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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Los zapatos nuevos - por Ana Luna

Se giró al escuchar el grito, un alarido de dolor que parecía salir de las entrañas de algún animal herido. Asustada, se dio la vuelta para ver de dónde provenía aquel sonido y, al hacerlo, su pie derecho fue a caer en un agujero de la calle. Era una pequeña hendidura en el asfalto, del tamaño justo de su zapato, que quedó atascado de tal manera, que parecía que el hueco estaba hecho para él. Comenzó a tirar suavemente del pie hacía arriba con movimientos delicados, tratando de no arañar los zapatos, que había comprado aquella misma mañana, y que le habían costado un dineral. Comenzaba a desesperarse pues, por mas que lo intentaba, el zapato parecía no querer salir de allí. Insistió en su movimiento, tirando cada vez con mas fuerza. Hasta que, por fin, con una rápida y violenta sacudida consiguió sacarlo. Pero fue de tal brusquedad éste último tirón que, al liberar el pie de su trampa, quedó tambaleándose sobre su pierna izquierda hasta casi perder el equilibrio. Para evitar la caída, echó todo su peso hacía el lado contrario de su cuerpo, apoyando nuevamente el pie derecho en el suelo, sin percatarse de que, en la maniobra de liberación, había conseguido sacar junto a su pie, el zapato, pero no el tacón, que se había separado de la suela, quedándose atascado en aquel hoyo. Al posar el pie en el suelo, con todo el peso de su cuerpo y con el zapato ahora sin tacón, se le dobló el pie a la altura del tobillo. Gimió de dolor y se acordó de su madre, que siempre le decía que no era buena idea ir al supermercado a hacer la compra en tacones.
Se agachó y, en un acto reflejo, se llevó las manos al tobillo malherido, tratando de mitigar el dolor, dejando caer al suelo, al hacerlo, las bolsas de la compra. Se quedó un instante en cuclillas observando como rodaban calle abajo las patatas y manzanas que acababa de comprar y como la botella de vino, iba a estrellarse contra una farola, haciéndose añicos. Se levantó malhumorada, maldiciendo su mala suerte, pero apenas se había incorporado cuando su pie derecho, que parecía estar dispuesto a arruinarle la tarde, pisó algo resbaladizo que la hizo patinar. Los huevos, al salirse de la bolsa y estamparse contra el suelo, se habían roto y habían dejado un rastro baboso que había pisado sin darse cuenta. De repente, sintió que su pierna comenzaba a deslizarse por el suelo, sin que pudiera controlarla. Siguió y siguió hasta, prácticamente, elevarse a la altura de su cabeza, propinando una patada al aire que la hizo caer de nalgas al suelo. Se oyó un crujido. Notaba que estaba sentada sobre algo que no era el asfalto. Se llevó la mano al trasero, le dolía y además lo notaba mojado. -¡Noo, no puede ser, me he caído sobre los huevos! -Se lamentó.
Se vio allí sentada, en medio de la acera, atrapada en un bucle continuo de accidentes sin sentido: un tobillo torcido, el trasero condolido y empapado de babas de huevo, lo que quedaba de la compra desparramada por el suelo y los zapatos nuevos, destrozados. Aquellos malditos tacones, causantes de todo. Sabía que no tenía que haberlos comprado, no podía permitirse esos lujos. Y ahí estaba el karma recordándoselo, poniendo las cosas en su sitio. Así que hizo lo único que podía hacer, dadas las circunstancias: gritar –¡Arrgggggg, malditos zapatos!
Se despertó sobresaltada de la siesta, asustada de su propio grito, y de otro que, simultáneo al suyo, había oído a lo lejos. Al abrir los ojos se encontró de frente a su marido, que la miraba atónito.
–¡Joder! ¿qué soñabas? Me has dado un susto de muerte.
–He tenido una pesadilla. Oí un grito…
–Claro, he gritado yo –la interrumpió su marido– al oírte chillar a ti como una posesa.
–No, antes de eso. Fue un grito escalofriante, transmitía mucho dolor.
–¡Ah, ese también era yo! Me he pillado el dedo con la puerta del mueble y me ha dolido mucho. Creí que no te habías enterado, roncabas como un oso.
–Pues me he enterado y eso ha sido el desencadenante de mi pesadilla.
–¿Mi grito? ¡Pero si te has despertado maldiciendo tus zapatos!
No le contestó. Se limitó a mirarlo en silencio, después miró los zapatos que seguían encerrados en su caja, sobre la mesa del salón.
–Maldita conciencia –susurró- y se levantó a preparase un café.

