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LOS MALOS NO SIEMPRE GANAN - por Marikiya

Se giró al escuchar el grito. Ese grito sordo lleno de rabia y de dolor que siempre desencadenaba lo mismo.

Por desgracia conocía de memoria la secuencia de hechos horribles que ocurrían a continuación.

En la cocina se sucedían el ruido de vasos rotos, los cubiertos que al chocar contra el suelo producían un sonido estremecedor y los llantos de angustia.

Cuando pasaban este tipo de situaciones, cada vez más frecuentes, se encerraba en su cuarto con la música alta para evadirse de los hechos que llevaban a su familia hacia la destrucción.

Sin embargo, hoy algo dentro de él le susurra que tiene que solucionar el problema, que ha llegado el momento de poner fin a esas discusiones, a las palizas desmedidas producidas por el alcohol.

De repente, todo se ha vuelto oscuro, no es capaz de razonar.

Oye esa incesante voz en su cabeza que le apremia a atajar el problema. Ese problema que tiene nombre y lleva demasiado tiempo alejándole de una vida normal con momentos de felicidad. No conoce esa sensación de ser feliz de la que le hablan sus amigos y quiere poder disfrutar de ella algún día.

Coge el palo que tiene desde hace tiempo debajo de su cama, una pequeña precaución por si su padre la tomaba con él en un día de ira incontrolable. Nunca lo ha usado, siempre ha sido un cobarde.

Pero hoy no, hoy va a acabar con él definitivamente. Es el día de dejar de ser débil, el día de la venganza. Lleva tiempo fantaseando con ello y con el giro que daría su vida si el maltratador desapareciera definitivamente.

Imagina cómo sería su madre, qué sentiría al verla sonreír y disfrutar de las pequeñas cosas sin el miedo que lo controla todo. Miedo de un borracho que le pega. Miedo de hablar cuando no le dan permiso. Miedo de no poder ver un nuevo amanecer.

Con eso rondándole la cabeza, se encamina hacia la cocina donde siguen los golpes. Han pasado unos minutos y los gritos de dolor son casi inaudibles. Espera que no sea demasiado tarde.

Abre la puerta y le grita —¡Déjala de una vez!—

Su padre se gira, lo mira y con esa sonrisa sucia que tanto odia, le contesta —¿Qué pasa si no lo hago? ¿Me vas a matar?—

Una carcajada resuena entre las sombrías paredes.

Su madre está en el suelo, acurrada y sangrando. Apenas se mueve, no es capaz ni de mirarlo.

Oye de nuevo la voz que le dice; “Hazlo tienes que acabar con este infierno”.

Sin pensarlo, ya no hay tiempo de pensar, se dirige corriendo hacia su padre y le golpea fuertemente con el palo en la cabeza.

Por desgracia es un hombre fuerte y ni se inmuta.

Éste le asesta un puñetazo en la cara y cae al suelo sangrando por la nariz. ¡Parece que ha vuelto la cobardía!

Cuando el maltratador va a propinarle una patada mientras está tirado en el suelo, con mucho esfuerzo alcanza un cuchillo que tiene cerca y se lo clava en la pierna.

Su progenitor cae de rodillas confuso y gruñe de dolor.

—¡Es tu oportunidad!— le dice la voz interior.

Consigue ponerse en pie y le clava el cuchillo en el pecho sin control.

Se encuentra enajenado, sacando todo el odio acumulado durante sus años de vida.

No oye nada, es incapaz de pensar.

El habitáculo está repleto de sangre, ya no respira, lo ha matado.

¡Todo ha acabado!

Su madre, perpleja, intenta levantarse para acabar con el parricidio. No sabe que es demasiado tarde.

Cuando es capaz de acercarse a él, arrastrándose, observa la cara desencajada de su hijo y simplemente coge un trozo de vaso roto, se sienta al lado del cuerpo yacente de su marido y se lo incrusta varias veces.

La rabia se apodera de ella y entre los dos rematan al diablo.

Han sacado en apenas tres minutos todo el sufrimiento acumulado durante años.

Cuando la cordura vuelve a ellos y evalúan la situación, ella empieza a llorar otra vez. No sabe identificar si es de alivio o de horror ante semejante espectáculo dantesco.

Él se encuentra sereno, las voces de su cabeza al fin han desaparecido. Ahora sólo queda limpiar e inventar una historia creíble.

Se acerca a su madre, la besa en la frente llena de sangre y le susurra —Todo va a salir bien. Los malos no siempre ganan. Hoy había matanza de cerdo—.

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7 comentarios

  1. 1. R.R.Gómez dice:

    Hola Marikiya. Espero que estés bien.}

    Mira, la verdad es que me gustó tu relato. Empieza enganchando y dando una perspectiva que mientras lo lees, te vas dando cuenta que no es lo eso lo que piensas que va hacer la historia, sino todo lo contrario. La historia tiene fuerza y narras bien, es bastante intrigante y dinámica. Ahora, de que me haya gustado el final, eso sí no te lo puedo decir. Me pareció lo mismo que he visto en otras historias. Además, hay más formas de que el padre pueda pagar por su forma de ser con su familia. Buen principio y desarrollo, pero el final cayó muy bajo.

    Los diálogos tienes que trabajarlos más. Yo mismo estaba como “pero ¿Eso puede decirlo una persona?” un ejemplo es el diálogo del final. Esa ultima frase me la encontré superflua, completamente fuera de la proyección que das al principio del personaje.

    Sigue trabajando. A mí principalmente me encantó tu forma de narrar. Además, participamos en esto para aprender ¡Esa es la emoción de escribir! ¡Trabajar y trabajar… y dar en el blanco con algo original y bien perfilado! yo también noté algunos fallas ortográficas, comas y puntos, pero descuida: yo también tengo un problema con la ortografía.

