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La vida salvaje - por Oliveira

La escasa luz del fuego apenas alcanzaba para verse los rostros. Solo podía escucharse el crepitar de las llamas. Todos permanecían atentos, expectantes a la voz.

«El lobo abrió sus fauces, mostrando sus dientes de plata. De repente, sus garras rasgaron el aire y, crash, el corazón de hojalata del robot quedó hecho añicos.»

Nadie se movía. Todos le miraban. Entonces, el monitor aulló con todas sus fuerzas, lanzando sus garras al aire. Uno de los chicos se escondió detrás del tronco donde se sentaba mientras otros cerraban los ojos con todas sus fuerzas. Fin de la historia.

Los chicos se miraron unos a otros. El monitor echó un poco más de leña al fuego. La luz permitió ver bien las caras de los demás. Empezaron a escucharse algunas risas. Los codazos en el hombro se sucedían. ¿Miedo? ¿Yo? No sé qué significa eso. El monitor sonreía satisfecho. Ojalá sus dotes de poeta se parecieran algo las de narrador, seguro que Ana no se le habría escapado. Embebido en sus pensamientos, el monitor vio como los niños se habían calmado. Volvían a mirar al centro del círculo fijamente. Él también se ensimismo con la visión del fuego. Cuando se dio cuenta, se marchó a llenar el cubo con agua. Cuando volvió, los chicos no se habían movido ni un ápice. Por un momento, creyó que estaba haciendo mal rompiendo el conjuro que les atrapaba. Les dio las últimas instrucciones para el día siguiente y echó el agua por encima de la hoguera. Llegó la hora de dormir. Los niños marcharon a sus tiendas y el monitor regresó a su cabaña, esperando que Ana le dejara dormir esta vez.

Con todo el campamento en sombras, se comenzaron a escuchar cómo se rompían las ramitas. Algunos niños habían vuelto a salir de sus tiendas y se reunían otra vez en círculo, alrededor de los restos de la hoguera. No tardaron en recuperar la formación al completo. Marcos rompió el silencio: «No puedo dormir. No quiero que el campamento se termine.» Todos coincidían con él. No querían que el campamento pasara, que todo se convirtiera en recuerdos. Uno de ellos propuso la solución. Imitarían al lobo de la historia, vivirían en el bosque, sin ningún robot ni teléfono móvil que los localizara. Todos acordaron abandonar sus teléfonos en las cenizas y no volverlos a coger. Algunos empezaron a aullar como los lobos, otros les siguieron y una jauría de niños empezó a hablarse en gruñidos, todos apoyados en sus cuatro patas. Pronto, entre aullidos, algunos comenzaron a tumbarse en los troncos. Los gruñidos dejaron de oírse y el bosque volvió al silencio de la madrugada. Los niños se habían quedado dormidos soñando despiertos.

Al día siguiente, el monitor se encontró a los chicos durmiendo en el suelo. Parecían pequeños cachorros echándose la siesta. Cogió de sus tiendas los sacos de dormir y los tapó, uno a uno. Sus padres aun tardarían en llegar, mejor que durmieran un poco más. Vio una especie de luz entre las cenizas. Con un palo, removió los restos para encontrar una pila de teléfonos móviles. Sonrió. Sacó un boli y empezó a escribir un poema en su vieja libreta. Esta vez conquistaría a Ana. Ya tenía el título perfecto: “La paz de la vida salvaje”.

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6 comentarios

  1. 1. Servio Flores dice:

    Oliveira, el relato me confunde hasta cierta parte, me impresiona algo futurista al inicio. El cuento entrecomillado, no me queda del todo claro. Siento que falta desarrollar los personajes de la historia, volverlos reales, poder sentirlos,identificarnos con ellos.
    La mención de “el monitor” me hizo imaginar una pantalla, me hubiera gustado una breve descripción, a penas sabemos de su relacion con Ana, a quien tampoco llegamos a conocer.
    Creo que puede mejorarse, da para más. Saliendo del marco de las 750 palabras, estructurando, la historia y poniendo algunos dialogos, los cuales extrañé, creo que el relato alcanza su potencial.
    Me gusta la acción de los niños, espontanea y liberadora.
    Oliveira, lo invito a leer mi relato y a dejar sus observaciones.
    Saludos.

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 06:25
  2. 2. Menta dice:

    Buenas noches Oliveira: Tu relato me ha gustado porque todos los personajes salen triunfantes después de estar en contacto con la naturaleza. Además has incorporado las tres palabras que exigía el reto con mucha habilidad. Me gusta tu estilo de escribir porque sugiere más que dice.

