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Carne en el Menú - por Borja Franco Guembe

–Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte. Yo mismo nunca creí esa frase. Pero veo que es cierto. Un sábado lluvioso. De esos aburridos pero que uno disfruta en el sofá sin hacer absolutamente nada. Estaba durmiendo la siesta. No esperaba a nadie aquel día, ni ninguna llamada; pero el teléfono me despertó. Apenas pude contestar, pero lo hice. Mala decisión. No me lo podía creer, yo mismo me respondí. Bueno, yo no. Mi misma voz. Alguien me estaba gastando una broma, no podía haber otra persona con mi voz. Pero la había.
No se como, pero… mi voz; me convenció para verme con su otro propietario. Es más, me aseguró que su dueño, era igual que yo. Como una especie de gemelo, uno que nunca he tenido. Tenía que haber escuchado a mi novia. Ella me dijo, me pidió y me repitió una y otra vez que no fuera con aquel hombre. Que tenía un mal presentimiento. Pero mi curiosidad ya se había despertado y tenía que comprobar si ese hombre que tenía mi voz era tan similar a mi como él decía.
Por precaución y para evitar preguntas incómodas de vecinos y conocidos sobre si tenía o no un gemelo, acordamos que nos veríamos en un lugar intermedio alejado de mi casa y de la de mi supuesto doble. No acordamos como nos distinguiríamos, aunque en principio no haría falta.
Cuando lo vi, no podía creer lo que estaba viendo. Era como mirarme a un espejo. No era parecido a mi. Era yo mismo pero en otra persona. Estuvimos un rato en silencio, contemplándonos el uno al otro. Era idéntico a mi. Hasta tenía la misma cicatriz que yo en la frente. Por fin pude romper el silencio
“¿Cómo se llama?” Pregunté.
“Qué importa eso. Creo que sería más seguro que no supiese nada de mi”.
“¿Cómo? De eso nada, usted sabe quién soy yo, donde vivo y hasta mi número de teléfono. ¿Cómo me ha encontrado? ¿Cómo supo cuál era mi número? Y, ¿cómo se hizo esa cicatriz?”
“Calma hombre. Como ya le he dicho, no creo que sea necesario que usted sepa nada más acerca de mi. El solo hecho de saber de mi existencia ya es peligroso para usted. Veo que somos exactamente iguales. Incluso tenemos las mismas cicatrices diría yo. Aunque tal vez eso deberíamos examinarlo más detenidamente”.
“Si, si, pero no me ha dicho nada sobre la cicatriz”.
“No lo se, ya no me acuerdo, supongo que de pequeño”.
“Y… ¿cuándo nació?”
“Me imagino que el mismo día que usted. El 11 de febrero de 1976. A que he acertado”.
No pude contestar, el muy cabrón había nacido el mismo día que yo. Que fuese igual que yo me impactó, pero que encima naciese a la vez. Fue en ese instante cuando una duda me asaltó. Quién era copia de quién.
“Estimado amigo. Me tengo que ir”, me dijo mi doble. “Creo que no es bueno que nos volvamos a ver. Pero por si acaso aquí tiene mi número de teléfono”.
Volví a casa ese día y no pude dormir. No paraba de pensar en ese hombre. Era igual que yo y no sabía nada de él. Además no paraba de darle vuelta a si yo era una copia suya o al revés. El resto de la semana tampoco dormí muy bien. No paraba de darle vueltas al asunto. Finalmente cogí el número y le llamé.
“Es peligroso, mejor que nadie lo sepa. Quedemos en una casa que tengo a las afueras”, me dijo.
Acudí puntual el día señalado. Tenía mil preguntas. Quería saber si también tenía la cicatriz del muslo y la de la operación de la espalda. Me propuso que nos desnudásemos para examinarnos, cosa que me pareció muy razonable. Así lo hice. Pero el muy cabrón aprovechó mientras estaba distraído para coger, de no sé dónde, una pistola y meterme en esta mierda de sitio. Y así fue como llegue aquí.

–Más o menos es la misma historia de todos. Se parece mucho a la mía. Ninguno te podemos responder a la pregunta de quién de todos nosotros es el original. Pero si te puedo decir que él fue el primero en dar con todos nosotros y meternos en esta prisión de mierda.

