Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

La Ruleta Rusa - por Diego Manresa Bilbao

Aquel fuego me recordó al campamento al que fui con quince años, donde conocí a mi esposa, que estaba sentada justo a mi lado y que bien podía haberme dejado viudo esa misma noche. O yo a ella. Recuerdo que la estaba mirando con la misma admiración que la noche en que nos conocimos, mientras hacíamos como que escuchábamos al presunto poeta que convertía historias de miedo en canciones con su absurda guitarrita y nos reíamos de él al mismo tiempo, creando quizá nuestra primera conexión.

El fuego de la chimenea al cual mirábamos esa noche, todos juntos y en silencio, me trajo también recuerdos mucho más acogedores que la escena que nos ocupaba, a decir verdad. Y eso que cualquiera podría pensar que no hay nada más acogedor que una noche de sábado en una casa rural, bebiendo vino y charlando delante del fuego junto a tus compañeros de trabajo.

Nada más lejos de la realidad. Porque todos sabíamos que una de nuestras copas estaba envenenada. Pero no cuál de ellas, ni quién de nosotros iba a morir. Siete personas distintas apuntaban sus armas a nuestras cabezas; obligándonos a beber de la copa que cada uno tenía, servidas por ellos, bajo la amenaza de matarnos a todos si nos negábamos a beber.

Yo, lógicamente, me ofrecí a beber de la copa envenenada el primero, dada mi condición. Pero el cabecilla de los asaltadores se negó rotundamente:

— ¡Si la vida de tu mujer no estuviera también en juego bien que escurrirías el bulto, cabrón, como haces siempre!— No me extrañó demasiado la animosidad hacia mí de aquel encapuchado—. A ver si así aprendéis todos a sacrificaros por el bien común.

Desde luego, debía reconocerles que habían elegido una forma muy original de atentar contra un grupo de personas. Raptarles mientras están en una casa rural de fin de semana, haciéndose pasar por empleados, y obligar a beber a cada uno de ellos de unas copas que acabarían matando a uno de ellos. El caso saldría en todos los periódicos no sólo del país, sino del mundo, y les daría la publicidad que ellos creían que su causa merecía.

Naturalmente, al principio nos negamos en redondo. No podíamos permitir que se salieran con la suya, ni aceptar su chantaje. Pero cuando nos dejaron solos para reflexionar en el salón de la chimenea, decidimos lo que haríamos. No podíamos —nadie en nuestra situación lo haría— dejar que nos mataran a todos y que todo se fuera al garete. Probablemente lo hicieran de todas formas, pero habían planteado un trato y debíamos aceptarlo, en aras de que alguno de nosotros tal vez sobreviviera. Acordamos que, en caso de que dijeran la verdad y saliéramos de allí con vida —todos menos uno—, actuaríamos con una sola voz y atribuiríamos la muerte del “elegido” a causas naturales. Nos serviría de coartada para no dar publicidad a los terroristas. Y también, y ahora ya puedo decírselo sin sonrojarme, para disimular la estupidez —mía— de juntarnos todos en un sitio cerrado, sin nadie para protegernos.

Seguro que ellos reivindicarían el asesinato, y así lo hicieron, pero: ¿a quién iba a creer la opinión pública, a ellos o a nosotros?

Fuimos bebiendo todos, por orden de importancia, y gracias a Dios nuestras parejas quedaron libres. Siempre pensé que aquello no tenía nada de azar, que estaba preparado para que todo acabara así. El resto de nosotros bebió sin consecuencias aparentes. Quedamos entonces solamente él y yo.

Juro por Dios que me ofrecí a beber de las dos copas; o a beber yo primero, con ánimo de que, si no me tocaba a mí, tirar la copa de mi amigo, pero no quisieron. Tenía que beber primero él. Por eso siempre pensé que lo tenían ensayado.

Al fin y al cabo, matar a un Vicepresidente no significa lo mismo que hacerlo con todo un Presidente.

Comprenderá ahora, mi querida periodista, las razones de ocultar durante tanto tiempo las circunstancias de su muerte. He tenido que esperar hasta mucho tiempo después de dejar el cargo para contarlo, y para darme cuenta de lo erróneo que fue ese fin de semana en una casa rural con mi gabinete.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

9 comentarios

  1. Joder has empezado muy bucólico y el final no FUE como hacía prever el principio. Bien.

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 00:30
  2. 2. Yoli dice:

    Hola Diego.
    Me ha gustado el giro que le has dado a tu relato, me ha sorprendido para bien. Me hubiera gustado saber el porque los terroristas hicieron aquello.
    Saludos.

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 11:19
  3. 3. Wiccan dice:

    Buenas Diego,

    Muchas gracias por tu visita a mi relato y tu comentario.

