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LAS CIUDADES INCENDIDAS - por Merlín jr.

“Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte…” A Tito Flavio le sorprendió una mañana del año 64 la embajada de un esclavo atemorizado y exhausto venido de Roma: ¡Roma ardía como una tea! Corrió hacia el pórtico. La visión apocalíptica de la ciudad le golpeó el corazón como una maza. Pero además, al aturdimiento y la conmoción presente ante la imagen desgarradora del fuego, se añadía otra más antigua cuyo origen desconocía.

Tito Flavio Sabino era un senador retirado que llevaba una vida serena y apacible en su quinta en el Monte Palatino. Hasta su residencia llegaban a menudo emisarios de Roma para pedirle consejo, en asuntos del gobierno de la ciudad o el imperio, pues también había militado con gloria en la conquista de Britania bajo el emperador Claudio.

Después de asistir apesadumbrado durante los cinco días que duró el incendio a la destrucción de la ciudad, y dudar de la benevolencia de los hombres, los dioses y el destino; se retiró, hundido, a sus aficiones naturales: la lectura de los clásicos, la reflexión, la escritura y los paseos por el bosque cercano.

Pero algo le inquietaba cada vez más: aquella imagen de otra ciudad incendiada.

En vano fatigó los recuerdos de saqueo de ciudades enemigas arrasadas en las campañas militares y las imaginadas por las lecturas. Hasta que una mañana, llegó al convencimiento; no sin asombro, después de escudriñar los sueños insondables de las madrugadas, y la memoria y los libros en la vigilia; que la ciudad incendiada era Noreyum, en el sur de Britania. Llegó a vislumbrar un varón entre las líneas enemigas que se afanaba en sofocar el fuego y salvar a los niños con la fortaleza y valor de un guerrero y la fe de un sacerdote. Pero… ¿Por qué le llegaba ahora ese recuerdo, y con tanta intensidad?

Llegaron días que la visión se repetía cada noche, pero Tito Flavio no acertaba a saber qué tenía que ver con el presente. Decidió, pues, consultar al oráculo de Delfos.

Tras el sacrificio prescriptivo de la cabra, la Sibila habló: “La próxima luna llena te cubrirá un sueño breve, pero profundo; en él encontrarás la explicación a la inquietud que te desazona.”

Esa noche, después del baño público acostumbrado, recibió a sus amigos en su casa y a la hora nona comenzó la cena. Deliberadamente comió poco, se privó de los dulces postres y rehuyó el vino mezclado con miel para evitar una digestión pesada que dificultara el sueño. Aunque la sobremesa fue larga, no dejó de esperar la noche que le aliviaría de su intranquilidad y le devolvería el sosiego.

Pudo ver la ciudad de Noreyum incendiada y evocó fácilmente al joven valeroso. Distinguió en su dedo el sello de su familia, pero pensó que era una injerencia del presente cotidiano en el sueño y no lo dio importancia. Al volverse el joven, la comprensión instantánea como un relámpago le iluminó la memoria y llevó su corazón al vértigo: ¡era él mismo veinte años atrás! La misma frente despejada y mirada resuelta, el mismo hoyuelo en la mandíbula cuadrada que denotaba una voluntad inquebrantable. Se despertó sobresaltado y con el corazón al límite.

La profecía de la Sibila se había cumplido, había comprendido el significado del recuerdo tanto tiempo olvidado.

Cuando amaneció, ya había aceptado la existencia de su doble; no sin perplejidad, pues sabía que en el mundo no hay dos cosas idénticas y menos dos guerreros iguales en ejércitos enemigos. Pero lo aceptó porque era un hombre religioso y sabía que los dioses, a veces, se complacen en llevar a los hombres por caminos incomprensibles.

Ese mismo día, sacrificó un buey al divino Julio César para que el futuro le fuera propicio.

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10 comentarios

  1. 1. Beverly Matos dice:

    Hola (otra vez) Melín jr.
    Tengo que decirte que normalmente, aparte de los tres relatos obligatorios, los demás que leo son porque me llama la atención el título y eso fue lo que me pasò con el tuyo.
    Así que, ya partimos de que el título es llamativo, y el relato se queda atras.
    Está muy bien escrito, da la sensación de que llevas mucho escribiendo. Pero, y esto es mi humilde opinión por lo tanto espero que no te siente mal; el final me ha parecido forzado puede que por el límite de palabras que tenemos.
    Pero lo dicho lo demás me ha gustado bastante. Espero seguir leyendo tus historias.

