Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

En el camino - por Piquillín

Se giró al escuchar el grito. El mismo era agudo, persistente, desgarrador parecía un desesperado pedido de ayuda. En la inmensidad de la ruta y a la madrugada, a Juan esto le pareció doblemente extraño.
Juan se dirigía caminando, como todos los días, a trabajar a la panadería de su tío que se encontraba a dos kilómetros en el vecino pueblo, raramente circulaba algún vehículo por la ruta a esa hora o se encontraba con alguna persona, solo podía toparse con algún perro que, a veces, lo acompañaba todo el recorrido.
Al escuchar el grito, su cuerpo se inmovilizó, trató de identificar el origen del sonido, agudizó la vista para distinguir atrás de unos molles algún bulto, una pista, algo; pero nada. Luego… silencio.
Cuando su cuerpo se lo permitió se fue acercando hacia el sitio identificado, pero no veía más que árboles, pastizales altos y piedras; el monte serrano en todo su esplendor. Cerca de un gran molle preguntó:
-¿Quién anda ahí?
-¿Necesitan ayuda?
Nadie respondió. Juan se acercó al árbol, vio unas ramas rotas y unos pastizales altos aplastados, se adentró un poco en el monte, pero no identificó nada fuera de lo común.
Volvió a la ruta, decidido a retomar su camino,atribuyéndole una mala jugada a su imaginación, pero cuando estaba por pisar nuevamente el asfalto volvió a escuchar aquel grito desgarrador.
Esta vez volvió al sitio más decidido; pero tampoco vio nada.
“Qué extraño” se dijo, ya empezando a dudar de su cordura.
Nuevamente en camino, bastante asustado y preocupado, retomó la marcha mucho más rápido, casi corriendo.
Hizo una cuadra a paso firme, constante y seguro como si estuviera realizando una carrera; luego se tranquilizó y siguió caminando.
Recorrió el trecho que faltaba hacia su lugar de trabajo, miraba todo como si fuese la primera vez que hacía ese camino, cada detalle lo sorprendía.
Hacia la izquierda descubrió el verde brillante de las hojas de un Tala, tan cerca pasó de ella que, a modo de lupa, pudo ver sus nervaduras y se maravilló de su perfección. Se conmovió al ver como sus piernas respondían al pedido que le realizaba su mente para que se muevan. Al aparecer el sol se dejó acariciar suavemente. Se sorprendió con un renovado espíritu de paz y tranquilidad, nunca recordó haber ido a la rutinaria tarea en ese estado.
Cuando estaba por llegar a la panadería, vio que estaba cerrada. La gente se estaba congregando en la puerta, se acercó:
– ¿Qué pasó?- preguntó.
Nadie le respondió porque nadie lo vio. ¿Se hacían los distraídos? ¿Estaban enojados con él?, no entendió que pasaba.
-Pero ¿cómo fue? ¿Qué pasó?- preguntaba una vecina.
-Nadie sabe, ahí lo encontraron hace una hora en la ruta a metros de la banquina.
Y ahí fue cuando recordó: se acercó al árbol, vio unas ramas rotas y unos pastizales altos aplastados, se adentró un poco en el monte; luego un agudo dolor en la nuca, silencio y oscuridad.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. Alonso T dice:

    Piquillin:
    Me gustó tu relato. Me transportó a mi niñez, cuando veía en la televisión la serie “La dimensión desconocida”.
    Sólo llamaré tu atención en el uso de la raya en los diálogos. Alguna minúscula se coló al inicio de una pregunta.
    Perdona lo pobre de mi intervención, ya vendrán más contundentes cuando avance más. Un abrazo

    Escrito el 17 enero 2017 a las 22:16
  2. 2. Oriana dice:

    Piquillin:

    Soy nueva en esto, así que daré solo unas cuantas opiniones.
    Me gusta el relato, me gusta el enfoque que le das y hasta me dio un poco de miedo. Lo que si te diré es que me pareció no muy bien utilizado la segunda vez que repetiste ”pastizales altos”.
    El final, le hubiese agregado mayor intensidad, pero como digo, es solo una opinión.
    De resto, la verdad me gustaron los términos empleados y la manera en que utilizaste la frase del reto, la verdad logras causar sentimientos en el lector. Un gusto leerte

    Escrito el 17 enero 2017 a las 22:33
  3. 3. Oriana dice:

    Piquilli:
    Me gusta tu enfoque, pude sentir la angustia y el miedo. Pero debo decir, que cambiaria la segunda vez que usaste “Pastizales altos” siento que no cuadró del todo.
    Otra cosa que debo acotar es, que me hubiese gustado un final mas intenso, pero es solo mi opinion. Poro demas, me gusto relato y le diste buen uso a la frase del reto, tienes mucho futuro. Un placer leerte.

    Escrito el 18 enero 2017 a las 03:56
  4. 4. Hilda G.M. dice:

    Hola, Piquillín. Tu relato está entre los tres que me ha tocado comentar. Empiezo por decirte que me ha gustado. A ratos me ha parecido un poco reiterativo, pero tal vez lo has hecho para intrigar más al lector. Hay un momento en el que me parece que hay un cambio de espacio un poco brusco, ya que el personaje va caminando junto a una carretera para llegar a otro pueblo y de pronto pones “hizo una cuadra a paso firme” o sea, como si estuviera ya dentro del pueblo sin ningún indicio previo de su entrada. Luego en la parte “Nadie le respondió porque nadie lo vio.”, como el personaje está desconcertado, tal vez la frase podría ser algo como “Nadie pareció escucharlo” o “Nadie pareció verlo”. Como ya he puesto al principio, me gustó tu relato. Gracias por compartirlo. Saludos

    Escrito el 20 enero 2017 a las 11:01

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.