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SIEMPRE VUELVEN - por maria jesus hernando navas
Se giró al escuchar el grito. Conocía bien aquel alarido brutal que ahora surgía de detrás de la farola, apenas a diez metros del portal de su casa. Había salido porque necesitaba estirar las piernas y fumar, al menos, un cigarro para tratar de calmar su desasosiego antes de irse a la cama. Iba sola. No consintió que Midas la acompañara a pesar de que el animal movía el rabo sin descanso y dirigía su hocico a la correa que colgaba del llavero. Clara no se encontraba bien y prefería dejarla acompañada. El animal la protegería. A ella no iba a sucederle nada porque desde la orden de alejamiento, dictada tres meses atrás, no había visto merodear a Humberto cerca de ella. No había habido SMS, ni llamadas perdidas, parecía definitivamente lejos de sus vidas. Además, en media hora estaría de vuelta en casa.
11,30 p.m.
Tina se había quedado inmóvil durante un instante, pero decidió seguir con su paseo. Se negaba a volver a dar vida a los viejos fantasmas que tanto le había costado comenzar a ahuyentar. No obstante aquel grito le había traído, una tras otra, imágenes de su otra vida, la que estaba consiguiendo dejar atrás.
De las primeras miradas, sus risas cómplices y sus paseos había pocas, ni siquiera sabía si aquello había sucedido de verdad o se lo había inventado para poder sobrevivir. Después instantáneas de discusiones, caras desencajadas, bofetones, y ella tirada en el suelo. Un bebe llorando …., una vez -la primera, que pasó por alto- dos, tres hasta no sabía cuántas. En tan pocos años juntos eran incontables las ocasiones en las que se habían repetido las mismas escenas. Tina resollaba.
11,31 p.m.
Alrededor del cuello un brazo, ese que pertenecía a quien nunca la había querido, le cortaba la respiración. Intentó zafarse con un empujón hacía atrás, pero fue demasiado flojo para librarse de él. Sin embargo, aprovechando ese impulso débil, él la había derribado. Contra el suelo y un corpachón de más de cien kilos sobre su espalda, no tenía escapatoria.
11,32 y 11,34 p.m.
Le tapó la boca con cinta aislante y comenzó a descargar sus puños sobre ella. Solo quería darle su merecido, repetía en susurros, que se llevara en su propio cuerpo y hasta en el alma toda la amargura que le había generado desde que la conoció, repetía sin levantar la voz. Brazos, cara, piernas, espalda…estaban sufriendo un frenesí enloquecido del que no podía defenderse.
11,35 p.m.
Tina, casi inconsciente, vio que el portal de su casa se abría. Midas salía ladrando en corto pero muy fuerte y venía hacia ellos a grandes saltos, cargándose de energía en cada una de sus zancadas. Con la última, alcanzó su objetivo. Obcecado, Humberto , no le había visto venir. Ahora, boca arriba y con las dos patas del animal sobre su pecho, se daba cuenta de que quizá no tuviera compasión de él, pero miraba desafiante a Midas, como midiendo sus fuerzas. Tina libre y malherida vislumbraba tras los cristales del patio de su casa una figura que le parecía conocida. Era Clara, en su móvil marcaba tres sencillos números:112. Cuando terminó de hablar estiró los brazos hacía su madre, mientras las lágrimas le lavaban la cara demacrada.
Hola Maria Jesús.
Tu relato me ha impactado fuertemente. Es triste, pero es un tema que aún hoy seguimos viendo en las noticias.
He de decirte que el primer párrafo me pareció muy bueno. Me situaste en la escena y en el personaje de manera muy nítida. Además creaste la expectación necesaria para que seguir leyendo fuera una necesidad.
Después, para mi humilde juicio, el listón fue decayendo poco a poco. El caso es que está muy bien escrito, se lee con facilidad, se entiende lo que quieres contar, y el giro del perro es sorprendente y lógico al mismo tiempo.
Es más bien como una sensación que tuve al ir leyendo, como de que te fuiste relajando a medida que ideabas la trama, como si la historia en sí fuera tan tremenda que se apodero de tu calidad literaria.
Pero no me hagas caso, son solo sensaciones mías.
