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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El engaño del chef - por Marcelo Kisi

Web: http://www.contarelcuento.wordpress.com

Juan no era homosexual. Lo descubrió aliviado a los catorce años, cuando se sorprendió mirando a Claudia, la vecina de enfrente. Le pareció sublime, con su cabello suelto, esa raya entre los senos y las piernas danzarinas bajo la falda breve. Los gays tenían problemas serios en su pueblo, y a él le gustaba cocinar, razón de más para que sospechara de sí mismo desde los once años: allí, cocinar era de niñas y de maricas. Se quedaba en casa a mirar cómo su madre consultaba el cuaderno de cocina mientras sus amigos se cansaban de invitarlo a jugar. Les inventaba excusas: que estaba enfermo, que tenía tarea. A veces decidía de modo táctico participar en los juegos varoniles, para que no se diga. Pero a él, el fútbol y los coches lo tenían bien sin cuidado. Lo que le gustaba de verdad, era la cocina.

Claudia le provocó su primera erección, lo que lo hizo bailar de alegría frente a ella y hacerla reír. Pero la chica miraba a otros, pues era más grande. Juan aprendió como todos a enfrentar en soledad su hombría recién estrenada, y siguió ocultando su afición culinaria: para sus amigos, si se enteraban, una erección no sería prueba de nada. Para ellos, la que cocinaba era Marité, su hermana menor. Juan simulaba orgullo fraternal, y organizaba cenas para probar sus recetas. Marité era su asistente, así que, a la hora del espectáculo, la muchacha sabía explicar con lujo de detalles cada platillo, ante el placer palatino de los asistentes. Con el tiempo se formó fila para comer los manjares de Marité. Y para casarse con ella.

Marité se enamoró de Augusto, el guapo del grupo, el único que tenía futuro como futbolista profesional. La fiesta fue memorable. El menú fue elaborado y ejecutado en secreto por Juan, con su madre ya anciana como consejera, y Macarena, su novia, como sous-chef.

En el medio de la fiesta, Augusto hizo sonar su copa con una cucharita. Habló de su flamante esposa, elogió su belleza y su arte culinaria, que lo conquistó para siempre. Entonces le tocó a ella:

—Queridos amigos, gracias por venir a compartir esta alegría con Augusto y conmigo —comenzó. Agregó la historia de cómo se conocieron, cómo él la conquistó con sus jugadas magistrales en la cancha y sus canciones a la luz de la luna. Entonces agregó—: Quiero agradecer a mis padres, que me dieron la vida, y a Juan, mi querido hermano. Aplaudámoslo juntos, pues es el verdadero autor de todos los manjares que estáis degustando esta noche. —Y mirando a su marido agregó—: Así es, querido, apenas tengo idea de cómo se hace un huevo frito. ¿No es gracioso?

Algunos aplaudieron a Juan, otros quedaron perplejos. Juan estaba pálido, y Augusto no supo qué hacer. Miraba a uno y a la otra alternadamente, sin entender de qué sueño se había despertado.

—¿No sabes cocinar…? —balbuceó— Demonios, Marité, ¿por qué no lo dijiste?

Juan, que tenía novia, lo cual sí era prueba suficiente de su hombría heterosexual, se levantó de su silla y comenzó a caminar hacia la salida, mientras Augusto, acompañado por su séquito, comenzaban a seguirlo empuñando tenedores.

—Esperen, eso no es todo —los atajó entonces Marité—. ¡Adelante, amigos de Master Chef!

Se encendieron unos reflectores bien potentes, y del costado salieron cámaras, productores, micrófonos y uno de los jurados del famoso programa reality, Jordi Cruz en persona. Tanto el que huía como sus cazadores se quedaron tiesos.

—¡Hola, amigos, muy buenas noches! —atronó la voz de Cruz—. Estamos en la boda de Marité y Augusto. Marité le ha tendido una bonita trampa sorpresa a su hermano Juan, que recibe hoy la invitación a nuestro programa. Me tocará degustar sus platillos para esta boda y decidiré si Juan pasa o no la primera selección. ¿Aceptas, querido Juan?

