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El Gin Tonic - por Martín Sánchez

Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte, una persona con nuestras mismas cualidades, o tal vez mejores. Mi familia se ha aferrado a muchas creencias, la mayoría son religiosas. Yo, por otro lado, me limito a creer en lo visual y en lo que sí tiene explicación.

En una fría noche de verano luego de un agotador día, me convencí de visitar un pequeño bar escondido en un diminuto vecindario. Al ingresar al lugar fue como si todos me conocieran, todas las pláticas y carcajadas que se cruzaban por todo el local enmudecieron.

— ¡Hola Joe! —se escuchó al fondo.

En ese instante, rebobiné mi memoria para intentar descubrir si anteriormente había entrado a ese lugar, pero en lo que a mí respecta a menos que haya sufrido amnesia estaba seguro que jamás me había cruzado con esa gente.

Devolví el saludo al extraño, y eso fue un detonante porque al hacerlo todos comenzaron a ofrecerme la mano y a darme de puñetazos en mi brazo. El exceso de confianza que tenían conmigo era extraño, tal vez era una broma; algún tipo de tradición con los nuevos que pasan por ahí, pero esa teoría fue descartada desde el momento que mencionaron mi nombre ya que sí me llamo Joe.

Me acerqué con desconfianza al bar tender, el cual sin dudarlo me sirvió un Gin Tonic como si supiera lo que iba a pedir.

— Como en los viejos tiempos ¿no Joe?

— Claro—respondí. —Como en los viejos tiempos—. Claramente estaba siguiendo el juego, que en ese instante deduje que era así.

Me tomé lo más rápido posible la bebida para retirarme de allí.

— ¿Cómo se me ocurrió visitar un lugar como este? —pensé. — ¿Cuándo será el momento en que alguno de los de aquí saque un arma y termine el juego matándome?

Pagué lo que debía pagar y tomando mi chaqueta comencé a irme deprisa.

— ¡Hey! —gritó alguien. Era un tipo recio y alto, se acercaba lentamente a mí. — Sabes las reglas Joe, el que se va antes de las diez paga mil dólares.

Tragué saliva y me limité a sacar la cartera rezando tener esa cantidad, para darme cuenta que solo tenía veinte billetes.

— Lo siento, solo tengo esto pero por favor, no me mates. —Cerré los ojos esperando algún puñetazo en mi cara pero solo hubo silencio.

— ¿En serio Joe? — Las carcajadas volvieron pero esta vez yo era la razón. — ¡Te la creíste amigo!—. El extraño sujeto me sujeto del cuello con su brazo y aún riéndose alguien más entró al lugar.

El tipo que acababa de entrar era idéntico a mí, la diferencia es que él es pulcro y yo algo descuidado. Por su apariencia debía de ser algún empresario ya que lucía un costoso traje y cadenas de gran valor.

Todo el lugar volvió a enmudecer por segunda vez esa noche, como un deja vú.

— ¿Joe? —preguntó el tipo que aún me ahorcaba. — ¡Pero tú estás aquí! — refiriéndose a mí. Al darse cuenta que no era él me soltó. — ¿Quién eres?

— Soy Joe—respondí.

— No—dijo el doble— Yo soy Joe.

— ¡Alto! —vociferó el bar tender. —Solo hay una manera de averiguar quién es quién. Todo sabemos que el verdadero Joe puede tomarse cinco vasos de Gin Tonic sin respirar.

— ¿Qué? —me pregunté. — ¿Quién puede hacer eso?

Seguramente era el fin, ya estaba muerto. Sabía bien que yo no era él y que él no era yo, aunque nadie era culpable de esa confusión. Igualmente debía intentarlo así que, estando servidos los diez vasos cinco para cada uno comencé a tomar.

El doble y yo logramos tomarnos las bebidas sin respirar. La gente en el bar aún más confundida que yo se preguntaba quién era el verdadero Joe.

Luego de descubrir que también podía beber cinco Gin Tonic sin respirar me dediqué a explicar el mal entendido, sobre quién soy y cómo terminé allí. Los hombres del bar, por temibles y rudos que pareciesen lograron entender la situación, siendo una razón más para las carcajadas en esa noche.

