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El ritual de los martes - por Sofib

El autor/a de este texto es menor de edad

Todos los martes de cada mes, mi padre me levantaba al amanecer con un pequeño silbido. Al principio, solía confundírmelo con el pequeño petirrojo de mi ventana y su dulce forma de despertarme. Luego de varios martes, comencé a ver las diferencias: la voz de mi padre era mas áspera, con un toque agudo. Al escuchar su llamado, volaba como un rayo por las escaleras a medio vestir por la excitación. Lo primero que veía era su gran sonrisa ladeada, que sólo podía significar una cosa: nos íbamos de campamento. Esta rutina era tan especial para mí como para él, que se tomaba un descanso semanal de su trabajo para "conectar con su muchacho". Después de decir esto, siempre me frotaba la cabeza con sus manos callosas y tibias.

Cuando llegábamos al claro del bosque que habíamos apodado "nuestra Zona", un plano terraplén situado cerca del lago, instalábamos las carpas, rasgadas de tanto uso, y nos esforzábamos por armar una gran fogata. Juntábamos ramas y ramas, y cuándo el tamaño nos complacía, llegaba el momento más esperado de toda la semana.

Mi padre, ceremoniosamente, sacaba un gran libro de su bolso. Lo analizaba lentamente, acariciando el lomo con una delicadeza increíble, lo giraba, lo daba vuelta y por fin, lo abría. Mientras el hacía su rito,yo me maravillaba de cómo las llamas anaranjadas se reflejaban en sus anteojos de carey y en las tapas brillosas de los libros, casi como si los absorbiera.

Y así, nos poníamos a leer. Él me había contado que su padre era un poeta, por lo que había crecido rodeado de historias. Y las contaba de una manera celestial, con un tono que incitaba a quedarse por horas embelesado escuchando. Nos quedábamos así, rodeados de ese aura mágica, hasta pasada la medianoche.

A veces, el libro elegido era un clásico, como Moby Dick o Mujercitas. Otras veces, eran policiales como los de Sherlock Holmes o de Ágatha Christie. Pero mis preferidos eran los libros de aventuras. Cuando mi padre sacaba Los viajes de Gulliver o Las mil y una noches, mis ojos se iluminaban de emoción.

Ésta tradición se mantuvo durante toda mi infancia. Cuando cumplí los trece años, mi padre se puso serio, algo que yo veía pocas veces en mi vida diaria, y me dijo que debíamos comenzar con la poesía. Yo en ésos tiempos era un chiquillo, y la perspectiva de leer poesía no me ponía exactamente feliz. Así que con un poco de cinismo de mi parte, nos adentramos en Shakespeare, Lorca y García Márquez. Por suerte, él me ayudaba con las palabras intrincadas y el análisis del significado de una frase. Debo admitir que aunque extrañaba mis libros de aventuras, la poesía no me disgustaba. -¿Por qué tanto problema para decir un mensaje simple?- preguntaba. Mi padre sonreía y me respondía siempre la misma frase: -porque, hijo, lo más simple de todo puede ser lo más difícil de decir-.

Hoy, mientras escribo mi primer poema dedicado a mi enamorada, hurgo entre mis recuerdos de los martes y escucho la voz de mi padre en mi cabeza repitiendo la frase y , por primera vez, la entiendo.

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5 comentarios

  1. 1. Isolina R dice:

    Hola, Sofib:

    He visto al principio que eres menor de edad. Me gustaría preguntarte cuántos años tienes porque creo que escribes muy muy bien. Enhorabuena, compañero.

    Pero como estamos aquí para mejorar, te diré algunas cositas mínimas.

    ―Repites “era/eran” ocho veces y has puesto que participabas en el reto opcional. No lo has cumplido. Esas formas verbales también son del “ser”.

    ―En: “Hoy, mientras escribo mi primer poema dedicado a mi enamorada, hurgo entre mis recuerdos de los martes y escucho la voz de mi padre en mi cabeza repitiendo la frase y , por primera vez, la entiendo” hay cinco posesivos (“mi/mis”). Convendría reducir alguno.

    ―Faltan algunas tildes como en “más áspera” y “él hacía”

    ―Sobra la tilde en: “cuando el tamaño” y en “en esos tiempos”.

    ―Procura que los adverbios en “-mente” no aparezcan muy cerca como en: “Mi padre, ceremoniosamente, sacaba un gran libro de su bolso. Lo analizaba lentamente”.

    ―En “lo daba vuelta” debe ser “le”. Has usado un loísmo.

    ―A veces no das el espacio tras la coma: “rito,yo”; o lo das antes de la coma: “la frase y ,”.

    ―A las palabras femeninas que empiezan por “a” acentuada se les ponen “el”, “un”, “algún” y ningún” para evitar cacofonía cuando van en singular y solo si están pegados a ellas: “el agua”, “un águila”… Los demás no: “esta agua”, “esa aura”…

    ―En los diálogos hay que usar rayas (―) no guiones (-).

    ―Como ejemplo de poeta no va muy bien García Márquez porque escribió novelas, cuentos, crónicas y artículos periodísticos.

    ―La palabra “cinismo” no pega muy bien donde la has usado.

    Ánimo. Llegarás lejos.

    Espero que mis sugerencias te sirvan.

    Saludos.

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 01:20
  2. 2. M.L.Plaza dice:

    Hola.
    Soy M.L.Plaza, del relato 79.
    Felicidades. Me parece una buena historia, muy bien contada.
    Yo sólo le veo problema a la palabra confundírmelo: me suena mejor confundirlo.
    Lo que menos me ha gustado es la relación de títulos y autores que pones. Hace que el texto suene muy didáctico y explicativo.
    Espero que sigas escribiendo.
    Feliz Navidad

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 20:50
  3. 3. Earendil dice:

    Hola, Sofib.
    ¿Dices que eres menos de edad? Me gustaría saber cuántos años tienes, pues considero muy valiente por tu parte participar en un taller donde el 95% de los participantes somos adultos.
    Eres el tercer texto por debajo del mío, así que me toca comentarlo.
    En la parte formal, Isolina R. ya ha hecho gran parte del trabajo, así que poco más se puede añadir.
    * “solía confundírmelo”, mejor “solía confundirlo”
    * “Al escuchar su llamado”, es una expresión que me resulta bastante extraña. No quiero decir con ello que no esté bien escrito, solo que en la zona donde vivo no suele usarse. Aquí se emplea “llamada”.
    En la parte del contenido.
    Me resulta curiosa la primera frase que has utilizado para abrir tu historia: “Todos los martes de cada mes”. ¿Te refieres a los primeros martes de cada mes? ¿A los últimos? ¿A los meses de verano o de vacaciones? Porque de todas maneras, me resulta un poco difícil de concebir que faltase al colegio o instituto todos los martes, incluso aunque solo fuera uno al mes.
    Salvo este pequeño matiz, veo el argumento muy bien hilvanado. La estructura está muy bien presentada y la lectura fluye fácilmente.
    Te felicito por tu trabajo. Mi enhorabuena.
    Un saludo y felices fiestas.

    Escrito el 20 diciembre 2016 a las 19:42
  4. 4. Sofia dice:

    Hola! Tengo actualmente 15 años. Les agradezco los comentarios y ¡a seguir mejorando!

    Escrito el 21 diciembre 2016 a las 04:59
  5. 5. Earendil dice:

    ¡Madre mía, solo quince años!
    Sigue así y llegarás lejos.
    Un saludo

    Escrito el 21 diciembre 2016 a las 22:35

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