Juan pasó la prueba con creces, logró reivindicar su gusto por la cocina y, aunque no ganó la competencia ni venció el prejuicio contra los gays, se hizo famoso. Sus amigos no tuvieron más remedio que hacerse admiradores, porque alcanzaron sus quince minutos de fama contando en los medios de qué manera habían crecido comiendo los platillos del pequeño chef, y no tuvieron de qué quejarse. Augusto debió archivar sus planes de venganza por el engaño, y se conformó con los huevos fritos de Marité. Después de todo, él tampoco triunfó como jugador de fútbol.

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30 comentarios

  1. 1. Escritores Anónimos dice:

    Hola Marcelo!!!
    Te voy a confesar una cosa, siempre pones +18 en tus relatos, pero yo, hago que no existe y lo leo, porque me encanta tu manera de escribir, tu acento, tus historias y como enganchas. Cuando he visto que llevabas cero comentarios he dicho: ¡esto no puede ser, vamo a remediarlo! ASí que aquí estoy (jajajajajjaa)

    Lo cierto es que tu historia es cómica, amena y fresca. Le has dado una vuelta de tuerca y además has metido Master Chef, casi me da un ataque de risa, no me lo esperaba para nada. Ha habido un momento de la historia cuando dices que los amigos van detrás, la hermana revelando el secreto, los otros huyendo. Una escena surrealista que me ha encantado y definitivamente ha hecho que me enamore del relato.
    Muy cierto lo de los prejuicios, y me alegro por Juan, me he quedado con las ganas de saber que fue de Claudia, tenía un nombre bonito era guapa, pero ojalá y siga soltera (yo a mis personajes “perfecto” los martirizo constantemente, me encanta, jejejejejeje)

    En cuanto al aspecto, creo que los párrafos están bien equilibrados, tiene ritmo, te enteras de todo, No sé si alternadamente es correcto pero a mí me suena mejor alternativamente.
    DEspués veo que dices “en el medio de” yo hubiese puesto “en medio de”.

    _”Empuñar tenedores” (jajajajajajajaja)

    Espero que estas dos acotaciones/ consejitos te sirvan de algo, de verdad no pares de escribir tienes más que talento.

    Un beso muy fuerte!!!

    Escrito el 17 octubre 2016 a las 20:00
  2. 2. Luis Ponce dice:

    Hola Marcelo:
    como siempre el giro que desestabiliza al lector haciéndole usar el cerebro.
    Fácil de leer, atractivo.
    Solamente me ha quedado la duda de que si Marité asistía a su hermano y sabía explicar sus platillos, luego salga que ni los huevos fritos.
    Saludos.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 00:45
  3. 3. Marcelo Kisi dice:

    Hola a todos!!

    Este es el humilde resultado de mi pereza, problemas puestos como excusas, y la decisión de último momento (4 horas antes del plazo) de inventar algo desde cero participar de todos modos.

    Así que si descubren alguna incongruencia, como el sagaz Luis Ponce, háganmelo saber! Luis, tenés razón, pero bueno, está escrito en clave de comedia. Gracias y ya te leeré!!

    Escritores Anónimos, bella! Qué bueno que haya logrado hacerte reír, y espero que no te hayan molestado mis leves tramos “para mayores”. Gracias por tus comentarios y por tu onda encantadora. Ya te leeré!!

    Abrazos a todos!

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 08:00
  4. 4. Anoide dice:

    ¡Hola, Marcelo! Mucho tiempo llevaba sin leerte y ahora que vuelvo veo que sigue siendo un gusto pasar por tus relatos.

    Me estaba gustando mucho, pero lo que me ha terminado de ganar ha sido el giro que le has dado. Tiene gracia la escena en la que Marité desvela la verdad y todos empiezan a salir corriendo. Y ni de broma esperaba la aparición estelar de Jordi Cruz, ¡muy divertido eso!

    Lo que me suena peor es el último párrafo. Parece que no tenías espacio para todo lo que querías contar y has terminado por hacer un resumen, así que queda un poco raro.

    ¡Un abrazo!

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 13:08
  5. 5. Edu S.C. dice:

    Hola Marcelo,

    Un placer leerte. Desde que entré en este fantástico foro, eres un fijo en mis lecturas, te comente o no.

    Decirte que me ha gustado mucho tu relato. Aunque me he reído bien con el giro final algo surrealista que le has dado al cuento, te he de confesar que lo que más me ha gustado de tu historia es el planteamiento inicial. El protagonista cocinando en secreto para evitar sospechas sobre su masculinidad, con todo el pueblo creyendo que era la hermana quien cocinaba, es estupendo. Por el tono que llevaba el cuento, me ha descolocado un poco ese giro con lo de Master chef, quizás demasiado radical, pero gracioso de verdad.