    He encontrado algunas cosas que te voy a decir por si te viene bien meditarlas, cambiarlas o incluirlas en el texto:

    1. El punto final va siempre detrás de las comillas. Tú lo has puesto delante en:
    «El lobo abrió sus fauces, mostrando sus dientes de plata. De repente, sus garras rasgaron el aire y, crash, el corazón de hojalata del robot quedó hecho añicos.»
    Y
    “No quiero que el campamento se termine.» En el quinto párrafo.

    2. Algunas veces repites palabras o frases en un mismo párrafo. Para obtener mayor riqueza léxica puedes dejar tal como está una vez y cambia el resto de las veces por una equivalente. Se repiten: chicos, niños, monitor, fuego. También: Con todas sus fuerzas, dos veces en el tercer párrafo.
    “Cuando se dio cuenta, se marchó a llenar el cubo con agua. Cuando volvió, lo…” En el cuarto párrafo.
    3. Utilizas algunos verbos demasiado genéricos como “ver o verse “, que podrías sustituir por otros verbos más concretos semánticamente, como “distinguir, observar, percibir ” etc.
    4. Creo que le falta una –a- antes de -las de narrador -: Ojalá sus dotes de poeta se parecieran algo (a) las de narrador, seguro que Ana no se le habría escapado.
    5. Le falta el acento en ensimismó: “Él también se ensimismo con la visión del fuego”, en el cuarto párrafo.
    6. Me parece que es mejor sin la coma después de -por un momento-: Por un momento creyó que estaba haciendo mal rompiendo el conjuro que les atrapaba.
    7. Dices: -removió los restos para encontrar una pila de teléfonos móviles.- Creo que aquí la palabra pila significa: montón. Al principio había pensado que se refría a batería, a la que también se llama pila.
    8. Pones: -Sacó un boli- En literatura estos diminutivos es mejor no ponerlos y poner el nombre entero. -Sacó un bolígrafo.
    9. Tu monitor, se ha convertido en un gran poeta, ya tiene el título de su poema con una contradicción preciosa: “La paz de la vida salvaje”.
    Me ha gustado analizar tu texto, espero que mis observaciones te sirvan algo. Muchas gracias por compartir tu relato con todos nosotros. Te deseo Feliz Navidad.Menta

    Escrito el 18 diciembre 2016 a las 23:24
  3. 3. tyess dice:

    ¡Ah, la infancia! Todo “se resuelve” tan fácil.
    Faltó algo que dijera que sube la voz al hacer el “crash” cuando cuenta la historia. En cambio lo del aullido quedó genial.
    Tampoco me convence la sonoridad de ese título que le pondrá al poema, pero el poeta sabrá. n_n

    Escrito el 22 diciembre 2016 a las 16:35
  4. 4. Clau Cruz dice:

    Hola Oliveira

    Me ha gustado tu relato, con los detalles que los compañeros ya te han señalado antes.

    En lo personal coincido con Servio, en que al principio lo del “monitor” me ha confundido un poco.

    Sigue escribiendo, que para todos los que participamos en este taller estoy segura es nuestra pasión.

    ¡Felices fiestas!
    Saluditos.

    Escrito el 22 diciembre 2016 a las 19:18
  5. 5. Abigail dice:

    Hola
    Es un lindo relato, pero creo que el límite de palabras no le dejó explayarse como hubiera querido.
    En mi opinión, creo que el cuento que está entre comillas hubiera quedado mejor con el guion del dialogo, ya que era el monitor él que estaba hablando, también lo que dice Marco.
    Me gusta esa frase “Los niños se quedaron dormidos soñando despiertos”
    No tengo mucho más que agregar a lo que ya te comentaron. Es una historia tierna, con la imaginación de los niños y el monitor intentando conquistar a quien le quita el sueño.
    Gracias por tu comentario en mi relato.
    ¡Felices fiestas! Saludos.

    Escrito el 23 diciembre 2016 a las 06:34
  6. 6. Oliveira dice:

    ¡Hola a todos!

    Aprovecho el último día del mes y del año para agradecer vuestros comentarios. Estoy deseoso de participar ya el mes que viene y desearos mucha suerte a vosotros también.

    Todos vuestros consejos están apuntados. ¡A seguir aprendiendo!

    ¡Nos leemos en 2017! ¡Feliz Año!

    Escrito el 31 diciembre 2016 a las 17:32

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