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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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A tiempo de enamorarse otra vez - por JOSE VICENTE PEREZ BRIS

De nuevo volvió a ver el anuncio. Hasta entonces, nunca le interesó en demasía. Aquella vez fue distinto. Un campamento de escritores. Todo un reto tentador. Dos semanas para escribir en una soledad acompañada por otros colegas.
Lo único que le retraía era el precio de la aventura. Seiscientos euros, todo un capital. Conocía gente que no los ganaba al mes.
Anaís Portela, un modesto contable de club de fútbol, deporte que no le atraía en absoluto, soñaba con convertirse en escritor profesional. El trabajo le absorbía diez, once horas al día. Escribía pasada la medianoche. Cuentos cortos, microrrelatos, pequeños opúsculos para no perder el hilo. Con frecuencia sufría lapsos de días, semanas y hasta meses sin plasmar una palabra. Bloqueos constantes, rachas de folio en blanco.
Clara, su esposa, era la única que aún creía en él. Hicieron números y con gran esfuerzo, se inscribió en el campus, sacrificando la mitad de las vacaciones anuales. Partió en tren una mañana de abril. En el vagón restaurante trabó amistad con Ana, una joven poeta que acudía también al evento. Hablaron de libros y trabajos respectivos.
El viaje fue placentero. Hasta les dio pena llegar al destino. Un pequeño pueblo en el centro de la meseta castellana. Conocieron a los demás. Otras dos mujeres y tres hombres. Todos con ganas de escribir sin parar y alcanzar el triunfo.
La persona que les recibió les recordó las condiciones del retiro. Solo aquellos que presentasen una obra acabada o en una fase muy avanzada, serían reclutados por la editorial organizadora. De ellos, solo uno llegaría a ver publicado el trabajo. Todos asintieron al unísono.
Una vez solos en la cabaña habilitada para cada concursante, empezaron un horario espartano. De ocho de la mañana a dos de la tarde, escritura en soledad. A las dos en punto, un golpe en la puerta les indicaba que una bandeja repleta de sabrosas viandas, esperaba en el suelo del porche. Era un rato feliz. Anais comía con ganas, pese a no haber escrito más de dos párrafos. La tarde era suya por entero. Se echaban la siesta, paseaban, corrían, lo que quisieran.
Luego, a las siete, se reunían en el “gran edificio”. Y cenaban todos, intercambiando recuerdos, que no experiencias, ya que el miedo a desvelar sus ideas les atenazaba. Así que contaban mentiras, deseando que el reloj diera la hora de retirarse a la choza. Allí, Anais podía volver a mojar la almohada, con las lágrimas de la frustración.
Terminaron los catorce días y la organización requirió el trabajo realizado. Anais apenas tenía cinco páginas. El coach miró primero los folios y luego al autor. Le preguntó por su pobre aportación. Silencio. Volvió a preguntar por el interés que aparentaba en la entrevista previa. Esta vez fue un encogerse de hombros. El responsable recogió las páginas y se marchó a la siguiente cabaña. El resto había cumplido su objetivo. Novelas encarriladas, colección de cuentos encauzados o piezas de teatro terminadas.
En la cena de la víspera a partir, solo Anais permaneció callado. Pese a las preguntas de los compañeros, rehusó comentar su obra, ni para bien, ni para mal. Ofendidos, empezaron a meterse con él. Le tildaron de fracasado. Sólo Ana salió en su defensa. Ella había terminado un poemario, pero no por ello se enorgullecía.
Al día siguiente, perdieron el tren a posta, para no encontrarse con el grupo. Estuvieron hablando todo el viaje. Cuando el convoy llegó a término, solo bajó Anais. Su compañera, había quedado atrás. Clara fue a recibirle. Le notó cambiado. Un fugaz beso y la premura por tomar un taxi para volver a casa y ponerse a escribir. Durante el siguiente mes, Anais se comportó como un autómata. Nada más volver del trabajo, se encerraba en su despacho y escribía como un poseso. La relación con Clara se fue deteriorando. Transcurrido el mes, la primera novela quedaba lista.
Luego, media hora de charla una noche, para explicarle a ella que estaba enamorado y que iba a dejarla. Sin más. A posteriori, Clara se enteró que arregló todo con un abogado sin consultarle. En pocos días, toda una vida construida, se desmoronaba. Y aquel campamento, fue un antes y un después en la vida de tres personas. Tres personajes en busca de un autor, que les metiera en una obra cuyo final fuera feliz.

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6 comentarios

  1. 1. SBMontero dice:

    La idea no es mala, pero es mejor mostrar que contar.