    En lo formal me ha parecido encontrar una repetición en: “Agregó la historia de cómo se conocieron, cómo él la conquistó con sus jugadas magistrales en la cancha y sus canciones a la luz de la luna. Entonces agregó—:”, donde repites de manera cercana “agregó”.

    Un cuento excelente y un gustazo leerte, como siempre.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 14:36
  6. Hola, Marcelo,
    Qué alegría volver al taller y volver a encontrar tu pluma flexible que se desliza sin esfuerzo sobre el papel. A mi la cocina no me emociona demasiado y me costó trabajo bricolar algo. Así que siempre admiro y envidio a quien le fluye así de fácil.
    Tu relato me pareció entretenido, bien construido, con un efecto sorpresa final apoteósico a modo de comedia “burlesque”.
    Apenas algún desliz que. Corregir, por la falta de relecturas imagino, como por ejemplo: “lo que le hizo bailar de alegría frente a ella y hacerla reír” (le hizo bailar y le hizo hacer: repetición del mismo verbo).
    Las referencias a las diferentes orientaciones sexuales y a sus características atribuciones tradicionales te apuntalan muy bien el relato y en eso te resultan un gran recurso, pero ojo que de este lado del charco podrían (condicional) generar una sensación de un sexismo algo anticuado.
    Yo, como no veo Masterchef, no reconozco los presentadores, pero lo encuentro una salida divertida en clave de comedia. Aplaudo tu resolución del tema culinario y cuenta con que te seguiré leyendo. Un abrazo.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 22:06
  7. 7. Juana Medina dice:

    Marcelo querido:
    ¡Qué bueno volver al ruedo! Te agradezco el esfuerzo de último momento para estar con todos. Por supuesto no es la mejor de las tuyas, pero: en primer lugar no tiene por qué serlo, en segundo lugar tenés historias tan buenas que se hace difícil elegir.
    Creo que Luis te señaló lo más importante. Se me ocurrió que tal vez podrías corregir un poco los decires de Marité. Sabe cocinar de tanto estar con su hermano, pero detesta hacerlo y no piensa ir más allá del huevo frito, ni siquiera por Augusto, por ejemplo; y que Augusto resulte ser sólo un apasionado del futbol pero lo bastante corto de vista como para no pegarle jamás a la pelota. Algo así.
    El comienzo es excelente, y la idea estupenda.
    Debo confesar que también yo estuve a punto de darme por vencida.
    Felizmente apareció una historia muy chiquita sin venganzas.
    Un gran abrazo. ¿Buscarás el 18?

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 02:00
  8. 8. Dante Tenet dice:

    Marcelo:

    Poco que decir a lo anterior, a todos nos llamó la atención que la ayudante de Juan no supiera cocinar mas que huevos fritos, pero tu lo has dicho, solo cuatro horas antes del cierre no te dejaron tiempo de maduración.

    Me gusta leerte y siempre encuentro en tus relatos una madurez narrativa superior.

    Te digo como decía el mariscal ” Abrazo de gol”

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 02:40
  9. 9. Thelma López Lara dice:

    Hola, Marcelo.

    Qué bueno volver a leer tus relatos. Son de fácil lectura, entretenidos y haces que uno tambiên se incorpore en la historia.
    Lástima que la protagonista Julia, quedó suelta. Me hubiera gustado un poco más de acción dentro de la historia.
    Te seguiré leyendo.

    Saludes.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 05:56
  10. 10. Demetrio Vert dice:

    Saludos otra vez Marcelo. Me vuelves a asombrar con tu maestría y con tus trucos de viejo prestidigitador.
    Tocas temas muy delicados en cuanto a su proyección social, y si bien es verdad que por aquí hace muchísimo tiempo que el saber cocinar ya no significa socialmente ningún afeminamiento, si es cierto que lo podemos trasladar a cualquier otro hecho que sí contínua siéndolo: planchar la ropa, zurcirla, etc.

    pero a lo que vamos. Literariamente, el cuento está redondo.

