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La Vil Máscara - por Jesús Sánchez

Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte y yo me he pasado la vida buscándolo. Sólo era un niño cuando mis padres fueron asesinados por corrupción en una de las plazas de la ciudad de Venecia. A mí me mandaron a un orfanato y a mi hermano pequeño a otro, no lo volví a ver. Desde aquel día clamaba venganza contra todo el pueblo veneciano.
Mi objetivo era abrir paso a las tropas otomanas por un lado del puerto, ellos habían logrado camuflarse como barco mercader y a mí me tocaba acabar con los vigías para que no entrasen a revisar la nave.

Era carnaval y todos iban de aquí para allá cargados con sus máscaras.

Yo iba con un sombrero tricornio y una máscara blanca completa, partida doblada por en medio de manera que pudiese ocultar bien el rostro. Acompañado, como no, por una capa que rodeaba todo mi cuerpo y vestido con una camiseta de lino con una chaquetilla de cuero junto a unos pantalones de holgados, de manera que pudiese moverme con facilidad en la sombra. Llevaba también mis dos dagas favoritas.

Iba a atravesar el puente que me llevaría hasta el puerto, todo el lugar estaba en silencio y sólo se escuchaba la fiesta en la lejanía. No se veía ni oía a nadie cerca.

De detrás de una columna donde acababa un lado del puente, salió un hombre vestido exactamente igual que yo, a excepción de que su capa era mucho más corta y su máscara no llegaba a ocultar su boca. El misterioso personaje también llevaba dos dagas.

-No seguirás tu camino –dijo él.

-¿Quién eres? –pregunté.

-El hombre que va a salvar esta ciudad, la Vil Máscara.
Conocía el nombre, según había llegado a sus oídos, era un joven que se dedicaba a corretear de un lado a otro de Venecia salvando a la gente de los criminales.

-Quítate de mi camino imbécil –dije.

-Tendrás que quitarme –dijo él, sacando sus dagas.

Por un instante sólo se oía el correr del agua por debajo de nosotros. Me lancé sacando mis dagas y él me esquivó rápidamente. Me di la vuelta y paré una embestida de una de sus dagas a modo de estocada, que desvié hacia un lado. En cuestión de segundos intercambiábamos golpes y rechazos con las dagas.

-¿Quién te ha delatado mi plan? –pregunté finalmente.

Él paró un segundo y me miró con una sonrisa.

-Tú –contestó.

Los dos seguimos intercambiando golpes de dagas mientras intentaba recordar quién conocía mi plan. Que él supiese, sólo se lo había contado al mercader otomano que servía de espía y a nadie más… Entonces me di cuenta.

-¡Eres tú! –dije- ¡¿Cómo he podido ser tan idiota?! ¡Tenemos el mismo color de ojos! ¡Hermano!

Ahora me acordaba, le había mandado una carta a mi hermano pequeño, dado que había logrado encontrar la dirección de la familia donde vivía, y le había contado tan sólo que “consumaría su venganza”.

-¡¿Cómo has sabido dónde estaba?! –pregunté mientras paraba un golpe de daga que casi se clava en mi hombro.

-Nada más me llegó la carta investigué por todos los archivos de los registros hasta encontrarte –dijo él-, si vas con una máscara y de noche no hay riesgo de que te sigan.

-¡¿Por qué intentas detenerme?!

Mi hermano me golpeó en el pecho con el pie cuando levanté ambas dagas en cruz para evitar un golpe superior. Caí un par de metros dejando caer mis dagas hasta chocar con una pared.
Mi hermano me puso una de sus dagas en el cuello.

-¡Mátame traidor! –exclamé- ¡Al menos yo intenté vengar a nuestros padres!

-Aunque me costase aceptarlo, nuestros padres casi provocan un atentado contra cientos de personas, y tu ibas por el mismo camino. Nunca dejaré que muera gente inocente.