Con respecto al otro Joe, que a diferencia de mí era opulento y con familia, decidió aceptarme en el lugar como su amigo. Desde entonces nos llaman el vagabundo y el rico, dado a mi apariencia desgastada. Luego de esa temible y graciosa anécdota, he pensado que las creencias de mi abuelo pudiesen ser ciertas, y lo que dicen que hay algún doble nuestro por ahí resulta ser cierto.

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9 comentarios

  1. 1. Marcos dice:

    Me gusta la historia, de principio a fin tiene sentido, por la cantidad de Gin Tonic que se toman, parece ser Fantasiosa la historia aún siendo una situación posiblemente real… pero hay una reiteración de términos. “… pagué lo que debía pagar…” pagué y pagar son el mismo verbo, pienso que “pagar” debería haberlo suprimido. Espero ser de tu ayuda. Sigue escribiendo que creas buenas historias.

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 18:31
  2. Hola, Martín, soy tu vecina de arriba. Una historia entretenida, la tuya. Fácil de leer y que entretiene. Está escrita con pulcritud y coherencia. Cuidado con algunas repeticiones, sin embargo, como”pudiesen ser ciertas” y “resulta ser cierto” en la última frase. La prueba de beber 5 gintonics es un poco simplona pero ya sabemos que estas cosas pasan en los bares. En cuanto al miedo del protagonista de que le maten, un poco excesivo. Tampoco se encontraba en el Lejano Oeste. La idea de que llegues a un bar y te saluden por el nombre creyendo que eres otro es una buena idea. La podrías haber explotado un poco más a fondo haciendo que el otro tuviera una historia especial o debiera dinero a alguien. Tu estilo es sencillo y se lee bien; ten cuidado sin embargo con la puntuación (a veces te faltan comas) y con las repeticiones (“el extraño sujeto me sujetó”). Cumples con el reto pues usas un doble, visto desde el antagonista (¿o no?). quí tengo una duda pero bueno… Un saludo, sigue escribiendo.

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 22:11
  3. 3. Martín Sánchez dice:

    Muchas gracias a ambos por sus consejos. La historia hubiese sido más completa y creativa pero considero que debido a las instrucciones con respecto al número de palabras es algo difícil. Leí otra vez mi relato desde el punto de vista suyo referentes a los consejos y definitivamente tienen razón, cuidaré mejor la escritura para la próxima escena. Gracias por sus observaciones y saludos a la distancia.

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 22:56
  4. 4. Concha Estellés Pascual dice:

    Hola Martín. Buen relato, de fácil empatía y complicidad con el lector.
    Tiene ritmo, y es una historia que por parecer inverosímil resulta dentro de la realidad cotidiana, tiene credibilidad.

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 22:07
  5. 5. ANNA dice:

    Hola! Tu relato se me ha echo fácil de leer en seguida por tanto creo que introduces muy bien al lector en el contexto para seguir bien el hilo…
    Si tuviera que buscar algo para mejorar, quizás sería la forma en la que se sabe quien es Joe, creo que ahí podrías haber metido algún juego con el protagonista y los hombres del bar que incluya también al lector…
    Pero esta claro que el límite aquí es 750 palabras y todo no se puede… En resumen, muy bueno y me ha gustado mucho!

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 01:35
  6. 6. Martín Sánchez dice:

    Hola Anna y Concha, espero que estén de maravilla!
    Muchas gracias por leer mi relato, y bueno, cuando acabé de escribir el texto no me sentí conforme con el final pero al ver que casi llegaba al límite de palabras me resigné a dejar esa conclusión. Anna, tu opinión con incluír al lector en el juego de descubrir quién es Joe es una gran idea, la tomaré muy en cuenta, muchas gracias. Concha, admito exagerar con la situación en el bar, pero ya sabes hay que usar la imaginación y aquí todo se vale por más ficticio que parezca. Gracias a ambos y saludos a la distancia.

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 14:49
  7. 7. campanula dice:

    Hola Martín, tu relato ha estado genial, es fácil de leer y la historia entretiene, me ha gustado la idea de que entrara a un bar donde todos lo conocen por su nombre y él ni idea de que ocurre, espero nos sigamos leyendo

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 15:06
  8. 8. Martín dice:

    Gracias Campanula, es un placer que te haya gustado mi texto. Claro que si, nos seguiremos leyendo!

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 23:10
  9. 9. gaia dice:

    Martín: muy otiginal y entrtenido. Estoy en el 162

    Escrito el 22 noviembre 2016 a las 00:15

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