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Los dobles que matan - por M.M.ARIEL

Web: http://delfin.bioidentia.com/wp/usuarios/m-m-ariel/

Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte, y que nos podemos morir si nos lo encontramos. Yo, la verdad no lo podía creer, pero es totalmente cierto.

Todo inició hace más o menos tres meses, en medio de un atasco vial en la avenida octava, un sábado lluvioso, justo antes del mediodía. Puse el auto en modo de parqueo, giré mi cabeza a la izquierda a unos veinte metros, descubrí un auto blanco y un rostro de perfil que atrajo profundamente mi atención: parecía ser mi exnovia Yuli, sumergida en su teléfono celular. La miré detenidamente dudando por un momento: sus inconfundibles gestos, su manera de vocalizar y la forma particular de su nariz. Era ella. Comencé a sentir un creciente sentimiento de sorpresa mezclado con nostalgia. Por supuesto, los buenos momentos y ese fuego que alguna vez tuvimos, no se podían olvidar.

Mi ensoñación se detuvo abruptamente al notar que unos ojos al lado de ella, en el sitio del conductor, me miraban fijamente. Bastante turbado, como si hubiera cometido una travesura, voltee la cabeza hacia el interior de mi auto, mientras me preguntaba si aquel hombre había adivinado mis pensamientos. Pero ¿y quién era él?, ¿era su esposo? La curiosidad logró imponerse. Giré de nuevo la cabeza esta vez con la firme intención de enfrentar su mirada. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al chocar con una cara igual a la mía. Su expresión era de sorpresa, la misma que yo estaba exhibiendo. No lo puedo negar, sentí temor, luego ansiedad.

El pito del auto a mis espaldas me devolvió el alma al cuerpo. El atasco parecía haber cedido y tuve que reiniciar la marcha, dejando atrás aquel auto blanco, al que no dejaba de mirar de reojo a cada momento, hasta perderlo en la distancia.

Llegué a mi casa con las manos temblorosas y el pulso alterado ¿Qué había sido eso?, ¡era mi doble!, ¿mi exnovia quizá se había casado con mi doble? Con el paso de las horas traté de convencerme de que la imaginación me había jugado una mala pasada. Sin embargo, tres meses después me desperté empapado en un sudor frio: mi doble me perseguía cuchillo en mano hasta que yo tenía que saltar a un abismo sin fondo, donde permanecía cayendo, mientras él se apoderaba de mi casa, de mi familia, de mis amigos.

Atormentado, decidí hacer algo, así que recuperé el teléfono de Yuli de una libreta olvidada, y marqué el número de su casa. Marqué dos, tres veces, sin importar que fueran las cuatro de la mañana, hasta que por fin me respondió una voz masculina, que se identificó como su hermano:

—Ha si, Gabriel, como está. Me acuerdo de usted, hace más de diez años…

—¿Me podría comunicar con Yuli por favor?

—Ha, hombre eso no se va a poder…

Era poco probable después de todo ese tiempo, pero pregunté:

—Necesito hablar con ella urgente, ¿todavía vive ahí?

—Gabriel… ¿nadie le informó?, Yuli murió hace seis años…

Me caí de espaldas en la cama de la impresión. Eso no podía ser cierto.

—¡Pero si yo la vi hace unos tres meses! Iba en un auto blanco con… bueno… iba con un hombre…

—Tal vez lo soñó, mi amigo. Ella agarró una enfermedad extraña de forma repentina. Fue hospitalizada unas semanas, hasta que su corazón no aguantó más y murió. Lo curioso, ahora que pienso en lo que usted me dice, es que de vez en cuando despertaba y aseguraba haber visto a una mujer igual a ella.

No pude seguir hablando. Colgué el teléfono y me metí debajo de las cobijas, completamente muerto de miedo. ¿Había visto un fantasma? Estuve hasta las siete dando vueltas recordando su hermoso rostro, que luego se tornaba gris, y entonces se transformaba en el rostro del hombre del auto blanco: mi propia cara, que ahora me producía espanto.

A las ocho de la mañana el despertador me sacó de la pesadilla. Todo estaría bien, sino fuera porque ese día tenía que asistir a una reunión de trabajo en las oficinas de la funeraria Cristo Rey.

Llegué al cuarto piso de la funeraria, y antes de tomar el corredor hacia las oficinas, una descarga de pánico se apoderó de mis entrañas: en una de las salas un ataúd y una gran fotografía con mi rostro. Al aproximarme, todos me miraban con expresión de terror, incluida la que parecía ser la viuda: la doble de Yuli.

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4 comentarios

  1. Me gustó mucho la historia. Es diferente y con un final inesperado.

    Dos humildes observaciones desde el punto de vista de lectora:

    Está en frase . “Yo, la verdad no lo podía creer, pero es totalmente cierto” da muchas pistas de lo que puede suceder al final.

    Está un poco forzado que tenga una reunión de trabajo en una funeraria, por lo menos en el relato no se explica que el protagonista trabaje en algo relacionado a ese ámbito.

    Del resto bien, buena redacción y descripciones 🙂

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 19:20
  2. 2. SBMontero dice:

    Me ha gustado, me ha recordado mucho a Invasion of the Body Snatchers. Está construido de forma convincente, es decir, sabes perfectamente que ni de coña, pero aún así sigues leyendo. El final está un poquitín forzado, pero me ha encantado.

    Sigue escribiendo.

    Un saludo.

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 19:23
  3. 3. Atlante dice:

    Saludos M.M.ARIEL.

    A mitad de la historia me ha recordado la película “El Sexto Sentido”.

    El diálogo telefónico, entre la voz en off del protagonista que domina toda la historia, le da riqueza y espacio al relato.

    Me gusta como está montado y creo entrever un fondo sentimental, por encima del trágico del final, que le aporta otra faceta.

    Quizás, eso ya va en gusto personales, me hubiera gustado más que explotases la libertad que da el tema del sueño, cuando relatas la pesadilla que tuvo el protagonista, sobre todo en un texto de fantasía como el tuyo.

    Al leerte he aprendido una palabra nueva “cobija”. (f. amer. Manta para abrigarse.)

    Gracias y un saludo

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 11:52
  4. 4. Earendil dice:

    Hola, M.M. Ariel.
    Sin duda un thriller al más puro estilo de Edgar Allan Poe. La historia comienza con una frase muy sugerente, que ya incita al misterio. La redacción está muy bien llevada, el estilo es muy claro y el lenguaje utilizado no se entretiene en florituras, que hacen que la lectura fluya sin problemas.
    Si un “pero” pudiera ponerse, sería que la visión del ataúd con su otro “yo”, resulta un poco forzada. Bien pudiera haber visto un accidente, o una noticia que anunciara su muerte.
    Una cosa está clara: el no morirá. Atendiendo a la pugna entre los dos clones, evidentemente el “otro” se ha llevado la peor parte, no así su exnovia, que murió al ver su doble.
    Me gustaría comentar un par de cositas a corregir:
    * Volteé y frío, con tilde.
    * “Giré de nuevo la cabeza esta vez con la firme intención de enfrentar su mirada.”___Debería haber coma tras “cabeza”.
    * En estas dos frases:
    “—Ha si, Gabriel, como está. Me acuerdo de usted, hace más de diez años…”
    “—Ha, hombre eso no se va a poder…”
    La palabra “Ha”, como interjección debe escribirse ¡Ah!, y entre exclamaciones. El “sí” de afirmación, acentuado.
    Espero haberte sido de ayuda con mis comentarios.
    Estoy en el 181, por si quieres dejar tus impresiones.
    Nos leemos.

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 19:03

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