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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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La tía Cata - por José Torma

Web: http://www.cuentoshistoriasyotraslocuras.wordpress.com

Con paso lento, la tía Cata levantaba los trastes sucios en la cocina. Los viernes eran su día favorito, la pequeña diablillo y su madre, venías a visitarla y ella se esmeraba en prepararle ricos platillos. En más de una ocasión intentaron que les revelara sus secretos, que, tristemente, con ella morirían.

Levantó el falso piso del cajón superior y con diligencia tomo el libro de recetas de la familia. Más de cien años de delicias culinarias contenidos en esas páginas, pasadas de madres a hijas.

Le dolía pensar que, en ella, terminaba la tradición.
Nunca se había casado y aunque pretendientes había tenido, ella siempre prefirió tener una relación con Dios. Su adusto padre se negó a que entrara al convento, y ella, se negó a casarse. Su madre, buscando suavizar la relación, le pedía ayuda en la cocina. El talento natural de Cata fue reconocido por su madre y el recetario pasó a sus manos a los veintiún años. Su madre, enferma se lo puso en las manos y le confió su cuidado.

—Lo tendrás en tu poder hasta que sea el tiempo que lo pases a una hija tuya —le dijo con voz débil—. Entiendo que no quieres casarte, pero eres nuestra única hija. Tus hermanos ya están casados y empiezan a tener hijos. No demores cariño, piénsalo.

Unos meses después, su madre fallecía y Cata tomaba las riendas del hogar. Con gran ilusión preparaba la comida. El recetario era una fuente inagotable de ideas y formas novedosas de preparar los platillos tradicionales de la cocina mexicana.

A los cincuenta años, Cata, recordó las palabras de su madre. Ninguno de sus hermanos había tenido hijas. Era la única mujer en línea directa con el libro. Sus cuñadas insistían en tenerlo, pero ella, recelosa, elegía mantenerlo oculto.

Con el paso del tiempo perdió a su padre. Sus hermanos y sobrinos emigraron a otras ciudades y se quedó sola en el pueblo. Su sobrino, el médico, le pagaba una señora que la auxiliaba en las labores de la casa, menos en la cocina. Cata, aun a sus setenta y ocho años, seguía llevando el control.

Cuando conoció a María, sus ojos ya le empezaban a fallar, a pesar de los lentes que llevaba siempre colgados del cuello. La bulliciosa niña, hija de la mujer que le ayudaba en la casa, llenaba la atmosfera de una luz inigualable. Vivía para los viernes en que la niña la visitaba. Cata le tomó tanto cariño, que le permitía leerle los ingredientes. Una loca idea se le vino a la mente después de una ardua preparación de un estofado de venado. No había conseguido laurel y eso la tenía muy mortificada.

—Podemos ponerle epazote, Catita, a mí me gusta más que el laurel.

¿Y si le dejaba el libro a María? Esa pregunta le quitaba el sueño por las noches. Seguro su madre entendería, pero ella sentía que era una traición. Por otro lado, dejar que el libro se perdiera, parecía un gran desperdicio.

El tiempo seguía su marcha y María se convertía en una joven hermosa. Sus habilidades en la cocina eran grandes y Cata la ayudaba lo más que podía. La joven ya no le pedía el libro, gran parte de las recetas las sabía de memoria.

—Ay Catita, debería comprar una tableta, así podría ver a sus sobrinos cuando quisiera.

Pero para Cata, todas esas cosas de la tecnología eran cosa del diablo. Ella les escribía a sus sobrinos cada mes y ellos le contestaban, a veces.

A los ochenta y cinco años, su salud decayó rápidamente. Cata se negó a ir a un hospital, María se mudó a vivir con ella y hacia lo que podía para mantenerla cómoda. A la mañana siguiente, un acceso de tos la hizo llamarla.

—¡María!

—Dígame, Catita, ¿que se le ofrece?

—Creo que es tiempo niña, quiero darte algo. Ve ahí en mi armario, la caja azul .

Cuando la tuvo en sus manos, Cata la abrió y sacó un libro. Los ojos de María se agrandaron por la sorpresa. La anciana lo puso en sus manos y le dijo.

—No María, no es mi libro de recetas, es un libro en blanco para que lo llenes de todo lo que has aprendido. Crea tu propia tradición, tienes mucho talento y mi viejo libro solo te estorbaría.

La joven tomo el libro y lo apretó contra su regazo, gruesas lágrimas rodaron por sus mejillas, mientras la anciana, lentamente caía sobre la cama.

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19 comentarios

  1. 1. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Ay Compadre, que postura la tuya, la ternura te brota a raudales. La tuya, es una historia muy bien llevada con un contenido de otros tiempos y una forma diferente de ver la vida. Te felicito. Tu enseñanza para las nuevas generaciones es única y para nosotros, los maduros pero todavía pegados al árbol, es una remembranza que llena.

