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Maternidad: efectos secundarios - por Yolanda Tovar

Web: http://descubriendorelatos.blogspot.com.es

Se giró al escuchar el grito y se quedó paralizada por el miedo.
Las imágenes se sucedieron muy deprisa.
Su hijo Álex, de rodillas, estaba lanzando piedras a través de los barrotes demasiado separados de la baranda.
Una cabecita que se asomaba para mirar la imponente presa.
Un cuerpecito que se precipitaba al vacío.
Y escuchó de nuevo el grito del pequeño.
—¡Mamá! ¡La merienda!
Laura volvió a la realidad. Se llevó las manos al pecho intentando frenar el inminente ataque de pánico.
Miró a su hijo, a quién su padre llevaba de la mano. Todo estaba bien.
Suspiró aliviada y enfadada consigo misma por recrear en su mente imágenes tan escabrosas. Imágenes en las que a su pequeño siempre le ocurría algo horrible.
Nadie le había explicado lo que realmente implicaba la maternidad.
Desde que supo que estaba embarazada, se dio cuenta de que su abanico de sentimientos se había ampliado. Todo el inmenso amor que estaba desarrollando hacia el ser que crecía en su interior tenía su lado oscuro: la preocupación obsesiva.
Cuando Álex era un bebé, se acercaba constantemente a la cuna para comprobar que respiraba. Jugaba con él en el parque para no perderlo de vista, aunque sacrificara su vida social y las otras madres la miraran como si fuera un bicho raro. Cuando empezó a ir al colegio sufría cada vez que sonaba el teléfono; temía que la llamara la directora para comunicarle que su hijo se había hecho daño jugando en el patio y lo habían trasladado al hospital. Y si iba de excursión y no llegaban a la hora prevista, los nervios le retorcían el estómago porque ya pensaba en lo peor. No quería ni imaginarse lo que haría cuando Álex fuera adolescente.
—¡Mamaaaaaá! —gritó si hijo con impaciencia.
Laura sacó de la mochila una barrita de cereales con chocolate y se la entregó. El pequeño salió corriendo en busca de su padre que le esperaba en un saliente de la presa para contemplar los peces que nadaban cerca de la superficie.
Laura sonrió, suspiró y se dirigió hacia sus dos amores. No iba a permitir que sus alucinaciones paranoicas le arruinaran el día.
Álex, que tenía las comisuras de la boca manchadas de chocolate, iba de un lado a otro de la presa, entusiasmado con todo lo que veía. Le encantaban los peces plateados, las águilas que revoloteaban alrededor de las paredes escarpadas que rodeaban el paraje. Pero, sobre todo, le fascinaba el sonido atronador del agua que se desembalsaba.
Había llovido mucho durante la semana, así que el pantano, al límite de su capacidad, se había visto obligado a abrir las compuertas. No demasiado, pero lo suficiente para que tres potentes chorros cayeran en cascada, acallando las voces de los visitantes y formando nubes de vapor. Entre miles de millones de gotas de agua, se reflejaba el arcoíris.
Los tres contemplaban embelesados la escena. Laura y su marido, cogidos de la mano, se miraron, dejándose llevar por el momento. Se sentían tan felices…
Cuando se dieron cuenta, la cabecita de Álex se asomaba entre los barrotes demasiado separados, contemplando la imponente presa.

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8 comentarios

  1. ¡Oh Yolanda! Que quieres que te diga es mi tema preferido, la maternidad. Y aunque yo aún no he experimentado nada de lo que cuentas, leyéndote casi lo he podido sentir 🙂 Me ha encantado, se nota el amor que le has traspasado a tu relato, es hermoso 🙂

    ¡Suerte!

    Escrito el 18 enero 2017 a las 00:55
  2. 2. Lucia Moreno dice:

    Hola Yolanda,
    Me ha gustado leer tu relato. La historia transmite muchos sentimientos, el amor de una madre, la preocupación… una escena bonita pero que a la vez inquieta por el final.
    Espero seguir leyendote

    Escrito el 19 enero 2017 a las 23:03
  3. 3. Beverly Matos dice:

    Hola Yolanda
    Tu personaje y yo tenemos en común la obsesión por lo que les pueda pasar a los niños, yo quiero meterlos en una burbuja jajjaa.

    Con respecto a tu relato no entiendo porque no has marcado el reto porque en mi opinión lo cumple, sobre todo la escena que ella se está imaginando.

    Y creo que en todo el relato, porque la escena entera puede pasar en 5 segundos tranquilamente.
    A mi me gustado mucho felidades.

    Escrito el 20 enero 2017 a las 13:34
  4. 4. K. Marce dice:

    Saludos Yolanda:

    Debido a que tu texto se encuentra tres debajo del mío, me toca revisarlo conforme a las normativas del taller, con un poco de profundidad en lo que respecta a Forma, Contenido y Opinión Personal.

    Forma:Se ha cuidado la ortografía, por lo que se agradece. Algo que he notado en la forma de la estructura de escribir. Al inicio ese “temor o presentimiento”, está escrito con frases cortas, pero separadas con punto y aparte. No sé si lo hiciste como un recurso de remarcar cada línea. Aún reconociendo que es una serie de pensamientos, la estructura me resultó rara, ya que previamente nos haz indicado que la suscesión de imágenes aconteció de forma rápida. Esa separación de puntos y aparte,crea la sensación contraria. Esa misma estructura ocurre después que su hijo le ha llamado por segunda vez. Lo cual no me parece acertada.