    Espero leerte pronto nueva vez y también te deseo lo mejor en tu vida y en tu escritura !Ánimo¡

    Pásate por el mío. Es el 109.

    Escrito el 17 enero 2017 a las 21:29
  2. 2. Marikiya dice:

    Hola R.R.Gómez;
    Gracias por tu comentario. Estoy completamente de acuerdo contigo en que estamos aqui para aprender, siempre con ganas de mejorar y compartir una pequeña parte de nosotros.
    Siento que el final te haya parecido flojo.
    Mi intención era demostrar cómo los años de maltrato en un ambiente familiar lleno de carencias, puede llevar a transformar a un inocente en alguien salvaje cuando todo explota.
    Un saludo.
    Seguimos trabajando.

    Escrito el 18 enero 2017 a las 06:08
  3. 3. CARMELILLA dice:

    Hola Marikiya, muchas gracias como siempre por interesarte por mi trabajo, no me extraña que estés algo confusa con alguna parte del mismo, al final por cumplir el reto (complicado), creo que me enredé, pero ya saldrá mejor la próxima vez.
    Sobre el tuyo:
    tema duro el que elegiste para tu relato, pero creo que has utilizado un lenguaje acertado y, aunque dura la escena, no resulta agresiva su lectura, sí es cierto, que la última frase, opinión totalmente particular, parece fuera de lugar, creo que con la frase: “los malos no siempre ganan”, tu texto estaría perfectamente acabado.
    Hay violencia, ensañamiento en la actitud del hijo cuando decide involucrarse, sin embargo, no es “irreal”, es una respuesta desde la rabia, el miedo, es lo que conoce: la violencia. Muy bien expresadas estas emociones.
    Sobre los diálogos:
    Escribes: Abre la puerta y le grita—¡Déjala de una vez!—
    Lo correcto:
    Abre la puerta y le grita:
    —¡Déjala de una vez!
    Escribes: Su padre se gira, lo mira y con esa sonrisa sucia que tanto odia, le contesta:—¿qué pasa si no lo hago? ¿Me vas a matar?—
    Lo correcto:
    Su padre se gira, lo mira y con esa sonrisa sucia que tanto odia, le contesta:
    —¿Qué pasa si no lo hago? ¿Me vas a matar?
    Igual con el último párrafo de tu relato.
    Las comillas que se utilizan en los textos literarios, por ejemplo, cuando quieres expresar esa voz interior, pensamientos.., son las latinas.
    En este blog, dentro de técnicas de escritura, encontrarás como expresar gráficamente un diálogo, no es fácil, yo estoy mejorando, pero aún patino. También encontrarás como expresar sentimientos, como escribir números en un texto…
    En definitiva, Marikiya, estoy encantada de seguirte y de que me sigas.
    Me gusta tu trabajo, cada vez mejor.
    Seguiremos participando y aprendiendo.
    Saluditos.

    Escrito el 18 enero 2017 a las 17:25
  4. 4. Marián dice:

    Hola Marikiya. Me ha gustado mucho tu relato. Transmites muy bien esa locura que se genera en la cabeza de un hijo ante la violencia de su padre. Lo haces muy verosímil. Y mantienes la tensión y buen ritmo en todo el texto.
    Ya te han hecho alguna corrección gramatical en comentarios anteriores. Yo insisto en el final y soy especialmente sensible con ese “todo va a salir bien” tan típico de las traducciones de las películas americanas. Yo lo dejaría con el beso, sin susurro.
    Ya sabes, cada lector…
    Saludos,

    Escrito el 18 enero 2017 a las 20:11
  5. 5. Ratopin Johnson dice:

    Hola Marikiya
    Me parece que he leído otro relato con este tema. Evidentemente, da para escribir. El cambio de pasado a presente creo que está bien utilizado en este caso.
    A mí también me ha gustado como empieza, el ritmo que tiene.
    Me ha gustado la voz que narra, como carga todo en el hijo, gran parte es desde su punto de vista. A lo mejor para enfatizar esto, hubiera sido mejor utilizar al propio hijo como narrador, escribiendo el texto en primera persona. Pero bueno, eso son opiniones.
    Alguna frase me sobra, por ejemplo, la última, la de “Hoy había matanza de cerdo”, la encuentro demasiado excesiva, y además dicha por un niño o un chico. (De todos modos la encuentro “tarantiniana”, ahora que lo pienso, podría ser el principio de una película de Tarantino -que es siempre excesivo, pero bien que me lo trago-, en la que después aparecerian los créditos y la siguiente escena saldría el chico de mayor :)). Quizá lo hubiera dejado como dice Marián.

    Saludos y gracias por leerme

    Escrito el 21 enero 2017 a las 12:35
  6. 6. Gaia dice:

    Hola Marikiya: Gracias por pasar por mi relato. Después de tanta opinión, me quedo muda. A mí me gustó. Te felicito!

    Escrito el 21 enero 2017 a las 14:07
  7. 7. Marikiya dice:

    Muchas gracias a tod@s por vuestros comentarios.
    He de confesar que mi marido me dijo que quitara la última frase y por llevarle la contraria no lo hice :-). Parece que tenía razón! (jajaja).
    Es cierto que es muy Tarantino y también me vino a la cabeza una de las escenas de “Tomates verdes fritos”. La próxma vez intentaré dejar mi lado más excesivo a un lado.
    Nos leemos en el próximo relato.
    Un saludo.

    Escrito el 23 enero 2017 a las 05:24

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