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 18:22
  2. 2. María dice:

    Has creado un personaje con el cual el lector es capaz de empatizar, y hacer eso en un texto con un máximo de palabras tiene su mérito (doy fe de lo difícil que es recortar palabras) y a pesar de eso has conseguido describir a la protagonista de manera que acabas sintiendo ternura por ella y por María, además de eso incluyes cierta moraleja en la historia. Todo gracias a un estilo de escritura sencillo y fácil.
    Un saludo

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 20:10
  3. 3. Tavi Oyarce dice:

    Hola José.

    Hermoso eso de relatar la compañía de una niña cuando la vejez casi siempre llega con la soledad. Encuentro tu relato conmovedor. Bueno eso no es novedad; y tus cuentos anteriores siempre lo han conseguido.

    El final que uno espera se diluye en la sorpresa; pero es una sorpresa bien urdida y por sobre todo enternece.

    Me alegro de leerte nuevamente José, para mí es un agrado.
    Saludos

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 21:52
  4. 4. Luis Ponce dice:

    Hola José:
    Como siempre sorprendente.
    No solo has cumplido con el reto de hacer un buen relato, sino que has creado una manera agradable de dejar una guía moral.
    El final, sorpresivo, completa un círculo bien escrito.
    Saludos.

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 22:19
  5. 5. Christian Joseph White dice:

    ¿Y la venganza? Venía de una sarta de cocineros egoístas y asesino que esperaba otro final, jajaja. Hasta que me percate que era otro tipo de relato (sin el reto del mes)

    En fin, felicitaciones por el matiz emotivo de tu historia. Muy lograda. Un gusto leerte 😉

    ¡Saludos!

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 05:22
  6. 6. Leosinprisa dice:

    Hola José.

    Una buena historia, bien contada y mejor acabada. Poco más habría que decir que los compañeros no te hayan dicho, es un escrito que merece mil alabanzas, por su desarrollo y composición, por tenerte atrapado en su historia y por la lección moral e infinita ternura que desprende.

    Te felicito, ha sido un placer leerte. Un saludo

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 10:11
  7. 7. Vodnik dice:

    Hola José,

    Te felicito por el relato que has escrito, la sencillez de tus personajes se refleja también en tu estilo. Me ha parecido muy bonito el pequeño giro que le has dado al final de tu historia, no has caído en la tentación de escribir lo que todos esperábamos y queríamos sino que lo has mejorado con creces.

    Un saludo,

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 21:58
  8. 8. Yoli dice:

    Hola, José.
    Gracias por pasarte por mí relato. Me ha gustado tú relato, destila ternura y amor por la chica. Me ha gustado el final, yo esperaba que le diese su libro de recetas, pero le has dado un giro que me ha sorprendido para bien. Saludos.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 09:59
  9. 9. Aimée dice:

    Precioso relato que me ha atrapado de principio a fin. Me parece que está bien estructurado, que tiene ritmo y que los diálogos están muy conseguidos. Poco más puedo decir porque me ha parecido excelente.

    Enhorabuena por tu relato.

    Un saludo

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 12:58
  10. 10. R. P. García dice:

    Hola, Jose Torma, soy el vecino de arriba, que viene a pedirte algo de laurel y de paso a comentarte algunos detalles sobre el relato. Empecemos.

    Tengo problemas con el primer párrafo, aunque no con todo:

    «Con paso lento, la tía Cata levantaba los trastes sucios en la cocina. Los viernes eran su día favorito, la pequeña diablillo y su madre, venías a visitarla y ella se esmeraba en prepararle ricos platillos. En más de una ocasión intentaron que les revelara sus secretos, que, tristemente, con ella morirían».

    Hay un error en la colocación de la coma y en la consonancia del verbo, supongo que el corrector te lo marcó como fallo y le hiciste el apaño. Recuerda: nunca coloques una coma entre el sujeto y el predicado. Sería tal que así:

    «Los viernes eran su día favorito, la pequeña diablillo y su madre venían a visitarla, y ella se esmeraba en prepararle ricos platillos». He puesto la coma delante del “y” aunque podrías prescindir de ella.

    También hay una rima en este párrafo “diablillo” y “platillos”, a mí no me molestan las rimas en la prosa, pero hay gente muy maniática.

    Más cositas:

    tomo el libro de recetas —- tomó el libro de recetas

    Los tres primeros párrafos, o al menos los dos primeros, los fusionaría en uno ya que abordan la misma idea.

    En el siguiente párrafo:

    «Nunca se había casado y aunque pretendientes había tenido, ella siempre prefirió tener una relación con Dios. Su adusto padre se negó a que entrara al convento, y ella, se negó a casarse. Su madre, buscando suavizar la relación, le pedía ayuda en la cocina. El talento natural de Cata fue reconocido por su madre y el recetario pasó a sus manos a los veintiún años. Su madre, enferma se lo puso en las manos y le confió su cuidado».

    Eliminaría los “ella” ya que en todo momento sabemos a quien te refieres. A la última frase le falta una coma: «Su madre, enferma, se lo puso en las manos y le confió su cuidado».

