Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Algún día moriremos - por Leandro

Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte. En mi caso, estaba demasiado cerca.
Entré a mi casa como pidiendo permiso, con mirada astuta y un andar sigiloso, tal vez con la culpa de sentirme sospechoso y seguramente sin saber lo que hacía. Por esa absurda razón de hacer siempre lo que quería iba decidido a matar a aquel gemelo, sin darme cuenta quizá del flagelo pensaría más tarde en lo que hice.
Los escalones crujían mientras mi pesado cuerpo iba al encuentro. Las paredes que antes me hablaban entonces me temían, mi mirada clavada en el fondo de un desierto. Él me esperaba allí abajo como parte del sótano, inherente al cuarto, esta vez intentó buscar hasta mi mente un atajo sin poder atravesar mis ojos inertes. Se preguntó a sí mismo qué me atrajo mientras miraba mi rostro frente a frente.
Ya estoy acá, pensé. Pero, ¿Qué hago acá?. En un momento de reflexión entendí: el acá es el allá que desde la distancia anhelaba y en el punto máximo del anhelo, llegué al lugar en donde el mismo se derrumba. Y ahora, ¿qué veo acá?, veo más allá y quiero volver al lugar en donde estaba.
Apreté mis parpados con todas mis fuerzas hasta que lágrimas saladas cayeron por mis mejillas. No pensaba ni quería hacerlo, solo poniéndome en cuclillas me senté contra una de las paredes de la inmensa habitación. En un intento de razonar lo que éramos dejé que el arrepentimiento me invadiera.
Mi gemelo tomó protagonismo, sentado en la pared contraria de la misma habitación. No era dueño de sus actos ni de sí mismo, pero pudo entonar con sus labios las únicas palabras que saldrían de su boca para que, habitación mediante donde toda aquella locura desembocaba, flotaran como un secreto hasta los oídos de su arrepentido hermano: .
Sus palabras de a poco me acercaban anestesiando la distancia. Inocentes, cálidas, hipnotizantes palabras, pronunciadas por aquel que en la infancia me acosaba. Me levanté a la voz de: . Esas fueron mis últimas palabras, reflejando esa misma ira en mi mirada.
Siempre pensé en la muerte y reflexionaba con mi doble: ¿será que la miramos desde lejos con preocupación e indiferencia y ella sin perder la paciencia nos mira como esperando el momento?; tal vez sea nuestra propia indiferencia su más sabroso alimento.
La muerte acecha en todos los rincones de la existencia. Pues no por conocer la victoria ni por querer sumar más unidades que su contraria, fue la causante de ese arranque súbito que me arrojó sobre mi gemelo hermano con una furia despiadada. Y que vio caer mi figura en la habitación, ensangrentada, junto a un gran y brillante espejo cuyo sonido al quebrarse en aquella opaca habitación retumbaba.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

5 comentarios

  1. 1. SBMontero dice:

    Déjame empezar por el principio: Menos es más. Mi consejo es ese, repítelo todos los días, por la mañana, al mediodía, por la noche, así tres meses.

    ¿Qué quiero decir con esto? Verás, no por mucha floritura en un texto este va a sonar mejor, o va a pasar por algo mejor construido de lo que en realidad está… y antes de que alguien lo diga, NO, el floripondio innecesario NO es estilo, es floripondio, tal y como un sombrero de plumas de pavo real de ala ancha sobra en una tía estupenda haciendo top less en una playa, que NO. Por ejemplo…

    “(…) No era dueño de sus actos ni de sí mismo, pero pudo entonar con sus labios las únicas palabras que saldrían de su boca para que, habitación mediante donde toda aquella locura desembocaba, flotaran como un secreto hasta los oídos de su arrepentido hermano (…)”

    … yo tenía un profesor de literatura que habría dicho con cara de choteo “si eres capaz de repetir eso tres veces de memoria sin equivocarte te pongo un diez“, bueno, también tuve otro que habría dicho “pero qué coño… Ôo)-~”

    Creo sinceramente que la idea es muy buena y si coges papel y bolígrafo, eliminas la floritura, te centras en crear una estructura que, te aseguro, subsiste debajo de todo ese oropel innecesario puedes sacar un texto muy, pero que muy decente.

    Sigue escribiendo.

    Un saludo… así, sin gran y brillante espejo cuyo sonido al quebrarse en aquella opaca habitación… ¿¿¿Cómo demonios puede ser opaca una habitación???… retumbaba, incluso sin espejo roto, oiga.

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 13:39
  2. 2. Leandro dice:

    Hola SBMontero, es una metáfora lo de la habitación opaca ya que perdió el brillo propio del espejo. Pero gracias igual por el comentario, lo voy a tener en cuanta.
    Al copiar el texto para enviarlo cometí el error de no revisarlo y al parecer se borraron unas líneas que decían los dos “gemelos”. No se si por estar el texto entrecomillado o por estar en cursiva pero una lástima porque ahora quedó como recortado.
    Saludos.

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 15:29
  3. 3. Amilcar Barça dice:

    Había escrito un comentario que he perdido porque el trasto este se ha bloqueado. El windows10 es una mierda. En todo caso, tú escribe lo que te venga a la cabeza, pues eres quien mejor conoces lo que te gusta y si lo haces bien, miel sobre hojuelas. No me gustan los análisis de texto, ni los escritos inextricables. Lo que me gusta lo leo y lo contrario. salu2

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 20:30
  4. 4. Jean Ives Tibauth dice:

    Hola Leandro.

    Me ha costado mucho mantener la concentración al leer tu relato. Quizá sea, como ha dicho SBMontero, que hay demasiada palabreria. Muy poética, si señor, pero bastante distrayente.

    Estoy con él en que con un par de vueltas más y quitando lo que sobra te hubiera quedado un relato muy chulo.

    Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 21:52
  5. 5. Laura dice:

    Hola Leandro
    Florituras y todo, lo leí hasta el final.
    Ten en cuenta que menos es más.
    ¿Puede ser que quitaste algunas partes en lo que dice, y quedaron los dos puntos y luego un punto?
    Interesante lo del profesor de SBMontero sobre las frases muy elaboradas. Estamos en una era más sencilla.
    Igual, sigue escribiendo. Es importante que otros nos miren para aportar desde la buena onda.

    Escrito el 28 noviembre 2016 a las 12:00

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.