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13 comentarios

  1. 1. guiomar de zahara dice:

    Hola Ana Luna: tu relato ,sí parece debido al Karma, tantas cosas en unos minutos -aunque fuera un sueño- quizá puedan ocurrir.
    Se lee con una relativa facilidad, pero creo -y esta es mi opinión- que recreas demasiado la escena y se hace algo densa: repites unas diez veces pie y otras tantas zapatos.
    Creo que fue falta de tiempo. Si lo hubieras leído en alto, te habrías dado cuenta. Son cosas sin importancia y tienen arreglo fácil. Quitando unas cuantas frases, ganaría en agilidad. No necesariamente tienen que cumplirse las 750 palabras. No te puedes pasar , pero si puedes hacerlo más corto.
    Un saludo

    Escrito el 18 enero 2017 a las 09:59
  2. 2. Ana Luna dice:

    Hola Guiomar de Zahara!
    Gracias por tu comentario. La verdad es que tienes razón. Descubrí el taller hace poco tiempo y me animé a mandar el relato en el último momento. Lo tendré en cuenta para los próximos.
    Saludos.

    Escrito el 18 enero 2017 a las 20:05
  3. 3. M.M.Ariel dice:

    Hola Ana Luna.

    A mi gustó mucho tu relato. Me he reído un rato viendo en mi mente la imagen que has creado. Creo que recortando un poco la última parte y agregando otro final, pudiste haber participado en el reto de los cinco segundos. Te felicito. Muy bien para haberlo hecho a última hora. (Jaja, igual que yo).

    Escrito el 18 enero 2017 a las 22:27
  4. 4. Edu SC dice:

    Hola Ana Luna, muchas gracias por tu visita y tu comentario.

    Primero de todo, dices que eres nueva en el taller, así que bienvenida.

    En cuanto a tu relato, empiezo por el final, que es la parte que más me ha gustado. Me ha parecido muy logrado el diálogo entre el marido y la mujer y el final me ha encantado, dándole todo el sentido a la totalidad del relato, en forma de pesadilla por la mala conciencia del dispendio en esos zapatos nuevos. Me ha arrancado una sonrisa. Te felicito.

    En cuanto al principio, aunque creo que está muy bien escrito y uno fluye por el relato sin apenas problemas ( lo cual es clara demostración de que está bien escrito) opino al igual que Guiomar que la escena de la pesadilla se prolonga demasiado. Aunque la acción está bien explicada y es graciosa, no deja de ser todo el rato la misma situación, es decir no hay un cambio y, al prolongarse tanto tiempo ( en proporción a la escasa longitud de los escritos que tenemos entre manos) uno llega a preguntarse,” vale, ¿pero donde me lleva esto?” No se si me explico, espero que sí. Creo que acortándo un poco la situación o añadiendo algún cambio significativo a la misma, la historia ganaría.

    Un par más de detalles sin mucha importancia: dices: “Comenzó a tirar suavemente del pie hacía arriba con movimientos delicados, tratando de no arañar los zapatos..”, creo que debería ser “el zapato”, al fin y al cabo sólo ha metido uno en el agujero.

    “Se quedó un instante en cuclillas observando como rodaban calle abajo las patatas y manzanas que acababa de comprar y como la botella de vino, iba a estrellarse contra una farola, haciéndose añicos” La puntuación en la historia me ha parecido excelente, dándole el ritmo necesario al relato. Por eso me ha chocado esta coma detras de “la botella de vino” y por eso te lo indico.

    Felicidades de nuevo por tu relato y espero poder seguir leyéndote.

    Escrito el 18 enero 2017 a las 23:36
  5. 5. Luis Ponce dice:

    Hola Anita: gracias por tus comentarios.
    El tuyo: mucha imaginación Y si quieres escribir tienes que tener imaginación. Ësta unida a tus experiencias personales y a lo que lees, se va convirtiendo en tu disco duro. Si no tienes imaginación es más difícil. Ese mi criterio.
    Me parece muy bien escrito. Hay que cuidarse de los euños para no tomarlos muy seguido como escenario, pues resulta fácil hacerlo porque no necesitas explicaciones.
    La escritura, es trabajo físico. El cerebro te dicta lo que tienes que escribir, pero recién, luego, empieza tu trabajo: corregir, revisar volver a escribir, etc.
    Pero si te apasiona, dedícate a ésto, no dá de comer pero ofrece otras satisfacciones.
    Felicitaciones.
    No te perderé de vista.

    Escrito el 19 enero 2017 a las 00:18
  6. 6. Tahafe dice:

    Hola Ana! Concuerdo con Edu en que el final da un sentido único a tu relato. Es muy divertido.
    Sin embargo, la comedia y recreación de la historia se ve entrecortada al repetir innecesariamente la misma cosa en algunas de las frases; siendo el mayor ejemplo: “tratando de mitigar el dolor, dejando caer al suelo, al hacerlo, las bolsas de la compra”. Habiendo podido eliminar el “al hacerlo”, la frase, así como otras más, hubiese quedado más poética, más cómica y fluida.

