota. O que la madre, sabiendo lo que hay, no tome cartas en el asunto más allá de gastarles esa broma, no es que haya que cubrir todos los “y si” en un texto tan breve, pero esos son particularmente llamativos.
También creo que te ha faltado rematar un poco el sentido del libro de recetas en el texto: si hubieras dedicado un par de líneas a cocinar, a que la protagonista intentara convencer a las otras de que era una receta maravillosa pese a los insultos, habrías mantenido el suspense de si era una historia de que al final las “malas” se rinden al arte de la cocina de la protagonista y lo del laxante hubiera sido un giro más sorprendente y refinado. Además queda un poco extraño que solo por probar la sopa, de forma instantánea, les dé lo de la pata abajo.
estimada / o Mot:
Me ha encantado tu relato: es divertido en el contenido y muy ligero en la narración. Pero, al contrario que la compañera anterior, pienso que la madre tuvo una táctica muy buena para disuadir a las compañeras de la protagonista de fastidiar a su hija. Si se me permite la broma, yo, más que sopa fría, les hubiera dado un poco de cianuro para que lo pasaran un poco peor de lo que lo debieron de pasar.
También es cierto que el final desconcierta un poco, dado que no parece creíble que por una cucharada de sopa fría, vomiten y caigan, pero quizá es un efecto psicológico del horror que les causaba la protagonista. Te animo a que sigas escribiendo, compañera / o.
Hola.
Creo que es un relato que está bien estructurado con un argumento divertido. Resalta el móvil de la venganza cumpliendo el reto perfectamente.
El pero lo encuentro en !os guiones de los diálogos y, con respecto a ello, me sumo a la opinión del primer comentario.
Buen trabajo. Saludos.
Hola,
Me sumo a las opiniones de los guiones que deslucen el texto. En cuanto a la trama, no me creí la reacción de las amigas. Y el jurado lo debieron de formar gente adulta, de mayor relevancia. La última línea del cuento está de más.
Corrígelo que tienes buen material. Y si puedes, pásate por el 205 que es el mío.
Saludos,
Ch.
Hola a todos y mil gracias por el tiempo dedicado a mi relato. Voy a ir por partes.
E. Q. de la Torre
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¿Envenenarte? ¿Me disguste? Al contrario, muy agradecido. Siempre he pensado que de los demás se aprende, y en cada M.U.E. aprendo más cositas. Después de haberlo leído más veces, estoy totalmente de acuerdo con tus comentarios. Tomo BUENA NOTA de ellos. Gracias …
PERLA PRECIOSA
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De acuerdo al 100% contigo.¡Ay! Ese final… Gracias por tu tiempo, me alegro que te haya gustado. Saludos…
ANNE
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Me preocupaba que no quedara claro el tema de la venganza. Gracias por tus comentarios. Saludos…
CHECHE
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Gracias, lo tendré en consideración… Saludos.
Hola Mot
Escribes muy bonito. Me entretuve con él. No sé por qué dices que no está clara la venganza, si el relato esta basicamente basado en ello.
Lo de la forma, es cosa de revisar y leer algunos instrutivos de Literautas.
Estoy de acuerdo de eliminar las dos últimas frases. Deja que el lector piense
Te felicito