Se comenzaron a escuchar unas voces en una calle, y mi hermano observó en la dirección de las voces (casi al lado nuestra) para luego quitar su daga de mi cuello y lanzarse al río.

Los dos guardias llegaron antes de que pudiese moverme, y se dedicaron a hacer preguntas. Aunque nada pude hacer para evitar que me llevasen a prisión. El condenado de mi hermano había puesto un anillo de oro robado a un noble importante en mi bolsillo. Se había asegurado de que me detuviesen bastante tiempo sin condena a muerte.

Jamás supe que pasó con el barco otomano.

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6 comentarios

  1. 1. Auxi Morata Alegre dice:

    Hola, de primeras me ha gustado mucho tu relato! No le puedo poner pegas, la ambientación, la historia, la dinámica de los dos hermanos… tal vez me ha faltado un poco de contexto de los padres o tal vez algo más de la personalidad de los hermanos incluso algo más de esa Venecia que describes pero en líneas generales me ha gustado mucho.
    Muy buen trabajo! Un beso!

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 19:27
  2. 2. Auxi Morata Alegre dice:

    Hola, primero decir que he mandado un comentario hace un rato y por lo visto no se ha publicado si ves dos comentarios míos ya sabes porque es jajajaja
    A ver me ha gustado mucho tu relato, la ambientación, los personajes, la historia… es difícil sacarle pegas tal vez me falta un poco de contexto sobre el pasado de los padres, la personalidad de los hermanos o includo algo más de esa Venecia que describes pero en general es un muy buen relato y me ha gustado mucho.
    Sigue escribiendo así de bien! Un beso!

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 19:30
  3. 3. C. Belasco dice:

    Muy original. Sorprende el enfoque y resulta de lo más ameno. Enhorabuena! 🙂

    Errores: Hay algún tiempo verbal incorrecto, como en “Desde aquel día clamaba venganza”, donde sería más correcto “clamé venganza”, o “Aunque me costase aceptarlo, nuestros padres casi provocan un atentado” que sería “Aunque me costó aceptarlo (…) casi provocaron”.
    Y aquí sobra una palabra: “Yo iba con un sombrero tricornio y una máscara blanca completa, partida doblada por en medio de manera que pudiese ocultar bien el rostro”, o partida o doblada.
    Aquí sobra la “de”: “pantalones de holgados”.

    Luego se suele aconsejar que se evite el abuso de adverbios terminados en -mente y de los gerundios. Y quizá el texto sería más fluido si eliminas descripciones innecesarias, como la descripción de la ropa, con saber que lleva máscara y dagas es suficiente, esa parte se hace algo larga de más y no aporta nada al relato. (Cuando se describe la ropa con tanta precisión suele ser porque es importante para el relato, pero en uno tan corto eso es difícil).

    He intentado seguir las indicaciones sobre cómo comentar los textos, espero haberlo hecho correctamente! 🙂

    Por lo demás, estupendo relato! Las aventuras épicas de enmascarados me encantan! <3

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 19:42
  4. 4. Borja Franco Guembe dice:

    Hola Jesús,

    Buena historia, ha sido muy entretenida. Los cuentos de espadachines me encantan.

    En cuanto a los diálogos creo que en general están muy bien puntuados salvo que a veces has usado guión corto en lugar del largo. Siempre el largo, aunque sea un coñazo teclearlo en el ordenador.

    Enhorabuena por el texto y espero poder seguir leyéndote.

    Escrito el 17 noviembre 2016 a las 23:07
  5. 5. Elba dice:

    Hola Jesús:
    Me ha gustado tu relato. He hecho la película completa en mi cabeza gracias a tus descriptivas palabras.
    Gracias por compartirlo, espero volver a leerte.
    Saludinos

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 19:53
  6. 6. Jose Luis dice:

    Hola
    Un buen relato de aventuras, con dagas y peleas entre dos luchadores, que resultan ser hermanos.
    Me ha entretenido mucho
    Un saludo

    Escrito el 23 noviembre 2016 a las 19:47

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