    En cuanto al tuyo, es una historia muy curiosa, creo que es una idea muy buena y que la ejecutas muy bien, en una primera lectura te diré que no encontré demasiadas cosas que “criticar”.
    A nivel contenido creo que está muy bien, el transcurso de la historia se entiende tal y como está narrada, sin embargo, el principio se me hizo un poco lioso porque hablas en las dos primeras frases al mismo tiempo de la noche en que se conocieron y de la noche del ataque así que en la segunda frase al principio no tienes muy claro de que noche hablan (luego se entiende, es al principio). Otra cosa que me pareció rara es que les dejasen solos para hablar, si estuviera realizando el ataque no lo permitiría porque estaría dando opción a que se organizaran para defenderse o cualquier otra cosa que implicase que su plan se fuera al traste.
    También me gustaría que se diese alguna pista de lo que persigue el grupo armado, para entender porqué atacar a esa corporación.
    A nivel formal muy bien tambien, puestos a mejorar alguna cosilla, la palabra fuego se repite al principio bastante seguido, como “a uno de ellos” a mitad del texto, y desde mi punto de vista vicepresidente y presidente no deberían ir en mayúscula. Ya ves que son dos tonterías.
    En general me ha gustado, me ha parecido muy entretenido, consigues dar los datos para que al lector le apetezca seguir leyendo y conocer el final y te deja con ganas de saber más. Buen trabajo. Seguimos leyéndonos!!!

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 23:58
  4. 4. Juana Medina dice:

    Querido compañero,
    Ante todo muchas gracias por tu visita y tu comentario.
    En cuanto a tu relato, coincido en parte con lo que te señala Wiccan. También yo me confundí un poco sobre la noche de la que habla el personaje, y luego me quedan las incógnitas ya señaladas. Pero, a medida que avanza el realto también avanza el ritmo y el interés que despierta en el lector y que no cede hasta después del final cuando uno se queda con las preguntas planteadas por Wiccan.
    Te felicito de corazón y te deseo lo mejor para el 3017 con muy buenas historias.

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 16:37
  5. 5. Daniela dice:

    Hola.
    Como mencionan Wiccan y Juana Medina, al principio no se entiende muy bien, pero mientras más avanzas en la historia, te das cuenta como se desarrolla. Y en mi opinión me encantó lo del final, fue bastante entretenido y exitoso. Sigue mejorando, no siempre lo haremos perfecto. Saludos.

    Escrito el 20 diciembre 2016 a las 20:25
  6. 6. Marcos dice:

    Amigo Diego, tu historia me gusta, es como a mí me gusta escribir, para atraer al lector.
    La lectura es cómoda y fluida, no hay que pararse a intentar entender los momentos.
    Desde mi humilde opinión, hay frases (que como a mí) o les falta mejor composición o sobran algunas palabras.
    La frase: “bajo la amenaza de matarnos a todos si nos negábamos a beber.”, podría quedar mejor “bajo la amenaza de matarnos a todos por la negativa de beber.” o en esta frase: “¡Si la vida de tu mujer no estuviera también en juego bien que escurrirías el bulto, cabrón, como haces siempre!” creo que quedaría mejor: “¡Si la vida de tu mujer no estuviera en juego, bien que escurrirías el bulto, cabrón, como haces siempre!”.
    Por el resto, bien. Nos leemos. Un saludo.

    Escrito el 20 diciembre 2016 a las 21:53
  7. 7. Jo Vans dice:

    Al inicio parece una típica historia de personas comunes, un fin de semana de amigos, pero llegando al desenlace y final todo cambia y resulta que era el Presidente!!
    Me gustó mucho y me sorprendió, no me esperaba ese final. 🙂
    Saludos.

    Escrito el 21 diciembre 2016 a las 08:12
  8. 8. Llizara dice:

    Hola Diego! me quedaba pendiente comentarte porque el tuyo fue el primer relato que leí, pero quería volver a hacerlo y me fui enredando con otros relatos ¡ hay tantísimos ! hasta ahora que acabo de hacerlo. Recuerdo que en la primera lectura también me costó un pelín estar al tanto del presente y futuro en las primeras líneas, pero como la historia me atrapó y me llevó en volandas hasta la sorpresa final, no me dio tiempo a pensar en ello apenas. En esta segunda lectura llevaba ventaja así que cero dificultad. No tengo nada que aportar, a mi me ha parecido estupendo todo.
    Un saludo

    Escrito el 22 diciembre 2016 a las 22:39
  9. 9. Peter Walley dice:

    Hola Diego,

    Qué bueno tenerte de vuelta 🙂

    Me ha gustado tu relato, mantienes muy bien la atención del lector y no he encontrado ningún problema a nivel formal. El contenido me ha parecido bien aunque también me ha resultado un poco demasiado fantástico. Me ha recordado un poco a una película que se llama El círculo, aunque ésa sí que requiere suspensión de la incredulidad.

    En cualquier caso siempre merece la pena leerte, espero verte por aquí el mes que viene.

    Un abrazo y felices fiestas,
    Peter

    Escrito el 25 diciembre 2016 a las 21:49

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.