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EL ENCUENTRO - por CARMELILLA

EL ENCUENTRO
Con agilidad felina salté al interior del vagón mientras sonaba el pitido intermitente que anunciaba el cierre de las puertas y la puesta en marcha del metro.
Resoplé, la carrera me había dejado extenuada. No podía llegar tarde a mi primera cita a ciegas. Corría el riesgo de encontrarme sola y sin compromiso antes, incluso, de estar por primera vez comprometida.
El metro parecía una jaula repleta de animalillos camino al matadero. Menos yo, que iba al encuentro más importante de mi vida.
Me sentí observada, casi atravesada, por la mirada de las personas que me rodeaban. Seguro que volvían del trabajo, tenían evidentes signos de cansancio y estrés. Algunos además, olían a llevar un tiempo lejos del agua y el jabón. Sin embargo, yo, despedía el aroma de un perfume caro mezclado con el olor a productos de peluquería. Con un peinado impecable, mis mechas californianas recién dadas y maquillada con exquisito gusto, iba al encuentro de Fernando, mi cita a ciegas.
«Próxima parada —campamento—», canturreó por el altavoz una voz femenina. Bajé deprisa, que te miren no está mal, pero que gente extraña te desnude con la mirada…
Llegué diez minutos tarde al parque dónde habíamos quedado. Di una vuelta pero no vi a nadie con boina de rayas grises. Sentí un enorme desánimo pensando que mi retraso había provocado el final de un encuentro sin comienzo.
Me disponía a marcharme arrastrando mi derrota, cuando le vi. Sentado en el banco más cercano al lago, estaba Fernando. Me observó sonriendo. Le devolví la mirada y mi sonrisa. Me acerqué tímida pero ilusionada, la buena impresión que me causó me hizo imaginar una bonita y duradera relación.
—¡Hola! Pensé que te habías marchado, siento el retraso—estaba realmente entusiasmada, Fernando parecía un modelo. Vestido impecable. Olía a peonías recién regadas y esos ojos verdes como el césped que me miraban intensamente…
—¡Hola preciosa! ¡Vaya sorpresa! Sólo un ciego ignorante e impaciente podría arriesgarse a perder un regalo como este—me ofreció su mano y con la otra me indicó que me sentara a la vez que inclinaba su cabeza imitando los habituales gestos de los caballeros de otros siglos.
—No puedo negar lo nerviosa que estoy. Ni siquiera sé qué decir.
—No hace falta que digas nada. Tu mirada habla por ti. Tu semblante me nubla la mente. Tu olor deleita mi alma…
—¡Vaya, he quedado con un poeta!
—¡Y yo he encontrado a una Diosa!
Completamente eclipsada por la presencia de Fernando y el aura que desprendía, seguía mirándole embobada a la vez que pensaba en la lotería, que sin comprar, me acababa de tocar.
—Me alegro, no sabes cuánto, de haber aceptado por fin tu invitación para vernos. Llevo huyendo de posibles citas desde que mi mejor amiga me dio de alta en «Comparte Tu Vida» sin mi permiso, claro.
—Agradeceré a tu amiga eternamente su empeño y el no haberte pedido permiso. A veces un amigo hace por uno lo que jamás haría un hermano. No la pierdas nunca.
«¡Madre mía…! Jamás dejaré de creer…¡los milagros existen!» Pensé mientras Fernando acariciaba mi cara con el dorso de su mano con sumo cuidado. Me sentía un bebé en brazos de su padre.
—El mejor comienzo el que empieza con curiosidad y desconocimiento. Tenemos todo el tiempo del mundo para conocernos. Pero…aquí no, hace frío. Conozco una tetería con un ambiente íntimo y acogedor. ¡Vamos te invito!— Volvió a ofrecerme su mano. Besó la mía con calidez y ternura.
Juntos con nuestros brazos entrelazados, atravesamos el parque. Nos deslizábamos sobre la alfombra de hojas que alguien había tenido el gusto de extender para guiar nuestros pasos por el mismo camino.
—¡Gracias, Fernando…! Por venir…Hoy comienza otra vida para mi…
—¿Fernando…? Me llamo Roberto…¿Isabel…?
— Sofía desde hace 27 años…—le miré como quién mira a un extraterrestre y sin poder contenerme acabé desternillándome de risa.
—Sofía, no puedo volver atrás, un error lo tiene cualquiera, pero no quiero aprender de mis errores…si estoy equivocado, lo asumiré, pero yo, no vuelvo a ese banco…
—No digas nada, para mí Fernando…solo está en mis recuerdos.
Y sin volver la vista atrás, cruzamos la calle buscando la tetería.