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 17:53
  2. 2. Rotenmeyer dice:

    Incendidas no existe. O es Encendidas o Incendiadas. 🙂

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 19:27
  3. El título llama la atención porque se trata de una palabra que en castellano no existe, en portugués sí; como se me hace difícil pensar , una vez leído tu relato, que se trate de un error, estoy pensando que has utilizado una estratagema para llamar la atención del lector. Sea como sea, es un error.
    Has ambientado tu historia en la antigua Roma utilizando un lenguaje apropiado, se te nota mucha soltura escribiendo, y si bien el recurso de ese doble transformado en el joven guerrero que resulta ser él mismo, lo percibo un poco forzado, reconozco tu buen escribir. Tal vez alargaste demasiado la historia con detalles inocuos y al final te faltó espacio. Un relato bien escrito pero con un contenido algo endeble. De todas maneras te felicito porque manejas bien la pluma, o el lápiz, o el teclado, o aquello con lo que escribas. Felicidades.

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 21:50
  4. 4. M.L.Plaza dice:

    Hola,
    soy M.L.Plaza del relato 46.
    Como me encanta la novela histórica, tu relato me ha hecho trabajar un rato. En Internet Noreyum es un nombre francés. He estado buscando sobre el oráculo de Delfos, que sí sabía que estaba en Grecia, y dice que su sacerdotisa era Pitia. Por lo visto las Sibilas eran otras;creo que Sibila Cumana fue muy influyente en Roma.
    A mí el texto me ha gustado mucho, aunque la primera frase está metida con calzador. Creo que el senador, tan erudito él, debería estar leyendo la frase en el momento en el que le avisan del incendio. Personalmente me hubiera gustado leer alguna opinión de Tito Flavio sobre Nerón.
    Espero seguir leyéndote.
    Saludos

    Escrito el 19 noviembre 2016 a las 03:13
  5. 5. Merlín jr. dice:

    Hola Manuel Plaza Marti. En primer lugar, gracias por el comentario sincero y desenvuelto que has hecho a mi texto, me servirá de mucho. Lo del título es un error al teclear, debería haber escrito CIUDADES INCENDIADAS.

    No escribo tan suelto y bien como puede parecer en esta mi primera colaboración. Es mi primer relato de escritura artística, pero escribo todos los días en mi Diario.

    Fui consciente de la posible confusión del doble con el protagonista, y de que el final cerraba mal. El escrito fue construido bajo la advocación de Borges y me dejé llevar por su aire y estilo y, con pereza,eludi la búsqueda de una historia más elaborada por mi gusto, estilo y personalidad. En mi descargo solo puedo citar que es mi primer relato artístico.

    Escrito el 19 noviembre 2016 a las 07:38
  6. 6. Merlín jr. dice:

    Hola M. L. Plaza. Me alegro mucho que te haya gustado mi “escena”, Bueno, hay datos históricos, pretendían ser un pretexto para la creación artística, pero ha sido la fidelidad a ellos, precismente, lo que me ha dificultado, y al final impedido, una construcción más artística. En esto reconozco que nuestro compañero Manuel Pla Marti tiene razon cuando habla de “detalles inocuos” (que sobran). Solo pretendían crear un ambiente y un escenario en el que se desarrolla la trama.

    Escrito el 19 noviembre 2016 a las 08:25
  7. 7. Hilda G.M. dice:

    Hola, Merlín jr. Creo que la ambientación es muy buena y está bien escrito. También me ha parecido un poco forzado el final, pero ya lo has explicado tú mismo en la respuesta a los comentarios. Como ejercicio “bajo la advocación de Borges” me parece que el resultado es bastante bueno. Un pequeño detalle: en la frase “y no lo dio importancia”, yo pondría “le” en lugar de “lo”. Me ha gustado tu relato. Saludos

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 06:24
  8. 8. Ella dice:

    Hola Merlín jr., Van mis comentarios.

    Destaco positivamente el haber hecho un relato histórico y bien documentado. Logras la atmósfera necesaria.

    Para mejorar sugiero evites escribir cercanas palabras iguales o similares. Como el caso de Roma y en el penúltimo párrafo “hombre” y “hombres”.

    Te dejo un saludo.

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 22:35
  9. 9. Merlín jr. dice:

    Hola Hilda G. M.

    Gracias por tu comentario.

    Cuando envié el relato era consciente de sus deficiencias, pero le había dado vueltas, y le quereía con la duda de la imprecisión de si el doble era solo el doble o también él mismo. Igual me pasaba con el mal cierre final. No quería romper esa propia “coherencia”.

    Hay algo más que buscar la perfección. Borges lo expresa en uno de sus cuentos, dice más o menos así: “Yo que tantos hombres he sido, quiero se uno, yo”. Los hombres que ha sido se refiere a los personajes que ha creado.

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 06:12
  10. 10. Merlín jr. dice:

    Hola Ella.

    Gracias por tu comentario, y por los elogios.

    Solo me inventé la ciudad de Noreyum y su ubicación en el sur de Britania. Todo lo demás, incluso las costumbres y la cena eran así en Roma. Debería haberlo dado más vueltas, pero me costaba desprenderme de él.

    Me pasaré por el relato de los que me han comentado

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 06:22

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