    Un saludo.

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 02:12
  2. 2. SBMontero dice:

    Le he dado vueltas y, aunque me resista, porque voy a tener que ser más “conciso” con el comentario, eres uno de los tres autores que tengo justo después de mi relato y por poco que me guste no estaría cumpliendo con lo que me he comprometido al participar en el taller.

    Antes de comenzar sí quiero que entiendas que mi comentario anterior resume todo lo que voy a exponer ahora, SIEMPRE mostrar.

    Primero lo grueso.

    Quede claro, repito, la idea NO es mala, para nada, una vez dicho esto…

    La arquitectura argumental, o la estructura narrativa, no es encadenar hechos en un texto, es hacerlo de forma que enganche al lector. ¿Qué quiero decir? Que la estructura narrativa depende de unos factores determinados: Descripciones, diálogos, exposición y desarrollo de personajes -se podría decir que la transgresión de estos factores en un momento dado puede configurar el carácter de la lectura, o el estilo del escritor, pero no es el caso-. En este texto sólo se ve una concatenación de actos que, al final, al más puro estilo “Mi diox me llama“, más conocido como el truco de la secta, da una salida estrambótica, pero no por ello menos lineal. Una pena.

    ¿Cuál creo que es el problema? Personalmente tengo la impresión de que quieres contar algo, pero llegado el caso te das cuenta de que contarlo en setecientas cincuenta palabras puede ser algo complicado, o peor, pillaste el procesador de texto, metiste la marcha y como te quedó, pues oye, te quedó.

    Hay que currárselo más, máxime cuando sabes que, se supone, va a leerlo más gente.

    Yendo a lo chinijo…

    Hay momentos en los que te sobran palabras: “Una vez (en sus cabañas individuales) solos en la cabaña habilitada para cada concursante“; momentos en los que te faltan: “Así que contaban mentiras (¿Por ejemplo?), deseando que el reloj diera la hora de retirarse a la choza“; hay problemas evidentes con la puntuación, desde las comas a los puntos y seguido, pasando por los puntos y aparte…

    Aunque como digo siempre, lo chinijo se soluciona leyendo mucho, escribiendo mucho, repasando lo escrito, revisando las formas. En esto TODO es subsanable, lo grueso ES peor.

    Un saludo.

    Escrito el 17 diciembre 2016 a las 13:55
  3. 3. Berundgaar dice:

    Hola, José Vicente.
    Yo no sé tanto como los compañeros así que no te voy a corregir ncis máxime cuando otros ya lo han hecho y tan exhaustivamente.
    Sólo puedo decirte algo: la historia está bien, sólo da la impresión de que querías contar algo más y te has quedado sin espacio. Una lástima, porque la cosa estaba interesante.
    Y lo de la ruptura no se puede resumir en tan pocas palabras, hay que profundizar algo más. Te lo digo por experiencia. Estoy inmerso en una y tu historia no me ha dejado lo suficientemente triste. Y te aseguro que, últimamente, lloro por nada.
    No te desanimes. Creo que tienes un gran potencial. Y desde luego, voy a buscarte en cada edición para continuar leyéndote.
    Un saludo.

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 10:32
  4. 4. Anael dice:

    ¡Hola Josevi!

    Muchas gracias por tu amable comentario, me alegro que hayas podido disfrutar de mi relato. Ahora vamos con el tuyo.

    La idea es buena pero creo que habría que desarrollarla un poco mejor. Tengo la sensación de que tratas de abarcar mucha historia en poco espacio y eso va en detrimento de la experiencia lectora. Es decir, creo que has contado todo lo que querías contar, pero no llegas al lector porque le falta contacto con los peronajes. El final me parece un final muy duro, sobre todo porque nno sabemos ni cómo es Clara ni cómo es Ana ni cómo es Anaís. No puedo empatizar con nadie. Bueno, sí, empatizo con la mujer, con Clara, que hace un esfuerzo enorme por su marido y él luego la deja tirada. Me parece fatal. Creo que a esto es a lo que se refieren los compañeros cuando te comentan que hay que mostrar más y contar menos. No hay que encadenar hechos sino despertar emociones con pequeños detalleso dando a conocer a los personajes.

    La forma me parece que está bien cuidada aunque he visto algún fallo de puntuación y otras cosas que te señalo a continuación para ir mejorando. Vaya por delante que todo lo que digo son sugerencias:

    1. “Hasta entonces, nunca le interesó en demasía. Aquella vez fue distinto.” Como pones hasta entonces, creo que el tiempo a utilizar después sería “había interesado”, es decir. no le había interesado hasta entonces y aquella vez fue distintó, aquella vez sí que le interesó. La frase quedaría así:
    Hasta entonces, nunca le había interesado en demasía. Aquella vez fue distinto.

