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Nada es para siempre - por paola panzieri

Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte, yo le hice la vida imposible al mío desde el día en que nací.

Al bajar del tren y al respirar la primera bocanada no pude evitar volver atrás en el tiempo.

Avancé por el camino de tierra que lleva al pueblo dando puntapiés a los guijarros más grandes y al llegar al puente busqué el paso de piedras. Croando, como hacíamos entonces, pude alcanzar el otro lado sin perder el equilibrio. Conservaba mis facultades intactas.

En estos momentos me encuentro ante la gran puerta de la iglesia. Las calles del pueblo están desiertas y el sol abrasador del estío castellano torna el aire sofocante. No hay duda, el pueblo entero se ha reunido aquí. Diego, mi hermano gemelo, ha debido de ser un hombre muy querido. No me extraña, el era el niño bueno, yo no. Decidimos separar nuestras vidas para siempre y me fui. Teníamos -cómo diría yo- un sexto sentido que nos unía, si uno sufría, padecíamos el mismo dolor los dos. Hace una semana probé un fuerte dolor en el pecho y supe que Diego había dejado de existir.

Pongo la mano en la puerta de la iglesia y empujo.

No había sabido nada de su vida. Yo no había hecho gran cosa de la mía y tenia curiosidad.

El aire fresco del interior me golpea la cara y las gotas de sudor quedan como congeladas en el cuello. Cierro despacio, parece que nadie se ha fijado en mi. Una mujer con ojos llorosos lee desde el púlpito mientras dos niñas, sentadas en primera fila, se tiran de las trenzas. Avanzo por el pasillo con pasos ligeros pero la mujer levanta la cabeza y me ve. Sus ojos, medio cerrados por el llanto, se van abriendo cada vez más . ¿Diego le habrá contado de mi? La mujer emite un grito desgarrador. No, no le ha comentado mi existencia, y , al parecer, las cotillas del pueblo tampoco. Nadie ha querido acordarse de mí en todos estos años. Dos mujeres de luto la asisten, le tocan la frente y la refrescan con un abanico de encaje negro. Nadie más se levanta. Don Mariano permanece sentado a un lado del altar con la vista fija en mí y la boca abierta. No ha cambiado nada, solo un poco mas calvo que entonces. Yo me acerco a l ataúd manteniendo la cabeza alta. Es de nogal y está forrada de raso blanco. A su alrededor varias coronas florales reposan sobre trípodes de madera, son grandes y lucen dedicatorias con letra dorada.

Parece que a mi hermano no le han ido tan mal las cosas desde que dejé de avergonzarle y de ser un peso para él.

La mujer se levanta y une las manos en el regazo sin pronunciar una sola palabra y se limita a observar mis movimientos, como los demás . Me asomo al interior de la caja y veo a Diego. Parece sonreír pero no es así, la bondad modificó su rostro en una sonrisa perenne. Yo le odiaba, no podía ser tan bueno como él.

—Hola Diego. Me ha llegado tu mensaje y he venido, pese a todo. Parece mentira, la primera vez que voy a hacer algo bueno en la vida y tú no vas a poder agradecérmelo.

Noto la mirada de un pueblo entero sobre mi espalda y, si aún albergaba alguna duda sobre lo que tenia que hacer, ya no la tengo. Cojo a las gemelas, que se han levantado y parecen estar esperándome y me acerco a la mujer del púlpito ofreciéndole el brazo. Ella duda unos segundos y al final se engancha. Bajita y poca cosa, cuelga de mí en una imagen grotesca, pero debe de estar acostumbrada.

Recorremos el pasillo de la iglesia en medio de un silencio general. En la calle, el sol sigue derritiendo el asfalto pero el aire es, quizás, un poco menos sofocante.

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8 comentarios

  1. 1. Don Kendall dice:

    Hola Paola,
    He leído el relato varias veces. Alguna de ellas en voz alta. Te recomiendo que lo hagas así. Elegiste una anécdota o tema, donde el doble es el hermano gemelo del personaje-narrador que parece llega al pueblo a cumplir con algo pendiente (¡o no!).
    El asunto está en que tan importante como el tema es la forma de contarlo, y aquí es donde puede haber algo incompleto. Como lector encuentro la narrativa que ofreces un poco caótica y en ocasiones dispersante. Cambio de tiempo verbal en oraciones y párrafos próximos sin que esté muy claro el por qué. Pretérito indefinido más pretérito imperfecto salpimentados con presente nada más empezar, y con un verbo “croando” sin justificación en el relato, hacen que el lector empiece a estar un pelín noqueado en los primeros compases. Aún así seguimos al “antagonista” hermano de Diego. La secuencia dentro de la iglesia creo que también es confusa, avanza con “pasos ligeros” , pero (¿por qué “pero”? la mujer le ve. A partir de ahí todo es caótico, sin embargo la “multitud”, todo el pueblo, no se levanta. La mujer sí, se levanta ¿de dónde?,… en fin…con todo mi aprecio me da la impresión que este relato tal vez necesitaba un hervor más.
    También y casi con toda seguridad, ;-)) esté abusando de tu confianza y el que necesito el hervor soy yo, porque no me entero de lo que quisiste contar.
    De cualquier modo, una vez dicho el rapapolvo, creo que es meritorio el esfuerzo que has hecho por identificar y dar una atmósfera y un ambiente, aspecto que has conseguido. Eso suele resultar difícil, y si tenemos en cuenta que parece ser que Erskine Caldwell escribió que “la atmósfera puede ser lo más memorable del cuento”, pues por ese lado, objetivo cubierto.;-)
    Ha sido un placer, como siempre, leer tu trabajo. Agradezco tu disposición para mostrarlo.
    Un abrazo

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 15:52
  2. 2. amadeo dice:

    Paola:
    Buen texto con final sorpresivo. Va al entierro de su hermano gemelo a quien no ve/habla desde hace años y tras la confusión general, se retira del brazo con su cuñada y sobrinas. ¿Confundidas? Buenas descripciones de los ambientes. Buen título.