Creo que aunque marcaste el reto no lo conseguiste porque no eran cinco minutos sino cinco segundos de acción. Reto difícil el de este mes, sin duda. Enhorabuena por atreverte con él.
Nos seguimos leyendo.
Te invito a que despellejes el mio a gusto:
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-40/6901#comment-102650
Buen relato. Muy de actualidad.
La tensión aumenta y te ayuda a leerlo. El final es la antítesis. Todo el relato se enfría.
No entiendo por qué Clara le parece una figura conocida. Con seguridad la conocia… Estaba en su casa y ¡Era su hija!
Hay cierta confusión con el narrador de la historia. En unos parrafos es Tina la que narra y en otros es un testigo que nos cuenta la escena.
Me ha gustado leerlo y me gustará seguir leyendote.
Hola Jean Ives y Ramón,lo primero gracias por vuestros comentarios tan amables. Jean Ives, tienes razón en lo del tiempo pero te explico. Pensé la escena para cinco segundos porque me parecia que todo lo que cuento podía suceder en ese tiempo, pero al escribir cometí el error de quedarme en los minutos. Me di cuenta demasiado tarde y ya no pude corregir.
Ramón si puedes indicarme en qué momento te produce confusión el narrador dímelo porque yo tomé el omnisciente en tercera persona pero igual me despisté. Cuando dices que se “enfría”, te refieres a que va perdiendo tensión?. Espero vuestras respuestas y pasaré por los vuestros muy pronto. Un abrazo.
Hola María Jesús.
Creo que esta frase estaría mejor compusta así, se leería mejor: “…A ella no iba a sucederle nada porque desde la orden de alejamiento, dictada tres meses atrás, no había visto merodear a Humberto cerca de ella.” por “A ella no le sucedería nada, porque desde la orden de alejamiento, dictada hacía tres meses, Humberto no la merodeó.”, está claro que cada uno escribe como le apetece pero la constrcción de las frases que haces me suenan un poco “raras”, hay varias frases que no están bien construidas. Esta frase no le encuentro sentido: “De las primeras miradas, sus risas cómplices y sus paseos había pocas, ni siquiera sabía si aquello había sucedido de verdad o se lo había inventado para poder sobrevivir.”, entre “paseos” y “había” ¿no falta una coma y “había” en plural?
Como dicen otros lectores, el tiempo eran 5″. Por el resto del texto está bien.
Me ha gustado porque el tema es actual y debería tratarse mucho más.
Intentaré seguir leyéndote, me gusta, un saludo.
Hola María Jesus. En cuanto a la confusión con el narrador, al principio de la narración parece que la que está hablando es Tina.
Sin mencionar su nombre ni describir a personaje parece que cmienza hablando para si. Todo el primer párrafo.
Después a las 11,30, alguien, un narrador omnisciente, seguramente, comienza a contarnos el paseo de Tina y un poco después desde “las primeras miradas…” ota vez desaparece el redactor y vuelve Tina a expresar sus sentimientos.
Claro está que un redactor omnisciente es como Dios. lo puede hacer todo, puede contarnos lo que pensaba Tina y saber lo que sentía pero… yo como lector me sentí un poco confuso.
En cuanto a la tensión y el tempo, es normal que la escena se enfrie pues la tragedia que se intuía no sucede. la llamada al 112 es el anticlimax. En realidad no pasa nada. aunque nos gustaría imaginar que el perro destroza al h.de p de Humberto.
Cuanto más lo leo más me gusta tu relato.
Ramón Temes nº 193
Hola María Jesús.
Tienes un título impactante.
La temática es más que interesante, más cotidiana de lo que queremos creer.
No me meto con los distintos narradores porque yo misma me perdería, pero allí están los que los tratan mejor. Yo tan sólo puedo aportar que noté el corte entre la salida de Tina, negándose a que el miedo y la experiencia la limiten en su vida, y los hechos que luego son relatados de manera diferente.
Sigue escribiendo. Que tengas un buen 2017
Hola Maria Jesus.
