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TRABAJO EN EQUIPO - por Lorena Cerdá Valenzuela

El autor/a de este texto es menor de edad

Lorena Cerdá Valenzuela, 11 años.
TRABAJO EN EQUIPO

Aquel día, iba caminando por la calle con mi madre. Ya estábamos a punto de llegar a las clases de guitarra cuando, pegado al cristal de una frutería, ella vio un cartel.
-¡Mira, Lorena!
Llegué corriendo, con la pesada guitarra en la mano.
-¿Qué? ¡Venga, se hace tarde!
-Lee esto. ¿No decías que querías apuntarte a un campamento este verano?
En efecto, y es que en el cartel ponía información detallada sobre el evento. ¡Era el momento perfecto!
-¡Guay! Enséñaselo a las madres de la clase del colegio, ¡y a ver si podemos ir algunos juntos!
Dicho y hecho. Mi madre cogió el móvil, echó una foto al cartel y la mandó por un grupo de la escuela. Inmediatamente, todos lo empezaron a comentar emocionados. ¡Si podíamos ir todos juntos lo pasaríamos en grande!

Por fin llegó el gran día donde todos nos vimos en el campamento. Después de hablar con los encargados sobre nuestra llegada, nuestras madres se despidieron de nosotros, y, cuando les dimos un abrazo, se marcharon.
No pasaron más de quince minutos cuando alguien tocó un silbato, y nos reunimos todos en la asamblea de los bancos de piedra. Los monitores nos explicaron que debíamos hacer equipos de cinco. ¡Caray, que suerte! Justo, de la clase habíamos ido cinco niños: Abraham, Antonio, Carlos, mi mejor amiga Marta y yo. Estábamos muy emocionados, saltando de alegría. Registramos nuestro equipo, y nos volvimos a sentar. Se suponía que a cada uno nos debían asignar retos como de orientación, buscar determinados objetos…
Nos parecía un buen objetivo el reto de orientación, pues, los que lo escogían debían ir siempre juntos, sin separarse, pasando por diferentes puntos de control, con palabras que teníamos que apuntar en una hoja. Había tres equipos con aquel reto, y, el primero que llegara de nuevo al campamento después de registrar todos los puntos de control con las palabras correspondientes, ganaría. Así que optamos por ése, el cuál parecía muy emocionante e interesante. Los retos serían al día siguiente, así que nos fuimos a dormir. Cada equipo dormía en una cabaña, la cual tenía cinco literas. ¡Las justas!
-¡Todos para uno y uno para todos! –gritamos.
Al día siguiente, nos despertó de nuevo el tremendo pitido, el cual nos indicaba que debíamos prepararnos para ir a desayunar a la cabaña central. Al terminar, todos nos volvimos a reunir en la asamblea para así ir preparando los equipos.
Para nuestro reto, nos dieron una brújula y un mapa. Cuando estuvimos en nuestros puestos…
-¡YA!
Echamos a correr como locos, mientras Carlos y yo, los más expertos, sosteníamos el mapa y la brújula. El primer control no estaba lejos. Había que subir una pequeña colina. ¡Qué buenos recuerdos del concurso de orientación de aquel mismo año!
Al picar el control, el cual tenía la palabra “poeta” corrimos hacia el bosque, donde había anaranjadas balizas para indicarnos el camino de vuelta al campamento si nos perdíamos. Sin embargo, los altos árboles no nos dejaban ver bien por dónde íbamos.
-¿Dónde estamos?
-No lo sé, sigamos adelante.
-¡Yo voy por aquí!
-Y yo te sigo.
-¡Si nos perdemos es por vuestra culpa!
Justo cuando continuábamos, oímos un quejido de dolor. Antonio y Carlos se dieron la vuelta corriendo y se reunieron con Abraham y conmigo, al ver a Marta habiendo caído en un pequeño hoyo.
-¡Ay, me duele! ¡No puedo subir!
-¡Debemos ayudarla!
-¡Entonces nunca ganaremos! –gritó Carlos.
-¿Sabes? Habrás ganado el concurso de orientación del año pasado, pero no eres un buen compañero.
Carlos se fue refunfuñando de allí.
-¿No hay por ahí alguna cuerda? –grité-. ¡No hay tiempo de pedir ayuda!
-¡Marta, trata de subir! –exclamó Antonio.
-¡No puedo, tengo sangre!
-¡Esperad, yo tengo una idea! ¡Las balizas! -chillé de repente-. Podemos utilizar las cuerdas de las balizas para sacarla de ahí.
Así lo hicimos. Desatamos las balizas, le lanzamos las cuerdas a Marta y tiramos con todas nuestras fuerzas.
-¡Necesitamos más ayuda!
-¡Carlos! ¡Carlos! –gritamos entre todos, desesperadamente.
Nuestro amigo, no muy lejos de allí, casi perdido, escuchó las voces y pudo volver sobre sus pasos. Entre todos, y aunque él estaba un poco enfadado, tirando fuertemente, sacamos a Marta, y, aunque cojeaba, corrimos al campamento todos juntos para buscar ayuda.
Al final, no ganamos, pero Carlos aprendió una valiosa lección. Y, todos los veranos, recuerdo aquel campamento en donde lo pasamos de maravilla todos juntos. Y nuestro lema:
-¡Todos para uno, y uno para todos!