–Y nadie ha intentado escapar.

–Si claro, pero todos han muerto.

–Y cómo sabes eso.

–Porque cuando en el menú hay carne para comer; es la de alguno que ha intentado escapar. Ya lo verás.

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5 comentarios

  1. 1. Berundgaar dice:

    Madre mía. Como vea a alguien que se me parece remotamente, salgo volando.
    No tengo muchos conocimientos gramaticales. De hecho, escribo casi siempre “de oído”. Esto es, por intuición.
    Los compañeros que sí saben ya te dirán si falta tal o cuál signo, si se usan tales o cuales guiones o comillas. Por mi parte, sólo decirte que me ha gustado el relato.
    Se te nota la inspiración y la ilusión.
    Enhorabuena y un saludo.

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 11:49
  2. 2. Leosinprisa dice:

    Hola Borja,

    Tú relato es muy entretenido y lo que es importante, te atrapa para intentar averiguar que es cuanto ocurre y la causa de tanto doble suelto por ahí.

    Aunque he de decir que al final me he quedado sin saber la causa de tal desmán, supongo que la escasez del relato evita que puedas dar una salida a tu idea que daría lugar a una historia mayor :).

    En cuanto a las correcciones, el largo diálogo que has puesto entre comillas, yo diría que no era necesario que fueses abriendo y cerrando las comillas, podías haber empezado con una en “¿Cómo se llama? y cerrarla con otra en A que he acertado”.

    Veo que también has usado las comillas inglesas (he de reconocer que yo también las usaba hasta hace poco) pero como estamos escribiendo en nuestra lengua, pues también deberiamos hacer uso de nuestras propias comillas «». No es que sea una incorrección lo que has hecho, pero creo que así mejorarás.

    Los guiones para los díalogos que has puesto deben ser siempre los largos «—» y no los cortos -, como creo que son los que has usado. Si tienes duda para ponerlos se logra en el teclado numérico con la siguiente combinación: Alt+0151 sin dejar de presionar ALT y meter ese código de números. Parece complicado, pero es muy sencillo una vez que le coges práctica.

    Para las comillas españolas es la siguiente: « Alt+0171 » Alt+0187 (al menos en mi ordenador) sino míralo en internet o consulta a quien puedas si no te salen así.

    Ha sido un placer leerte. Un saludo.

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 12:53
  3. 3. CARMELILLA dice:

    Hola Borja:
    Al parecer no es que todo el mundo tenga un doble en alguna parte, en vuestro caso erais unos pocos ¿o me equivoco?
    Consigues interesar al lector y tener curiosidad por cómo acabará ese encuentro que parece casual y tan extraño.
    Leosinprisa ya te ha comentado que las comillas que se usan son las latinas y para los diálogos los guiones largos.
    Para parte de los diálogos has usado los guiones y para otra parte comillas, no se si lo has hecho con intención o ha sido un desliz, a mi eso durante la lectura me ha despistado un poco.
    Yo por si acaso si me veo “por ahí” no me pienso hablar, no quiero problemas.
    Me gusta tu trabajo, seguiremos por aquí leyéndonos.
    Saluditos.

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 23:51
  4. 4. Borja Franco Guembe dice:

    Muchísimas gracias por vuestros comentarios. Son muy útiles y me hacen saber si logro lo que intentaba reflejar.

    Efectivamente he utilizado guiones y comillas. Mas que un relato, es un dialogo. Los guiones para el dialogo que mantiene el protagonista con un doble en el lugar en que estan encerrados. Las comillas para el dialogo que el protagonista cuenta, y que realmente no ocurre. No se, si esa es la manera correcta de representar un dialogo dentro de un dialogo. Ya me diréis.

    También debo decir que utilicé guión largo. Aunque buscaré la manera de que lo sea aun más. He probado con la forma que leosinprisa ha comentado pero no me funciona.

    Una vez mas muchísimas gracias por leerme y comentarme.

    Escrito el 19 noviembre 2016 a las 11:24
  5. 5. Marijuana dice:

    Hola Borja. Me ha gustado tu relato. Sólo revisa signos de interrogación que faltaron en las frases del final, y algunas faltas de ortografía.

    Si quieres pasarte por el mío, es el número 79.

    Escrito el 19 noviembre 2016 a las 17:30

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