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Contemplación - por Arnoldo Supiar

Se giró al escuchar el grito y con él toda la grada. Y el estadio también lo contempló en silencio. Los jugadores y el árbitro, con sus pantalones cortos, miraban extasiados hacia el lugar del grito y la hierba pisoteada recuperaba su posición natural. Los porteros se pusieron en jarras. Los del banquillo también giraron sus cabezas. Aunque era uno de los últimos partidos, la liga quedó suspendida porque el asombro se extendió a toda la tierra y se produjo un acontecimiento de hibernación planetario.
Fuera del estadio la gente no pudo sustraerse al encanto de la palabra declamada. En los bares y cafeterías, camareros y clientes. En las calles, barrenderos y policías. Dejaron el pico y la pala quienes construían casas. Más allá de la ciudad, marineros, agricultores, ganaderos. Los animales, domésticos y salvajes, quedaron cautivados. Las aves planearon hasta posarse y los peces se mantuvieron estáticos, al pairo de mareas, corrientes y oleajes. Las piedras dejaron de rodar y el mar de golpear acantilados. Y las nubes se detuvieron y las gotas de agua que saltaban bailaron lentamente oscilando en el aire. Se detuvo el atardecer permaneciendo ocre sin transiciones.
Esta falta de actividad externa propició la reflexión de todos. Y todos dejaron pasar el tiempo contemplando la palabra desnuda de significado. Todos contemplando la palabra, degustando su serenidad, disfrutando la paz. Cautivados por la palabra, por el grito sordo deambularon pensamientos pausados. Qué fuerza la de aquel verbo que envolvía a los seres. El pensamiento inactivo en la contemplación, sin maquinaciones. Aquel grito, en aquel momento, dejó la palabra libre de significado, de forma, de idea. Cautivadora palabra sin significado. Viéndola toda, sin lexema, sin morfema, sin estructura. Ni siquiera hubo imágenes. Muy pronto expiró el sonido pero, como un eco, reverberó en las almas. Se extendió el deseo de dar gracias.
Y echaron a volar sus sentimientos. Descubrieron nuevos colores. Las formas del viento se trasladaron al pensamiento. La textura del agua inundó la memoria. Chapotearon los recuerdos y se mezclaron con el futuro. La voluntad hizo un bucle indoloro. Los hábitos sorprendieron al enigma. Y las flores se marchitaron para producir aromas. Bailaron los conceptos y las notas musicales se suspendieron en el éter.
Y así pasó un año. Los jugadores y el árbitro comenzaron a sentir frio en sus pantorrillas. Los camareros el peso de sus bandejas. Los barrenderos y policias y los que construían casas. Las aves rigidez en sus cuellos. Los peces gravidez en sus aletas. Las vacas con sus ojos grandes y acuosos. La gente ganas de vivir. Y todo comenzó a rodar de nuevo. Cada cual volvió a su trabajo y a las colas del hiper, a cuadrar las cuentas y a llevar a los niños al cole. Volvió la normalidad. Una normalidad tan normal que nadie percibió que todo era más dulce. Pero no había pasado un año. Tan solo cinco segundos.

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5 comentarios

  1. Hola, Arnoldo:
    Acabo de leer tu relato y lo encuadro dentro de un surrealismo desbordado o dentro de una realidad mágica que exalta el ánimo. Está bien, pero yo me quedo sin saber qué pasa con ese grito que solivianta a medio planeta. ¿Por qué se ha producido? No lo dices. Simplemente se produce el grito, se paraliza todo y al cabo de cinco segundos, que pude ser medio año, todo vuelve a la normalidad, y no das más explicaciones y yo siento que no he entendido nada.
    No voy a decir que esté mal escrito, porque no lo está. Tu texto rezuma poesía. Es…, vamos a decirlo: una especie de orgasmo que lo sacude todo. Es puro poema y está bien hilvanado, pero ¿y el contenido?, creo que aquí falla. Te has explayado y has escrito por escribir, lo que te ha ido viniendo a la cabeza, y eso está muy bien, demuestras ser un escritor de garra, pero hay que decir algo… y aquí has fallado. Lo tuyo es un cúmulo de palabras muy bien puestas; como expresión artística me ha gustado mucho, como historia no existe. De todas maneras es mi opinión y puedo estar equivocado, pero te felicito porque has hecho que lo leyera de un tirón.
    Saludos. Estoy en el 175

    Escrito el 17 enero 2017 a las 20:59
  2. 2. Arnoldo dice:

    Hola Manuel:
    Muchas gracias por tu comentario. La verdad es que lo que me dices me llena de satisfacción porque efectivamente el relato era un ejercicio de expresión artística. Era lo que pretendía. Lo demás queria dejarlo a la imaginación del lector, pero quizas tengas razón en que debo cuidar más la historia. Gracias otra vez y un cordial saludo,
    Arnoldo

    Escrito el 18 enero 2017 a las 12:51
  3. ¡Buenas tardes!
    Disfruté mucho el relato, Arnoldo, bajo la premisa del ejercicio creativo y la experimentación libre. Es fresco, espontáneo. Acá en Literautas nos dan esa oportunidad precisamente, y considero que el arte de escribir merece ser asumido de esta forma “contemplativa”. Por consecuencia, el amigo Manuel complementa con su útil sugerencia, lo que te permitirá destacarte a futuro mucho más en este oficio, ¡sin lugar a dudas! ¡Sinceramente,vas muy bien encaminado! Mis saludos cordiales, estoy en el peldaño 238.

    Escrito el 19 enero 2017 a las 17:48
  4. 4. Verso suelto dice:

    Hola Arnoldo, yo me he sentido atraido por tu relato exactamente por el tiempo que dura hasta que dices “Así paso un año”. Ese cuento no se merece ese final, lo despanzurra. Entiendo que era muy dificil salir de donde te habías metido pero creo que habría sido mejor dejarlo del todo abierto.
    Pero el instante me ha parecido formidable, mientras lo he leido he sentido como “la voluntad hacía un bucle indoloro, los hábitos sorprendian al enigma y las flores se marchitaban produciendo aromas.
    ¡Enhorabuena!

    Escrito el 23 enero 2017 a las 17:31
  5. 5. Andrea dice:

    Hola Arnoldo,

    Casi se me pasa el mes sin comentar, pero aquí estoy finalmente.
    Al principio me pareció que el grito era porque alguien estaba marcando un gol; cuando todo el mundo se queda quieto pensé que era por ese momento de expectación en el que parece que se para el tiempo, cuando no sabes si va a entrar o no. Al final lo solucionaste de forma un poco más “surrealista”, lo cual no queda mal, pero me hubiera gustado saber qué realmente fue lo que hizo parar el tiempo, por qué volvió todo a la normalidad y si pasó un año o solo cinco segundos.
    Estos detalles aparte, personalmente me encantan este estilo de historias. Me gusta mucho como enumeras todas y cada una de las personas/animales/cosas que se quedan petrificados; lo imagino claramente como si fuera una película de Wes Anderson. Me gusta, además, como todo el mundo vuelve a su rutina y nadie se da cuenta de nada.

    Un saludo

    Escrito el 27 enero 2017 a las 19:41

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