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8 comentarios

  1. 1. Alejandro Urdiales dice:

    Enhorabuena Lorena, tu historia es sencilla , pero está contada con mucho ritmo.
    No he visto faltas de ortografía. En los guiones debes usar el guión largo, y hay algunas reglas que tienes que revisar. Aquí te dejo un enlace donde se explica muy bien:

    http://www.tintaalsol.com/2010/10/guiones-signos-puntuacion-en-dialogos/

    Sigue escribiendo, tienes madera de escritora.
    Un abrazo.

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 22:34
  2. 2. Yoli dice:

    Hola, Lorena.
    Gracias por comentar mi relato. El tuyo me ha gustado, explicas muy bien como son los campamentos y como la amistad es más importante que un concurso. Por cierto, no hace falta que escribas el titulo en el relato, con que lo pongas en el sitio donde pone “Titulo” ya es suficiente. Te seguiré leyendo. Saludos.

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 14:10
  3. 3. María Requena dice:

    ¿11 años?¿De verdad? Pero si está escrito como una profesional!! Enhorabuena! Me he quedado alucinada, está fenomenal. No dejes de escribir. Abrazos!

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 16:33
  4. 4. Lorena Cerdá Valenzuela dice:

    Alejandro Urdiales. ¡Muchísimas gracias! Me pasaré por el lik. ¡Un abrazo a ti también!

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 20:55
  5. 5. Lorena Cerdá Valenzuela dice:

    ¡Muchísimas gracias a todos! A Alejandro Urdiales por sus consejos, a Yoli por su recomendación y a María Requena por su ánimo. ¡Un abrazo a todos!

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 20:56
  6. 6. José Tapia dice:

    Que lindo, si a los 11 escribes de esa forma, no me imagino las obras con que nos vas a deleitar en poco tiempo, de verdad tienes talento, es hermoso saborear en tu relato la frescura de la época, hablas de la tecnología que para ti es cotidiana, cuando yo tenia 11, el mensaje del aviso no habría tardado un segundo en llegar a un grupo, tal vez lo mas rápido seria uno o dos días.
    Te felicito. nos leemos, yo estoy cerca de ti, en el 133.

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 21:20
  7. 7. Lorena Cerdá Valenzuela dice:

    Muchas gracias, José Tapia, te leeré. ¡Un saludo!

    Escrito el 20 diciembre 2016 a las 17:43
  8. 8. María Esther dice:

    Lorena, felicitaciones, escribes con mucha soltura; por tus expresiones deduzco que eres muy buena lectora desde hace muchos años.
    Es un relato fresco y ameno, que valora la amistad, la solidaridad y el buen compañerismo por encima del individualismo y la competencia.
    Soy Maritel en el 101

    Escrito el 26 diciembre 2016 a las 04:24

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