    Pequeñas observaciones:
    Hay cambios de tiempos verbales que me confunden y detienen la lectura.
    Se repite muy cercanos dos “no había”
    ¿Quién es Don Mariano? No se aclara y no participa del cuento.
    Saludos
    Amadeo

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 12:15
  3. 3. Claudia Bellini dice:

    Hola Paola,

    La trama de la historia me ha gustado, aunque estoy de acuerdo con los compañeros, en que quizás necesita una vuelta más para poder aclarar o profundizar en ciertos aspectos que me despistan un poco.

    El tercer párrafo no parece tener nada que ver con la historia por lo que resulta innecesario.

    Lo mismo sucede con Don Mariano, al que tan solo nombras sin darle ningún espacio en la narración.

    Creo que tienes una buena idea sobre la que seguir trabajando.

    Saludos,

    Claudia Bellini

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 17:50
  4. 4. Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia) dice:

    Hola Paola, la lectura de tu texto me transportó hacia un lugar lejano en donde pude ver a la mayor parte de los pobladores de una aldea reunidos en un templo, inmersos en un asombro total. Me ha gustado la historia.
    Perdóname si no te hago correcciones o sugerencias, pero no soy muy hábil en ello.
    También, gracias por haber leído y comentado mi participación.
    Saludos.

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 21:02
  5. 5. beba dice:

    Hola, Paola:
    Como ya conozco lo cuidadoso de tu narrativa, estoy segura de que tal vez la extensión obligatoria no te permitió desarrollar algunos elementos que hubieran aclarado la historia;o el apuro por la fecha de entrega no te dejó revisar y re-ordenar.
    Creo que con los elementos que planteaste tu historia resultará muy especial, con algunos ajustes.

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 23:10
  6. 6. Marcelo Kisi dice:

    HOla Paola!

    Sos la misma que antes firmaba Paola a secas?

    De todos modos, mil gracias por tu comentario a mi relato, una alegría de verdad que te haya gustado!

    Tu relato no me gustó: me encantó! Tenés una manera de narrar muy intimista y cotidiana, que acerca al lector y lo sumerge en el ambiente que estás creando. En eso coincido con los compañeros.

    A diferencia de Don Kendall, yo creo que la trama es clara, incluso muy original, aunque coincido en que merece la pena más trabajo. Me parece que la clave del “desorden” que bien te señala Don pasa por trabajar el equilibrio entre descripción y acción. Si metés una descripción en medio del clímax dramático, este pico queda desaprovechado.

    Es lo que pasa cuando el hermano del muerto entra en la iglesia. La viejita lo ve y le agarra un ataque. ¿Qué pasa luego?? No me cuentes de qué estaba hecho el ataúd, no es interesante en ese momento! El zapatero se persigna, Don Mariano queda patitieso con la boca abierta, el cura reza a toda velocidad, las cotillas gritan sin parar siguiendo a la primera viejita, diez personas corren hacia la salida gritando y se atascan en la puerta, uno se ahoga de asma. Mientras tanto, el gemelo le da el brazo a su cuñada, y con las niñas, salen lo más tranquilos por la nave lateral.

    Lo que digo es un ejemplo nada más, pero lo que pasa es que el lector se esforzaba por ver una acción de vértigo, a toda velocidad, el pánico de todos por ver un fantasma, pero lo que recibe es una escena medio apagada, con nogales, flores y calvicies, casi pastoral, como si siguiéramos en el puente.

    Es decir, lo que te propongo trabajar es el cambio de ritmo. No es lo mismo el plácido y nostálgico camino desde el tren hasta la iglesia, que la escena que se desata cuando entra a ella. Si cambiás el ritmo y desatás bien la tormenta, el efecto puede ser grandioso.

    Así que dale para adelante, tenés una excelente historia en las manos y sabés escribir. La historia, te repito, me encantó! FElicitaciones!

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 13:44
  7. 7. paola dice:

    Gracias Don, Amadeo, Claudia, Leonardo, Beba y Marcel o por vuestros consejos. Trabajaré el texto hasta déjalo potable y lo colgaré en el blog!

    MARCELO, SÍ, soy la misma Paola de siempre pero con una tablet en lugar de un ordenadar y, por lo visto, este trasto tiene vida propria y hace lo que le dá la gana. Me sabe mal cortar su iniciativa…he pensado dejarle actuar, a ver hasta donde Llega!

    Saludos

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 17:47
  8. 8. Luis Ponce dice:

    Hola Paola:
    Hace tiempo no te leía.
    Se nota la influencia de la tablet. Conociendo lo cuidadosa que eres y lo depurado de tu estilo, me imaginaba que había algún detalle adicional que no conocíamos.
    Nada es para siempre, pero a veces es mejor quedarse con los ordenadores toda la vida porque las tablet tienen vida propia. Espero leer en el blog la verdadera historia.
    Un gusto volver a leerte.

    Escrito el 22 noviembre 2016 a las 00:05

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