A mi me ha gustado mucho tu historia y como la cuentas, sin embargo hay un detalle que me “molesta” un poco. Si conoce tan bien ese alarido brutal ¿por qué decide seguir su paseo? ¿ por qué nos hace pensar que el alarido es real y sale de detrás de la farola y después parece como si solo estuviera en su mente? Yo me habría asegurado de ver si realmente estaba ahí y de ser así habría huido pidiendo ayuda o me habría quedado petrificada por el miedo, pero dar la espalda y seguir con el paseo no. Por otro lado, el alarido es brutal pero después, cuando la golpea, solo susurra.
Igual son detallitos tontos y yo soy una lectora demasiado exigente y quisquillosa, espero que no tomes a mal mi comentario, Maria Jesús, porque si no me hubiese gustado no lo habría hecho.
Me encantará seguir leyendo más relatos tuyos
Hola Marcos, gracias por tus comentarios. En cuanto a lo que comentas de la primera frase, entiendo que propones:A ella no le sucedería nada, porque desde la orden de alejamiento, dictada hacía tres meses, Humberto no la merodeó. No estoy de acuerdo contigo porque merodear es por un lugar, si hubiera construido la frase como tu dices el verbo más apropiado me parece rondar. Le doy vueltas a lo del narrador que decís todos y sigo sin verlo, pero seguiré estudiandolo porque si todos me haceis ese comentario será por algo.
Hola Laura, como ya he comentado más arriba para mi es un solo narrador el que cuenta la historia, no veo el “corte”, pero tengo en cuenta vuestros puntos de vista. Gracias por tus buenos deseos para 2017, lo mismo digo y sí seguiré escribiendo, espero que tu tambien.
Hola Llizara, ¡aguda observación la tuya!, tienes razón. Tina sigue con su paseo cuando lo prudente sería volver de inmediato a casa. No se darte ninguna explicación, simplemente lo imaginé así, quizá ella no quería dejarse vencer por el miedo… Respecto a lo que dices del susurro cuando por su cabeza pasan las escenas de su vida con él, Tina resolla, es decir respira fuertemente y con ruido; está angustiada. Gracias por leerlo
En realidad me refería a esto “Le tapó la boca con cinta aislante y comenzó a descargar sus puños sobre ella. Solo quería darle su merecido, repetía en susurros, que se llevara en su propio cuerpo y hasta en el alma toda la amargura que le había generado desde que la conoció, repetía sin levantar la voz.” Parece que después de soltar semejante alarido. él se habría lanzado sobre ella gritándole más que susurrandole.
Abrazos
Hola Llizara, utilicé los susurros y no los gritos porque me parece más amenazador. Un hombre que no grita sino que “escupe” su rabía en voz baja me da mucho más miedo. No se si sabes aquello de “se le fue la rabia por la boca”. Oye he buscado el tuyo y no te he encontrado. Qué número es?
Siendo así me parece bien,tienes razón en que eso da mucho miedo.
Lo siento, Maria Jesus, yo solamente participé en la escena 39 del campamento, con el número 141. Escribí varios borradores para este del grito pero no conseguía dejarlo a mi gusto y a última hora tuve demasiado trabajo y se me pasó el tiempo. Bien que lo siento.
Espero no estar haciendo mal comentando vuestros relatos si haber participado, si es así no volveré a hacerlo.
No, no. A mi no me parece mal en absoluto. Simplemente, como no puedo leerme todos busco los de las personas que comentan el mio y como cada mes son diferentes así voy conociendo a más. Te animo a que participes el proximo mes. Para mi es un ejercicio estimulante. Un abrazo.
Hola María Jesús, a estas alturas del mes ya no corrijo, solo entro a leer por placer.
Tu relato me ha gustado, tiene algo en común con el mío, además.
Oye, ¿por qué escribes tu nombre (o pseudónimo) con minúsculas y sin tildes? es algo que me choca en alguien que quiere escribir bien.
Hola Cryssta gracias por tu comentario. Respecto a lo que dices de mi nombre, sí es mi auténtico nombre, no es algo buscado. Simplemente cuando lo tecleo copio el que me da el ordenador y ya sabes que la máquina lo hace así. Normalmente lo hago con mayúsculas. Un abrazo, nos seguiremos leyendo.