    2. “Dos semanas para escribir en una soledad acompañada por otros colegas.” ¿Es la soledad la que está acompañada? Si es así, el verbo concuerda con el sustantivo, pero creo que queda raro. Si no es así, eliminaría el una que precede a soledad y concordaría el verbo con el sustantivo. Así:
    Dos semanas para escribir en soledad acompañado por otros colegas.

    3. “A las dos en punto, un golpe en la puerta les indicaba que una bandeja repleta de sabrosas viandas, esperaba en el suelo del porche.” Eliminaría la segunda coma, ya que es la bandeja la que espera en el suelo del porche. Creo que no procede la coma en ese sitio. Quedaría asi:
    A las dos en punto, un golpe en la puerta les indicaba que una bandeja repleta de sabrosas viandas esperaba en el suelo del porche.

    4. “Allí, Anais podía volver a mojar la almohada, con las lágrimas de la frustración.” Lo mismo que lo anterior. Anais moja la almohada con las lágrimas, creo que la coma también sobra. Así:
    Allí, Anais podía volver a mojar la almohada con las lágrimas de la frustración.
    Por cierto, ¿Anaís lleva tilde o no? Lo has escrito de las dos fomas y ya no sé cuál es la correcta. Además, yo creía que Anaís era un nombre de mujer. ¿Con tilde es de mujer y sin tilde de hombre? ¿O simplemente es na errata y lleva tilde en todos los casos?

    5. “rehusó comentar su obra, ni para bien, ni para mal.” La frase está en positivo aunque el significado sea negativo (que no la comentó), por lo que creo que el ni no tendría que ir allí. Quedaría así:
    rehusó comentar su obra, para bien o para mal.

    6. “Luego, media hora de charla una noche, para explicarle a ella que estaba enamorado y que iba a dejarla.” Cuando pones algo entre comas suele ser porque se puede omitir y es una aclaración. Este no es el caso, por lo que hay que eliminar comas. El luego no me parece un buen introductor de párrafo, queda muy coloquial. Lo cambiaría así:
    Y finalmente, media hora de charla una noche para explicarle a ella que estaba enamorado y que iba a dejarla.

    En resumen, veo que has cuidado bastante la forma y creo que la idea de la historia es buena, pero creo que demasiado larga para ser un relato corto porque te obliga a escribirlo todo sin poder mostrar nada. Yo he acabado indignada con todos lo personajes menos con Clara. No sé si era esa la intención ^^’

    Ánimo escribiendo, sigue trabajando.

    ¡Un abrazo!

    Anael

    Escrito el 19 diciembre 2016 a las 17:42
  5. 5. Marián dice:

    Siempre me sorprende la magia de la escritura cuando es leída. Me refiero al hecho de que un único relato se convierta en tantos como lectores tenga. Esto es algo que se ha hecho evidente con tu relato y los comentarios que has recibido.
    Me han gustado tu idea y tu obra. Como ya te han comentado, yo también creo que es una historia muy larga pero a mí me parece que está muy bien resumida. No está todo contado por lo que el lector tiene que completarla con su imaginación. El final me parece muy valiente.
    Saludos,

    Escrito el 21 diciembre 2016 a las 20:22
  6. 6. Rosalia Ds dice:

    Hola Josevi:

    Tu historia me ha echo recordar un poco a mi. Poder concentrarme en aprender escribir y poder compartir con los compañeros los miedos, las dudas y, como no, hacer frente al síndrome del folio en blanco.

    Eso es lo que me inspiraba tu historia y no una historia de amor y desamor

    Para eso tendrías que dar a conocer si hay algún problema entre ellos o si fue un flechazo.

    Son cosas que yo sufro mucho cuando tengo que escribir en tan poco espacio..

    Pero para eso lo hacen para poder argumentar en pocas palabras toda una historia.
    Sin duda creo que lo hubieses conseguido si te hubieras concentrado mas un tema

    Por lo demás creo que tienes facilidad de palabras y sabes manejarlas muy bien. .

    Tu historia es bonita pero puede mejorar

    Ánimos que yo también necesitó de vuestras opiniones para poder ir mejorando como escritora.

    Desearte unas felices fiestas y un prosoero año nuevo.

    Escrito el 27 diciembre 2016 a las 10:33

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