    Nos leemos

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 10:34
  11. 11. ortzaize dice:

    master chef al poder, esta muy bien tu relato, y me parece muy buena historia y divertida, por mucho que el chico sufrio de pequeño es un gran cocinero.
    bueno saludos,

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 10:47
  12. 12. CARMELILLA dice:

    Hola Marcelo:
    divertido el ocultismo del protagonista y cómo los demás no le descubrieron.
    Interesante utilizar el tópico de qué “es de chicos” y qué “es de chicas”, “cocinar no es de hombres”…de mujeres y homosexuales quizás.
    Relato bien escrito, ágil lectura. Quizá tienes que repasar las rayas de los diálogos y dónde se colocan los signos de puntuación según el verbo que se use, yo estoy con eso que a veces acierto y otras no.
    Creo que algunos párrafos te habrían quedado más lucidos convirtiéndolos en diálogo.
    ¡Me gusta tu trabajo!
    Seguimos leyéndonos.
    Saluditos.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 19:57
  13. 13. CARMELILLA dice:

    Por cierto Marcelo, se me ha olvidado ¿por qué marcaste el relato para mayores de 18 años?
    Saluditos otra vez.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 19:58
  14. 14. Yolanda Tovar dice:

    Hola, Marcelo:
    Muchas gracias por tu comentario. Me alegro de que te haya gustado mi relato. A mí, el tuyo me ha sorprendido, especialmente por el final.
    Escribes de forma que me ha permitido sentir los molestos prejuicios, el desconcierto del novio o el orgullo de Juan al crear sus platos. Y cuando esperaba lloros, gritos y explicaciones durante la boda, ¡zas!, un giro sorprendente que, por cierto,me ha hecho reír.
    Sin duda, un relato muy original.
    Solo una cosita: al principio, el cambio de párrafos me ha parecido un poco brusco porque cambias radicalmente de tema sin partículas de transición como “en cuanto a…”, mientras tanto…”, etc.
    Nos leemos.

    Escrito el 19 octubre 2016 a las 20:07
  15. 15. Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia) dice:

    Marcelo, gran creatividad. Muy entretenida tu historia. Sigo atento tus narraciones.
    ¡Felicidades!

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 04:07
  16. 16. Feli Eguizabal Fernandez dice:

    Hola Marcelo, cómo siempre, he disfrutado leyendo tu relato. Lectura amena, divertida y muy agil. Poco pudedo añadir, despues de tantos comentarios, tan solo decirte que coincido plenamente con Luis Ponce, y me atrevo a hacerte esta observación , siempre con el máximo cariño y respeto:

    (A veces decidía de modo táctico participar en los juegos varoniles, para que no se diga) yo pondria: -A veces decidía de modo táctico participar en los juegos varoniles, “para que no se diga”
    (pues era más grande) ¿te refieres a mayor?
    No quiere decir que yo esté en lo cierto, pues tambien tengo mucho que aprender.
    Nos leemos.

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 09:13
  17. 17. J. Colmarias dice:

    Muy buenas Marcelo,

    Un relato divertido y en clave de humor. Me sorprendió la aparición del jurado de Master Chef, para nada lo esperaba.

    Un saludo y nos seguimos leyendo!

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 19:59
  18. 18. Peter Walley dice:

    Hola Marcelo,

    Un placer leerte como siempre, y vaya sorpresa el giro final, no me lo esperaba para nada, igual que Juan 🙂 Me ha gustado mucho desde la primera frase, con la que atrapas al lector y ya no lo sueltas hasta el final.

    A ti tenían que dejarte 1500 palabras por lo que nos haces disfrutar 😉

    Saludos,
    Peter

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 20:29
  19. 19. a dice:

    Querido Marcelo:
    Antes que nada gracias por re_visitar mi cuento.Como siempre tu forma de criticar es abierta, sincera y por sobre todo llena de contención y optimismo. Me das fuerzas y ganas de seguir escribiendo.
    Tu cuento es muy lindo, llevadero y se deja leer con facilidad gracias a la forma fresca y divertida en la escribis.Y si bien es un cuento sencillo, entre líneas se lee un duro conflicto que afecta aún a nuestra sociedad que se la da de moderna y abierta.
    Te sigo
    Un abrazo

    Escrito el 20 octubre 2016 a las 21:24
  20. 20. Roger/NHICAP dice:

    Hola Marcelo,
    Te ha quedado una historia amena y divertida, un buen trabajo en tan corto tiempo. Mucho humor para mostrar situaciones de rechazo, en lugares todavía muy reales, en especial en lugares pequeños.
    la inclusión de Master Chef es un gran acierto que sorprende agradablemente al lector.
    Sugiero que seas más cruel con Augusto y Marité le ofrezca pizzas preparadas de McDonald’s en lugar de huevos fritos, manjar de dioses, que no merece.
    Me ha gustado.
    Un abrazo

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 10:15
  21. 21. Marcelo Kisi dice:

    Miles de gracias a todos, vuestras visitas y comentarios acarician el alma. Tomo nota de todas las apreciaciones, la repetición molesta del “agregó” y otras.
    Para las compañeras que pidieron aclaraciones:
    A Feli: “más grande” significa, efectivamente, que la chica era mayor que él. Así por lo menos hablan los argentinos, no sé en otros lugares.
    A Carmelilla: puse la señal de apto para mayores de 18 por el tema de la orientación sexual y más todavía por el tema de la erección de Juan. Quizás exageré de pacato, pero me pareció que era un caso dudoso, entonces preferí ponerlo.
    Millón de gracias a todos!

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 13:18
  22. 22. David Rubio dice:

    ¡Hola Marcelo!
    De nuevo, disfrutando del placer de leerte. Una historia muy divertida pero que incluye temas para reflexionar. Así, como quien no quiere la cosa, introduces los prejuicios y crueldad que pueden sufrir los adolescentes homosexuales, la concepción machista de ciertas tareas y el poder omnipresente de la televisión para cambiar el modo de ver a una persona solo porque se hace famosa.
    Tres temas profundos que sabes transmitir en un caramelo divertido y entretenido.
    Como única sugerencia, te propondría que eliminaras a Macarena. Claudia, Augusto, la hermana… tienen un papel significativo, pero la novia no acabo de ver que aporte algo, y como lo iniciaste con Claudia casi mejor reducir a ella el asunto amoril de Juan.
    ¡Pedazo de historia, admirado Marcelo!

    Un abrazo

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 17:10
  23. 23. Yoli dice:

    Hola, Marcelo.
    Me ha sorprendido lo de “Masterchef” y me ha gustado. Tú relato es muy bueno, me gusta el humor que le has dado. El final un poco precipitado pero en general es bueno y lo pasas bien leyendo. Saludos.
    Si quieres leer el mio, soy el 67.

    Escrito el 22 octubre 2016 a las 11:15
  24. 24. Melisa dice:

    Hola Marce! Tarde pero seguro.
    Genial el relato! Si bien me hizo ruido que Marité no supiera cocinar un huevo frito pero sí explicar cómo se preparan los platos de Juan, yo no creo que suene tan discordante. A ver, saber cómo se hace algo en teoría no significa saber hacerlo en la práctica. 😉
    El tema del relato es contemporáneo al grito colectivo contra el machismo que está sucediendo en Argentina. Los primeros párrafos tienen mucho que ver con un artículo excelente que publicó Casciari el miércoles pasado en su blog con motivo de la marcha “Ni una menos”.
    Sólo me queda agradecerte por lo que me hiciste reír con tus ideas hilarantes: gracias!
    Abrazo!

    Escrito el 23 octubre 2016 a las 20:21
  25. 25. Caritobel (Bs.As. - Argentina) dice:

    Hola, Marcelo. Tanto tiempo.
    Vos sabés que amo la mayoría de tus historias…pero ésta en particular no logró engancharme. Creo que hay algo que me hace ruido entre toda la introducción que haces de Juan y la parte a la que salta al casamiento de su hermana, como que hay un vacío. Y luego lo del programa de tv que sale de la nada. Me parece que todo sucede muy rápido, de tal manera que me cuesta hilvanar las partes. De todos modos esto no afecta tu talento ni nada. Jeje. Es solo la manera en como yo percibí esta historia en particular.
    Gracias por compartir con nosotros lo que hacés, porque me guste o no la historia (en términos de conectar con ella), siempre se aprende de vos.

    Te mando un beso.