    Me he despistado un poco con los “memoriés” que son un poco impersonales. Haciendo que sea el narrador quien tome el control, pero sin involucrar a la madre, en otras palabras es ver la imagen “por fuera”. Te marco:

    «Cuando Álex era un bebé, se acercaba constantemente a la cuna para comprobar que respiraba. Jugaba con él en el parque para no perderlo de vista, aunque sacrificara su vida social y las otras madres la miraran como si fuera un bicho raro. Cuando empezó a ir al colegio sufría cada vez que sonaba el teléfono; temía que la llamara la directora para comunicarle que su hijo se había hecho daño jugando en el patio y lo habían trasladado al hospital. Y si iba de excursión y no llegaban a la hora prevista, los nervios le retorcían el estómago porque ya pensaba en lo peor. No quería ni imaginarse lo que haría cuando Álex fuera adolescente.»

    Quizá sea el inicio, el que me hizo alejarme por completo del sentir de la madre, tan bien reflejo en los párrafos anteriores a ese. Para que sea mas personal, e involucrar al personaje, aún haciendo uso de la narrativa, podrías intentar algo similar:
    «No sabía porque hacía lo que hacía, siempre fue así. Cuando era un bebé, no podía ir a la cama sin revisar la cuna y comprobar que Álex respiraba. Meterse con él al cajón de arena en el parque, sólo para no perderlo de vista. Ignoraba la mirada de otras madres, que la juzgaban como bicho raro; o las críticas que sacrificaba su vida social por estar tan pendiente de su hijo. Nadie sufrió más que ella al dejarlo el primer día en el colegio; para volverse una tortura cada vez que sonaba el teléfono. Temía una llamada de la directora para comunicarle que él se había lastimado y que fue trasladado al hospital. La diversión de Álex, era su tormeto, los nervios por esas excursiones le retorcían el estómago, peor si no llegaba a la hora prevista; siempre terminaba pensando lo peor. No quería ni imaginarse lo que sentiría cuando Álex fuera un adolescente más independiente.»

    Hay frases que están separadas por comas. Son cortas por lo tanto se preferiría que fueran seguidas.

    Contenido: Creo que las madres son paranoícas por naturaleza, no existe ninguna que no piense lo peor. O es parte de nuestra naturaleza el instinto de supervivencia que hacemos patrones mentales de las peores situaciones para preveer nuestras acciones a futuro. También has hecho buen uso del “grito” que aunque llamaba a la madre por la merienda, terminó haciéndonos pensar si ocurrirá o no una trágedia. Y si esa premonición se cumplirá. Yo no lo creo, ya que ella es muy dada a lo peor y no pasa nada; adicional que está “sobreavisada” y podrá impedirlo.

    Opinión personal: Me ha gustado la idea del relato. Plasmar el sobrecogimiento que experimentan las madres, sobre todo las que son sobreprotectoras. Aunque vivir al vilo todo el tiempo, no creo que sea sano para nadie.

    Escrito el 23 enero 2017 a las 00:41
  5. 5. Thelma Gardom dice:

    Hola Yolanda,

    Me ha gustado el tema de tu relato. Hay muchas madres que se sentirían identificadas con esos pensamientos catastróficos. Desde mi punto de vista se evitan muchas desgracias gracias a que las madres son capaces de anticiparse a los peligros, pero creo que no hay que obsesionarse.

    En cuanto a la estructura del texto, me ha resultado un poco raro el gran número de puntos aparte que pones al principio de tu relato. Creo que con un punto y seguido habría sido suficiente.

    Saludos,
    Thelma

    Escrito el 23 enero 2017 a las 12:46
  6. 6. beba dice:

    Hola, Yolanda:
    Muy bueno tu relato. Pasan los años y seguimos teniendo “presagios”.
    Me gustaron tus juegos de planos temporales, y de tensión- distensión ante las realidades de los personajes.Buen manejo gramatical.
    Un saludo.
    beba-127

    Escrito el 25 enero 2017 a las 22:07
  7. 7. Pilar dice:

    Hola Yolanda,
    Muy emotivo tu texto, todas las madres sentimos lo mismo, jjjj.
    Está bien redactado, no he encontrado fallos que le resten valor, pero desde mi punto de vista, es demasiado descriptivo y le falta un poquito de acción, tal vez si hubieras ahondando en la escena de la presa (no necesariamente de forma dramática), habría ganado tensión narrativa pues me quedé esperando que pasara algo realmente. Es sólo una visión personal, fundada en lo cotidiano de los sentimientos que narras. Pero es cuestión de práctica. No dejes de escribir!
    Hasta pronto!!
    Pilar,105.

    Escrito el 27 enero 2017 a las 13:51
  8. 8. María Esther dice:

    Hola Yolanda, es la primera vez que te leo.Has tomado un tema muy profundo y entrañable. Quién no ha vivido esas situaciones que tu planteas, quién no ha sentido un escalofrío solo de pensarlo.
    Al correr de la historia hay una atmósfera tensa, por causa de esa obsesión exagerada, que no da lugar a situaciones distendidas, con demostraciones de amor hacia el niño;como son la comida, la higiene, la lectura de cuentos.Eso cambiaría también la angustiosa premonición que se viene anunciando, pero que queda en suspenso; lo que no borra el cuadro plasmado frente a la presa. Es un impacto tremendo sentirse frente a un fenómeno de la naturaleza de esas dimensiones.La belleza del arco iris,el agua que te salpica, el sonido atronador…todos contrastes que te paralizan los sentidos.
    El niño tendría que estar en brazos, o tomado de la mano de los padres, protegido, para sentirse seguro.
    Sigue escribiendo Yolanda, que sabes conmover .
    Saludos, estoy en el98.

    Escrito el 2 febrero 2017 a las 03:22

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