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13 comentarios

  1. 1. Lapdog dice:

    Hola, Carmelilla, soy el vecino Perrito faldero (Lapdog) y te comento que me pareció un poco desbordado el texto. A pesar de que lo escribiste bien, el tema parece un cliché y el final inesperado y un poco contradictorio. No me gustó mucho. No soy muy romántico y creo que de escribir algo sobre el amor lo enfocaría más desde el punto de vista filosófico. Espero que en lo futuro me sorprendas con algo más interesante. Un abrazo y suerte.

    Escrito el 16 diciembre 2016 a las 18:02
  2. 2. Osvaldo Mario Vela Sáenz dice:

    Hola Carmelina, debo decirte que a mi me encantó tu texto. Contiene un romanticismo que nuestros abuelos gozaron en sus tiempos. Ambiente que tu lo vuelves contemporáneo con un escrito fácil de leer. Expresiones que llenan el ambiente.
    Quede con un poeta.
    Yo con una Diosa.
    Hola preciosa.
    Tu mirada habla por ti.
    Excelentes recursos. Enhorabuena.

    Feliz Navidad.

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 17:58
  3. 3. Amparo Rouanet Moscardó dice:

    ¡Genial! Me ha encantado. Tienes una forma de escribir fresca y ligera, con mucho ritmo. Y con un giro final muy gracioso.

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 21:31
  4. 4. M.L.Plaza dice:

    Hola. Soy tu vecina del 79.
    El relato me ha parecido divertido, ágil y fácil de leer.
    Me ha gustado mucho.
    Feliz Navidad

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 04:28
  5. 5. Henar Tejero dice:

    Hola Carmelilla,
    tu relato me ha parecido ameno y de fácil lectura. Denota la frescura típica de los tiempos de juventud. Los protagonistas derrochan ilusión y se ve enamoramiento.
    La redacción es buena. Gracias al diálogo logras dinamismo. El final está logrado porque das un giro inesperado. En definitiva, me ha gustado. Si quieres pasarte por el 93 estaré encantada.
    Espero seguir leyéndote!!!

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 17:14
  6. 6. Marikiya dice:

    Hola Carmelilla:
    Como siempre un placer leerte.
    Me ha encantado tu relato y el final, con ese giro inesperado, me ha parecido muy divertido.
    La lectura es muy fluída y los diálogos le dan un toque ligero.
    Expresas las emociones que sienten los protagonistas con mucha claridad y el toque romántico de nuestros antepasados es sublime.
    He de decirte que escribí varios relatos para esta escena y uno de ellos se desarrollaba en la parada de metro de “campamento” 🙂
    Sigue así, me gustan mucho tus historias y aprendo bastante con tu forma de escribir.
    Un saludo y Felices Fiestas.

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 06:59
  7. 7. Alma Rural dice:

    Carmelilla, sencillamente genial.

    Tu relato se lee del tirón. Es ameno, fluido. Los diálogos bien estructurados y creíbles. La manera en la que has introducido las palabras obligatorias de este mes te ha quedado muy natural; no se hacen nada forzadas.

    Lo mejor de todo es el giro final que le das al relato para finalizarlo.

    Lo dicho, un relato genial que me ha encantado. Te felicito.
    Un beso.

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 12:16
  8. 8. Luis Ponce dice:

    Hola Carmelilla.
    Muchas gracias por tus comentarios en mi poema. Te agradezco.
    Tu relato está enmarcado en algo que la juventud actual nunca conoció: el romanticismo.
    Quizás se te fueron un par de detalles empalagosos, pero el ambiente, los personajes y el diálogo redondean un capítulo escrito desde el corazón. Más aún cuando logras el giro final que le dá un aire de mayor credibilidad a la historia.
    Me ha gustado mucho, te felicito, te estaré leyendo.
    Felices fiestas.