    Del mismo modo, se repite la misma situación en los primeros dos renglones, el hecho del giro. Como éstos hay más ejemplos que seguramente descubrirás después de leer el relato un par de veces más.

    Mi primera impresión fue que los párrafos son algo largos. Quizá no lo sean en realidad, comparados con algunos escritos en libros, pero tal vez te convenga considerar que el espacio “online” reduce las palabras por renglón, dando esta impresión de longitud.

    Por demás, buen uso de puntos y comas, dan buen ritmo y la situación queda clara al principio y aún más al final. Me llevé una buena sorpresa.

    Escrito el 19 enero 2017 a las 05:37
  7. 7. Claudia Bellini dice:

    Hola Ana:

    Gracias por leer y comentar mi texto.
    A mi llegar a tu relato no me ha producido más que placer. Me gusta la historia, de lectura fácil y divertida, aunque también estoy de acuerdo con los comentarios anteriores en los que te dicen que quizás no te deberías haber extendido tanto en la pesadilla, por momentos se vuelve algo repetitiva.
    Para mi el final es lo mejor.
    En cuanto a gramática creo que no tienes grandes fallos y los pequeños detalles que se podrían corregir posiblemente ya lo hubieses hecho tú de haber tenido más tiempo para la revisión.
    Bienvenida al taller y gracias por escribir y leer!
    Saludos!

    Escrito el 19 enero 2017 a las 14:11
  8. 8. Ana Luna dice:

    Muchísimas gracias por vuestros comentarios
    Los tendré en cuenta para los próximos relatos.
    Deseando que llegue la siguiente escena.
    Nos leemos.
    Saludos.

    Escrito el 19 enero 2017 a las 18:54
  9. 9. Clau Cruz dice:

    Hola Ana Luna

    Tu relato me ha gustado, es fresco y aunque chusco, muy cercano al sentimiento de culpa que experimentamos las chicas cuando nos compranos un par de zapatos más, el que por fortuna se termina en el instante mismo del estreno… jejeje

    Ya los compañeros han hecho observaciones que te serviran de mucho.

    Bienvenida al taller, sé que lo disfrutarás mucho.

    Nos seguimos leyendo.
    ¡Saludos!

    Escrito el 19 enero 2017 a las 19:06
  10. 10. Alfredo Mambié dice:

    ¡Hola, Ana Luna! Mis saludos cordiales.

    He disfrutado mucho tu texto y todos los comentarios y sugerencias que te han hecho. Tu sinceridad sobre el poco tiempo que le dedicaste (o mejor dicho, el haberlo confeccionado con rapidez) me sorprende, porque estructuraste un texto consistente, ameno y sin dudas, potencialmente destacado. En lo que coicido es que estuviste muy cerca de aplicar con mucha facilidad el reto adicional, o pudo quedarte más destacado. Procura darle una pulitura a tus creaciones futuras, previamente y con antelación a la fecha límite. Posees mucho dominio gramatical, fluidez y estilo propio. Sí los perfeccionas, llegarás muy lejos.

    Te invito, sí gustas al peldaño 238.

    Escrito el 19 enero 2017 a las 19:48
  11. 11. Alonso García-Risso dice:

    Saludos Ana:

    Gracias por tu visita a mi texto.

    La historia sobre tu pesadilla se basa o vincula con la explicación de que muchas de ellas, las pesadillas. se originan sobre estímulos sensoriales que afectan nuestros sentidos, como el dedo atrapado en la puerta del mueble. Todo esto lo has relatado con mucho acierto y gracias, tanto que su lectura se hace agradable y creíble.
    ¡Felicitaciones!, hasta pronto.

    Escrito el 21 enero 2017 a las 22:03
  12. 12. tyess dice:

    Oh, mira, en este caso no voy a quejarme de que me salgas con que “todo fue un sueño”, porque… oh, bien, no fue “sólo” un sueño, sino un sueño de culpa.

    Me parece más fluido el final (será por el diálogo) pero en general va bien. Excepto que pudo quedar mejor la parte dónde dice que el tacón se quedó atrapado y sólo sacó el pie y el resto del zapato.

    Escrito el 24 enero 2017 a las 05:08
  13. 13. María Esther dice:

    Bienvenida Ana Luna.Me gustó tu relato basado en un sueño.Está bien escrito,desarrollando una cadena de pequeños e incómodos accidentes, al través de los cuales vas mostrando las diferentes reacciones de la protagonista. Bueno y como todo cuento que crece dentro de un sueño, llega el momento que estalla como pompa de jabón. Al final, manteniendo el buen humor, cierran la historia los zapatos flamantes esperando el estreno.
    En cuanto a la forma otros compañeros te han hecho indicaciones.
    Sigue escribiendo.
    Nos leemos. Maritel en el98

    Escrito el 25 enero 2017 a las 02:14

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