    Escrito el 24 octubre 2016 a las 19:02
  26. 26. K. Marce dice:

    Saludos Marcelo:

    Tengo una enorme queja contra vos. Y es que me siento engañada. No me digas que sacaste este relato con unas horitas antes del plazo. ¡No, a mí no me engañas! Que lo escribiste el primer día, lo dejaste dormir la mona, lo despertaste, lo sacaste a pasear, lo llevaste al peluquero y le pusieron moñito azul. ¡Eso mismo fue lo que hiciste!

    ¿Cómo lo hacés? Es que te lo dije la primera vez, tenés una hábilidad innata de escribir lo cotidiano de una manera y estilo muy peculiar, que a mí me gusta. Por que no se me da. Soy una piedra con eso.
    Y es que no me puedo ni quejar de los deslices, porque le quedan como guante a la forma de expresarse de los personajes. No sé, si le pongo una pega al relato, sería que el narrador no sabría si llamarlo onmisciente o testigo; porque es muy natural, pero en esa voz está la gracia del texto. Y la otra, que la “asistente” parece que no aprendió mucho… 😛

    Gusto de leerte Marcelo, sabés que siempre lo hago. Tanto, que me siento en confianza de vosearte como a cualquiera de mis hermanos.
    Te felicito por participar y darnos este lindo relato.
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 26 octubre 2016 a las 10:14
  27. 27. Cryssta dice:

    ¡Plas! ¡Plas! ¡Plas! ¡Plas! ¡Plas! (Esto no son tortazos, son aplausos).

    Marcelo, querido, gracias por hacerme reír. Si tienes errores que los encuentren otros que yo me merezco un descanso.

    ¡Ah!, a mí no me ha chocado que la hermana no supiera cocinar, solo tengo que escuchar a la gente cuando habla de fútbol sin saber tocar el balón, jajaja.

    A ver si en el próximo taller te puedo visitar antes.

    Un abrazo, querido amigo.

    Escrito el 28 octubre 2016 a las 10:50
  28. 28. Ratopin Johnson dice:

    Hola Marcelo,

    Tiempo ha que no te visito, como dirían los antiguos.
    Bien escrito, fluido, aunque es un poco más flojo de otras cosas que te he leido. Ya te leí que no pensabas presentar relato y al final te animaste.
    Me ha chocado un poco que Augusto no se enterara nunca de que no era su mujer la que cocinara. Se quedó herido su orgullo, aunque su estómago estaba contento 🙂

    Es curioso estos roles o clichés ancestrales de que un hombre no puede cocinar, o es menos hombre si lo hace, o si una chica juega al fútbol es un marimacho y tantos y tantos otros.

    Culpa de esto de muchos hombres, pero también de muchos mujeres. Esas abuelas de antes que eran más machistas que muchos hombres, en el sentido de que entendían su lugar en el hogar de modo que la mujer hacía todo, y alimentaban el mito de que el hombre es un inútil, machacando a las hijas, y teniendo al marido y a los hijos varones sin dar palo…porque.. eran hombres y era lo normal.
    Y a fin de cuentas, a todos bien que nos gusta luego comernos lo que se ha cocinado, ahí sí que no hay problemas.

    Por suerte, estas cosas han cambiado mucho, aunque todavía se ven.

    Saludos

    Escrito el 30 octubre 2016 a las 11:56
  29. 29. Vespasiano dice:

    Hola Marcelo:
    Tu relato me ha parecido divertido y he disfrutado con él.
    Al principio de la lectura pensé que la historia se desarrollaba en algún pueblo de algún país con fuerte arraigo homófobo, pero al ver lo de Master Chef y Jordi Cruz apareciendo en la escena me ha parecido genial.
    Por no decir que no he visto nada, te apunto esto que no sé si ya te lo habrán señalado otros compañeros:
    “Tanto el que huía como sus cazadores se quedaron tiesos”. En esta oración el pronombre personal “él” lleva tilde.
    Felicidades

    Escrito el 31 octubre 2016 a las 21:04
  30. 30. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Hola Marcelo. como siempre no me podía perder uno de tus escritos y vaya que si me hiciste reír. Tienes una sutileza especial para despertar la imaginación sin mencionar nada; como cuando dices Juan aprendió en la solead a enfrentar su recién descubierta hombría y a ocultar su habilidad culinaria. A escondidas sostenía el cucharón y meneaba la cuchara. Muy bien. Nos leemos.

    Escrito el 1 noviembre 2016 a las 02:57

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