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Campamento fóbico - por Alfonso Besada

Web: http://www.alfonsobesada.es

Hoy he visto una de esas películas de miedo sobre animales. Ya no se hacen películas como las de antes. Las de ahora, en lugar de dar miedo, provocan ataques de risa. Tantos efectos especiales por ordenador hacen que pierdan ese toque realista. Las anteriores a los noventa, daban pánico y te dejaban traumatizado de por vida. Me vienen a la mente recuerdos de mi último campamento de verano, allá por el noventa y uno. Tres chicos más y yo trabamos amistad: Jesús, Raúl y Alberto. Una de las primeras noches, tras librarnos de un tal Fernando, que se creía un poeta y nos torturaba con sus rimas infantiles; nos reunimos en torno a una lámpara de gas y sacamos el tema de las películas de miedo sobre animales marinos. Ninguno de nosotros había visto algunas de ellas, como «Tiburón» o «Piraña», menos de tres veces. Cintas que después de verlas te quitaban las ganas de bañarte en otro sitio distinto de tu bañera, y aún así, no le quitabas el ojo al tapón y al desagüe, por si una cría de tiburón se colaba por ahí y volvía el agua roja.
Después de esa noche, recuerdo que nos castigaron a los cuatro sin comer postre hasta el último día del campamento. Había un monitor gordo y con barbas, con un particular parecido con el actor que hacía de monitor también en la película «Piraña». Se llamaba Rogelio. Mis amigos y yo le cogimos miedo a meternos en la ribera y matábamos el tiempo jugando a las cartas o mirando a las chicas bañarse. Rogelio venía y nos insistía hasta el hartazgo para que fuésemos a nadar con los demás. Pero nosotros siempre poníamos excusas. Él conocía nuestros motivos para no pisar el agua, y aún así, se reía.
—Venga, chicos. Os prometo que si encontramos un tiburón, nos lo cenamos.
Nos comparaba con las chicas; nos dejaba caer que ellas demostraban tener más valentía que nosotros. Nos gastaba bromas pesadas. Días más tarde, en plena partida, lo oímos gritar en la ribera:
—¡Me devoran, me devoran las pirañas del campamento! Mirad cuánta sangre a mi alrededor. Esto parece el Nilo en tiempos de Moisés.
Cada vez tenía menos gracia. El «gordo barbudo», como lo empezamos a llamar después de ese día, se plantó delante nuestra, al final de un almuerzo, y nos prohibió tomar el postre hasta que accediésemos a meternos en el agua. Terminábamos de comer, y ahí se sentaba el tío, frente a nuestra mesa, comiéndose nuestros flanes o yogures. Raúl siempre andaba murmurando mientras lo hacía.
—Come, gordo, come. El día que unas pirañas te muerdan el culo en la ribera, mientras te las quitan de encima en la orilla, voy a reírme en tu cara y a ofrecerte mis flanes.
Rogelio nos hizo la vida imposible en aquel campamento. Sé que no hacía más que su trabajo, y que nosotros estábamos allí para pasárnoslo bien, pero siempre recordaré al gordo barbudo despertándonos por las mañanas al grito de: «¡Tiburón! ¡Tiburón! ¡Hay un tiburón en la ribera! ¡Todos arriba, que se zampa las tostadas!».

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4 comentarios

  1. 1. beba pihen dice:

    Hola, Alfonso:
    Me pareció un buen texto, con excelente manejo de la creación de personajes. Correcto el lenguaje.
    Tal vez un desenlace más dramático le hubiera venido bien. Igual, muy buen texto,
    Saludo.
    beba 192

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 03:28
  2. 2. Aussi dice:

    Buenos dias Alfonso:
    Un relato muy divertido, quizas me pide una chispa de humor para restar acidez a la experiencia traumatica de los muchachos.
    Por otra parte, expresiones como ” le cogimos miedo a meternos en la ribera” creo que se podrían mejorar.
    En general me he divertido leyendolo.
    Un saludo

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 10:48
  3. 3. Cecilia L dice:

    Hola Alfonso
    Ante todo !Feliz Navidad!

    Me ha parecido un relato ágil y bonito, acorde con la escena propuesta. Reitero el buen manejo de creación de personajes manifestado por Beba. Resalto, además, el buen uso de puntuación.

    Saludos Cecilia

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 17:21
  4. Felices fiestas, ante todo. Gracias por vuestros comentarios.

    Aussi, el relato está escrito desde la perspectiva del protagonista, es decir, usando sus palabras. Si lo hubiese escrito desde mi punto de vista, tal vez habría escogido otras palabras, o no, no sé. A veces cuesta salir de la mente de uno mismo y meterse en la de los personajes, usando sus propias palabras y el tono que ellos usarían. No obstante, tomo nota de tu aporte.

    Saludos.

    Escrito el 26 diciembre 2016 a las 19:33

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