    Escrito el 20 diciembre 2016 a las 23:38
  9. Hola, Carmelilla:
    Tu relato puede ser catalogado de amable e idílico. Todo está muy bien, todo sale muy bien y los protagonistas inician una etapa de aparente felicidad. La casualidad hace que se encuentren dos almas que parecen haber nacido la una para la otra. Nada que decir, me parece un planteamiento correcto y es una historia que se puede dar. Muy romántica y platónica.
    La forma.
    En general me ha parecido muy bien escrito. Dominas los diálogos y sabes crear un buen ambiente. Me ha gustado pero te voy a señalar algunos detalles que pueden mejorar tu escritura, todos a nivel de forma y de fácil aplicación.
    Creo que abusas con la utilización de los puntos suspensivos. Me parece que sobran muchos. Entorpecen la lectura.
    Cuando empiezo a leer la historia y en la tercera palabra utilizas el adjetivo “felina”, me hago una idea que luego queda desvirtuada con lo que sigue. Creo que este adjetivo exagera la información que pretendes dar sobre la actitud del personaje. Debe de haber un sinónimo más de acuerdo con una joven y bella muchacha de veintisiete años que logra subirse al metro, después de una buena carrera, por los pelos. Todo lo que acabo de decir es simple opinión mía, otros pueden opinar en contrario.
    Vayamos a lo objetivo:
    «Próxima parada —campamento—». Debería ser: “Próxima parada: Campamento”, o en vez de los dos puntos, una coma, pero sin rayas y con mayúscula.
    —¡Hola! Pensé que te habías marchado, siento el retraso—estaba realmente entusiasmada, Fernando…
    Debe ser:
    —¡Hola! Pensé que te habías marchado, siento el retraso. —Estaba realmente entusiasmada, Fernando…
    —¡Hola preciosa! ¡Vaya sorpresa! Sólo un ciego ignorante e impaciente podría arriesgarse a perder un regalo como este—me ofreció su mano…
    Debe ser:
    —¡Hola preciosa! ¡Vaya sorpresa! Sólo un ciego ignorante e impaciente podría arriesgarse a perder un regalo como este. —Me ofreció su mano
    —¡Gracias, Fernando…! Por venir…Hoy comienza otra vida para mi…
    Debe ser:
    —Gracias, Fernando, por venir. Hoy comienza otra vida para mí.
    — Sofía desde hace 27 años…—le miré como…
    Debe ser:
    — Sofía desde hace 27 años. —Le miré como…
    La frase del inciso se inicia en minúscula si el verbo de la misma es dicendi (los relacionados con el habla, dijo, exclamó preguntó, comento, inquirió, expresó, pidió, etc.) Si el verbo no es dicendi la frase comienza en mayúscula, se trata de los anteriores casos. Hay una excepción: cuando el narrador interrumpe una frase por la mitad, en ese caso el verbo se pone en minúscula aunque no se trate de un verbo dicendi y no hay signo de puntuación al terminar el inciso. Por ejemplo:
    —Déjame verlo a me pondré a gritar.
    Con inciso:
    —Déjame verlo —abrió la caja— o me pondré a gritar.
    Tomado de “Cómo escribir diálogos” de Iria López Tejeiro (Literautas)
    No voy de pedante, lo que pasa es que tengo los mismos problemas que tú tienes a la hora de escribir diálogos y como quiero mejorar aprovecho cualquier situación para repasar. Si a mí me sirve, pienso que a los otros también.
    En definitiva, al margen de tecnicismos, un buen relato y te animo a que sigas escribiendo. Felicidades.

    Escrito el 21 diciembre 2016 a las 16:08
  10. 10. Katherine Serrano dice:

    Carmelilla, gracias por el comentario que dejaste es de mucha ayuda.
    Con respecto a tu relato me parece bastante lindo, de fácil lectura y con un final bastante divertido.
    Agradable hasta cierto punto y esa quizá sea lo único que no termina de convencerme porque parece demasiado utópico el desarrollo de la historia. Ella se imagina una relación con él cuando acaba de conocerlo.
    Puede que el hecho que no soy muy fan del romanticismo nuble mi comentario pero es lo que me ha parecido. Difícil de creer.
    Pero por lo demás la has sabido llevar bien y espero leerte otra vez.
    ¡Saludos!

    Escrito el 23 diciembre 2016 a las 06:49
  11. 11. Clau Cruz dice:

    ¡Hola Carmelilla!

    Cómo siempre, gustosa de leerte, tu relato es fresco y se lee facilmente.

    ¡Me agradan tus finales! nunca sé con que me voy a encontrar al terminar el relato, porque siempre le pones ese ¡ponch! jaja

    Gracias por pasarte por mi relato, tus observaciones han sido de mucha ayuda.

    Nos seguimos leyendo…

    ¡Felices fiestas!
    Bendiciones.

    Escrito el 23 diciembre 2016 a las 18:37
  12. Saludos Carmelilla

    Excelente tu relato. Me encantó la cuestión del romance y mas ese giro del final. Tengo una pregunta: Fernando e Isabel, fueron nombres escogidos al azar? Es que recuerdan a los reyes católicos. Por eso la pregunta. Puede ser casualidad también. De todos modos, es una historia bonita cuyo final me agradó mucho.

    Felicitaciones y saludos.

    Escrito el 24 diciembre 2016 a las 20:11
  13. 13. Vespasiano dice:

    Hola Carmelilla:
    Por motivos familiares no he podido visitar a todos los compañeros que me hubiera gustado leer.
    Que el AÑO NUEVO traiga mucha felicidad para ti y para toda tu familia.

    Escrito el 31 diciembre 2016 a las 18:11

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