    Aquí le falta la coma de vocativo. Tal cual está estarías diciendo que no demorara su cariño. Así:

    «No demores, cariño, piénsalo».

    Aquí nos sobra la coma. Recuerda, nada de comas separando sujeto y predicado. Aunque oralmente hacemos una pausa en la lectura, esta coma nunca se marca. Sería así:

    «A los cincuenta años, Cata recordó las palabras de su madre».

    Cambiaría el artículo en la frase original:

    «…de una (la) ardua preparación de un estofado de venado».

    Una coma de vocativo:

    «Ay, Catita, debería comprar una tableta, así podría ver a sus sobrinos cuando quisiera».

    y hacia lo que podía —- y hacía lo que podía
    ¿que se le ofrece?—- ¿qué se le ofrece?
    Creo que es tiempo niña, —- Creo que es tiempo, niña,
    No María, no es mi libro de recetas —- No, María, no es mi libro de recetas
    La joven tomo el libro —- La joven tomó el libro
    la anciana, lentamente caía sobre la cama. —- la anciana, lentamente, caía sobre la cama.

    Y creo que eso fue todo. Como ves son pequeños despistes que se repiten. Basta con ponerles cuidado la próxima vez.

    No soy de alabar las virtudes de los textos, pero los diálogos me encantaron. Algunas partes no tanto. Creo que el relato está bien conseguido, es tierno como un estofado de venado.

    Abrazos y saludos. ¡Nos leemos!

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 15:32
  11. 11. Ana dice:

    Ay, José, cómo nos tocas la fibra sensible!

    Comparto los comentarios de R. P. García, que me parecen muy acertados.

    Por lo demás, creo que este es tu mejor registro. Creas un ambiente tan acogedor que dan ganas de pasar un rato con Cata y ver qué ofrece ese libro de recetas.

    Muy bien ambientado, el relato deja un gusto dulce.

    Genial, compañero!

    Un abrazo.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 23:16
  12. 12. Wolfdux dice:

    Muy buen relato, José.

    El final no me lo esperaba para nada, y me ha encantado. perfecto. Nada más que añadir a lo dicho por los compañeros.

    Un abrazo. ¡Nos leemos!

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 09:04
  13. 13. Roger/NHICAP dice:

    Hola José,
    ¡Órale! La historia te salió del corazón, directa al teclado. Tuviste la habilidad de que en ese tránsito no se perdiese ni un ápice del cariño, agradecimiento y respeto que atesoras hacia esa estirpe de mujeres representadas por Catita y María. Una hermosa parábola sobre el AMOR, así con mayúsculas, que rematas con un estupendo final.
    Te mando un abrazo, amigo.

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 09:47
  14. 14. Jose M Quintero dice:

    Hola Jose.
    Excelente tu relato. Me ha gustado que has hecho todo lo contrario al reto opcional, un relato fantastico de pie a cabeza, con tremendos personajes y un final increible.
    Me ha gustado mucho. Felicitaciones.

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 23:40
  15. 15. David Rubio dice:

    Hola Jose!
    Tu relato es todo un ejemplo de cómo no es necesario que al final aparezca una muerte o algo truculento para sorprender al lector. Cuando todos esperábamos un desenlace a la carta, la buena de Cata nos ofrece una lección de vida.
    En cuanto a errores, R.P. ya te los ha expuesto de manera clara.
    Un abrazo!

    Escrito el 23 octubre 2016 a las 14:53
  16. 16. Leonardo Ossa (Medellín Antioquia) dice:

    Hola José, siempre me gustan tus historias por lo sensible de las mismas. El final del relato es inesperado y creo que nos has sorprendido a todos. En esta oportunidad no he podido participar, pero he venido a deleitarme con narraciones como la tuya. Saludos.

    Escrito el 24 octubre 2016 a las 02:40
  17. 17. Thelma López Lara dice:

    Hola, José.

    Tu relato me ha gustado por la ternura que hay en cada una de las palabras.

    Estoy de acuerdo con las recomendaciones que te ha dejado R. P. García .

    Me gustó el final del relato, no lo esperaba.

    Saludes.

    Escrito el 24 octubre 2016 a las 14:53
  18. Hola Jose, te devuelvo la visita. Un tanto tarde, ruego me disculpes.
    Un precioso relato que me ha parecido encantador. Tu final es infinitamente mejor que el cabía esperar.
    Gracias por aportar un mensaje tan bonito y lleno de ternura… “Crea tu propia tradición” GENIAL
    Encantada de leerte.
    (He participado en dos talleres creo escena 33: El ascensor y la escena 35: Museo y arena)
    Enhorabuena
    Nos leemos!!

    Escrito el 30 octubre 2016 a las 09:27
  19. 19. Cryssta dice:

    Hola José, a estas alturas ya no reviso textos y solo leo por placer así que quise visitarte.

    Tu relato me ha hecho pasar un buen rato. Gracias.

    Un abrazo.

    Escrito el 1 noviembre 2016 a las 08:37

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