No Te Aferres a Mí - por Walter Alan Nielf

Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte… ¿qué opinas? Ana ha intentado darme una explicación científica respecto al tema con cierta sonrisa burlona, sin embargo no me entendió, yo hablaba de otra cosa y no podía dejar de sentir la frialdad de sus manos que me acariciaban la nuca. Miró el espejo y se echó a reír a carcajadas diciendo que sí, que esta vez la muerte había llegado en forma humana para recordarme una locura juvenil descabellada. Miré la foto una vez más y no podía entender, en la parte de atrás había escrito un nombre y la fecha en que supuesta mente se había tomado la foto: Jimena 3 de abril de 1989, me pregunté, ¿entonces quién es la Jimena que conocí anoche en la salida del trabajo? ¿Por qué se parece tanto a Ana y a la vez a la chica del retrato? ¿Cómo llegó la foto a ese libro de una biblioteca? (El Amor en los Tiempos de Cólera)
Todo me era confuso y estuve leyendo buscando una explicación, nada parecía tener sentido, pero al llegar a la página 247 encaminé mis presagios: Cita: Fue el error de su vida, tal como su conciencia iba a recordádselo a cada hora de cada día, hasta el último día… y en ese momento la volví a ver frente al espejo y casi me da un susto de muerte.
Miré su reflejo en toda su magnitud y supe que era ella, Jimena, la misma de la foto que me atormentaba.
Con voz fina y pausada comentó: -No me busques, no estoy aquí, estoy casi viva, casi muerta y libro una batalla contra el tiempo, tú no quieres morir, sin embargo limitas así tu vida a una idea, a la idea de tener que luchar para salvar a Ana que es ya mía hasta quien sabe cuándo. No te malgastes en los tiempos, el tiempo en sí viaja sin medidas ni piedad.
La escuchaba lentamente hasta que desapareció su reflejo y volví mi vista a la foto. ¡Esto no me explica nada! Grité enfadado y Ana entró al cuarto, me preguntó que me había sucedido, pero al ver la foto sonrió y dijo: -Edzio, ¿otra vez con la foto? Da igual quien es ella, yo estoy aquí a tu lado.
Ana parecía no entender nada, ni siquiera le importaba saber o quizás le daban mucho miedo las respuestas.
Al caer la noche se acostó a mi lado, puso su mano sobre mi pecho, examinó mi ritmo cardíaco y me susurró: Hay una parte de mí que no me permite amar toda la vida, hay una parte de mí que me aleja de este mundo, hay una parte de mí que ya ha muerto y en cambio tu buscas semejanzas entre la vida y la muerte, como si te faltara algo de un lado y de otro.
Al llegar la noche sentí la presencia de Jimena en la puerta del cuarto, hacía mover la puerta sin tocarla una y otra vez.
-No estás soñando Edzio, hoy comienza nuestro viaje de enamorados hasta el nunca más. Dijo Jimena con rostro de orgullo.
Miré a Ana e intenté despertarla, pero mi esfuerzo parecía imposible, de repente abrió los ojos y me dijo: – Continúa y no te aferres a mí. Se desplomó sobre mis brazos y pude ver a su alma marcharse junto a Jimena por la puerta.
El mal sabor de la derrota parecía acabar con mis sentidos y lo entendí todo. Jimena era su madre que murió en el parto, trayendo así a una niña a este mundo lleno de horror. Su padre fallecido hacía un mes antes de cumplir Ana los 16 años había sido marinero y escritor empedernido, y siempre conservó una foto de su amada que había guardado en su libro favorito, que fue a para a una biblioteca en una donación que había realizado la misma Ana luego de la muerte de su padre, luego yo lo encontré para perder una vieja costumbre.
Ahora estarán los tres en el barco velero de los sueños y las esperanzas de la eternidad y yo los esperaré en cada puerto una vez en tiempos de cólera